ARTE-FACTO: EMMANUEL JAL

Por SERGIO MONSALVO C.

 

RAP-SODA DEL KUSH

 

En un mundo ya de por sí conflictivo, hay países que se caracterizan por serlo aún más. El Sudán es uno de ellos. Este territorio norafricano, rodeado de fronteras y el más grande de dicho continente, se ha distinguido desde su independencia de Inglaterra a mediados del siglo XX por un perenne estado bélico.

Las confrontaciones políticas y religiosas lo han enfrentado consigo mismo por varias generaciones. Si en la antigüedad fueron los egipcios y esclavistas su principal azote, luego lo serían los ingleses y finalmente el comunismo, el anticomunismo, los golpes de Estado, las dictaduras y una contienda civil interminable y brutal entre el Norte (islamista) y el Sur (cristiano y animista).

Es una nación dividida cuyos fundamentos parecen ser las masacres, las crisis económicas, las sequías y el éxodo de su famélica gente debido a la miseria y la implantación de la sharia o ley musulmana que prohibe un sinnúmero de cosas, entre ellas la música.

Es decir, nada que evoque aquel pasado mágico y faraónico construido por el imperio kush que permeó los primeros tiempos de esta tierra otrora próspera cuyos afluentes eran (y son) los legendarios ríos Rojo y Nilo, con una rica mitología, una lengua y escritura propias y la omnipresencia del Sahara.

Como pueblo comerciante importó formas de cultura tanto de los romanos y griegos como de los egipcios. A través de su extenso territorio viajaban los griots llevando las noticias y comentarios sobre todo lo que acontecía. Eran los hombres encargados de trasmitir las tradiciones, los cambios y las experiencias mediante la oralidad y la música.

Para las civilizaciones de la costa atlántica y del norte africano, la responsabilidad del griot consistía en recrear y renovar los recuerdos y las emociones de las generaciones pasadas con respecto de las presentes. Se reconocían como los mejores a aquellos que tenían el don de escuchar con atención y reproducir hábilmente el sentir popular.

En la actualidad, en el Sudán, uno de los más noveles y cercanos es Emmanuel Jal, cuya historia resulta ejemplar de lo acontecido por esos lares. Nació en el villorio Tong alrededor de 1980. Su madre murió mientras era niño y su padre también, en las filas del ejército rebelde.

Solo y abandonado intentó huir de la violencia que azotaba al país hacia Etiopía, como muchos otros infantes (los llamados Lost Boys). No obstante, en el viaje fue atrapado por la milicia sureña y reclutado para engrosar al Ejército Popular de Liberación del Sudán (SPLA en sus siglas en inglés, el cual se levantó contra el gobierno nacional que, entre otras medidas, quería imponer la ley islámica en todo el país).

Lo que en un principio parecía ser un viaje hacia algún instituto educativo –como habían dicho los oficiales ante los medios de comunicación– acabó siendo el camino que lo llevó a la trinchera. A partir de los 7 años se convirtió en uno más de los 10.000 niños soldados que sirvieron en ambos frentes a lo largo de dos décadas de guerra civil. Por casi cinco años fue un niño guerrero, cargando un fusil AK-47 que era más alto que él.

Fue entrenado en campos escondidos lejos de las miradas de las organizaciones internacionales de derechos humanos y participó en combates antes de los ocho años. Fue un niño soldado durante un lustro, en el que recorrió cientos de peligrosos kilómetros a lo largo del Nilo.

Fueron años sangrientos en los que vivió y padeció todo tipo de situaciones. Desde crueles castigos por desobedecer órdenes de sus superiores, pasando por la matanza y carnicería del enemigo: «Vimos la guerra. Vimos asesinatos. Vimos la muerte todos los días”, dijo a la postre.

En dicho ejército la deserción se pagaba (y se paga) con la muerte. Y así como su condición de niño no había sido excusa para eludir el frente de batalla, tampoco serviría de atenuante en ningún otro caso.

Sin embargo, a Emmanuel Jal ni siquiera el temor a esa amenaza de muerte logró hacerlo desistir de la travesía para buscar refugio, y ayuda para su situación, en el campamento humanitario de Waat, al este de Sudán, junto con otros niños, adolescentes y jóvenes.

Ellos calculaban que les llevaría unos treinta días llegar hasta allí y partieron de noche, con las provisiones necesarias para ese tiempo de viaje. Pero tardaron tres meses. Partieron trescientos. Llegaron apenas doce. Emmanuel estaba entre ellos. Vivió para contarlo. Y hoy vive para cantarlo.

Entre otras luchas tuvo la de no sucumbir a la tentación del canibalismo durante su viaje hacia el campo de refugiados. «Esa fue la parte más oscura de mi vida. Estaba hambriento y estuve a punto de comerme a mi propio amigo, que estaba herido. Recuerdo que yo le sostenía la mano mientras pensaba: ‘te voy a comer en cuanto mueras’. Pero entonces recordé que mi madre siempre decía que había que ser paciente y tener esperanza. A la mañana siguiente pudimos cazar un ave y comerla».

 

La participación de niños en conflictos armados es una realidad que muchas veces pasa desapercibida para la opinión pública internacional. Lo cierto es que miles de niños son reclutados por ejércitos regulares y por grupos paramilitares, guerrilleros o narcotraficantes para la lucha armada.

En el caso del continente africano, escenario de conflictos bélicos internos, los niños son utilizados como soldados. En su mayoría son menores de 15 años y existen datos que indican que también son reclutados de hasta 7 y 8 años, como el caso que nos ocupa, violando de esta manera lo establecido por los organismos internacionales que intervienen en cuestiones de derechos humanos.

Las tareas a los que son sometidos son muy variadas: como soldados adoctrinados, carga de armamento, municiones y víveres, guardaespaldas de los superiores, entre otras cosas, y lo que es peor aún de «avanzada» para detectar campos minados y así evitar la mutilación o muerte de un soldado más «útil».

VIDEO SUGERIDO: Emmanuel Jal – Warchild, YouTube (giantstepnyc)

No sólo los varones son obligados a integrarse a estos grupos, las niñas generalmente son utilizadas como «esclavas sexuales» y sometidas a abusos y vejaciones de todo tipo. Para Amnistía Internacional, la razón por la cual se recluta a niños es por considerarlos «baratos y
prescindibles», además de ofrecer una obediencia incondicional.

La mecánica que siguen estos grupos armados habitualmente es la del secuestro. Éste se lleva a cabo en escuelas, orfanatos, centros de refugiados y barrios marginales, en forma abierta y deliberada. Luego, son enviados a campos de instrucción en donde los entrenan en tácticas de guerra, y después de un corto tiempo ya son puestos en el frente de combate.

Las consecuencias psíquicas de esta actividad son graves y entre ellas pueden contarse: el miedo permanente, el insomnio, la violencia desmesurada, el sentimiento de culpa y el temor al rechazo. Además, su nivel de comprensión se ve disminuido, no tienen pautas de conducta y la jerarquía militar se encuentra muy interiorizada en ellos: cuando se les desmoviliza suelen llevar ya mucho tiempo luchando y la guerra ha pasado a ser su forma de vida. El grupo armado es su referencia y les proporciona seguridad, según las investigaciones al respecto.

¿Y cómo es que ese lost boy llamado Emmanuel Jal logró convertirse en artista? Para eso fue fundamental la entrada en su vida de Emma McCune, la trabajadora humanitaria que conoció en el campamento de Waat –una ONG inglesa–, en una zona de la parte alta del río Nilo. McCune, casada con el líder guerrillero sudanés Riek Machar y a quien había convencido de no enrolar niños soldados, adoptó a Emmanuel lo sacó del país clandestinamente y lo llevó a Kenia con ella.

Lo mandó a un buen internado y pagó todos sus gastos. Aquel muchacho nunca había recibido ese tipo de atención ni trato afectivo. Sin embargo, el destino volvió a actuar en su contra cuando seis meses después de la llegada a Kenia, McCune murió en un accidente automovilístico. Quedó huérfano de nueva cuenta.

A pesar de todo, el poco tiempo transcurrido en su nueva situación fue suficiente para cambiar el rumbo en su vida y para que Emma le dejara una huella profunda en su accionar. Lo aprovechó y también desarrolló sus dotes musicales en el gospel y el rap. Jal descubrió el poder de la música para calmar a sus demonios.

En 1998 se inició en el canto, integró varios grupos vocales en los coros de las iglesias. A los 18 años, aunque de manera muy precaria, pudo grabar su primer single, “Gua” –el comienzo de su carrera profesional y nombre también de su primer disco– y se convirtió igualmente en organizador de conciertos en favor de los refugiados y los huérfanos.

Con la comunicación de boca en boca y la difusión radial de ese tema le llegaría la fama: dos meses en la cima del top ten keniata y hoy, más de diez años después, cientos de miles de copias de sus discos son vendidos por todo el mundo.

En el año 2005 Abdel Gadir Salim, el popular hiphopero de Sudán del Norte, colaboró con él en su segundo álbum, Ceasefire. Un hecho trascendente, ya que en el álbum se unieron dos víctimas de sus respectivos regímenes: Jal como ex niño combatiente y Salim como músico perseguido por los fundamentalistas islámicos.

El CD fue producido por Paul Borg entre Nairobi y Londres y aglutinó a otros raperos (MC Solar, Naughty By Nature) y representantes de la world music (Cheb Bilal, Mory Kante). Jal interpretó sus temas en suahili, nuer, inglés y árabe al frente de su grupo Reborn Warriors y del Merdoum All Stars de Salim. Una obra antibelicista nominada para varios premios.

Hoy, a sus 42 años, Emmanuel Jal es un cantante de hip hop sudanés que no sólo es aclamado en su propio continente, sino que ha logrado hacer acto de presencia en países como Inglaterra o Estados Unidos en forma muy exitosa (ahí se ha presentado en universidades para hablar de sus vivencias). Incluso algunos de sus temas integraron la banda sonora de la película Blood Diamond (protagonizada por Leonardo Di Caprio) y musicalizaron varios capítulos de la serie estadounidense ER.

En sus cuatro discos, grabados en lengua nuer (una lengua tribal que se habla en su tierra natal), árabe e inglés, el artista repasa fragmentos de su singular vida, una historia con entidad más que suficiente para erigirse, por sí sola, en denuncia sobre el drama que padecen cientos de miles de niños en el mundo: los niños soldados.

Pero también, consciente de que su pasado es el presente de los infantes africanos, Emmanuel creó una fundación llamada popularmente Gua, que significa «paz» en lengua nuer –de hecho, el proyecto educativo de la fundación creada por Jal lleva el nombre de McCune, en agradecimiento a su protectora–.

Con ella trabaja para que diferentes comunidades africanas logren superar los efectos devastadores de la guerra y la pobreza, aunque hace especial hincapié en brindar educación y oportunidades a niños y jóvenes. En la actualidad trabaja, principalmente, en zonas de Kenia y Sudán, pero se propone expandirse a toda el área del Africa subsahariana.

Tras ello, Jal ha sido nombrado portavoz de la Coalition To Stop The Use Of Children Soldiers y con tal misión viaja por todo el continente negro y el resto del mundo.

Su más reciente disco se titula Emmanuel Jal’s 4th Studio Album (2010), y en él confluyen el rap, las armonías vocales yuxtapuestas con beats tribales, la rítmica del hip hop, el estruendo de las percusiones y el canto coral. Habla, como siempre, de los males del continente de una manera cruda y realista, pero ausente de cinismo.

Con todos estos ingredientes, su historia inspiró el documental War child, dirigido por C. Karim Chrobog. El filme ganó numerosos premios en festivales internacionales como el de Bolonia y Tribeca. También la vida de Emma McCune fue llevada al cine con la película Emma´s war, protagonizado por Nicole Kidman.

Suele decirse que la fama de todo artista tiene sus costos y el caso de Emmanuel Jal no es la excepción. Para él, la fama es un constante viaje hacia aquellos terribles años. Algo que, de todas formas, él ha sabido convertir en una oportunidad.

Sólo con el nombre de sus cuatro discos – Gua (“paz”) , Ceasefire («Alto el fuego») War Child («Niño guerrero») y Emmanuel Jal’s 4th Studio Album – puede tenerse una idea sobre la dimensión cuasi terapéutica que ha significado grabarlos. Una especie de exorcismo de viejos fantasmas que también se recreó cuando escribió su autobiografía, War Child, a child soldier´s story, publicada en todo el mundo en diferentes idiomas.

Sabedor de su influencia sobre las generaciones más jóvenes, critica, incluso, a otros artistas del hip hop que, con su propuesta, incitan a la violencia en cualquiera de sus formas (entre las bandas urbanas del planeta, el AK-47 causa furor. Algunos cantantes del “gagnsta rap” le han dedicado fragmentos de sus canciones. Incluido el famoso Eminem).

“¿Cómo es posible que alguien pueda pensar que es divertido lastimar o matar?”, se pregunta. Él sabe por experiencia que no lo es. Y que el hip hop es el nuevo instrumento para cumplir con su misión de griot contemporáneo, el que lleva hoy las noticias de tolerancia y comprensión no sólo a su localidad si no al mundo entero.

VIDEO SUGERIDO: Emmanuel Jal, Emma live at Mandala’s birthday in Hyde Park, London, 2008, YouTube (Gatwitch)

BOB MARLEY (10)

Por SERGIO MONSALVO C.

 

MARLEY 10 (FOTO 1)

 

EL PODER DE LA PALABRA

(40 AÑOS RIP)

Sin duda, los Wailers originales tuvieron el grupo vocal más importante en toda la historia de Jamaica. No sólo debido a su capacidad musical, sino también a causa de la posición que ocuparon en la sociedad y a las experiencias colectivas que expresaron por medio de las canciones.

Éstas contenían su visión sobre la Jamaica del hombre negro pobre y reprimido, y su constancia en contra de vender las convicciones. La razón para la desintegración de los Wailers puede resumirse de  manera contundente: haber firmado contrato con una compañía disquera internacional que realizó una inversión y esperaba ganancias comerciales. Bob forjó su éxito mediante los viajes, sin importarle las molestias. Además, su decisión implicó otros sesgos: la rebeldía y el rastafarismo.

Resulta difícil aceptar la proyección comercial de las convicciones religiosas más básicas de un hombre. No obstante, Marley comprendió y supo salir adelante de esta imposición. Si un artista no quiere permanecer en el anonimato debe aceptar la realidad de las exigencias comerciales, resolviendo el qué y el cómo de ello de forma digna e inteligente.

Por otra parte, la posibilidad de morir los confronta con una realidad definitiva, cierta e inamovible. Los artistas comprometidos están muy conscientes de ello.  Las decisiones, por lo tanto, se forman en torno a esta aceptación como resultado de la expresión franca. Marley así tuvo que asumirlo para difundir su mensaje.

Los rastafaris (seguidores de la religión rasta) comprenden el fenómeno de la palabra, el sonido y el poder. Creen que el uso positivo de las palabras crea energía positiva y es posible que en ello se encuentre la base de la música reggae, la cual se utiliza como herramienta para «elevar al mundo» mediante vibraciones musicales positivas.

El nombre Jah Rastafari (la divinidad suprema de esta secta) ha cobrado familiaridad para muchas personas en el mundo occidental, no tanto debido al conocimiento sobre Haile Selassie (difunto rey etíope que para los seguidores rastas era la encarnación de su dios), sino al reggae.

El reggae tiene un ritmo hipnótico y conmovedor capaz de captar a una multitud a través de una fuente profunda y primaria, a la vez que la eleva a un estado etéreo de conciencia. El poder del reggae proviene de la fe de los músicos en Jah y del seguimiento que hagan de las enseñanzas de Haile Selassie.

Para los músicos rastas, el reggae es el don y la voz de Jah. El más importante divulgador de esta música fue Bob Marley. Él y los otros integrantes originales del grupo de los Wailers atendieron las enseñanzas de su mentor, el anciano músico rastafari Joe Higgs, y se convirtieron en los primeros en meter el nombre de Jah en la música.

Marley se erigió en el profeta por excelencia de la tercera ola del movimiento rastafari y en un embajador musical y político del Tercer Mundo. Llenas de una sabiduría de obsesiva antigüedad y de comprensiones dolorosamente contemporáneas, sus letras con frecuencia hablan de los mundos de Babilonia y de Sión, del infierno y maldad del primero y la perfección terrenal del último.

Él creía que los hijos de Sión serían despertados por medio de vibraciones musicales positivas, para aprender a trascender la destrucción de Babilonia. Al darse cuenta de la ineficacia de una confrontación directa con esta última (el Mal), Bob Marley planteó entonces su ira política contra las injusticias cotidianas practicadas en los negros a manos de los imperialistas ingleses que devastaron su país hasta la independencia de éste en 1962.

La mayoría de los temas del reggae expresan uno o dos pensamientos básicos repetidos una y otra vez hasta saturar por completo la conciencia del escucha. Algunos de estos pensamientos portan mensajes como el de Peter Tosh cuando cantaba: «Sin importar de dónde vengas, si eres negro eres africano».

Bob Marley recordaba constantemente a sus seguidores lo siguiente: «Levántense, álcense. Alcense por sus derechos»,  y afirmaba: «La verdad no se hace en la casa, es un lenguaje universal. Jah dio al hombre su vida para siempre. Al final todos los hombres cantarán la misma canción.  Quiero que la gente se reconozca en mi música». En una entrevista realizada poco antes de su muerte dijo: «Si Dios no me hubiera dado una canción para cantar, no tendría una qué cantar».

El estilo animado y carismático desplegado por este profeta musical en sus presentaciones se ha descrito de la siguiente manera: «Entre más se le escuchaba, más se comprendía que su música y mensaje llegaban del más allá, de una inspiración completamente espiritual. Sobre el escenario se movía dispuesto a ser un vehículo, a dejarse impulsar de un lado al otro con frenesí hipnótico y rítmico, como si lo gobernara una luz interior apuntada a divulgar en el exterior su mensaje de comprensión y justicia».

MARLEY 10 (FOTO 2)

LA SIGNIFICANCIA DEL VOCERO

El concierto de reggae para Bob Marley era como una misa rastafari ritualizada para la cual los músicos servían de altos sacerdotes. Normalmente, antes de comenzar el concierto, pronunciaba una bendición para Jah Rastafari, seguida de un momento de silencio. A continuación el público era barrido por un ataque frontal de ritmos que se prolongaba por horas.

Mientras el público bailaba, deshaciéndose de sus preocupaciones y tensiones, los músicos le infundían energía. El simbolismo de las letras a menudo se perdía en el frenesí de la gente, la densidad del acento jamaicano y el lenguaje inusual del Iyaric. No obstante, los acostumbrados a estos elementos característicos encontraban abrumadora la experiencia de la palabra, el sonido y el poder de la música. Se consideraba como una intensa aventura mística.

No es posible negar que el movimiento rastafari jamás hubiera logrado la popularidad mundial de que goza de no ser por este personaje, el cual siempre explicó su actuación de la siguiente manera: «Hay que tener cuidado con la canción que se canta. Si Babilonia viene a explotarnos, con ello sólo propiciará su propia caída. Si somos verdaderos hermanos, lo material no nos separará».

Marley lanzó sus mensajes simples de libertad, paz y comprensión humana a los corazones y las mentes de mucha gente en todo el mundo, sin importar su raza, creencias religiosas o intelectuales. Siempre anduvo sobre el estrecho filo entre los mundos de Jamaica y Babilonia; y sus triunfos y dilemas en última instancia reflejaron los del reggae en conjunto.

Su muerte significó una pérdida para tal mundo y del mundo en general, tan desesperanzado. Su figura alcanzó la inmortalidad mediante la palabra, el sonido y el poder de sus músicos. Su obra seguirá desempeñando un papel importante para mantener vivo el espíritu liberador en cualquier lugar del planeta donde se escuchen esas notas cargadas de ritmo y de intención.

El desarrollo histórico de la música jamaicana encontró su proceso más avanzado en las últimas décadas gracias al reggae y éste en su propagación a nivel mundial por parte de Bob Marley. El reggae debe su nacimiento al rhythm and blues afro-estadounidense, pero posteriormente llegó a expresar una identidad que se asociaría de manera específica con un lenguaje musical jamaicano neto.

Y su influencia es manifiesta en las formas actuales de la música popular de todo el orbe, con un sabor característico, y sus elementos esenciales han sido herramientas para la creación de nuevos estilos musicales.

La música jamaicana se ha desarrollado a tal grado que actualmente proporciona empleos a un número significativo de habitantes de la isla y contribuido de manera positiva a aliviar en algo la crisis sufrida por la economía de aquel país. Hay varias plantas de impresión de discos en su territorio que emplean un promedio de dos mil personas cada una en diversas actividades: desde obreros hasta vendedores, contadores, ingenieros, choferes, secretarias, etcétera. Esta industria, a su vez, ha creado la necesidad de discotecas, que también ofrecen fuentes de empleo.

Jamaica ha proscrito la importación de discos, y las principales compañías nacionales tienen la licencia de distribución de varias firmas estadounidenses como la Warner, Atlantic Records, CBS y ABC, entre otras. Dichos incentivos para la exportación han contribuido en grande a fomentar la industria del reggae, la cual produce decenas de millones de dólares al año, sin incluir las ventas internas y la piratería.

La música no sólo brinda beneficios a la economía jamaicana sino también la oportunidad a los músicos de proyectar en el exterior sus mensajes sociales contra la esclavitud y el colonialismo, así como la imagen de una nación envuelta en la lucha por sobrevivir, pese a que la violencia política aún impide todo progreso real y significativo.

El reggae, se ha significado en un importante rasgo político de la parte baja de la sociedad de ese país. El principal difusor de esta corriente, Bob Marley, murió en la plenitud de su carrera y de su vida; sin embargo, sus aportaciones sociales, culturales y musicales han prevalecido y su nombre legendario crece en importancia conforme pasan los años.

VIDEO SUGERIDO: Bob Marley And The Wailers – Get Up, Stand Up (Live At The Rainbow 4th June 1977), YouTube (Bob Marley)

MARLEY 10 (FOTO 3)

Exlibris 3 - kopie

BABEL XXI – SINOPSIS (15)*

Por SERGIO MONSALVO C.

BABEL XXI (FOTO 1)

 (71-75)

SINOPSIS 15 (FOTO 2)

 BXXI-71 DAYNA KURTZ

Hasta hace poco, Dayna Kurtz podía haber sido el secreto mejor guardado de la música estadounidense, pero tras cuatro álbumes de estudio y obras sueltas en vivo, cassettes y LP’s, el secreto se ha ido revelando en toda su magnitud al fiel grupo de seguidores que la han descubierto. Lo que situa a esta cantante, compositora y productora en un nivel diferente es que, como en las mejores novelas del profundo Sur de la Unión Americana, puede olerse, saborearse y sentirse. Su obra está impregnada de peligros, de sexo latente y personajes desesperados, que buscan a alguien o algo a lo que aferrarse en época de confusión y crisis. Y todo ello acompañado de los mejores sonidos de la dark americana.

VIDEO SUGERIDO: Dayna Kurtz – Reconsider Me (oficial video), YouTube (Dayna Kurtz)

SINOPSIS 15 (FOTO 3)

BXXI-72 ZAZ

La cantante Zaz estuvo de gira por Europa y Norteamérica. La comenzó en su Francia natal y la continuó en Canadá, Suiza, Bélgica, Alemania, Italia, etcétera. Después de ello encabezó las listas de ventas en todos esos países. Aparecieron entonces las siguientes declaraciones en el periódico galo Liberation: «Se está hablando ahora mucho sobre ella y la gente espera para verla… y la espera lo vale”. Zas actúa en lugares pequeños en los que obtiene el mejor ambiente para su propuesta artística. Ella es una vocalista y compositora popular e intuitiva, que conoce bien la música y que sabe exponer su original canto, rasposo y sensual. Hoy es la artista francesa más escuchada en el mundo.

VIDEO SUGERIDO: ZAZ – “Dans ma rue” acoustique (Edith Piaf cover), YouTube (madmoiZelle.com)

Foals

BXXI-73 FOALS

El math rock, un subgénero cuyo estilo se caracteriza por la complejidad de sus ritmos y la experimentación y rareza de las estructuras, espacios y tempos (y cuyo nombre se debe a que los músicos utilizan las matemáticas para encontrar la creatividad del momento de escribir), era la sustancia de las bandas originales de la mayoría de los ahora integrantes de Foals. Pero ese es tan sólo uno de los ingredientes con los que el grupo ha dotado su rico material. La salida del primer líder, Andrew Mears, provocó que Yannis Philippakis, el guitarrista, se quedara como voz principal y con la directriz del nuevo rumbo. Con él Foals redifiniría el sonido de la banda hacia una mezcla más bailable.

VIDEO SUGERIDO: Foals – Baloons (Live on Later…), YouTube (DonaldVass)

SINOPSIS 15 (FOTO 5)

BXXI-74 JOHN CAGE

John Cage empezó a dinamitar la tradición musical en 1939. Desde entonces, seguirlo fue ir quemando etapas. Del ruido pasó al silencio (la famosa pieza 4′ 33″, uno de los iconos del siglo XX). El salto siguiente consistió en dotar de eficacia al conceptualismo abstracto. Lo hizo a través del sistema de crearse a su propio público. De esta manera cada individuo que escuchara a John Cage sería una obra misma del compositor, hasta el punto de abandonar la posición de autoridad del compositor: “Lo que sucederá es que me habré convertido en oyente”, aseguró. Si Duchamp reinventó la mirada sobre la creación artística, Cage fue quien tomó el relevo y nos llevó hasta la actualidad.

VIDEO SUGERIDO: John Cage: 4’33” for piano (1952), YouTube (Zoomoozophone)

SINOPSIS 15 (FOTO 6)

BXXI-75 CESARIA ÉVORA

Desde que el mundo la descubrió Cesaria Évora se ganó su simpatía. De las Antillas a África (desde Senegal a Burkina-Faso), de Abidjan a Dakar, de Brasil a Japón, de Nueva York a México, la cantante conocida como “La Diva Descalza” (por actuar sin zapatos, cosa que hacía como solidaridad con los desposeídos y contra la discriminación social) se granjeó el afecto de todos los pueblos. ¿Por qué? Quizá por el sentimiento de exilio y de añoranza que trasmitía; tal vez por su estilo de piano-bar; a lo mejor por sus maneras fulgurantes y sosegadas a la vez; por su naturalidad o porque su fama creció por la vía más confiable: de forma oral, de boca en boca a través de los continentes.

VIDEO SUGERIDO: CesariaEvora – Pic Nic Na Salamansa, YouTube (Geniusbeauties)

*BABEL XXI

Un programa de:

Sergio Monsalvo C.

Equipo de Producción: Pita Cortés,

Hugo Enrique Sánchez y

Roberto Hernández C.

Horario de trasmisión:

Todos los martes a las 18:00 hrs.

Por el 1060 de AM

96.5 de FM

On line por Spotify

Radio Educación,

Ciudad de México

Página online:

http://www.babelxxi.com/

Exlibris 3 - kopie

BABEL XXI-502

Por SERGIO MONSALVO C.

BXXI-502 (FOTO 1)

WIM MERTENS

EL PROVOCADOR

Programa radiofónico de Sergio Monsalvo C.

Exlibris 3 - kopie

CANON: JOHN CAGE

Por SERGIO MONSALVO C.

JOHN CAGE (FOTO 1)

 EL ARCÁNGEL ANARQUISTA

Con cencerros y ollas de cocina anunció la nueva era de la música. Al lado de este arcángel anárquico los demás colegas del gremio musical siempre palidecieron como posmodernos. Mucho antes del concepto de los happenings, este vástago de un inventor técnico originario de California ya componía piezas para el tocadiscos y la ametralladora; preparaba pianos de cola con ligas y monedas de cobre y mandaba pasar el arco sobre las cuerdas de los violines en forma longitudinal.

Nada era lo bastante opuesto para este trasgresor. Anotó la parte solista de un concierto para piano en 63 hojas sueltas que podían tocarse a discreción en cualquier orden. Para su obra musical doble Európeras 1 & 2, este crítico mordaz de tal género dividió los pasajes conocidos de 64 óperas y 101 grabaciones operísticas y las tocó en forma sincrónica, creando una compota cacofónica llena de humor inteligente.

Compositor, maestro, teórico. John Cage nació en Los Ángeles, California, el 5 de septiembre de 1912. Fue uno de los personajes más vanguardistas, controvertidos y arriesgados en la música del siglo XX.

Sus comienzos fueron convencionales, al estudiar el piano con Richard Buhlig y Fannie Dillon en Los Ángeles. Durante un periodo en París, tomó clases con Lazare Lévy. Ahí Cage entró en contacto con experimentadores como Henry Cowell, Adolph Weiss y Arnold Schoenberg. De Cowell, Cage adoptó la idea de modificar el mecanismo interior del piano a fin de lograr ciertos sonidos curiosos.

Antes de embarcarse en la carrera de intérprete-compositor, Cage fue profesor en la Cornish School de Seattle, Washington, Mills College de Oakland, California, la School of Design de Chicago, Illinois, y la New School for Social Research, en la ciudad de Nueva York. En esta metrópoli se asoció con Merce Cunningham, para quien compuso varias obras de ballet.

Hacia fines de los años treinta, Cage se había establecido como líder del avant- garde; sus recitales de piano preparado fueron aclamados y condenados por igual. Los tornillos, trozos de metal, ligas y tiras de papel colocados por Cage dentro del piano normal producían sonidos exóticos. La fascinación ejercida sobre él por los ritmos y los instrumentos de percusión también influyó de manera enorme en su obra original.

Otro ascendiente importante en él fue la música del Oriente, sobre todo de la India. Lo que otros pudieran describir como ruido, al igual que el silencio, forman ingredientes de la música de Cage.

Debido a su determinación para romper completamente con el pasado de la música, la obra de este autor desafió todo intento de definición. Rara vez recurrió a formas musicales convencionales, como un cuarteto o un concerto, y cuando lo hizo, su uso de la forma fue muy poco ortodoxa. Sus primeras composiciones se basaron en el método dodecafónico de su maestro Schoenberg; luego descubrió el piano preparado.

En su caso fue excepcional dicho método, pues condujo sus preferencias hacia la exploración de nuevas regiones del sonido valiéndose de instrumentos eléctricos y de este piano preparado, al que aplicó diversas sordinas de variados materiales, las que colocó entre las cuerdas, obteniendo así un amplio, sugestivo y colorido teclado de orquesta de percusión; y organizó sus trabajos en torno a un fascinante germen formal, apto para ser utilizado en cualquier estilo o en cualquier oportunidad.

A través de su fecunda vida como compositor, se puede descubrir que otra característica dentro de sus frecuentes desplazamientos a comarcas desconocidas o escasamente cultivadas fue el empleo de conjuntos de percusión, ya sea solos, como en Imaginary Landscape, en sus Constructions (seriadas) o en la March, o agregados a varios instrumentos eléctricos.  Amores, The Perilous Night, A Book of Music, Three Dances, She Is Asleep, The Wonderful Window of 18 Spring, son sólo algunas de las numerosas piezas de su producción tanto estrictamente musical como para teatro y danza.

A todas ellas siguió la composición aleatoria, o hecha al azar. Hubo gigantescas obras multimediales para instrumentos convencionales, sonidos grabados, películas, transparencias y luces. Cada paso en una composición de Cage podía depender de una imperfección en el papel pautado, en un dado o un volado.

JOHN CAGE (FOTO 2)

Entre otras obras de Cage figura 4’33» para piano en tres movimientos (1954, donde el pianista se sienta al teclado por el tiempo indicado, pero no toca una sola nota, convirtiendo así el silencio en música).  Sin embargo, la «obra maestra» de Cage sin duda es un trabajo de 1962, 0’00», una pieza silenciosa en la que el intérprete puede presentar cualquier cosa, a voluntad (la llegó a presentar en una sala de conciertos licuando verduras y amplificando su absorción). Cage escribió también varios libros, entre ellos Silence (1961), A Year from Monday (1967) y Notations (1969).

De ellos se destaca la teoría de que es inherente al que trabaja un arte creativo, conocer y comprender los materiales que necesita, y crearlos si es que no existen.  En la música, lo sabe Cage, esta característica debe ir más allá de la simple competencia del análisis de la partitura.

Es más difícil para el compositor crear los colores de su interés que a un pintor obtener los colores de la luz que se busca plasmar, pero no es menos importante que el compositor pueda hacerlo igualmente. Las tradiciones musicales van contra su esfuerzo; en nuestra época, sólo se reconoce al que se sienta confortablemente en la seguridad académica.

Pero el acto de rebelión creativa es igualmente tradición, y si el arte de la música quiere ser algo más que una sombra del pasado, debe ponerse constantemente en tela de juicio dicha tradición de hábitos adquiridos, poniéndolos en una encrucijada concreta, sea cual sea.

Y eso hizo John Cage y en ello también se mantienen hasta la fecha sus muchos seguidores dentro de la música (desde la sinfónica hasta el rock en diversas corrientes, desde la progresiva, el Kraut rock,  hasta la del noise o la industrial de mayor experimentación como la de Frank Zappa, por ejemplo, sin contar todas sus influencias sobre la música electrónica actual) y los escuchas que siempre vieron en él a un visionario creativo. Un genio con pasado y con futuro.

«Tengo horror a la idea de que me consideren un idiota», afirmaba este extremista, no sin ironía. Paul Hindemith en algún momento lo rechazó como «criminal del arte» y el propio Arnold Schönberg lo acusó de «falta de sensibilidad para la armonía».

Sin embargo, el genio de Cage, enamorado del papel de compositor, quería ser comprendido como «persona seria». Era inteligente y agudo. Sin importar sus disquisiciones sobre James Joyce; que interpretara como budista zen el libro de oráculos chinos del I Ching o elogiara la alfalfa y las algas, como seguidor de la alimentación macrobiótica, siempre hablaba como el caudillo liberador del sonido que era y al cual lanzó al infinito.

Su propia muerte también le era motivo de bromas: “Supongamos que muera.  Aun así seguiré viviendo como espacio vital para animales más pequeños.  Existiré siempre”.

John Cage murió el miércoles 12 de agosto de 1992 en Nueva York a consecuencia de una embolia, a escasas tres semanas de su cumpleaños número 80 y los homenajes preparados para festejarlo.

VIDEO SUGERIDO: John Cage “Water walk”, YouTube (Nave for Eva)

JOHN CAGE (FOTO 3)

 

Exlibris 3 - kopie

ZUCO 103

Por SERGIO MONSALVO C.

ZUCO 103 (FOTO 1)

 DIÁSPORA MARACUYÁ

El arte musical puede convertirse en el mejor instrumento para abrirnos las puertas a un mundo distinto pero muy cercano y que todavía esconde muchas sorpresas. La hipermodernidad sonora es una forma y un conducto para relacionarse globalmente.

El modus operandi de la creación y divulgación de la música contemporánea en una época líquida e híbrida como la que estamos viviendo, obliga a las mutaciones (relativas, graduales o radicales), y para ello los autores exploran, clonan o deconstruyen en experimentos constantes para diseñar o rediseñar el presente (o el futuro) —que cada vez deja de ser lo que era—.

La mezcla (mix o remix) es una herramienta muy poderosa en dicha operación. Los elementos que la constituyen son siempre pertinentes y luego se transforman en neologismos. Y éstos, hoy por hoy, pueden surgir de cualquier lugar y viajar por doquier, asentándose aquí y allá, gracias a la ubicuidad y rapidez de la comunicación actual.

La diáspora brasileña ha extendido por el mundo su gran manto a través de la música. La dispersión de esta nacionalidad ha repartido sus notas en todos los ámbitos del globo terráqueo.

En los Países Bajos, por ejemplo, ha sido especialmente bien recibida y asimilada dando lugar a transformaciones de la misma para ubicarse en la hipermodernidad. Su mejor representante se hace llamar Zuco 103, un trío de hipnotizantes rítmicas y coloridos.

El trío se formó tras conocerse en el Conservatorio de Rotterdam, donde la brasileña Lilian Vieira estudiaba canto y el holandés Stefan Kruger y su tocayo, el alemán Stefan Schmidt, hacían lo propio con la composición.

El primero era baterista y el segundo tecladista. Ambos eran también, miembros activos de la escena jazzística local. Fue ahí donde recibieron una invitación para colaborar con el grupo de jazz de fusión SfeQ. Llevaron con ellos a su compañera de estudios.

A la postre aquel grupo se deshizo, pero ellos tres quedaron tan encantados de trabajar juntos que decidieron llevar a cabo un proyecto como trío. Lo llamaron primeramente Rec.a, pero luego decidieron cambiarle de nombre al del definitivo Zuco 103, una combinación de chiste lingüístico (el holandés pensaba que jugo en portugués se decía así, zuco) y una exageración apologética: la cantante dice que siempre dan el 103 % en cada actuación.

La música de este grupo es una combinación también de tres elementos: jazz (y funk en menor medida), la corriente electro y la música brasileña en sus manifestaciones samba, pop y bossa.

El resultado es un acid jazz lounge compuesto de piezas en downtempo donde predomina el sabor maracuyá. Cosa que no es de extrañar dada la aceptación popular en el país europeo de dicha música sudamericana. El mayor componente de inmigrantes latinoamericanos en Los Países Bajos  lo encabezan los brasileños.

Luego de una serie de presentaciones en el circuito de clubes neerlandés, extendieron su territorio hacia el Benelux y luego al resto de Europa. Grabaron entonces sus primeros singles que fueron muy bien recibidos.

ZUCO 103 (FOTO 2)

Ello los llevó a la realización de su primer disco, Outro lado, con el que debutaron bajo el sello Zingulboom. La mezcla del trío brindó magníficos temas bailables con buenas dosis de electrónica.

Outro lado los puso en el mapa mundial del e-jazz en el rubro de la electro-samba. Y lo hizo en dos sentidos. En uno, como auténtico collage festivo pleno de energía, en donde la fusión de sus elementos convive en la perfección, con muy buenos arreglos y composiciones y la fresca voz de Vieira.

Un elegante destilado de ideas que sale de las tres mentes para definir su estilo particular, que se atreve con el drum & bass, el rhythm and blues, los afrobeats, etcétera.

VIDEO SUGERIDO: Zuco 103 live @ PINKPOP’04 – Zabumba No Mar, YouTube (yogisp)

Asimismo, en segundo término está la postura social del grupo, que también pone su música al servicio de las emociones intensas.

El grupo relata vidas que tienen la dudosa suerte de nacer en una de las múltiples favelas de Brasil, donde el drama de la vida cotidiana poblada de pobreza, alcohol y violencia, se convierte en la historia de millones de casos. La realidad pura contada con las bases rítmicas urbanas.

La publicación de este disco volvió a Zuco 103 en referente de la diáspora brasileña. Por lo mismo fue remezclado por los productores y artistas de la escena como Bossacucanova, The Funky Lowlives y Charles Webster.

Luego el grupo hizo la recopilación de temas en vivo, remixes y algunos temas inéditos en Tales of High Fever y One Down, One Up. En ello fueron acompañados por Gerd, David Walters y Chris Harrison, destacados DJ’s. A éste se aunó One Down, One Up, un álbum doble recopilatorio.

Whaa! fue su siguiente producción y atrajo de inmediato a todos los amantes de las nuevas músicas brasileñas. Se escucha más samba y bossa nova que acid jazz. Además añade ritmos afrocubanos, ecos orientales y dub. Todo lo demás mantiene intacto la brillantez de la fusión y la estupenda y sorprendente voz de Vieira en cambios de ritmo, velocidad y melodía a veces en la misma pieza. Las letras conservan el interés.

En Whaa! el trío se ve reforzado con la participación de Dani Macaco, cantante de la banda española del mismo nombre, y por el legendario jamaicano Lee “Scratch” Perry, maestro del reggae. Cantante que mantiene la personalidad en los memorables temas “”Love Is Queen Omega” e “It’s a Woman World”. El tipo se integra perfectamente al universo sonoro de Zuco 103.

Posteriormente, el trío multinacional, residente en Nederland, sacó a la luz el disco After The Carnaval, en donde el ambiente festivo prevalece por sobre todo lo demás en obvia complicidad con la música. Es aún más brasileño que el anterior si cabe mencionarlo. Es la sensualidad cocinada a fuego vivo, donde la estridencia de lo callejero es opacada por la luminosidad carnavalesca (la cual tuvo su saga con Retouched! After the Carnaval Remixes, del 2009).

Para este disco el trío se trasladó a Brasil y se plantó en el estudio Toca do Bandido de Río de Janeiro. Contó con la colaboración de algunos elementos locales como la del percusionista Marcos Suzano.

La impronta europea, es decir el sampleo y la electrónica, cedió su lugar a una instrumentación más tradicional, pero sin perder por eso el elemento contemporáneo tan necesario para conformar la identidad musical de Zuco 103, representante de la panglobalización de tintes cariocas.

Las obras de Zuco 103 son propuestas intensas, con canciones ancladas en géneros reconocibles pero transculturados. Esa es su propuesta para el nuevo siglo.

En dichas obras se citan variantes sonoras donde lo popular se engarza con el tejido de atmósferas vitales en las cuales reconocerse y arreglos musicales con mirada contemporánea.

VIDEO SUGERIDO: Zuco 103 live Soundsystem mix, YouTube (nvv)

ZUCO 103 (FOTO 3)

 

Tornamesa

ELI “PAPERBOY” REED

Por SERGIO MONSALVO C.

ELI (FOTO 1)

 MISIONERO DEL SOUL

A finales de los años noventa el panorama era desolador para el rhythm and blues y para el soul de raíces. Las compañías disqueras le habían torcido el rumbo a estos géneros históricos e inventado “representantes” de ambos a la medida de sus intereses comerciales (léase Mariah Carey, Whitney Houston y sucedáneos semejantes).

Mientras tanto, en clubes y tugurios de mala muerte languidecían, física y socialmente, los veteranos de tal escena que aún quedaban vivos: Solomon Burke, Sam Moore, James Hunter, Betty LaVette o Sharon Jones.

Los jóvenes negros de la Unión Americana habían abandonado en masa esas músicas en beneficio del hip hop, el gangsta rap y sobre todo el R&B de fabricación mediática: ése de estilo uniforme, edulcorado, sin pasión y sin sorpresas, muy etiquetado.

A ello habían colaborado los productores afroamericanos, que una vez en las grandes ligas ya sólo tenían la vista puesta en la caja registradora y en la meta de borrar todo vestigio del pasado, ése que exigía el sello de autenticidad.

El poder evocador de aquellas músicas había sido relegado al rincón del coleccionismo o de la marginalidad.

Sin embargo, alguna semilla de la primera siembra había llegado a un lugar insospechado: Boston, donde un muchachito blanco oía una y otra vez la producción del sello Stax para aprender a cantar. Otis Redding y William Bell alternaban con Sam Cooke y Jackie Wilson en las preferencias del adolescente. Música siempre vibrante y joven, contenedora de energía pura.

Con estos elementos en mente, Eli Reed comenzó a aparecer en Harvard Square (donde estudiaba) acompañado de su guitarra para obtener unos dólares extra.

Terminada la escuela se lanzó a un viaje rumbo al Sur, en semejanza a la película Crossroads de Walter Hill. Él no iba a buscar la canción perdida de Robert Johnson sino la atmósfera y el espíritu del Delta del Mississippi.

Al llegar a Clarksdale se dio cuenta de que no iba a ser fácil. El trabajo prometido con una radiodifusora del lugar se había esfumado y no le quedó más que ponerse a cantar en el circuito de bares acompañado por un viejo baterista negro, Sam Carr.

“Me hice un hueco en la comunidad musical. Clarksdale es finalmente un pueblo bastante pobre y te reciben con simpatía. Se agradece la novedad: si sabes cantar o tocar, ya eres uno más. Allí me pusieron el apodo de ‘Paperboy’, por una gorra que me ponía y que se parecía a las que llevaban antes los niños que vendían los periódicos”.

ELI (FOTO 2)

Entre la pobreza y la violencia ambiental obtuvo una gran instrucción musical y confianza en sus propias facultades. Salir vivo de ahí se la proporcionó.

Luego siguió la antigua y mítica ruta del blues hacia Chicago, donde cantó y tocó el órgano en una iglesia evangelista bajo la tutela de la cantante Mitty Collier (ex estrella de la Chess Records).

Tras ello regresó a la universidad en Boston a licenciarse, donde fundó la banda The True Loves y grabó su primer disco Walkin’ and Talkin’ (for my baby). Y siguió trabajando en los márgenes y con fe inquebrantable en aquellos sonidos clásicos.

Fue entonces cuando llegó de Inglaterra una nueva ola, otra invasión (histórica, musicalmente hablando). Esta vez con puras mujeres blancas al frente interpretando el soul de siempre: Joss Stone, Amy Winehouse, Duffy y Adele.

Hubo apoteosis por aquellas voces, por aquel género, y el público estadounidense miró apenado hacia su casa para ver qué tenía. Descubrió ahí, arrinconado, a un tipo que cantaba en estos tiempos el soul con una convicción inusual; que tenía un nombre pegadizo y hasta un apodo; que interpretaba el soul de manera arrolladora y, lo mejor de todo: creíble.

Y supo que este tipo tenía grabaciones como Roll with You, un segundo disco potente, realizado con técnicas analógicas para darle más calor al asunto, con una banda compacta y aceitada, así como una colección de piezas tan buenas y maduras como para hablar del renacimiento de un género que siempre ha estado presente aunque muchos traten de ocultarlo. Eli “Paperboy” Reed se erigió entonces en su misionero.

VIDEO SUGERIDO: Eli “Paperboy” Reed – COME AND GET IT (Official Music Video), YouTube (elipaperboyreed)

ELI (FOTO 3)

 

Exlibris 3 - kopie

NATACHA ATLAS

Por SERGIO MONSALVO C.

NATACHA ATLAS (FOTO 1)

PRELUDIO DEL NUEVO EGIPTO

Los jóvenes de la revolución egipcia, los que hicieron caer al dictador Mubarak, se encuentran en su elemento navegando por las redes sociales y microblogueando a diario contra todo lo que no les gusta del país en el que viven.

Están entre la veintena y la treintena, poseen estudios universitarios y se han mantenido informados de lo que sucede en el mundo exterior. La mayoría han vivido siempre gobernados por un solo presidente bajo una ley de emergencia. Están hartos de ello.

Quieren la libertad, una perspectiva sobre la vida que ven en otras partes gracias a  Internet y a la TV por cable y satélite. Ellos son las raíces de un nuevo movimiento que espera llevar Egipto hacia el futuro. Un futuro que sueñan libre y democrático.

Ellos fueron el público primero de Natacha Atlas, esa cantante designada oficialmente por la ONU en el año 2001 como «una embajadora de buena voluntad» entre Occidente y el mundo islámico. «En Egipto y países vecinos, donde entienden mis letras, sólo me seguía gente educada a la europea. Mis discos no llegaban al público masivo. No hubieran encajado ni por estética visual ni por sonido. Ahora será distinto».

A partir de la revuelta de enero del 2011 se ha convertido en la primera persona a la que se requiere cuando urge una voz oriental y cosmopolita que represente a Egipto, aunque haya pasado más tiempo en el Reino Unido que en ese país y, desde luego, estar muy marcada por su cultura musical.

Su obra refleja la realidad multicultural de cualquier ciudad inglesa. Pero ella se expresa musicalmente en tres o cuatro idiomas (inglés, francés, español), pero preponderantemente en árabe. El cual le parece el mejor lenguaje para el shaggan que canta.

NATACHA ATLAS (FOTO 2)

 La escucha de la musicalidad egipcia es una invitación al descubrimiento de un patrimonio cultural muy complejo, el cual abarca géneros, formas y estilos tanto misteriosos como subyugantes. Dicha música se nos presenta como el espejo de las afinidades entre los temperamentos que la constituyen.

En sus tradiciones musicales se refleja lo vivido por generaciones, que en conjunto representa uno de los patrimonios más ricos del mundo.

El Mediterráneo al que pertenece Egipto es la viva imagen de una serie infinita de intercambios y transformaciones dados en el transcurso de seis mil años de historia.

Asimismo, como el lugar donde conviven músicas que han sabido mantener su personalidad, aun abriéndose a las interacciones con otros mundos, tanto de lo antiguo como de lo más avanzado en cuanto a músicas electrónicas, como en el caso de Natacha Atlas.

El hecho de que la música global haya contribuido a interrelacionar los sonidos de diversas partes del mundo ha logrado este fenómeno, sin quitarle muchas veces lo paradójico o el riesgo de una interpretación errónea por la descontextualización. De cualquier modo es un regalo para los escuchas interesados en los latidos del mundo que vivimos hoy.

La biografía personal y musical de Natacha Atlas se caracteriza por el desplazamiento constante entre culturas, idiomas y estilos.

VIDEO SUGERIDO: Natacha Atlas & Transglobal Underground – Ali Mullah Lament, YouTube (joanofarexxi)

Su padre es belga, su madre inglesa, sus abuelos son de Palestina y Egipto, en alguna parte también hay una rama familiar en Lituania. Creció en el barrio magrebí de Bruselas, luego se trasladó a la provincia inglesa, a Sussex, de ahí regresó a Bélgica, finalmente llegó a Londres y en los últimos años ha viajado una y otra vez “de regreso” a Egipto, con un tío, Esaam Rashad, a quien califica como su padre sustituto.

Con este tío, un maestro del laúd árabe y compositor, Natacha Atlas también conoció las complicadas finezas del sistema musical árabe y recibió su primera instrucción vocal.

En Bruselas ya se había presentado interpretando la danza de vientre, aunque no de manera profesional. En Inglaterra conoció a Jah Wobble, el bajista que estaba formando el grupo Invaders of the Heart, quien la invitó a integrarse al mismo.

El álbum de éste, Rising above Bedlam, de 1990, la dio a conocer por primera vez a un público amplio. Le siguió “Timbal”, un éxito de club con el proyecto de dance “¡Loca!”, que figuró en una compilación del sello Nation.

El grupo insignia de la compañía disquera se llamaba Transglobal Underground, precursor de la fusión world dance, que había producido un poco de viento fresco en el mundo inglés de los raves con su primer sencillo, “Templehead”.

Natacha Atlas se convirtió entonces en la cantante de Transglobal Underground y en la imagen representativa de la escena multicultural de los clubes británicos.

Con esta agrupación aparecieron dos discos, las giras la hicieron dar la vuelta a medio mundo, y entonces nació el britpop.

Se armó un gran alboroto en torno a los nuevos grupos ingleses de guitarras, que retrasaron de alguna manera el crecimiento de la plantita de la música global, prometedora de una cultura musical nueva, abierta en todas las direcciones.

En esta situación, finalmente fue su propio grupo el que la persuadió de sacar un disco como solista. Transglobal Underground quería que explorara su herencia musical sin agregar de forma constante cosas de la India o Bali, por decir algo, y cuando empezó con el proyecto éste la fue emocionando cada vez más. De hecho, “herencia” y “raíces” se convirtieron en sus palabras favoritas.

Lo que sólo se insinuó en su álbum debut Diaspora se expresó ya en pleno en Halim y continuó la tarea en Gedida y Ayeshenti: un alejamiento de la mentalidad del “caldo etnogroove”, de la confusión multicultural sin objetivo, y un acercamiento a lo sencillo, comprensible y personal.

En este sentido su obra no es un postre chillout con condimentos orientales, sino un desarrollo hipermoderno de la chanson árabe.

A través de su discografía se observa un progreso, un desarrollo continuado entre Diaspora, River Man y Mounqaliba:Rising (sus más recientes álbumes de remixes): una profundización en el Oriente, enfocada hacia las estructuras de las canciones son de carácter mucho más árabe.

Realmente Natacha Atlas ha querido llegar a los orígenes musicales para luego llevarlos al futuro, que es hoy. Las palabras clave en su material son etnotrance y world dance, aunque siempre marcadas por la debilidad que siente por las melodías del Medio Oriente. Uno que parece estar renaciendo.

VIDEO SUGERIDO: Natacha Atlas – Moustahil (Live), YouTube (kunoxisback)

NATACHA ATLAS (FOTO 3)

 

Exlibris 3 - kopie

BEIRUT

Por SERGIO MONSALVO C.

BEIRUT (FOTO 1)

 VIENTOS DE MELANCOLÍA

Zach Condon era, en ese momento, un veinteañero multiinstrumentista (nacido en Nuevo México en 1986) que había terminado sus estudios de bachillerato en un instituto de su estado natal y, ante la perspectiva de unas largas vacaciones por delante antes de entrar a la universidad, decidió lanzarse con rumbo a Europa para ampliarse el horizonte, tanto culturalmente como para reflexionar sobre sus expectativas a futuro.

Condon estaba involucrado hasta las cachas con la rítmica de su época. Como quinceañero había realizado ya grabaciones caseras de música electrónica lo-fi con el nombre de Real People (las que en el futuro se conocerían como The Joys of Losing Weights). Sin embargo, dichas cintas no habían visto aún la luz, lo mismo que otras con aires de doo-wop que retomaban su admiración por el malogrado cantante Frankie Lymon y su grupo The Teenagers.

En semejante situación estaba también el EP Small Time American Bats con el misterioso apelativo de “1971”, que permanecería oculto a la espera de su momento.

Zach era un adolescente inquieto y con gustos intelectuales, así que eligió París para permanecer el mayor tiempo de aquellas vacaciones.

En sus andanzas callejeras descubrió a las bandas musicales de inmigrantes balcánicos que tocan durante el verano en las plazas de aquella capital (y del resto del continente). Los sonidos de los oboes, las mandolinas, los acordeones y los instrumentos de viento (trompas, tubas, trombones, etc.) lo impactaron.

Al regresar a la Unión Americana quiso plasmar musicalmente –disciplina artística por la que optó– lo que ya le daba vueltas en la cabeza y pugnaba por salir: todas aquellas influencias de la Boban Markovic Orchestra o de Goran Bregovic, entre otras.

Quería fundir el folklore del sudeste europeo (de los valses a las marchas balcánicas festivas o funerarias), matizado con sonidos agitanados y la pianola, y combinarlo con la canción contemporánea y melancólicas baladas del occidente norteamericano.

Era otro beat de la globalización el que buscaba plasmar. Argumentar con sonidos distintos y palabras familiares las emociones, melodías y ritmos que rebosaban sentimiento en su particular sensibilidad.

El resultado de su trabajo con tal combinación se llamó Gulag Orkestar, un disco del 2006 que marcó el debut de Zach Condon con el nombre de  Beirut.

BEIRUT (FOTO 2)

 

 

La infame leyenda de los “gulags” soviéticos y sus “campos correctivos de trabajo” le sirvió de leitmotiv, al igual que las fotografías de Sergey Chilikov. Esta obra lo dio a conocer a nivel mundial por su originalidad conceptual y sencillez compositiva.

Para la realización del álbum Condon tocó diversos instrumentos en un estudio de Albuquerque, acompañado de músicos de distintas agrupaciones como Neutral Milk Hotel o A Hawk and a Hacksaw (representantes del indie rock y psych folk), a los que convocó para apoyarlo en su proyecto.

A la postre se embarcó en una larguísima gira con otros músicos (los que participaron en el disco ya tenían compromisos con sus respectivas bandas), durante la cual tuvo que ser hospitalizado por fatiga extrema debida a su hiperactividad.

VIDEO SUGERIDO: Beirut – Gulag Orkestar (Live), YouTube (orchardmusic)

En el ínterin la compañía discográfica 4AD reeditó el álbum agregándole las piezas de un anterior EP de Condon titulado Lon Gisland (que ya había publicado en Europa) y que coincidían con el techno pop del tema “Scenic World” del álbum.

En el 2007, Condon regresó curado de sus males. ¿Y de qué manera lo hizo?: con trabajo, ¿qué más? Publicó The Flying Club Cup, su segunda obra, con arreglos de cuerdas a cargo del canadiense Owen Pallett (el compositor, violinista, tecladista, vocalista y miembro único de Final Fantasy, un proyecto individual de pop barroco y música experimental).

En él, Zach trató de evocar el ambiente de diferentes ciudades francesas en una especie de colección de tarjetas postales musicalizadas. A su new folk le agregó el toque de Jacques Brel y de la chanson francesa.

Entraron también en escena los violines, los saxofones y las percusiones, “para lograr la sensación de esperanzadora grandiosidad que su música evoca”, según la crítica. Asimismo, los videos publicados en su página Web reafirmaron la calidez, la sutileza y el cuidado que este conglomerado musical circulante emana.

En esta etapa fue cuando el cineasta estadounidense Cary Fukunaga lo contactó para que le hiciera el soundtrack de la película titulada Sin Nombre, con la cual haría su debut.

El director cinematográfico quería una musicalización semejante a la de Gulag Orkester para su drama migratorio (de personas de Centroamérica rumbo a la Unión Americana vía México), pero Condon ya andaba en otra sintonía y rechazó el trabajo.

A cambio se metió en el proyecto de un nuevo álbum con Beirut, el cual sería grabado bajo su propio sello Pompeii Records, y que finalmente representaría la amalgama de dos EP’s. Uno, la exposición de su aventura sonora por el Istmo mexicano; y, el otro, la de la propuesta del lejano adolescente que busca su identidad musical. Una arriesgada amalgama de la ubicuidad.

Esta última se llamó Holland y fue grabada bajo el nombre de Realpeople, un trabajo del joven precoz producido totalmente en casa. A los 15 años y como fan del pop de sintetizadores, Condon construyó dicha grabación con más de una veintena de tracks (aglutinados en un secretísimo disco llamado The Joys of Losing Weights, el inédito como tal), de los cuales tomó cinco para integrarlos al nuevo lanzamiento.

Con este EP el músico reveló un aspecto más de su personalidad musical (el del doo-wop había sido otro): la huella de los años ochenta en el apogeo de una house party con beats de computadora a la usanza de la vieja escuela. Material al que no tenía acostumbrado a su público.

Como sí lo estaba con el del otro EP titulado March of the Zapotec. Para ello había viajado a México, a Oaxaca para ser preciso, y nutrido su concepto con los instrumentos de viento empleados por la Banda Jiménez de Teotitlán del Valle, de aquel estado mexicano.

Los metales macizos de este grupo folclórico, integrado por artesanos tejedores del lugar, se embarcaron en una excursión con el joven estadounidense y sus colaboradores (entre los que se incluye a Chris Taylor de la afamada agrupación indie Grizzly Bear) hacia un territorio musical más conocido (el beat de los instrumentos de viento). Sin embargo, la novedad estuvo en los detalles.

El disco comienza con una marcha fúnebre y la banda mexicana le agregó el significativo toque de Pathos a la orquesta Beirut, para luego dejar participar en su celebración al ukulele, las trompetas, el acordeón, las cuerdas, las percusiones y la elegante melodía vocal.

Una propuesta sonora amerindia, plena de vientos centenarios, para acompañar el reconocido sentimiento melancólico de Zach Condon, alias Beirut, quien ha seguido publicando álbumes como The Rip Tide (2011), No No No (2015) y Gallipoli (2019).

VIDEO SUGERIDO: Beirut – Nantes (live in the streets of Paris), YouTube (luderpinguin)

BEIRUT (FOTO 3)

 

Exlibris 3 - kopie