ELLAZZ (.WORLD): ELLA FITZGERALD

 

Por SERGIO MONSALVO C.

ELLA FITZGERALD (FOTO 1)

LA PRIMERA DAMA

Ella Fitzgerald fue la «Primera Dama de la Canción» y de su estilo definitivo en el jazz del siglo XX. Siempre se concentró en la presentación de su material de manera directa y transparente. No fue una salvaje ni una diva, y los temas rara vez se convirtieron en mero soporte para su virtuosismo.

Incluso en sus mejores momentos, Fitzgerald ofreció un solo y perpetuo placer: el de escuchar una buena canción soberbiamente ejecutada. Su ingenio artístico radicó en ello y mantuvo este nivel por décadas gracias a su gusto, pureza, tonalidad, dicción y capacidad de trascendencia.

Ella Jane Fitzgerald nació el 25 de abril de 1917 en Newport News, Virginia. A principios de los veinte su familia se trasladó a la ciudad de Yonkers, al lado de Nueva York; poco después quedó huérfana. Se fue a vivir a Harlem con algunos familiares, pero incluso se refugió durante esa época en la calle y en trabajos eventuales. Desde pequeña se propuso abrirse camino en la vida a como diera lugar, por lo cual desarrolló una personalidad reservada e individualista, en la que sin embargo cupo siempre la ingenuidad.

“—Tienes que recoger los platos, limpiar las mesas, asegurarte de que los recipientes para la sal y la pimienta estén limpios, y aquí tienes tu uniforme–, me dijo el hombre aquél.

“El enorme vestido blanco y el delantal parecía que habían sido almidonados con hormigón y además eran demasiado largos. Me quedé de pie a un lado del salón, con el dobladillo del vestido arañándome las pantorrillas, esperando a que las mesas se vaciaran. Muchos de los operadores en periodo de aprendizaje habían sido mis compañeros en la cola para tomar este trabajo. Y ahora estaban parados frente a las mesas repletas de cosas, esperando a que yo o alguna otra de las tontas chicas ayudantes de camarero recogieran los platos sucios para llevarse sus bandejas.

Duré una semana en aquel trabajo, y odié tanto aquel minisalario que me lo gasté la misma tarde en que renuncié. Por la noche ya no tenía ni un quinto, así que me fui caminando por Harlem, a ver qué se me ocurría para pasar la noche. Pensé en aquellos familiares que me habían recogido cuando murieron mis padres, en sus malos tratos, y en el hecho de que ser huérfana no era sólo un problema de dinero, sino de todas las cosas de la vida.

En esos negros y deprimentes pensamientos me encontraba cuando pasé frente al Teatro Apollo y leí que era una noche de aficionados con algunos buenos premios. Yo estaba desesperada, así que me dije: total, qué puedo perder. Además, sirve que me caliento un poco porque en la calle el frío arreciaba. Crucé el umbral de aquel iluminado inmueble sin esperar realmente nada. Si me dejaban sentar por ahí ya era ganancia».

El triunfo que obtuvo en ese concurso para aficionados, el 21 de noviembre de 1934, a los 16 años de edad, marcó el inicio de su veloz despegue profesional. A causa de su aspecto y situación de vagabunda no pudo obtener el contrato de una semana con el que se premiaba a los ganadores, pero ganó unos dólares y la oportunidad de continuar labrándose una reputación en diversos concursos locales.

En febrero de 1935 recibió una oferta de la orquesta de Chick Webb, una de las mejores bandas negras del momento. Entre esa fecha y 1939 Ella Fitzgerald fue la principal atracción de la orquesta de Webb en el Savoy Ballroom, toda una institución en la era del swing. En 1937 Ella fue elegida como la cantante favorita de los lectores de la revista Melody Maker, inaugurando así una larga lista de nominaciones. Y en 1938, cuando todos los editores de música la perseguían para que interpretara sus canciones, se le adjudicó el título periodístico de «Primera Dama de la Canción», que la acompañó desde entonces.

Webb concedió a Ella un protagonismo sin precedentes al frente de la banda, convertida casi en mera comparsa. Fue el único medio para alcanzar la popularidad y los contratos de que gozaban otras bandas rivales. Para redondear el giro musical con un golpe de efecto publicitario, el baterista dio a entender que él y su mujer habían adoptado a la cantante huérfana, cosa que muchos todavía dan por cierta.

La principal inspiración de Ella había sido una cantante blanca: Connee Boswell. Esta influencia se percibe sobre todo en su manera trepidante y luminosa de frasear, llena de swing, y también en la adopción de algunos rasgos estilísticos. Ella no ignoró el ejemplo de otros contemporáneos, como el ineludible Louis Armstrong, maestro del ritmo, y de Leo Watson, revolucionario del canto scat.

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Tras la muerte de Webb en 1939, Ella siguió al frente de la banda hasta 1942, cuando se vio obligada a buscar nuevos caminos. El interés por el scat y la improvisación de su parte obedeció a una circunstancia no menos importante: el contacto con una nueva generación de jazzistas, encabezada por Dizzy Gillespie, cuya aventura musical ejerció una completa fascinación sobre ella.

Hasta ese momento Ella no era una cantante de jazz en el pleno sentido de la palabra, sino una cantante comercial situada en el cruce de caminos, como la mayoría de las llamadas “canarios”. Pero el bebop la puso en el centro del jazz. Su proverbial entusiasmo vocal creció todavía más en el goce de este nuevo lenguaje y de esta llamada a la creatividad individual.

Ella compartió con los boppers multitud de  jam-sessions, colaboró con sus grupos e incluso se casó en segundas nupcias con Ray Brown, contrabajista de Gillespie. El libre vuelo de su scat, al que no inventó, lo convirtió en una forma de arte, tan hipnótica e inspiradora como cualquier solo de trompeta, sax o piano. Aprendió a cantar así oyendo a Dizzy Gillespie.

El virtuosismo de los solos improvisados que alcanzó con tal recurso rivalizó incluso con el de los mejores instrumentistas del jazz y por dichas ejecuciones disfrutó de una justa fama. Asimismo, poseía un don para la imitación que le permitió interpretar a otros cantantes conocidos durante sus presentaciones, desde Louis Armstrong hasta Aretha Franklin.

La carrera de Ella, en ascenso imparable por todo el país, aguardaba un giro desde tiempo atrás. El promotor y productor Norman Granz sería el encargado de facilitárselo. En 1946 se produjo la primera colaboración de la cantante con Jazz At The Philarmonic, espectáculo interracial creado por Granz con la intención de llevar el jazz a las salas de conciertos.

Finalmente, en 1956 Granz consiguió que Ella dejara el sello Decca y firmara un contrato con su recién creada discográfica: Verve. Sus planes para la cantante incluyeron extensas giras por todo el mundo y grabaciones con artistas vinculados al proyecto.

Recién desempacada en su nuevo sello, Ella realizó un cancionero de Cole Porter que la catapultó de inmediato a la lista de los discos más vendidos. Fue la primera entrega de una serie de antologías consagradas a los songbooks de los grandes creadores de la música popular estadounidense: Rodgers y Hart, Duke Ellington, Irving Berlin, George Gershwin, Harold Arlen y Jerome Kern.

La serie empleó excelentes arreglos con inflexiones jazzísticas y logró atraer a un público muy amplio ajeno al jazz, lo cual sirvió para establecerla entre los máximos intérpretes de la canción popular en la Unión Americana. De ahí en adelante su carrera fue manejada por Granz y se convirtió en una de las cantantes de jazz más conocidas a nivel internacional. Realizó muchas grabaciones, además de presentarse con frecuencia en festivales de jazz, acompañada por los mejores intérpretes.

A finales de los años sesenta afloraron los primeros problemas graves de salud, la progresiva pérdida de visión, los primeros síntomas de fatiga física. En 1973 Norman Granz creó un nuevo sello discográfico: Pablo, y empezó a publicar material inédito grabado por Ella en alguna de sus giras. Sin embargo, la voz de Ella comenzó a estropearse y a perder la facilidad de otros tiempos.

Ella Fitzgerald murió el 15 de junio de 1996 en Beverly Hills, a la edad de 79 años, tras un largo padecimiento diabético. Dejó grabados aproximadamente 250 discos. Y si bien su voz era de timbre algo frágil, la compensó con un alcance enorme que controlaba de manera experta, con una habilidad rítmica asombrosa, extraordinaria agilidad e infalible sentido del swing. Ella habitó cada canción con todo su ser.

Rodajas de noche

jugos de luna cálida

para salvar ahogados.

Surgió así un nuevo lenguaje

del jazz, del swing

lento vivo fugaz-

corazón de unicornio loco

sin tristeza sentimental

¿Para qué el lento rodar del mundo

si canta Ella

la historia antigua del amor?

Mejor los senos, las piernas

las cabezas estallando

al frente de los múltiples primores

                                       de su voz.

 

VIDEO SUGERIDO: Ella Fitzgerald – I’ve Got A Crush On You – YouTube (Ella Fitzgerald-Topic)

 

 

ELLA FITZGERALD (FOTO 3)

 

 

 

 

 

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BABEL XXI – SINOPSIS (113)*

Por SERGIO MONSALVO C.

 

BABEL XXI (SINOPSIS) (PORTADA)

 

(561-565)

 

Albert King 69280-27a

 

 

BXXI-561 ALBERT KING

La combinación de músicos fue inspirada. Albert King era el guitarrista más influyente de la era moderna del blues; y John Mayall, el principal conceptualista del revival inglés del blues en los sesenta. El álbum no fue editado en su momento porque, si bien encargado por Stax, el sonido no coincidía con el catálogo general de la disquera. En efecto The Lost Session (como se llamaría el disco a la postre) suena muy distinto de todo lo grabado por King antes o después. Se trató de una fusión triple de blues del delta del Mississippi, blues inglés y jazz de Los Ángeles. Excepto la grabación hecha por King a principios de los sesenta de «Let’s Have a Natural Ball» para Bobbin, es la única ocasión en que King se había acercado tanto al jazz.

VIDEO SUGERIDO: Albert King – Lost Session – 02 – Cold In Hand, Youtube (GoinToSleepBIATCH)

SINOPSIS 113 (FOTO 3)

BXXI-562 FATS DOMINO

Originalmente, la discografía de Fats Domino es gigantesca y la paleta que presento aquí es sólo un pequeño muestrario al respecto. Lo que destaco en este tributo es a sus admiradores más conspicuos y que representan el espíritu del rock and roll en alguno de sus tiempos y facetas. Él fue uno de los pilares de ébano del r&r y su reconocimiento debe hacerse regularmente y con cada generación, como se escucha en el menú seleccionado para su tratamiento. En todos los casos, la peculiaridad de las versiones radica en el modo concreto en cómo cada uno de ello se la apropia, básicamente mediante el procedimiento de estilización. Domino instaló los sonidos de Nueva Orleans en el rock y esa historia debe ser reconocida y jamás olvidada. Tal como ha hecho este conglomerado de músicos.

VIDEO SUGERIDO: Rolling Stones – Don’t Lie To Me (Live in the USA), YouTube (abiggerbangcologne)

SINOPSIS 113 (FOTO 4)

BXXI-563 EL IMPULSO DE LAS “M’’

El arte es la utopía de la vida. Los músicos rockeros de nuestro tiempo no han cesado en su tarea de acomodar la práctica musical a una búsqueda imparable de las adecuaciones con otras manifestaciones culturales (poesía y narrativa, preponderantemente). La indagación sonora adquiere, en este contexto, un nuevo significado: no es mera búsqueda expresiva, sino persecución de horizontes culturales nuevos para un público en mutación, que exige de lo musical apreciaciones vitales, rizomáticas, en relación con sus exigencias estéticas y vivenciales. He aquí dos ejemplos que ha proporcionado la literatura: En busca del tiempo perdido (de Marcel Proust) y El Maestro y Margarita (de Mijaíl Bulgákov).

VIDEO: Tom Waits – Dead and Lovely, YouTube (George K)

SINOPSIS 113 (FOTO 5)

BXXI-564 PAUL SIMON

Paul Simon, era un creador minucioso que ya dominaba el secreto de los grandes compositores populares (se consideraba un heredero de la tradición de George Gershwin, Cole Porter e Irving Berlin) con canciones accesibles a la primera escucha y que poco a poco iban revelando después sus muchas sutilezas. Su popularidad (junto a Art Garfunkel) representó la cara más aceptable de la revolución estético-social inspirada por Bob Dylan y los Beatles. Como Dylan, venía del fermento investigador e ideológico de los folk clubs. Y al igual que los Beatles, se convirtió en maestro del estudio de grabación. Asimismo, reflejó con su música algo del optimismo de la contracultura en los años sesenta.

VIDEO: Simon & Garfunkel – The Sound of Silence (from The Concert In Central Park), YouTube (SimonGarfunkelVEVO)

SINOPSIS 113 (FOTO 6)

BXXI-565 FROM HEAVEN TO HELL

 

De una u otra manera la ruta por la que se transita hacia destinos opuestos –cielo o infierno–, alineados o no los planetas, contiene una historia de al menos medio siglo, con riffs poderosos, una gran melodía en cada uno de sus hitos, buenos ritmos y letras memorables. Las canciones, míticas y legendarias, escuchadas en el trayecto (“Stairway to Heaven”, “Knockin’ on Heaven’s Door”, “Highway to Hell”), de ida o vuelta, serán siempre un dardo de orientación perfecto para cualquier instancia del viaje. Esa ha sido la ruta musical de lo celestial a lo abismal o viceversa a través de la historia del género rockero, tanto para intérpretes como para su auditorio durante el último medio siglo, y sigue contando.

VIDEO: AC/DC – Highway to Hell (Official Video), YouTube (AC/DC)

*BABEL XXI

Un programa de:

Sergio Monsalvo C.

Equipo de Producción: Pita Cortés,

Hugo Enrique Sánchez y

Roberto Hernández C.

Horario de trasmisión:

Todos los martes a las 18:00 hrs.

Por el 1060 de AM

96.5 de FM

Online por Spotify

Radio Educación,

Ciudad de México

Página online:

http://www.babelxxi.com/

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KOKO TAYLOR: «WANG DANG DOODLE»

Por SERGIO MONSALVO C.

 

KOKO TAYLOR (FOTO 1)

 

(KOKO TAYLOR)

La última aparición de Koko Taylor en un escenario la realizó el 7 de mayo del año 2009. Fue durante la entrega de los Blues Music Awards de la Blues Foundation. Quizá la más acreditada institución no lucrativa del género, la cual se encarga de preservar toda la herencia cultural de dicha música en los Estados Unidos.

(Por cierto, esta organización al iniciar su andar se llamó W.C. Handy, en honor al considerado padre fundacional en la composición, estudio y recopilación de la misma.)

Koko aparece en el estrado con 80 años de edad, con cerca de 70 conciertos dados en lo que va de ese año. Y lo hace con una breve actuación para recibir el premio que otorga dicha institución anualmente a sus valores más destacados.

A ella le toca el de “Mejor Artista Femenina de Blues Tradicional” del año. Por el bando masculino la distinción le tocó a B. B. King, otra activa leyenda. Esos son sus parámetros. Ese es el nivel en el que está considerada la cantante.

KOKO TAYLOR (FOTO 2)

La canción que interpreta es “Wang Dang Doodle”, aquella también longeva pieza que sería su estandarte y carta de presentación desde que debutó en las grabaciones allá en la década de los sesenta.

Y mientras la canta se acuerda de Willie Dixon, el creador de la misma, su gran amigo y mentor, que supo asignarle un repertorio a su medida, como lo hizo antaño con otros artistas como Howlin’ Wolf o Muddy Waters.

Willie supo escuchar en ella la estética del arcano femenino en el blues. Un gran estuche para un festivo tema, al que el mismo autor calificaría de camp, y que a partir de ella se convertiría en un standard inmortal y recurrente para muchos intérpretes.

Incluso para ella misma que hizo de la pieza innumerables versiones en diferentes épocas. Y de cuya grabación original, vendió la friolera de un millón de copias, haciendo de ella ejemplo de un estilo urbano, pleno de excitante beat.

Pero a la par de sus años y orgullosa carrera, Koko trajo al escenario también consigo, arrastrando, un dolorcillo al que no le quiso hacer caso antes debido a la tanta actividad y más ahora que el fisco la persigue como una sombra para encajarle los colmillos.

Le dicen que les debe medio millón de dólares en reembolsos de impuestos, penalizaciones, intereses y demás jerga, esa que utilizan los oficiantes de tal penumbra.

Pero esa noche Koko decide olvidarse de ambas cosas, dolor e impuestos, y gozar de otro premio ganado a pulso, cantando y proyectando la energía que siempre la ha caracterizado, plasmando su huella inolvidable en la memoria de los asistentes. Y ríe con esa risa llena, rebosante.

Y ríe porque disfruta del canto y quizá también porque intuye que no hay mal que dure cien años y que en el lapso de un mes ni dolor ni fisco podrán ya perseguirla. La eternidad del blues hará de ella una de sus ínclitas inquilinas.

(Koko Taylor murió el 3 de junio de 2009, tras complicaciones después de una intervención quirúrgica por sangrado gastrointestinal el 19 de mayo de 2009. Su última actuación tuvo lugar en la sesión de entrega de los Premios de la Muúsica Blues (Blues Music Awards) el 7 de mayo de 2009.)

VIDEO SUGERIDO: Koko Taylor – Wang Dang Doodle – A Celebration of Blues and Soul, YouTube (ShoutFactoryMusic)

KOKO TAYLOR (FOTO 3)

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KISS MY ASS: EL KISSMET ALTERNATIVO

Por SERGIO MONSALVO C.

 

KISS MY ASS (FOTO 1)

 

EL KISSMET ALTERNATIVO

                                                                                                                   

Los integrantes de Kiss usaron el famoso vestuario creado por el diseñador Larry LeGaspi durante diez años –que era la mitad de su vida hasta ese momento–, en el escenario y para todas sus apariciones en público, mismo que le dio al grupo fama y la personalidad que ahora quieren volver legendaria. Con estos trajes se creó un arquetipo híbrido único: un hombre futurista del espacio combinado con imaginería animal. La antigua creencia en los seres de otros planetas se fusionó con la figura del astronauta moderno en la creación del Adán del futuro, que a su vez se juntó con encarnaciones bestiales del mítico chamán embaucador de los seres humanos.

Este híbrido resultó ejercer un atractivo universal entre los pre y adolescentes.  Además, al ser un disfraz completo, dio a sus usuarios la libertad de llevar vidas relativamente normales fuera del escenario, pues era imposible reconocerlos «al natural», situación que luego de una década les cansó y optaron por quitarse vestuario y maquillaje. Las cosas desde entonces ya no fueron iguales y el suceso del «desenmascaramiento» se tornó más bochornoso que agraciado para su continuidad en el gusto de una generación.

Luego resultó que eran toda una influencia musical, cuando a su aportación en este sentido jamás se le consideró seria. El neoculto en torno a Kiss parece no conocer límites desde ese primer lustro de los noventa. El grupo cumplió 20 años de fundado y los notables del rock de los cuatro puntos cardinales del planeta hicieron fila para homenajear a la que consideran una «leyenda» del rock. Es difícil de creer –aunque hoy lo confiesen sin vergüenza de por medio– cuánta gente en algún momento de su vida le birló el maquillaje a su mamá para posar ante el espejo escuchando «Rock & Roll All Nite».

Kiss My Ass –título franco del álbum tributo a Kiss– lo reveló. Cuarenta y dos grupos presentaron su solicitud de participación al difundirse la noticia del proyecto en el medio, entre ellos Die Toten Hosen, Soundgarden, Alice in Chains, Megadeth, Ozzy Osbourne, Nine Inch Nails, Pantera y Cypress Hill, para mencionar a unos cuantos.

Según los hechos sólo fueron aceptados la estrella country Garth Brooks, Lenny Kravitz y Stevie Wonder, los Lemonheads, Dinosaur Jr, Gin Blossoms, Mighty Mighty Bosstones, Toad the Wet Sprocket, Extreme, Anthrax, Die Ärzte y un grupo de all-stars reclutado bajo el nombre de Shandi’s Addiction, con Billy Gould (bajo y guitarra), Maynard Keenan (voz), Tom Morello (guitarras) y Brad Wilk (batería). El toque exótico corrió a cargo de la celebridad japonesa Yoshiki. Las razones de la selección fueron top secret entre los músicos y la compañía.

La idea para el álbum de tributo salió de las jóvenes estrellas del emergente rock alternativo estadounidense. «Hace algunos años –indicó el bajista de Kiss Gene Simmons, encargado de supervisar el proyecto– llegó a mis manos un disco pirata de grupos desconocidos como Nirvana, Stone Temple Pilots, Melvins y otros más, que habían grabado canciones de Kiss. Al poco tiempo se publicaron las primeras entrevistas con estos conjuntos y una constante fue:  ‘¿El suceso más importante de mi vida?  Claro, la primera vez que vi a Kiss en el escenario’”.

En el CD, Kiss acompañó a Garth Brooks, produjo a Anthrax y presentó a Lenny Kravitz con Stevie Wonder, pero aparte de eso procuraron mantenerse fuera del proceso. Les pareció muy importante que cada quien tocara la canción como si se tratara de material propio y la selección de las piezas fue desde luego cosa del músico en cuestión.

El grupo, se sabe, quedó más que satisfecho con el resultado. Algunas grabaciones son realmente sorprendentes, como la mini sinfonía del japonés Yoshiki. Asimismo llamó la atención que un tipo tan inofensivo y sano como Garth Brooks rindiera tributo a un grupo alguna vez tachado de «compinches del diablo» en el «cinturón bíblico», los ultraconservadores estados del sur de la Unión Americana. Kiss, por su parte, ha cumplido 45 años de vida.

KISS MY ASS (FOTO 2)

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BABEL XXI-565

Por SERGIO MONSALVO C.

 

BXXI-565 (FOTO)

 

FROM HEAVEN TO HELL

(ESCALERAS Y SERPIENTES)

Programa Radiofónico de Sergio Monsalvo C.

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NGUYÉN LÉ: CUERDAS Y CONTINENTES

Por SERGIO MONSALVO C.

NGUYEN LE (FOTO 1)

 

CUERDAS Y CONTINENTES

La guerra civil de Vietnam en los años 50-60 del siglo pasado provocó la emigración de muchas personas del sur de aquella península (del Norte muchas menos debido al control estatal comunista). Así, uno de los resultados colaterales del enfrentamiento armado fue el nacimiento de una generación de hijos de vietnamitas en diversos puntos del planeta.

Entre ellos varios músicos que con la obligada interculturalidad han contribuido a la extensión de su diáspora sonora y al despliegue de la música vietnamita mediante la interrelación con otras culturas musicales. Nguyên Lê es ejemplo destacado de todo ello.

Los padres de este músico obtuvieron refugio en Francia, donde nació el 14 de enero de 1959, en París. Ahí aprendió las dos lenguas (la paterna y la francesa) y el gusto artístico. Comenzó a tocar la batería a los 15 años, luego optaría por el bajo y la guitarra. Aunque el mundo de la música lo atraía, sus padres lo condujeron hacia los estudios universitarios. De esta manera se graduó en Artes Visuales y luego se licenció en Ciencias Filosóficas con una tesis sobre Exotismo.

A mediados de los años ochenta, sin embargo, volvió a su viejo amor: la música. Fundó el grupo Ultramarine, una banda multiétnica con la que grabó dos álbumes (Programme Jungle y , con mezclas de rock, funk, jazz y músicas contemporáneas) y obtuvo algunos premios y reconocimientos.

Sus dotes como multiinstrumentista lograron que el director de la Orquesta Nacional de Jazz francesa lo invitara a colaborar con la prestigiada formación. Ahí se codeó de gente como Louis Sclavis, Carla Bley, Randy Brecker, Gil Evans y algunos otros.

Sus inquietudes e intereses estéticos lo condujeron a iniciar una carrera como solista y líder de formaciones diversas. Su primer disco en tal modalidad, Miracles, apareció en 1990, cuando se trasladó a vivir a los Estados Unidos. Con él comenzaron a trabajar Art Lande (pianista con el que labora desde entonces de manera regular), Marc Johnson y Peter Erskine. A partir de ahí su agenda fue una de las más apretadas del medio. Las giras, grabaciones como solista y colaboración en proyectos colectivos son su diario alimento.

Su talento lo ha convertido en uno de los intérpretes más eclécticos que existen en la actualidad, como consecuencia de la mixtura cultural a la que se ha expuesto: la propia (vietnamita), la de crianza (francesa) y la adoptiva (estadounidense). Esta unión de culturas musicales le ha proporcionado una carrera amplia y variada, la cual se ha manifestado en una gran cantidad de grabaciones de lo más heterogéneas.

Nguyên Lê ha creado un magnífico universo sonoro que funde de manera convincente las distintas formas del rock, la música folclórica de diversos países y naturalmente el jazz. Este gran improvisador gusta de trabajar en combinaciones de formato y de nacionalidad, que van desde la big band hasta el dueto.

Muestra de ello son los discos Soundscape (con el italiano Paolo Fresu y el tunecino Dhafer Youssef), Walking on the Tiger’s Tail (con el estadounidense Paul McCandless), ELB (con su compatriota Huong Thanh) o el Fragile Beauty (con la japonesa Mieko Miyasaki)

No obstante, entre los proyectos que ha realizado a lo largo de su carrera hay uno que destaca, por erigirse en medular y en el más significativo dentro de su desarrollo como músico. Se trata de Purple Celebrating, proyecto al que le ha dedicado casi toda la primera década del siglo XXI y con el que le rinde tributo a quien es su gran hito: Jimi Hendrix, uno de los mejores músicos que han existido en el planeta. Con la perspectiva ubicada desde puntos de vista que la gente, en general, ha olvidado: su faceta como compositor y como escritor de melodías.

Con una formación elástica y dando cabida a todas las ideas que le han ido surgiendo, Nguyên Lê ha resuelto en el proyecto su necesidad de ser él mismo como intérprete; ha buscado desde el inicio de ese trabajo el espacio donde evolucionar sus propias concepciones en la guitarra y trasmitir la libertad implícita en las composiciones hendrixianas.

Asimismo, ha puesto los acentos en las voces (tan distintas como las de Terry Lyne Carrington, Aida Khann o Corin Curschellas) y en las líneas de bajo (con los estilos melódicos de Michel Alibo o Meshell Ndegeocello, por ejemplo). Con los años el proyecto (iniciado en el 2002) se ha modificado y crecido con la participación de muchos músicos, al igual que con la realización de infinidad de conciertos. El jazz lo ha dotado de la creatividad necesaria para que cada vez sea tan distinto como fresco.

VIDEO SUGERIDO: Purple Haze (jimmy Hendrix – Arrgt. Nguyen Le), YouTube (CathyRenoir)

Pero como el guitarrista es un tipo hiperactivo, también ha fundado un grupo paralelo, el trío Saiyuki, que ha lanzado recientemente un disco homónimo con el subtítulo de “Chronique du Voyage vers l’Ouest”. Una obra inspirada y sutil donde el este de Asia se entrelaza entre sí con el jazz como hilo conductor.

Ahí, el Japón representado por la magnífica Mieko Miyazaki al koto, flirtea con la India del virtuoso Prabhu Edouard en las tablas. Una fabulosa epopeya poética que fusiona las tres personalidades con el jazz, el blues y la tradición musical de tales países. Este músico no cesa de desarrollar nuevos universos sonoros destinados a asombrarnos, con exploraciones en las que la imaginación siempre busca nuevas alianzas.

En la última década del siglo XX, los diarios europeos escribieron a propósito de la primera presentación de Nguyên Lê en en continente: “Nadie toca actualmente la guitarra como él” y hoy en día esta frase sigue sonando autentica como lo demuestra su más reciente producción para el sello ACT, Saiyuki.

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Este disco es claramente un viaje. Un viaje de ida y vuelta al este dentro de una “Asia sin fronteras”, citando las mismas palabras que Nguyên Lê, al respecto. El trío transcurre por la ruta de la seda sonora que entrelaza los diversos mundos de dicho continente.

Nguyên Lê ha tomado prestado el titulo para el disco del célebre libro del siglo XVI escrito por el poeta chino Wu Cheng’en (conocido como El Viaje a Occidente y también como El Rey de los Monos), en el que cuenta la peregrinación de un monje hasta el paraíso del oriente conocido como la India. Para este guitarrista viajero, tal expedición literaria representa un fascinante punto de partida.

Vietnam, la India y Japón, países de origen de los miembros del grupo, señalan los puntos de un triángulo mágico donde los sonidos se mezclan para crear nuevas formas. Esto da como resultado la brillante fusión de las tres identidades.

Cada una de las cuales se refleja en las otras dos, de la misma forma en que Nguyên Lê combina la tradición vietnamita y el jazz contemporáneo en un estilo que se inspira tanto en el blues como en los sutiles instrumentos de cuerda del sudeste asiático, al mismo tiempo que sus compañeros se impregnan también de las influencias mestizas.

Mieko Miyazi recibió una formación clásica del koto en su natal Japón. A la vez que intérprete y compositora para programas de la radio y la televisión de aquel país, adquirió experiencia en el jazz a través del grupo Koto2Evans Quartet que interpretaban temas de Bill Evans transcritos para el koto. Tras escucharla, el guitarrista la invitó a participar en su disco Fragile Beauty, pero como la colaboración daba para más la incluyó en el proyecto Saiyuki.

Prabhu Edouard, a su vez, nació en el subcontinente índico. Estudió la interpretación de las tablas en Calcuta con el maestro Shankar Goshi. En la actualidad es uno de esos raros virtuosos de esta percusión india, pequeña de tamaño pero tremendamente expresiva. La tabla, que en realidad forma parte de la familia de los timbales, se toca con las yemas de los dedos, lo cual necesita de una gran delicadeza.

Los dedos mismos de un ejecutante como él realizan una danza a la vista y pueden mostrar un espectro de sonidos que van desde los bajos viscerales a los agudos casi metálicos. Edouard también ha tocado con músicos del jazz como David Liebman, Marc Ducret y Dider Malherbe.

Los miembros de este trío, a los que a veces se añade como invitado a Hariprasad Chaurasia, maestro hindú de la flauta bausouri, dejan correr su imaginación a lo largo de Saiyuki, lo que proporciona un conjunto de temas altamente ecléctico.

Desde “Autumn Wind”, y su amplia lírica de guitarra modulada delicadamente, hasta la pulsación rítmica de “Mina Auki”. Esta pieza abre sobre una guitarra country-blues, luego se condensa para transformarse casi en rock y termina sonando profundamente asiática, gracias a el dialogo entre flauta y koto.

La música permanece en una dinámica orgánica constante, como si las tablas, el koto y la guitarra eléctrica moderna hubieran pertenecido desde siempre en el mismo grupo instrumental.

Los músicos nos llevan y se dejan llevar por paisajes fascinantes bajo los cuales hay un soplo etéreo; por fuera resplandecen como un amanecer y por dentro los escuchas percibimos un elemento misterioso, mágico. Pero este instante tiene además la facultad de asombrarnos, con sus arranques de guitarra eléctrica estallando de pronto en medio de una graciosa melodía.

O bien, escuchamos pronunciar el titulo del tema –por debajo de la música- y es la ocasión para aprender que “sangam” significa “feliz encuentro”. Estas dos palabras resumen bien el sentimiento que se desprende de estos temas y ello resulta por una razón tan simple como intrincada: Saiyuki es su propia globalidad.

Un grupo así, ejemplo sonoro de la fragmentación contemporánea, representa justamente la dicha de tocar y de explorar la personalidad musical de cada uno de sus miembros. El periodo de tiempo embelesador que manejan (contenido en un CD) se da a través de un continente asiático que, en clave de jazz, nos hace accesible toda una gama de impresiones inesperadas. En el universo hipermodernista de Nguyên Lê todas estas cosas se unen de la forma más natural del mundo.

VIDEO SUGERIDO: Saiyuki – Izanagi Izanami, YouTube (uvisni)

NGUYEN LE (FOTO 3)

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CANON: THE BYRDS

Por SERGIO MONSALVO C.

 

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CREAR CORRIENTE

Jim McGuinn, un músico de folk formado en Chicago, había tocado la guitarra para Bobby Darin, Chad Mitchell y Judy Collins, antes de intentar una carrera por su propia cuenta interpretando canciones de los Beatles en los cafés neoyorquinos del Greenwich Village.

Inspirándose en George Harrison por su innovación en el tema “A Hard Day’s Night”, decidió entrar al rock con una guitarra eléctrica de 12 cuerdas. En ese tiempo conoció a David Crosby, otro folklorista que rondaba por el mismo circuito musical.

Ambos se trasladaron a Los Ángeles donde Crosby conocía a gente que pudiera ayudarles en sus planes. Ahí se reunieron con Chris Hillman, un bajista, con el cantante y compositor Gene Clark y con el baterista Michel Clark.

Acordaron integrarse en un grupo al que en primera instancia denominaron The Beefeaters para después cambiarlo por The Byrds, con el cual grabarían por primera vez en 1965. En ese entonces también Jim McGuinn cambió su nombre por el de Roger.

El primer álbum de la banda se llamó Mr. Tamborine Man, con el cual inauguraron una nueva corriente rockera, el folk-rock, y se constituyeron en una incomparable agrupación que denotaba la influencia evidente de Bob Dylan, el estilo de los Beatles, el country and western y el rhythm and blues, con lo cual originaron el nuevo rock estadounidense.

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Las novedosas armonías vocales y de la distinguidísima guitarra de McGuinn les acarrearon el éxito inmediato. Sus aventuras lisérgicas y la experimentación musical produjeron notables resultados que se pueden paladear en los discos Turn! Turn! Turn! (1966), Fifth Dimension (1966) y Younger Than Yesterday (1967).

Tras estas grabaciones abandonaron al grupo Crosby (quien posteriormente se uniría a Stills y Nash) y Gene Clark. Como trío, editaron The Notorious Byrd Brothers (1968) y Sweetheart of the Rodeo (1968). Hillman y Michel Clark dejaron al grupo también y McGuinn lo reorganizó con nuevos músicos, entre los que destacó Gram Parsons.

En 1972, después de otros siete discos, el grupo desapareció definitivamente.  Su estilo e influencia permanecieron tan vigentes como sus canciones, basta recordar: “Mr. Tamborine Man” (de Dylan), “Eight Miles High”, “So You Want to Be a Rock n’ Roll Star” o «My Back Pages», entre muchas otras que los ubicaron entre el canon del rock para siempre.

VIDEO SUGERIDO: The Byrds – All I Really Want To Do (Live 1965), YouTube (TransatlanticMoments)

BYRDS (FOTO 3)

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LONTANANZA: THE DO

Por SERGIO MONSALVO C.

 

THE DO (FOTO 1)

 

ENCANTADOS DE CONOCERSE

Olivia Bouyssou Merilahti (de origen finlandés) y Dan Levy (francés) son la dupla detrás de The Dø y los responsables de crear discos interesantes, frescos y divertidos. Son obras innovadoras, hipermodernas absolutas, por el hecho de estar plagadas de influencias musicales perceptibles, así como de alardes de imaginación a la hora de realizar las mezclas con los géneros y estilos.

Merilahti, la encargada de la lírica –con una profundidad que va del romanticismo al realismo urbano–, además de tocar la guitarra, los teclados y el ukulele, es poseedora de una voz dúctil con distintos registros, emotiva y ejecutora de una vocalización distintiva. Es capaz de pasar de la suavidad a la rudeza con toda naturalidad.

Levy, de formación clásica a su vez, es el responsable de las composiciones orquestales y arreglos musicales de todos los temas. Toca diversas percusiones, la batería, el bajo, la guitarra, la armónica, el sax, la flauta, el piano y otros teclados, el xilófono el glockenspiel y las programaciones.

The Dø se formó en Francia a en el año 2005. Cantante y multi-instrumentista se conocieron en París durante la grabación de la banda sonora original de la película francesa Empire of the Wolves y posteriormente colaboraron en The Passenger y Camping sauvage. Congeniaron y él la invitó a que conociera su estudio.

La primera vez que ella fue empezaron a experimentar un poco con los instrumentos y les pareció gozoso. Luego, las visitas se hicieron regulares. Al principio, discrepaban en absolutamente todo. Levy sólo escuchaba jazz y música clásica. Olivia, rock y pop. Ella le prestó sus discos y él los suyos. Así, ella empezó a conocer a John Coltrane y él se familiarizó con David Bowie. Levy jamás había escuchado rock o pop. Todo eso era nuevo para él. Hasta que la conoció no tenía idea de quiénes eran Radiohead o PJ Harvey, por ejemplo.

Al cabo de un tiempo, algunos amigos escucharon los temas que habían grabado como divertimento y los animaron a grabar un CD. Lo hicieron y decidieron también presentarse en vivo. A pesar de que Levy siempre había estado relacionado con la música, nunca había formado parte de un grupo ni pisado un escenario. En aquellos primeros conciertos iniciaron la venta de los discos y los agotaron todos.

El dúo comenzó a componer e interpretar temas de indie rock y folk rock (en inglés) y a mezclarlos con otros estilos musicales. El divertimento resultó ser un soplo de aire fresco para el panorama indie francés, algo estancado a principios del siglo XXI.

Y fue precisamente esa combinación de sonoridades lo que hizo tan atractivos sus discos. Cada track de los tres álbumes que han publicado hasta la fecha, A Mouthful, Both Ways Open Jaws y Shake Shook Shaken, tiene algo distinto y sorprendente para ofrecer al escucha.

Desde “Playground Hustle”, “Song for Lovers”, “Queen Dot Kong” o “Unissasi Laulelet” (una extraña canción con letras en finlandés y percusiones que hacen pensar en un jolgorio tribal) hasta “Dust it Off”, “Smash Them All”, “Quake, Mountain, Quake” o “Moon Mermaids”, la acertada mezcla de estilos da como resultado un sonido elaborado y único donde los créditos se reparten por igual: los arreglos se deben al talento de Levy, mientras que la particularidad vocal y el encanto emanan de la finlandesa Merilahti.

VIDEO SUGERIDO: The Dø – The Bridge Is Broken (Southern Soul Sessions), YouTube (ogatomartin)

La inclinación por realizar arreglos (intrincados, barrocos, de cámara o avant-garde) que evoquen imágenes, está en directa relación con la vinculación de Levy con la música sinfónica, pero el hecho de que cada track sea tan característico tiene más que ver con que, según él, cada canción es un cortometraje independiente y exclusivo.

Después de escuchar A Mouthful (el primero, del 2009) o Both Ways Open Jaws (el segundo, del 2011) queda claro que, para lograrlo, se sirvieron de cuanto instrumento y sonido pudieron encontrar. Por eso en ambos se pueden escuchar la fusión, el crossover o la mezcla de indie rock y folk rock con influencias que van desde la música clásica hasta el jazz, blues, rhythm & blues, bebop, hip-hop, por no mencionar el rock & roll, el post punk, el art-rock, la electrónica e infinidad de cosas más.

THE DO (FOTO 2)

The Dø se reinventa en cada giro. Su propuesta es de una complejidad técnica notable y llena también de sabores electrónicos y una rica orquestación. Sin embargo, en ambos discos el dúo se las ingenia para mantener esa sensación de ligereza y la inmediatez del pop: esto se debe, sin duda, a la cautivadora voz de Olivia y a su capacidad como compositora, así como al  multiinstrumentismo de Dan. Y, por otro lado, gracias a haberse autoproducido.

En los discos ellos lo han hecho todo: componer, arreglar, grabar, producir… Y, según han manifestado, no es que no confíen en nadie más, sino que realmente disfrutan con todo el proceso, por lo que no quieren dejarlo en manos de nadie más. Por eso en cada disco se percibe una sensación de libertad, de polo a polo.

“Lo que más me gusta de todo esto es que hay millones de formas de acometer una canción. Cuanto más aprendes, más opciones tienes. Puedes tocarla como quieras y eso enriquece mucho el perfil de la banda. Creo que se nota en cada disco que no nos hemos limitado a la hora de hacer experimentos con las canciones”, ha dicho Dan Levy.

El nombre del grupo, que se ha prestado desde el comienzo a la especulación, se supone deriva de la primera nota de la escala musical (Do). Nota que, a su vez, también es la última; representando así lo que es nuevo y lo que es antiguo. Eso les da a estos artistas las posibilidades para reinterpretar cualquier género. Aunque también se ha manejado que es un juego de palabras formado por las iniciales de sus nombres propios (Dan y Olivia).

En la tremenda variedad de su propuesta se nota una magnifica cultura musical en ambos integrantes, tanto en la compleja instrumentación de Levy como en los diferentes registros vocales de Merilahti, quien además ha aportado las influencias de The Knife, Bat of Lashes, Björk, Beck, The Cardigans, CocoRosie o The Fiery Furnaces, entre otros.

The Dø presenta de esta manera discos llenos de giros sonoros y, sin miedo a probar, por lo que se alza como una propuesta atractiva y renovadora de la oferta musical del mundo.

En la obra de esta dupla es tangible que la actitud y la atmósfera engendrada tanto por la academia como por la escena popular han despertado las imaginaciones expresivas de ambos artistas.

Como se ha visto, las sonoridades latentes en las composiciones de ella, provocan en él la utilización de arreglos sinfónicos al mismo tiempo que el uso de la improvisación. Muestras las hay de sobra y, al parecer, el crossover en este sentido resulta en una circunstancia creativa en pleno desarrollo (Work in Progress), mientras que quien los escucha sabe que los purismos, por fortuna, ya son lacras en extinción.

Incluso los del uso del idioma inglés en las canciones populares, que en tantos nacionalismos trasnochados provoca escozor y hasta la estulticia idiosincrática. Un asunto que recalcitrantes antiimperialistas, como Fela Kuti por ejemplo, zanjaron de la manera más pragmática y razonable. El africano cantó sus manifiestos en inglés desde el origen mismo de su obra, pues la consideró como la mejor lengua para ser conocida, entendida y difundida, a través de las fronteras de todo el mundo.

Con la misma postura estética de The Dø en tal sentido, este francés y esta finlandesa se han impuesto en sociedades tan reticentes como la francesa, que los ha elevado, a pesar de ello, a la cima en sus listas de popularidad.

“Desde el principio supimos que Olivia iba a cantar en inglés. No hubo dudas al respecto. La cultura del rock sólo se expresa verdaderamente en ese idioma. Por eso fue una decisión, natural de ambos”, ha dicho Levy.

Con dicha música y su expresión, The Dø se ha convertido en todo un acontecimiento cultural de los años cero del siglo XXI.

 

VIDEO SUGERIDO: The Dø – Quake, Mountain, Quake (Teaser Album), YouTube (ogatomartin)

 

THE DO (FOTO 3)

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BABEL XXI-564

Por SERGIO MONSALVO C.

 

BXXI-564 (FOTO)

 

PAUL SIMON

MELANCOLÍA PRECIOSISTA

Programa Radiofónico de Sergio Monsalvo C.

https://www.babelxxi.com/564-paul-simon-melancolia-preciosista/

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