PUNK-12

Por  SERGIO MONSALVO C.

PUNK 12 (FOTO 1)

GRABACIONES CLÁSICAS

MC5, Kick out the Jams (Elektra, 1969).Los legendarios punks tempranos de Detroit. Rob Tyner vocifera y los guitarristas Wayne Kramer y Fred “Sonic» Smith hacen temblar las paredes. El resultado es un poderoso disco en vivo que se adelanta por años al punk político.

THE STOOGES, Fun House (Elektra, 1970).El fin de todos los sueños hippies. Según Iggy Pop, “mi disco más perfecto». El segundo y último álbum de la formación original con los hermanos Asheton y Dave Alexander. La canción del título, así como “1970″ y «T.V. Eye», se tocan ininterrumpidamente desde hace 25 años. Iggy vocifera con toda el alma y enseguida se mete a otro tratamiento contra la adicción.

THE RAMONES, The Ramones (Sire, 1976). El blitzkrieg musical. En plena era del art rock, unos neoyorkinos greñudos celebran el sonido anárquico del garage sin pretensiones artísticas: catorce ráfagas llenas de depresiones adolescentes, que se dan abasto con los famosos tres acordes. La pieza más larga dura apenas dos minutos y medio. Es semejante la calidad de los álbumes siguientes, Ramones Leave Home y Rocket to Russia.

THE DAMNED, The Damned (Stiff, 1977).El primer LP inglés de punk. El productor Nick Lowe se encargó de crear una sencillez transparente, el guitarrista Brian James y el baterista Rat Scabies proporcionan la dureza seca, el bajista Captain Sensible se hace notar como payaso punk y el cantante Dave Vanian entona clásicos como “Neat Neat Neat” y “New Rose».

PUNK 12 (FOTO 2)

THE CLASH, The Clash (CBS, 1977).Los exrocanroleros de pub Mick Jones y Joe Strummer se suben justo a tiempo al tren del punk y con su debut llevan a su punto la ira de la juventud inglesa. “White Riot”, “London’s Burning” y “Remote Control” conjuran la rebelión, mientras que “Police and Thieves” marca la primera aparición de ritmos reggaeseros en un disco de punk.

SEX PISTOLS, Never Mind the Bollocks (Virgin, 1977).El único LP de los Sex Pistols editado en tiempo de vida de la banda. Un álbum producido de manera agitada en torno a los cuatro sencillos a los que el conjunto debe su reputación, legendaria ya en ese entonces. Y eso que sólo dos miembros son punks auténticos: John Lydon, alias Johnny Rotten, y Sid Vicious. Después de los Pistols el primero emprende el sendero del trabajo solista con Public Image LTD, mientras que el último se despide de las preocupaciones terrenales.

THE SAINTS, (I’m) Stranded (EMI, 1977). La contribución más importante de Australia a la historia del punk. El debut del grupo reunido en torno al cantante Chris Bailey y al guitarrista Ed Kuepper presenta un rock and roll simple con toque sesentero. La pieza del título es obligatoria en cualquier fiesta punk.

WIRE, Pink Flag (EMI, 1977). En su primer álbum, los cuatro estudiantes de arte londinenses aún se sentían comprometidos con la simbología punk: 21 canciones minimalistas duras que renuncian al más mínimo toque pop. Muchos punks estadounidenses mencionan este disco, a la postre, como una influencia importante. Pink Flag es la única producción auténtica de punk de Wire, cuyas obras restantes forman parte del new wave.

NINA HAGEN, Nina Hagen Band (CBS, 1978). Este LP es el primer intento de la cantante Nina Hagen por adquirir cierta unidad entre la brutalidad del punk, la armonía del pogo inglés y las peculiaridades propias de la música alemana de cabaret anterior a la Segunda Guerra Mundial. Nina es una cantante agresiva, directa, furiosa, que puede producir una bella voz operística de soprano o elevarse más allá, con graznidos y chillidos, a una altura deslumbrante. Una concentrada carga energética de alcances impredecibles.

DEVO, Q: Are We Not Men? A: We Are Devo! (Virgin, 1978). En Akron, Ohio, Devo pudo emprender un camino individual lejos de las presiones de la moda. Su primer álbum fue recibido con entusiasmo como curiosidad, aunque las tesis oscuras acerca de la de-evolución de la humanidad provocan la risa generalizada. Incluye una versión de “Satisfaction” así como diversos éxitos como sencillos.

SIOUXSIE & THE BANSHEES, The Scream (Polydor, 1978). El ángel negro Siouxsie Sioux pertenece desde el principio a la escena creada alrededor de los Sex Pistols. En su primer disco refleja el lado sombrío de la era punk. Canciones como “Suburban Relapse” (acerca del colapso de un ama de casa reprimida) muestran, además, la perspectiva femenina de la generación sin futuro.

BUZZCOCKS, Singles Going Steady (Liberty, 1979). Si bien el grupo de Manchester produjo varios álbumes buenos, esta colección de sencillos es su obra maestra. Los autores de las canciones, Pete Shelley y Steve Diggle, poseen un excelente olfato para un pop directo con sentido del humor (“Orgasm Addict”, “What Do I Get?”), con suficiente dureza para no entrar al cajón del new wave.

GANG OF FOUR, Entertainment (EMI, 1979). La primera ola punk ya estaba bajando al aparecer el debut del cuarteto de Leeds, pero Entertainment fue un momento culminante de aquella fase. La agitación radical resulta creíble pese al contrato con una disquera grande; no obstante, pocos años más tarde los músicos no titubearon en pasarse a la onda neodisco y el funk.

GERMS, G.I. (Slash, 1979). El lado mejor acabado de Los Ángeles: el cantante Darby Crash se desgañita en el mejor estilo de Johnny Rotten y el guitarrista Pat Smear se desahoga con acordes poderosos. Crash muere de una sobredosis de heroína en 1980, mientras que Smear figura en Unplugged de Nirvana.

DEAD KENNEDYS, Fresh Fruit for Rotting Vegetables (Cherry Red, 1980). Speed punk: los californianos ejecutan sus éxitos (“California über alles”) a toda velocidad. En la persona de Jello Biafra aparece un portavoz inteligente que además se encarga de la distribución de la música con su propia disquera.

HÜSKER DÜ, Land Speed Record (Alternative Tentacles, 1981). En el primer álbum del trío de Minneapolis, una producción en vivo, las canciones breves de trash se suceden casi sin pausa alguna. Resulta difícil de creer que Bob Mould y Grant Hart se hayan convertido años después en sutiles letristas.

MINUTEMEN, Double Nickels on the Dime (SST, 1984). 45 canciones en un álbum doble: el trío hace honor a su nombre, renunciando a los coros y a cualquier acercamiento al gusto masivo. Después de la muerte del cantante D. Boon, el resto continúa con el nombre de Firehose.

MEAT PUPPETS, II (SST, 1984). El country conoce al punk. El trío del estado desértico de Arizona interpreta canciones poéticas. El guitarrista Curt Kirkwood brilla con un virtuosismo raro en este género: II suena como si Hank Williams, la leyenda del country, hubiera tomado LSD.

HENRY ROLLINS, Hot Animal Machine (Fundamental, 1987). Rollins reaccionó con obstinada agresividad a la disolución de su grupo BLACK FLAG. Este ambicioso debut como solista marca nuevos senderos para el punk del hardcore. De paso se convierte en figura señera de la generación grunge.

SONIC YOUTH, Daydream Nation (Blast First, 1988). Siete años después del primer sencillo, Sonic Youth escala la cumbre de su carrera con este LP doble. En la última obra con una disquera independiente, el punk se une con elementos de noise y de pop. Son legiones las bandas estadounidenses que siguen su ejemplo.

GREEN DAY, Dookie (Reprise, 1994). El punk vuelve a ser divertido: el caótico trío californiano reunido en torno a Billie Joe Armstrong sabe entusiasmar a una nueva generación con respecto a la fuerza de los tres acordes, sin sonar por ello nada anticuados o empolvados.

WAYNE KRAMER, The Hard Stuff (Instinct, 1995). Las grabaciones del renacido Kramer (ex MC5) para The Hard Stuff salieron a pedir de boca. Wayne aportó las canciones fuertes y su guitarra característica, y miembros de grupos jóvenes como Claw Hammer, Pennywise y Rancid se encargaron de proporcionarle un sólido acompañamiento. renacido Kramer (ex MC5) para The Hard Stuff salieron a pedir de boca. Wayne aportó las canciones fuertes y su guitarra característica, y miembros de grupos jóvenes como Claw Hammer, Pennywise y Rancid se encargaron de proporcionarle un sólido acompañamiento.

VIDEO SUGERIDO: Green Day –Basket Case (Official Music Video), YouTube (Green Day)

PUNK 12 (FOTO 3)

PUNK (REMATE)

MANHATTAN TRANSFER

Por SERGIO MONSALVO C.

MANHATTAN FOTO 1

(JOHN DOS PASSOS)

John Dos Passos denominó a sus novelas como crónicas contemporáneas. En ellas, lo supo siempre, había una fuerte inclinación política; también que manejar dicha inclinación no debía dañar al escritor de ninguna manera.

Alguna vez declaró que un escritor en su campo debería estar comprometido y no, al mismo tiempo; tener pasión, preocupación y furia, pero mantener sus emociones a cierta distancia de sus obras. De no hacerlo sólo se convertiría en un propagandista y lo que ofreciera sería únicamente una prédica.

En su obra titulada Manhattan Transfer (1925), este escritor citó al capitalismo estadounidense como testigo, y como brillante fiscal le hizo confesar y documentar la invención del American Dream (sueño americano), con todas sus consecuencias de explotación, decepción y egoísmo.

De esta manera el narrador, de la mano con el historiador social, configuró al escepticismo y desilusión por el progreso que tomaron distintas formas a partir de entonces (el existencialismo, la Generación Beat, el hippismo, el Underground, la contracultura, etcétera).

Este escritor nació el 14 de enero de 1896 en Chicago. Su infancia transcurrió entre ésta, Bélgica y Londres. A su vuelta a los Estados Unidos ingresó a Harvard, donde se graduó en 1916. Viajó a España a estudiar arquitectura. Sin embargo, en 1917, durante la Primera Guerra Mundial, conoció la contienda al incorporarse como voluntario en Francia.

En 1919 fue liberado y entró a estudiar a la Sorbona para luego volver a España y escribir un par de libros de carácter autobiográfico y antimilitarista. Tras la publicación de otros textos regresa a Nueva York en 1923, donde la idea de Manhattan Transfer comienza a crecer.

El hecho de escribir sobre el comunismo no hace a un autor comunista.  Dos Passos nunca lo fue. Siempre estuvo más que nada contra el sistema. Su interés social se centraba en la libertad personal ante todo.

En un principio sintió simpatía por el comunismo norteamericano de la segunda década del siglo, pero los métodos autoritarios del partido lo desilusionaron; luego erigió su desprecio contra la brutalidad de la ideología capitalista y sus negociantes; y, finalmente, manifestó su respeto hacia las ideas de Thomas Jefferson y la democracia al estilo republicano, como la salvación política para una sociedad de masas.

Todos sus libros son representaciones evidentes, polémicas y conscientes de la lucha que él vio desarrollarse en la sociedad capitalista norteamericana de la primera mitad del siglo XX.

Mantuvo fuera de sus obras cualquier tesis expresa. Se limitó a narrar y ello compensó el extraordinario valor polémico de sus múltiples figuras a las que por cuenta propia se escucha enunciar las críticas a su inmediatez, a la justicia y a su condición humanas. «Si tratas temas que afectan a la gente —dijo en su momento— debes atenerte a causar dolor; particularmente si aciertas a dar en un blanco que se encuentre cerca de la verdad».

MANHATTAN FOTO 2

En su novela de 1925, Manhattan Transfer, imprimió un retrato colectivo, coral, con cientos de episodios de la vida neoyorquina. Con él denotó madurez de visión y estilo narrativo (collage, frescos e interconexiones).

John Dos Passos siempre expresó su fascinación por el marginado, el vencido, el enajenado, el disidente, el solitario y el vagabundo: los relegados de la historia que enmarcan la enorme crónica de la desilusión norteamericana, se convirtió en el muralista de la decepción.

Los personajes en su apariencia, maneras y acciones son tipos auténticos de su época que se esfuerzan por encontrar un motivo para vivir mientras su existencia transcurre entre sensaciones de tragedia y falsos optimismos. Y es este desconcierto el que llega al lector más que cualquier propaganda.

El autor se preocupó por la cuestión de hasta dónde y de qué manera cada uno de sus incontables individuos era capaz de forjar su propio destino y llevarlo hasta dónde lo condicionaba su ambiente. Es la impresión pura de una multitud que lucha en sus respectivos medios, caracterizados de forma individual y diferenciada por unos cuantos gestos, frases, expresiones murmuradas y el frenético movimiento.

El estilo de rápidos chispazos y súbitas imágenes de sensación física que Dos Passos desarrolló fue siempre, según sus propias palabras, «el intento de producir la dicotomía entre ficción y no-ficción. Me encontraba por lo regular en algo así como la línea divisoria entre ambas, moviéndome por ello de un campo a otro con gran rapidez». Éste era el brío que movía a sus personajes tan vertiginosamente, lo mismo que a su estilo.

Luego de una vida saturada de viajes, acontecimientos y publicaciones, John Dos Passos murió en Virginia el 28 de septiembre de 1970.

«La palabra oral es la que suministra los grandes textos. El deseo de observar, de anotar lo que veo y oigo lo más exacto posible, ha sido para mí lo más importante». Concepto al que el escritor se mantuvo fiel prácticamente hasta su muerte.

VIDEO SUGERIDO: Pet Shop Boys – New York City Boy, YouTube (PetShopBoysParlaphone)

Su genio lo llevó a crear un estilo notable en Manhattan Transfer para evocar los simultáneos marcos de la existencia. El tema siempre es el hecho y la persona representativa, el momento histórico en su sentido más tangible, en sus lemas, canciones, influencias y ante todo su habla.

El novedoso estilo tuvo como objetivo artístico captar el tono y el paso del tiempo en la voz de la época. Manhattan Transfer legitimó la «religión de la palabra», al asentar una narración colectiva acerca de la vibración histórica.

El talento del escritor para exhibir los hechos sociales y manierismos de la época hizo que su novela pareciera la obra de los muchos espíritus neoyorquinos. Con Manhattan Transfer Dos Passos anticipó temas y técnicas que a la postre desarrollaría en forma plena en la trilogía USA.

La estructura del libro está integrada por historias cotidianas, crónicas,  acontecimientos grandes y pequeños que dicen mucho acerca de la época y de la influencia de la comunicación masiva. Son fragmentos de impresiones sensibles a los que el autor utilizó como acercamientos a los incidentes o personas descritas. Como fondo a las historias de las decenas de personajes que aparecen y desaparecen como en la vida misma.

Los personajes ficticios fueron tomados por Dos Passos de una considerable gama de la vida común neoyorquina, lo cual crea una verosimilitud incuestionable y plausible.

El estilo creado por este autor (cuyas influencias aceptadas fueron Laurence Sterne, Flaubert, Joyce, Gertrude Stein, Ungaretti, Rimbaud, Stephen Crane, los muralistas mexicanos y el cine de Eisenstein y Griffith) registró el pulso de la sociedad industrial, de las masas y del caos moral de una civilización decadente basada en la explotación, el comercialismo y la corrupción.

Estos logros llevaron a decir a Jean Paul Sartre en 1938: «Dos Passos ha inventado una sola cosa, un arte del relato, y con eso basta. Considero a Dos Passos el escritor más grande de nuestro tiempo».

A partir de entonces ha sido uno de los autores más revisitados por literatos, periodistas, cineastas e historiadores (el propio Sartre, Alfred Döblin, Carlos Fuentes, el documentalista Adam Curtis, Quentin Tarantino o Robert Alman, por mencionar a algunos).

Y como referencia para muchos músicos de los géneros rockero y jazzístico (como The Fugs, Billy Joel, Lou Reed, Talking Heads, Simon & Garfunkel, The Strokes, John Zorn o el grupo de jazz vocal Manhattan Transfer, entre otros) que aun han utilizado alguna de sus múltiples alternativas y recursos literarios.

VIDEO SUGERIDO: Lou Reed – “NYC Man” (Official Music Video), YouTube (RHINO)

MANHATTAN FOTO 3

Exlibris 3 - kopie (2)

LA POÉTICA DEL NOMBRE (II)

Por SERGIO MONSALVO C.

POÉTICA DEL NOMBRE (II) (FOTO 1)

“ANNA”

Arthur Alexander fue ejemplo de individuos solitarios, compositores sensibles, pero sin esperanza. Reflejaba el carácter particular del artista natural pero contenido y despreciado por un ambiente espeso, hundido en medio de una población provinciana, rural, con fenómenos sociales añejos, acendrados y quizá insolubles, como el aislamiento (y sus consecuencias culturales), la discriminación racial y de clase, el conservadurismo que permeaba cualquier forma de desarrollo colectivo y, por supuesto, la pobreza.

Alexander nació en un medio infame, en Florence, Alabama, en mayo de 1940. Un estado en el que los negros sólo podían aspirar a ser pobres, ligeramente por encima de la indigencia. Así creció Arthur como hijo de un músico y cantante de blues y góspel, que no quería lo mismo para su vástago. Pero el joven se empapó con aquella música que hacía su padre y con la que escuchaba en la radio (hillbilly y country). Sin estudios, tuvo que ganarse la vida en trabajillos diversos por las mañanas y cantando en bares durante las noches.

De esta manera se encontró un día con Rick Hall, un joven productor independiente que acababa de montar un estudio de grabación (FAME) en un viejo almacén de tabaco en la cercana localidad de Muscle Shoals. Alexander le confesó que tenía algunas canciones y Hall le pidió que le cantara algunas de ellas. Fueron al bar del hotel, Hall les dio una propina a los músicos de la casa para que acompañaran a Alexander. Cuando éste terminó de cantar “Anna” El productor se quedó callado para luego afirmar: “Tenemos un éxito”.

POÉTICA DEL NOMBRE (II) (FOTO 2)

Ahí, en el corazón de Muscle Shouls se acababa de inventar el country soul, el soul sureño. “Anna” fue una de las primeras grandes baladas soul, incluso está más cerca de un tiempo-medio que una balada lenta. Al igual que varias de las canciones de Alexander, llegaría a ser más famosa en versiones  hechas por otros artistas que en su propia interpretación original. Aunque en realidad tuvo cierto éxito cuando se publicó por primera vez en 1962, llegando al lugar 68 en las listas pop y en el 10 en las de R&B.

La derrama artística de Arthur Alexander, sin embargo, va más allá de las versiones que grandes estrellas hicieron de sus canciones, su legado se muestra en la influencia que tuvo en esos grupos y cantantes y en la propia historia del soul sureño. Su estilo era cálido y acogedor. “Sus canciones parece que te arropan como una manta suave durante una noche fría”, dijo alguien sobre él.

Con el uso de esta materia prima, el rock británico aprovechó la oportunidad  para su propia fundamentación. Integró su versión de ambas músicas con base en los conceptos particulares sobre ellas y su cotidianeidad. No habría rock en la Gran Bretaña sin la música negra.

Y esa deuda sus adalides la han pagado con divisas ontológicas en forma de referencias, citas y mágicos cóvers. Históricos, la mayoría de las veces. Que exponen sus raíces, sus emocionados descubrimientos y apegados acercamientos estilísticos para luego encarar su propio desarrollo.

POÉTICA DEL NOMBRE (II) (FOTO 3)

Los Beatles, lo hicieron con esa pieza. “Anna” era uno de los temas favoritos de John Lennon, de tal manera que formaba parte del repertorio regular de sus actuaciones de fogueo tanto en Hamburgo como en Liverpool. Como consecuencia estaba pulida en el estilo beatle y por ello fue grabada e incluida en su álbum debut, Please Please Me.

 La pieza escrita e interpretada originalmente por Arthur Alexander había sido lanzada como single en septiembre de 1962. La versión realizada por el Cuarteto de Liverpool fue grabada en febrero del siguiente año, casi enseguida. Resaltó su valor como un excelente y auténtico cóver. Uno que evidenció con su revisitación el cambio de época.

“Los Beatles estábamos buscando nuestro sonido y ahí apareció el rhythm and blues lleno de soul. Eso es lo que solíamos escuchar entonces y es lo que queríamos hacer. Estábamos fascinados por esa música negra y para nosotros la cima de todo aquello fue Arthur Alexander”, confesó Paul McCartney.

George Harrison se encargó del riff, Ringo lo hizo con un fuerte beat y John Lennon llevó la voz cantante en ella (le añadió un dolor tortuoso que no está en el tema original). El crítico musical Ian MacDonald dijo, a su vez, que sonaba como “un joven apasionado intentando dominar con su voz una canción de hombre”.

POÉTICA DEL NOMBRE (II) (FOTO 4)

Arthur Alexander, el creador de la canción (en la que volcó todas sus influencias), se convirtió en el primer cantante de Alabama en entrar en las listas de éxitos y en un cantautor prestigioso que escanciaría su talento en un sinnúmero de piezas memorables.

Tanto que pocos meses después los Beatles harían su versión, como ya se vio, y con el paso del tiempo infinidad de intérpretes. Entre ellos destaca la que hizo Roger McGuinn (nacido en Chicago como James Joseph McGuinn III el 13 de julio de 1942, y conocido a la postre como Roger McGuinn) para el tributo que el sello Razor & The Music antologó con material del compositor.

McGuinn era un músico de folk formado en su ciudad natal, que antes de intentar una carrera por su propia cuenta interpretaba canciones de los Beatles en los cafés neoyorquinos del Greenwich Village. 

Inspirándose en George Harrison por su innovación en el tema “A Hard Day’s Night”, McGuinn decidió entrar al mundo del rock con una guitarra eléctrica de 12 cuerdas. Y lo hizo con The Byrds, los cuales inauguraron una nueva corriente rockera, el folk-rock, y se constituyeron en una incomparable agrupación que denotaba la influencia evidente de Bob Dylan, el estilo de los Beatles, el country and western y el rhythm and blues, con lo cual originaron lo que se denominaría el nuevo rock estadounidense.

Con la resonancia de la Rickenbancker de 12 cuerdas de McGuinn, también cantante principal, y una compleja armonía instrumental y vocal los Byrds marcaron un nuevo sonido y se dieron a conocer al mundo. La belleza de cuerdas y canto está presente en la versión de “Anna”, el tributo que McGuinn le brindó a Artur Alexander.

VIDEO SUGERIDO: Anna (Go To Him), YouTube (Te Beatles)

Exlibris 3 - kopie

LA POÉTICA DEL NOMBRE (I)

Por SERGIO MONSALVO C.

POÉTICA DEL NOMBRE (I) (FOTO 1)

“GLORIA”

El nombre de una persona dicho por otra siempre será diferente. ¿Por qué?

Porque lo pronunciará de manera distinta, se percibirá de manera distinta, se imaginará de manera distinta y se utilizará de manera distinta. Todo ello constituirá la poética del nombre. Y como ejemplo están las canciones que llevan uno por título, se han vuelto populares y han recibido el honor de la versión en la mejor acepción de la palabra.

La versión es un término (y un campo de acción) muy amplio. A menudo los escuchas piensan, de manera muy reduccionista, que versionar es sólo cantar canciones que otros cantaron antaño. Sin embargo, no es tan simple. En una versión, no se trata de hacer una vil copia, sino de arreglarla de una nueva manera. De deconstruir la pieza original y reconstruirla con otros elementos.

En un mundo en el que la memoria es un valor a la baja, a veces de lo que se trata al hacer una versión es de recuperar un tema olvidado, pero aún reconocible, y se hace por distintas razones. Por ejemplo, si es una pieza que le gusta particularmente al artista y quiere hacer su versión, su interpretación de la misma, rendirle tributo de esa manera.

Por eso mismo nadie puede rebajar a reproche esta declaración tributaria, salvo en el caso de una vulgar fotocopia, pues gracias a dicho tributo nos ha sido dado disfrutar de un nuevo estrato para la canción recurrente. Es un estadio nuevo para una canción previamente grabada, es decir: otro rubro en el quehacer cultural.

Y si la versión funciona, el efecto puede ser muy grande y abrir otros horizontes, nuevos puntos de vista, crear una estética distinta. Si hacer versiones buenas fuera tan poco creativo “Hound dog” sería aún un rhythm & blues lento y no el rock and roll del preludio; “That’s all right mama” se hubiera quedado en el country sin evolucionar hacia el rockabilly y “Louie Louie” hubiera quedado como una canción caribeña que solo conocería un puñado de personas, y no una piedra fundamental del rock de garage, por mencionar algunos ejemplos históricos.

En cuanto a los nombres, una muestra clásica sería la pieza “Gloria” de Van Morrison. Al respecto de ella, convendría primero dar una explicación digamos anatómica sobre su pronunciación: comenzando por el chasquido consonántico al principio del nombre. Ahí la punta de la lengua se encoge bruscamente bajo el paladar y hace un “klo”, como al abrir algo. Puede ser un sonido muy fuerte y atraer la atención de quien lo escucha. Es el llamado chasquido palatino que se hace con toda la lengua en un movimiento casi vertical que acabará con una clara y anhelante exhalación.

POÉTICA DEL NOMBRE (I) (FOTO 2)

Una vez dicho esto, pasemos a la versión original y posteriormente a la poética de la representación. En ese primer ámbito se puede encontrar solaz y certidumbre, avidez y deseo. La satisfacción que puede brindar un encuentro afortunado con una mujer con tal nombre, brinda en el original de Van Morrison ese momento que quema con la exaltación del enamoramiento lascivo ya detectado y la concentración en su disfrute.

Dominando la guitarra y el sax tenor, Van Morrison (Belfast, Irlanda del Norte, 1945) destacó en su ámbito local lo que le permitió integrarse a las bandas más conocidas de la zona. Luego le dio por viajar. Compuso «Gloria» mientras tocaba con The Monarchs en Alemania durante una estancia veraniega en 1963, cuando tenía dieciocho años de edad.

Morrison comenzó a interpretarla en el Maritime Hotel cuando volvió a Belfast y se integró a The Gamblers para  luego formar finalmente el grupo Them, con Billy Harrison (guitarra), Alan Henderson (bajo), Ronnie Milligans (batería) y Patrick John McCauley (en los teclados).

Durante las presentaciones que tenían, Van añadía versos a voluntad, improvisando la letra y alargando la interpretación hasta los quince o veinte minutos. Tras firmar un contrato con el sello Decca, el grupo se trasladó a Londres donde realizaron una sesión de grabación el 5 de julio de 1964 en  el Decca Three Studios de West Gampstead. El grupo grabó «Gloria» junto a otras seis canciones.

A la par de los miembros del grupo, el productor, Rowe contrató a músicos sesionistas como Arthur Greenslade, Jimmy Page y Bobby Graham por considerar que los miembros del grupo eran aún muy bisoños. El sencillo que seleccionaron como debut, y que llevaba por título The Angry Young Them, contenía «Baby Please Don’t Go», por un lado, y «Gloria», por el otro, los lanzó a la fama.

La letra nos habla de una joven que no es muy alta y más bien fiestera, y que cuando llega a la casa de quien narra y sube a su habitación, le muestra todas sus habilidades amatorias, que resultan muy satisfactorias para el protagonista. Lo hace sentir tan bien que lo lleva a la Gloria (Morrison juega todo el tiempo con los significados de esta palabra, incluso en el del latín).

La composición musical es un rock clásico con la guitarra y su legendario riff, un bajo marcando un ritmo pulsante que nunca varía los tres acordes, usando sólo cambios dinámicos para aumentar la tensión, mientras la batería y el órgano Hammod al fondo sirven de acompañamiento a la poderosa voz del cantante.

Like to tell you ’bout my baby,

you know she comes around,
just ’bout five feet four

a-from her head to the ground.
You know she comes around here

just about midnight,
She make me feel so good, lord,

she make me feel all right.
And her name is G-l-o-r-i-a,
G-l-o-r-i-a, Gloria
G-l-o-r-i-a, Gloria

I’m gonna shout it all night: Gloria
I’m gonna shout it every day: Gloria
Yeah yeah yeah yeah yeah yeah.

POÉTICA DEL NOMBRE (I) (FOTO 3)

Debido a su sencilla estructura el tema fue fácil de aprender y la canción se convirtió al poco tiempo en un tema básico del rock de garage y parte del repertorio de otras bandas de rock. Desde entonces ha sido versionada por centenares de grupos, destacando mayormente las interpretaciones de los Doors y la del Patti Smith Group.

Si en el caso de Van Morrison lo que implica la canción es la pulsión y el ardor sexual de un adolescente, el de obtener satisfacción para sus necesidades carnales, en la situación de las versiones hechas por los grupos mencionados el significado de las imágenes de los líderes de ambas bandas tiene una gran importancia su peso icónico: Jim Morrison y Patti Smith.

Hay, en estas figuras, una gran significancia tanto en la voz que canta, la mano que escribe, como en el cuerpo del que interpreta. Si tal hecho se percibe, habrá un par de valores agregados a la versión: el reconocido intelecto de ambos personajes, así como su proyección sexual pública.

Y, si así sucede, el escucha atento no podrá hacer otra cosa que rehacer su propia tabla de evaluación sobre la canción, ya que en la relación con tales figuras entrará el elemento erótico de la reescritura de la pieza, sumado a un tema ya de por sí libidinoso.

El rock forma parte de la tradición romántica que se regocija con el impulso sexual como principal ingrediente de la energía que arroja de sí las limitaciones en su búsqueda del infinito. Muchos de los excesos sexuales retratados por el rock alcanzaron un nivel de extravagancia orgiástica en el caso de Jim Morrison, que en la dirty version que hace de “Gloria” se explaya en ello.

POÉTICA DEL NOMBRE (I) (FOTO 4)

Patti Smith, por su parte, representaba, en el momento de rehacer el tema, una nueva forma femenina, que coqueteaba con la androginia, con la libertad artística, con el poder del rock apoyando la palabra poética escrita y dicha y viceversa. Todo esto mostrado en un nuevo escenario musical: el punk. Una revolución en marcha, que utilizaba con ella la imaginería erótica para fundamentar una estética diferente, poderosa y sensual.

VIDEO SUGERIDO: Patti Smith – Gloria (1979) Germany, YouTube (PretzelFarmer)

Exlibris 3 - kopie

PUNK-10

Por  SERGIO MONSALVO C.

PUNK 10 (FOTO 1)

THE FUTURE (DO IT YOURSELF)

Solventado el asalto sorpresa, los pioneros punks de la primera hora se convirtieron en los mártires de un movimiento que, en forma subterránea y a través de coloridas etapas, continuó su desarrollo hacia una subcultura dividida y delimitada, dentro de la cual han podido subsistir una al lado de la otra interpretaciones muy distintas entre sí del concepto punk, tanto en cuanto a la dirección musical como al contenido y las características externas.

El elemento que las une es en la actualidad, además de su condición de vida, la verdadera herencia de la revuelta original del punk: su funcionamiento único como alternativa independiente y por completo autosuficiente frente a la industria establecida.

El punk reveló rencores, temores, odios y deseos tan intensos que su aparición amenazó la legitimidad del orden social y descubrió su carácter tiránico, de la misma manera en que la clasificación escabrosa de la música de los Sex Pistolsamenazó la legitimidad del rock del mainstream y reveló su carácter tiránico.

Uno de los legados más importantes del punk se expresa con tres palabras: Do it Yourself (“hazlo tú mismo”). A principios de los años ochenta, las compañías disqueras independientes se multiplicaron y durante las décadas siguientes brindaron una oportunidad a nuevos grupos de los que nadie había oído jamás. Productos de una escena alternativa activa y prolífica, Nirvana y Sonic Youth, por ejemplo, grabaron sus primeros discos en este entorno.

Herederos directos de cierta visión de la música, un buen número de estos grupos rondaron la cabeza de las listas en las últimas décadas: Green Day, Smashing Pumpkins, Rancid, Offspring, Foo Fighters, NOFX, Pearl Jam, Soundgarden, L7, Pixies, Dinosaur Jr, Husker Dü y Sick of  It All, entre otros. Y, actualmente, gente como Black Lips, Boggs, Correcto, Helen Love, Wendy James, The Mae Shi, etcétera.

PUNK 10 (FOTO 2)

La gran moda punk no costó casi nada y dio a conocer a los inconformes, porque ¿a dónde quería llevar la revuelta preconizada por Sham 69, los Pistols o Clash —que sin duda sigue siendo el mejor grupo de esa época, tanto por su extraordinaria discografía como por su actitud y relativa longevidad—? A destituir a la reina Elizabeth y su régimen, que privilegiaba a los ricos.

Fue el regalo que se le deseaba presentar en el año de su Silver Jubilee, sus 25 años de reinado pomposo. Por todas partes, los graffiti anunciaban la tónica: “Stuff the jubilee«. Y Rotten bramaba: “God save the Queen and the fascist regime/ It made you a moron”. Crimen de lesa majestad. Nunca se difundió por la radio ni por la televisión.

De tal manera, dejaron muy claro que su ataque contra el vacío del rock representaba sólo un medio instintivo para un ataque mucho más perturbador contra el sexo como la mixtificación tras el amor, contra el amor como la mixtificación tras la familia, contra la familia como la mixtificación tras el sistema de clases, contra el sistema de clases como la mixtificación tras el capitalismo y, finalmente, contra la noción misma del progreso como la mixtificación última tras la propia sociedad occidental de la era postindustrial.

Estas cuestiones —y hubo muchísimas más— resultaron en una tensión extraordinaria, una excitación sostenida, una rasgadura social con un torrente de música memorable, un desfile de héroes, mártires, traidores y fraudes y una oportunidad casi ilimitada para el arte popular.

No obstante, se trató del tipo de revuelta que se asfixia bajo sus propias contradicciones, destinado a rebasar los alcances del cálculo y la maquinación que le permitió cobrar autenticidad. Quizá la única ironía verdadera de toda la historia fue que, al final, todo concluía en el rock and roll: nada menos y nada más.

El rock (a través de sus distintas manifestaciones, el punk, en este caso) nunca ha pretendido sostener una verdadera revolución, aunque a menudo exhorte a la insurrección. Como todo arte, no es más que el reflejo, la expresión de una realidad. Un medio. Una voz. Pero, ¿acaso en comparación con él han tenido los líderes políticos alguna vez el poder de cambiar al mundo? ¿De cambiar a la gente? Los punks sí.

VIDEO SUGERIDO: The Clash – White Riot (Official Video), YouTube (The Clash)

PUNK 10 (FOTO 3)

PUNK (REMATE) (3)

BIBLIOGRAFÍA: HERNÁN LAVÍN CERDA

Por SERGIO MONSALVO C.

 

HERNÁN LAVÍN CERDA (FOTO 1)

 

“EL HUMOR EN LAS VISIONES DE H. L. C.”

 Dentro de sus rasgos distintivos, dos cosas llaman la atención en la poética de Hernán Lavín Cerda: por un lado, el polo que sustenta el sentido de lo transitorio, acompañado de la permanente indagación de las fuerzas que gobiernan la vida a partir de la paradoja de que “Cuando pienso en la realidad, lo real en mí se ofusca / y al fin desaparece / como el rostro en el agua”; por otro lado, el polo cuya remisión apunta al lento desgaste o corrosión de la existencia.

Estos dos núcleos son también vectores que pretenden indagar y aprehender tanto la existencia de la esencia como la esencia de la existencia: “¿Para qué tantos demonios? ¿Para qué tantos dioses / Aún creo que el espíritu se destila a sí mismo / en una precipitación de vía láctea”, dice el poeta.

Al interior de los núcleos señalados resplandecen dos símbolos: el del caballo y el de la piedra, los cuales el poeta sopesa para conocer la levedad y el grávido misterio del ser. Sentido que remitiría nuevamente a los orígenes de la indagación, con el ingrediente de una ansiedad más acentuada. En el proceso que avanza hay una regresión permanente hacia los orígenes y, en ese espacio intermedio, la incertidumbre y el caos definen mejor la perspectiva poética, la del poeta y la del mito.

 

 

*Fragmento del ensayo “El humor en las visiones de Hernán Lavín Cerda”, publicado por la revista INTI.

 

 

 

 

 

HERNÁN LAVÍN CERDA (FOTO 2)

 

 

 

Sergio Monsalvo C.

“El Humor en las Visiones de Hernán Lavín Cerda”

Revista INTI 

No. 29/30

Págs. 191-196

(PRIMAVERA – OTOÑO 1989)

 

 

 

 

Exlibris 3 - kopie

BIBLIOGRAFÍA: JOHN ZORN

Por SERGIO MONSALVO C.

JOHN ZORN (PORTADA)

PROYECTOR DEL HIPER-COLLAGE*

Escuchar a John Zorn es como hojear una pila de cómics trash en una tienda de aparatos eléctricos funcionando, o ver una proyección infinita de series de televisión estadounidenses tratadas por un editor loco en un televisor en el que el brillo y el contraste están a tope de intensidad.

Zorn no es el primer músico posmodernista engendrado por el jazz, pero definitivamente sí el más concienzudo y reconocido. Más que cualquier otro, parece marcar el punto de transición entre un periodo de gran virtuosismo técnico y una nueva síntesis artística que no pretende elevarse por encima de la cultura del desecho y reciclable, en la que todos los gustos son identificables.

John Zorn nació en Nueva York el 2 de septiembre de 1953 y desde muy joven se le conoció como un aventurero explorador de los instrumentos de lengüeta, y como un ecléctico compositor que usa el método del cut-up (recorte o collage al estilo de William Burroughs) para sus creaciones. A los diez años de edad cambió el piano por la guitarra y la flauta, y en el curso de sus estudios autodidactas de música clásica contemporánea empezó a componer introduciendo elementos improvisatorios en sus partituras debido a la influencia de John Cage. Esto sucedía a los 14 años.

En la Universidad de St. Louis conoció el free jazz gracias al impresionante disco For Alto hecho por Anthony Braxton como solista en el sax. Después de desertar de la escuela, Zorn trabó amistad con varios improvisadores estadounidenses del free, entre ellos con los guitarristas Eugene Chadbourne y Fred Frith, el cellista Tom Cora (Corra en aquel entonces) y el intérprete del sintetizador Bob Ostertag.

A la postre, el músico y compositor regresó a Nueva York, donde se dedicó a trabajar con muchos improvisadores y grupos de rock, a componer y a tocar música free, aunque cuando quiere este particular intérprete es un excelente saxofonista con toque bebopero.

En la actualidad, su arsenal de instrumentos incluye saxofones y clarinetes desarmados así como silbatos de caza con graznidos de pato y de otras aves, que a veces toca dentro de cubetas llenas de agua a manera de puntuación irónica, en semejanza a la forma en que Rahsaan Roland Kirk, otro músico no debidamente valorado y experto surrealista, quien solía finalizar algunos solos con estridentes toques de sirena.

Los métodos de composición de Zorn desde joven con frecuencia han incluido reglas casi lúdicas por medio de las cuales guiaba las respectivas intervenciones y papeles de varios músicos. Como aficionado a los sistemas de juegos (así como a otros aspectos más tradicionales de la cultura y el arte del Japón: la bidimensionalidad, la falsa perspectiva, la simultaneidad, la violencia como estética), Zorn con frecuencia ha basado algunos trabajos en los juegos y los deportes.

*Fragmento extraído del libro John Zorn, publicado por la Editorial Doble A

John Zorn

Sergio Monsalvo C.

Colección “Cuadernos de Jazz”

Editorial Doble A

The Netherlands, 2005

Exlibris 3 - kopie

BIBLIOGRAFÍA: JOHN COLTRANE

Por SERGIO MONSALVO C.

John_Coltrane_Portada

JOHN COLTRANE

“EL SONIDO QUE VIENE DE LO ALTO”*

Los músicos que trasmiten la verdad esencial del Ser y de las cosas, proyectan una corriente dinámica invisible y a ellos se debe la continuación de esta cultura. En sus obras habla el Espíritu Eterno. Mientras se mantenga viva la fuerza de su poesía, el jazz irá por buen camino. ¿Cómo uno no va a soñar con ello?

El “free jazz” libera las frases de los compases conocidos, los temas de interpretaciones habituales; asume y provoca riesgos. “Puedes hacer cualquier cosa con los acordes”, dice John Coltrane. Los esquemas rítmicos deben ser tan naturales como la respiración.

La improvisación es la voz con sus solos turnados y sus comentarios libremente expresados por los músicos. Se hacen patentes las posibilidades técnicas de la polifonía implícitas en la música. El jazz llena de sustancia fresca su vida. Free. Para comprender a Coltrane hay que saber esto.

Cada compás tiene un ritmo diferente al anterior, esto causa al oyente desasosiego e inquietud. Las estructuras musicales adquieren otro concepto, otra conciencia. La movilidad continua y fluidez deslizante. La maestría que guía.

Coltrane improvisa mientras su instantaneidad reclama y su fugacidad extiende el momento. El sonido se oye porque viene de lo alto simplemente.

El Sonido invade no sólo el espacio, también el tiempo. Trane fue un hombre de consagración mágica que penetró en dichos secretos y corrió los riesgos con tal de apoderarse de ése su Amor Supremo.

*Fragmento de»El sonido que viene de lo alto», ensayo de Sergio Monsalvo C., incluido en la publicación colectiva John Coltrane de la Editorial Doble A.

John Coltrane:

“El sonido que viene de lo alto”

Sergio Monsalvo C.

John Coltrane

Colección “Palabra de jazz”

Editorial Doble A

México, 1995

Exlibris 3 - kopie

BIBLIOGRAFÍA: ESENCIA Y CRISOL

Por SERGIO MONSALVO C.

CIEN AÑOS DE SOLEDAD

ESENCIA Y CRISOL*

GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ CELEBRACIÓN

 GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ:

CELEBRACIÓN 25 ANIVERSARIO

A partir de su aparición, Cien años de soledad se estableció como la Gran Novela Latinoamericana. De inmediato proyectó varios significados. En primer lugar, que dicha literatura dejaría de ser el interés exótico de unos cuantos, convirtiéndose en una lectura esencial. Luego, que la propia América Latina ya no sería vista tanto como una extravagante subcultura sino como una fructífera y diferente forma de vivir. 

Asimismo, esta novela proyectó la abundancia elemental de la que provenía: imaginación, fantasía, magia, obsesión, mito, comedia, caprichoso ingenio, sátira política, seres arquetípicos, romances, cuentos populares, ciclos y tragedias. Todo ello comprendido para el deleite dentro de la asombrosa historia continua de la familia Buendía en el pueblo de Macondo, Colombia, Latinoamérica, el mundo. Por eso, la obra representa un hito imperativo que tonificó a los sueños vitales, al lenguaje y al lector desencantado.

Desde sus primeras narraciones, Gabriel García Márquez (Aracataca, Colombia, 1928 – Ciudad de México, 2014) se dedicó a explorar un pueblo remoto, pantanoso e imaginario llamado Macondo, ubicado en la ciénaga colombiana, la región donde creció. El pueblo ricamente caracterizado constituye el «mundo» del autor, su aportación a la literatura universal; pueblo construido piedra por piedra en la imaginación de su creador.  Imaginación que también ha proporcionado el poder de diversas lecturas en distintos niveles.

Existe el superficial, de obvios atractivos, como lo puede ser el conocimiento de un lugar extraordinario, con desprendidas descripciones de personas y acontecimientos. Ambas cosas están exageradas de un modo espectacular y en dimensiones rayanas en el absurdo, con un estilo que da por hecha la hipérbole, como si se tratara de hechos meticulosos.

En niveles mucho más profundos, al igual que otros varios novelistas latinoamericanos contemporáneos, García Márquez descubrió la posibilidad de contar un relato cautivador además de comunicar complejos conceptos sin perturbar el ritmo de la historia. Un indicio de esto se encuentra en sus referencias ocasionales a otras novelas latinoamericanas. Dichas referencias señalan la conciencia asidua que el escritor tiene de otros semejantes.  Cien años de soledad representa en tal medida una lectura de éstos como un ejercicio de creatividad.  Incluye escenas que muy bien hubieran podido ser escritas por Alejo Carpentier, Jorge Luis Borges o Juan Rulfo.

Con ello, el colombiano pretendió sugerir a los lectores que una de las metas fundamentales de la novela era decir algo acerca de la naturaleza de la literatura latinoamericana contemporánea. En las obras de Borges, Bioy Casares, Sábato, Cortázar, Rulfo, José María Arguedas, Asturias y Juan Carlos Onetti, por nombrar sólo a unos cuantos, la fantasía ocupa un lugar destacado y como muestrario de las capacidades. De esta manera, la novela de García Márquez evidencia que no puede haber un tamiz acerca de lo que es real y lo que no, en un continente donde es posible que una comunidad de la edad de piedra resida a una hora de vuelo de una vasta ciudad moderna.

Un pueblo aislado en la ciénaga colombiana, cuyas creencias religiosas datan de la iglesia medieval española y sobreviven casi sin modificación, con toda certeza tendrá una apreciación de la realidad bastante diferente de la de los habitantes de Bogotá, por decir algo. La asunción de una doncella local, la habilidad de un sacerdote para levitar y una lluvia de flores son cosas menos asombrosas para la gente de Macondo que las «invenciones modernas» que llegan de vez en cuando, como el hielo, los imanes, los lentes de aumento, las dentaduras postizas, el cine o el ferrocarril. 

Las distinciones hechas entre la fantasía y la realidad por lo tanto dependen en gran medida de las referencias culturales de cada uno. Muchas de las referencias de Cien años de soledad son fantasías lógicas de situaciones reales.  A final de cuentas García Márquez tal vez haya escrito una parodia hiperbólica de una cultura que de suyo parece una parodia hiperbólica vista desde cualquier perspectiva ex-céntrica, de cosas que no obstante resultan demasiado familiares.

 

 

*Fragmento de «Cien años de soledad: esencia y crisol», ensayo incluido en la publicación colectiva Gabriel García Márquez: Celebración. 25º aniversario de «Cien años de soledad», pp. 75-81.

 

 

 

 

 «Cien años de soledad: esencia y crisol»

Sergio Monsalvo C.

Gabriel García Márquez: Celebración.

25º aniversario de «Cien años de soledad»

(Libro colectivo)

Editorial División de Ciencias Sociales y Humanidades

Universidad Autónoma Metropolitana,

Unidad Azcapotzalco

México, D. F., 1992

 

 

 

Exlibris 3 - kopie