Todo cambió en el planeta tras la Segunda Guerra Mundial. La posguerra aceleró el desmoronamiento del imperio británico, que se hallaba en proceso de desintegración desde antes del conflicto. Ante la presión ejercida por los pueblos colonizados, Inglaterra empezó a conceder la independencia a sus antiguos dominios.
En 1962 tuvo inicio el autogobierno en Jamaica —uno de aquellos dominios—, aunque el país no abandonó la Commonwealth. La cultura popular jamaicana, y de manera particular la música, reflejó estos cambios. En el mismo año nació un nuevo género, el ska, para expresar las aspiraciones de los recién liberados.
Tal fue el contexto en el que creció y maduró el joven Bob Marley. En su caso, dicho proceso de independencia culminó de manera imponente: llevó sus canciones al mundo entero. Marley fue, sin duda alguna, un artista dotado y consciente, dueño de un talento que le permitía traducir los hechos particulares de la existencia en el ghetto jamaicano a términos de significación universal.
*Fragmento del libro Bob Marley, de la Editorial Doble A, publicado de manera seriada online en el blog Con los audífonos puestos, bajo esa categoría.
Sin duda, los Wailers originales tuvieron el grupo vocal más importante en toda la historia de Jamaica. No sólo debido a su capacidad musical, sino también a causa de la posición que ocuparon en la sociedad y a las experiencias colectivas que expresaron por medio de las canciones.
Éstas contenían su visión sobre la Jamaica del hombre negro pobre y reprimido, y su constancia en contra de vender las convicciones. La razón para la desintegración de los Wailers puede resumirse de manera contundente: haber firmado contrato con una compañía disquera internacional que realizó una inversión y esperaba ganancias comerciales. Bob forjó su éxito mediante los viajes, sin importarle las molestias. Además, su decisión implicó otros sesgos: la rebeldía y el rastafarismo.
Resulta difícil aceptar la proyección comercial de las convicciones religiosas más básicas de un hombre. No obstante, Marley comprendió y supo salir adelante de esta imposición. Si un artista no quiere permanecer en el anonimato debe aceptar la realidad de las exigencias comerciales, resolviendo el qué y el cómo de ello de forma digna e inteligente.
Por otra parte, la posibilidad de morir los confronta con una realidad definitiva, cierta e inamovible. Los artistas comprometidos están muy conscientes de ello. Las decisiones, por lo tanto, se forman en torno a esta aceptación como resultado de la expresión franca. Marley así tuvo que asumirlo para difundir su mensaje.
Los rastafaris (seguidores de la religión rasta) comprenden el fenómeno de la palabra, el sonido y el poder. Creen que el uso positivo de las palabras crea energía positiva y es posible que en ello se encuentre la base de la música reggae, la cual se utiliza como herramienta para «elevar al mundo» mediante vibraciones musicales positivas.
El nombre Jah Rastafari (la divinidad suprema de esta secta) ha cobrado familiaridad para muchas personas en el mundo occidental, no tanto debido al conocimiento sobre Haile Selassie (difunto rey etíope que para los seguidores rastas era la encarnación de su dios), sino al reggae.
El reggae tiene un ritmo hipnótico y conmovedor capaz de captar a una multitud a través de una fuente profunda y primaria, a la vez que la eleva a un estado etéreo de conciencia. El poder del reggae proviene de la fe de los músicos en Jah y del seguimiento que hagan de las enseñanzas de Haile Selassie.
Para los músicos rastas, el reggae es el don y la voz de Jah. El más importante divulgador de esta música fue Bob Marley. Él y los otros integrantes originales del grupo de los Wailers atendieron las enseñanzas de su mentor, el anciano músico rastafari Joe Higgs, y se convirtieron en los primeros en meter el nombre de Jah en la música.
Marley se erigió en el profeta por excelencia de la tercera ola del movimiento rastafari y en un embajador musical y político del Tercer Mundo. Llenas de una sabiduría de obsesiva antigüedad y de comprensiones dolorosamente contemporáneas, sus letras con frecuencia hablan de los mundos de Babilonia y de Sión, del infierno y maldad del primero y la perfección terrenal del último.
Él creía que los hijos de Sión serían despertados por medio de vibraciones musicales positivas, para aprender a trascender la destrucción de Babilonia. Al darse cuenta de la ineficacia de una confrontación directa con esta última (el Mal), Bob Marley planteó entonces su ira política contra las injusticias cotidianas practicadas en los negros a manos de los imperialistas ingleses que devastaron su país hasta la independencia de éste en 1962.
La mayoría de los temas del reggae expresan uno o dos pensamientos básicos repetidos una y otra vez hasta saturar por completo la conciencia del escucha. Algunos de estos pensamientos portan mensajes como el de Peter Tosh cuando cantaba: «Sin importar de dónde vengas, si eres negro eres africano».
Bob Marley recordaba constantemente a sus seguidores lo siguiente: «Levántense, álcense. Alcense por sus derechos», y afirmaba: «La verdad no se hace en la casa, es un lenguaje universal. Jah dio al hombre su vida para siempre. Al final todos los hombres cantarán la misma canción. Quiero que la gente se reconozca en mi música». En una entrevista realizada poco antes de su muerte dijo: «Si Dios no me hubiera dado una canción para cantar, no tendría una qué cantar».
El estilo animado y carismático desplegado por este profeta musical en sus presentaciones se ha descrito de la siguiente manera: «Entre más se le escuchaba, más se comprendía que su música y mensaje llegaban del más allá, de una inspiración completamente espiritual. Sobre el escenario se movía dispuesto a ser un vehículo, a dejarse impulsar de un lado al otro con frenesí hipnótico y rítmico, como si lo gobernara una luz interior apuntada a divulgar en el exterior su mensaje de comprensión y justicia».
LA SIGNIFICANCIA DEL VOCERO
El concierto de reggae para Bob Marley era como una misa rastafari ritualizada para la cual los músicos servían de altos sacerdotes. Normalmente, antes de comenzar el concierto, pronunciaba una bendición para Jah Rastafari, seguida de un momento de silencio. A continuación el público era barrido por un ataque frontal de ritmos que se prolongaba por horas.
Mientras el público bailaba, deshaciéndose de sus preocupaciones y tensiones, los músicos le infundían energía. El simbolismo de las letras a menudo se perdía en el frenesí de la gente, la densidad del acento jamaicano y el lenguaje inusual del Iyaric. No obstante, los acostumbrados a estos elementos característicos encontraban abrumadora la experiencia de la palabra, el sonido y el poder de la música. Se consideraba como una intensa aventura mística.
No es posible negar que el movimiento rastafari jamás hubiera logrado la popularidad mundial de que goza de no ser por este personaje, el cual siempre explicó su actuación de la siguiente manera: «Hay que tener cuidado con la canción que se canta. Si Babilonia viene a explotarnos, con ello sólo propiciará su propia caída. Si somos verdaderos hermanos, lo material no nos separará».
Marley lanzó sus mensajes simples de libertad, paz y comprensión humana a los corazones y las mentes de mucha gente en todo el mundo, sin importar su raza, creencias religiosas o intelectuales. Siempre anduvo sobre el estrecho filo entre los mundos de Jamaica y Babilonia; y sus triunfos y dilemas en última instancia reflejaron los del reggae en conjunto.
Su muerte significó una pérdida para tal mundo y del mundo en general, tan desesperanzado. Su figura alcanzó la inmortalidad mediante la palabra, el sonido y el poder de sus músicos. Su obra seguirá desempeñando un papel importante para mantener vivo el espíritu liberador en cualquier lugar del planeta donde se escuchen esas notas cargadas de ritmo y de intención.
El desarrollo histórico de la música jamaicana encontró su proceso más avanzado en las últimas décadas gracias al reggae y éste en su propagación a nivel mundial por parte de Bob Marley. El reggae debe su nacimiento al rhythm and blues afro-estadounidense, pero posteriormente llegó a expresar una identidad que se asociaría de manera específica con un lenguaje musical jamaicano neto.
Y su influencia es manifiesta en las formas actuales de la música popular de todo el orbe, con un sabor característico, y sus elementos esenciales han sido herramientas para la creación de nuevos estilos musicales.
La música jamaicana se ha desarrollado a tal grado que actualmente proporciona empleos a un número significativo de habitantes de la isla y contribuido de manera positiva a aliviar en algo la crisis sufrida por la economía de aquel país. Hay varias plantas de impresión de discos en su territorio que emplean un promedio de dos mil personas cada una en diversas actividades: desde obreros hasta vendedores, contadores, ingenieros, choferes, secretarias, etcétera. Esta industria, a su vez, ha creado la necesidad de discotecas, que también ofrecen fuentes de empleo.
Jamaica ha proscrito la importación de discos, y las principales compañías nacionales tienen la licencia de distribución de varias firmas estadounidenses como la Warner, Atlantic Records, CBS y ABC, entre otras. Dichos incentivos para la exportación han contribuido en grande a fomentar la industria del reggae, la cual produce decenas de millones de dólares al año, sin incluir las ventas internas y la piratería.
La música no sólo brinda beneficios a la economía jamaicana sino también la oportunidad a los músicos de proyectar en el exterior sus mensajes sociales contra la esclavitud y el colonialismo, así como la imagen de una nación envuelta en la lucha por sobrevivir, pese a que la violencia política aún impide todo progreso real y significativo.
El reggae, se ha significado en un importante rasgo político de la parte baja de la sociedad de ese país. El principal difusor de esta corriente, Bob Marley, murió en la plenitud de su carrera y de su vida; sin embargo, sus aportaciones sociales, culturales y musicales han prevalecido y su nombre legendario crece en importancia conforme pasan los años.
VIDEO SUGERIDO: Bob Marley And The Wailers – Get Up, Stand Up (Live At The Rainbow 4th June 1977), YouTube (Bob Marley)
La carrera internacional de Marley se reanudó con el álbum Exodus (1977), que incluyó piezas como «Jamming», «Punk y Reggae Party» y la que dio título al disco, el cual se caracteriza por su optimismo y su mensaje comprometido y crítico, por una parte, y por su belleza musical naïve, por otro.
Algunas piezas producto de las mismas sesiones formaron la base de Kaya (1978), cuya alegre música suscitó el descontento de los puristas por su cosmopolitismo. «Is This Love», sencillo del álbum, llegó al Top Ten de Inglaterra. El mismo año apareció un segundo disco en vivo, el doble Babylon ByBus.
El muy comentado Concierto por la Paz de abril de 1978 presentó a una plétora de talentos de la isla caribeña, como Big Youth, Dillinger, los Meditations, Althea y Donna, los Mighty Diamonds, Culture, Peter Tosh y Bob Marley y los Wailers. Asistieron al convivio tanto los funcionarios del gobierno como los líderes de la oposición.
Todos los participantes expresaron su deseo de creer en una tregua social, salvo Peter Tosh, quien consideraba vana toda la operación. En el nivel político, según Tosh, la verdadera paz sólo se obtendría mejorando la condición material de los urbanos pobres. Hablar de paz mientras subsistieran las mismas condiciones sociales le resultaba hipócrita.
A la postre, Marley halló nueva inspiración en África. Su gira mundial de 1978 lo llevó a Gabón, experiencia reflejada en Survival (1979), en el que se solidarizó con las organizaciones de liberación africana negra encabezadas por políticos como Nkomo y Mugabe.
Fue una grabación que incluyó «Zimbabwe», un himno adoptado por muchos músicos del Continente Negro. Survival ha sido descrita como la obra de mayor unidad temática y atrevimiento ideológico de Marley. Un material audaz acerca de «cómo conservar la libertad en un mundo hecho de cadenas».
El prestigio de Marley era tal que recibió la invitación a participar en las celebraciones de independencia de ese país en 1980. El álbum de ese año, Uprising, mostró qué elementos musicales africanos, como los de la pieza «Could You Be Loved», empezaban a reemplazar a los del pop en su obra. Ese disco fue el último grabado por él. Salió de gira por Europa y Estados Unidos para promocionar el álbum pero ésta tuvo que suspenderse porque sufrió un colapso sobre el escenario.
Se desplomó durante una gira por los Estados Unidos en septiembre. Se le diagnosticó cáncer en el pulmón y pese al intenso tratamiento al que fue sometido murió meses después en Miami, el 11 de mayo de 1981, a causa del mismo y de un tumor cerebral. De esta manera se silenció su mensaje simple y eficaz de comprensión.
No obstante, su estilo ya clásico sobrevive en la música y a 40 años de su muerte se siguen editando cintas y grabaciones desconocidas o de sus conciertos y participaciones en radio, como el disco Talkin’ Blues aparecido en 1991(además de las posteriores antologías, grabaciones inéditas, rarezas, tributos, etcétera.). El gobierno jamaicano, que le había otorgado el título de “Honorable”, organizó un funeral oficial.
Rita Marley, su esposa, se hizo cargo de Tuff Gong, empresa que sacó discos de la madre de Bob, Cedella Booker (Redemption Songs, 1985), y de sus hijos, Ziggy Marley and the Melody Makers. Las grabaciones posteriores de Ziggy incluyen Play the Game Right (1985), Hey World (EMI, 1987) y Conscious Party (Virgin, 1988), entre otras, producidos por Tina Weymouth y Chris Frantz ex integrantes de los Talking Heads.
Rita tuvo que hacer frente a un pleito legal sobre la propiedad de la empresa levantado por Bunny Wailer, el cual siguió produciendo una serie de discos clásicos de reggae como solista a través de su propia Solomonic Productions. En 1981 grabó un álbum de homenaje a Bob Marley, Bunny Sings the Wailers, mientras que el otro Wailer original, Peter Tosh, fue muerto en Kingston durante un supuesto asalto en septiembre de 1987.
En aquellos momentos la relación entre JAD y los Wailers se había deteriorado tanto que estos últimos enviaron sus pasaportes al Ministerio de Gobernación inglés a fin de solicitar permiso para trabajar en el país. Nash y Simms se fueron a los Estados Unidos para dedicarse a lo suyo, abandonando a la banda.
Clarke, por su parte, buscó empleo en Island Records y le fueron asignados dos temas para su promoción: «Dream Lover» de Greyhound y «Breakfast in Bed» de Lorna Bennett. A la postre abordó a Chris Blackwell, el dueño de la compañía, y le mostró las canciones escritas por Marley para Nash. Le impresionaron mucho y le comentó que desde hacía varios años quería contratar a los Wailers, pero que no se había acercado a ellos directamente a causa de su reputación como independientes.
Clarke negoció entonces un contrato para el grupo, con su anuencia, y le consiguió un adelanto de 8 mil libras por disco. Asimismo estipuló que los Wailers conservarían los derechos para editar sus discos en el Caribe.
Volvieron a Jamaica para grabar los tracks rítmicos de su primer álbum internacional en los Dynamic Studios. Marley llevó las cintas a Island y Blackwell desempeñó un importante papel para supervisar, editar y ayudar a escoger la mejor producción para el disco, con sumo cuidado e insólita inversión.
Catch a Fire (1972), contenedor de una crítica de brutal franqueza contra la esclavitud y el colonialismo padecidos en Jamaica, fue el primer L.P. de reggae concebido como álbum (no como colección de sencillos) y el primer disco anglojamaicano.
Blackwell agregó guitarras y aceleró la pista rítmica de las canciones grabadas por los Wailers recurriendo a Sly y Robbie, Carlton «Family Man» Barrett y su hermano Aston de los Upsetters, así como a las las I-Threes. El álbum, con su excelente combinación de rock, soul, blues y funk con reggae, triunfó totalmente.
En 1973, el grupo realizó giras extensas por los clubes de rock de Estados Unidos. Entre otros, se presentaron en el Max’s Kansas City en Nueva York con tres sets de media hora cada noche durante una semana. La gira invernal por Inglaterra fue pospuesta cuando Tosh y Wailer se negaron a hacerla debido al frío. Fue una explicación; la otra, el disgusto por parte de ambos hacia el énfasis puesto en Marley como el líder del conjunto.
Blackwell buscaba un ángulo para “vender” al grupo a fin de suscitar controversias e interés inmediatos. La imagen proyectada fue la de rudos y temibles rastas. Marley inició el proceso de arreglar su cabello y promover visualmente su imagen pública. Bunny Wailer, a quien no le agradaba viajar por el extranjero, fue reemplazado temporalmente por Joe Higgs.
El siguiente disco, Burnin’ (1973), incluyó canciones de Wailer así como los combativos sencillos: «Get Up, Stand Up» y «I Shot the Sheriff». Esta última pieza (que en 1974 se convertiría en un hit para Eric Clapton) figuró entre las composiciones de Marley grabadas por otros artistas en esa época. Otras fueron «Guava Jelly» (con Barbra Streisand) y «Slave Driver» (con Taj Mahal).
En 1974, Tosh y Wailer se separaron del grupo y continuaron su carrera como solistas. Marley reformó a los Wailers incluyendo a Bernhard Harvey. Justo antes de la separación definitiva, Tosh inició las grabaciones de su primer L.P. como solista (cada integrante había editado sencillos en forma individual con Tuff Gong).
Para 1975 Marley ya era una estrella internacional. Sin duda, su carisma hizo posible que el reggae impusiera su tono de manera internacional a partir de la mitad de la década de los setenta. Sólo una personalidad de sus dimensiones fue capaz de expandir el ghetto y propiciar una de las fusiones de sonido más fascinantes del último cuarto del siglo XX.
El sugestivo beat caribeño encarnó de hecho la gran renovación musical de aquella década, junto con el punk. Bob Marley se erigió en el convincente vocero de tal manifestación, en uno de los representantes más destacados del culto rasta y su profunda religiosidad, en combinación con el manejo imaginativo de la música tradicional jamaicana, sirvió como un escape y una esperanza al mismo tiempo para la mayoría reprimida de ese país.
Marley fue el gran vehículo de la ideología rastafari y su mensaje era «Getup, stand up/stand up for your rights» (Alzate, levántate/levántate por tus derechos).
La balada de soul-reggae «No Woman, No Cry» destacó en el álbum de 1975 Natty Dread. Producido por el mismo Blackwell, contó con la participación del guitarrista Al Anderson y el baterista africano Remi Kabaka.
Blackwell había introducido a Marley al patrón rocanrolero de sacar un L.P. al año, además de las giras internacionales. Las letras poéticas y pegajosas y el ritmo meditabundo de la música de Marley proyectaron un sentido de comunidad que hasta ese momento sólo se atribuía a grandes festivales como los de Woodstock o Monterey.
Dondequiera que se presentaba con sus Wailers movilizaba a los enormes públicos, quienes lo celebraban y escuchaban sus apremiantes acusaciones acerca de la desolada condición política interna de su patria, el creciente desempleo, la separación racial y la represión.
El álbum Live de 1975, grabado en Londres (y un documento ambiental de sus presentaciones), fue seguido en 1976 por Rastaman Vibration. No obstante, las raíces de Marley —su religión y la empresa Tuff Gong— aún estaban en Jamaica. Respondió a la muerte de Haile Selassie en 1975 grabando «Jah Live» con el seudónimo de Hugh Peart y recordándolo en Rastaman Vibration con uno de los discursos del gobernante y gurú etíope.
El de 1976 fue un año violento y tenso de elecciones en Jamaica. A pesar de que Marley se mostró neutral en la arena política, fue herido de bala por parte de atacantes desconocidos en diciembre, sólo unas cuantas semanas antes del concierto «Smile Jamaica» que él mismo había organizado a fin de reconciliar a los líderes políticos opuestos.
No obstante, sus heridas le permitieron presentarse ante 80 mil personas. Se recuperó lo suficiente para cumplir con dicho evento antes de despedirse por 14 meses de la escena musical. Él mismo afirmó después que había solicitado la ayuda del gobierno (al cual molestaba con sus denuncias) para organizar el concierto puesto que aquél contaba con la capacidad y las posibilidades de hacerlo bien: con orden y control.
Asimismo, existen otras versiones en las que parece muy probable que haya accedido a participar a petición del líder del Partido Nacional del Pueblo (PNP), Michael Manley, a fin de otorgar credibilidad a su campaña electoral y reunir mayor apoyo. Su enfoque populista y tolerancia hacia la fe religiosa de los rastafaris, se dice, fue lo que convenció a Marley de encabezar dicho concierto. Todavía hay muchas especulaciones al respecto.