DISCOS EN VIVO: ROCK ‘N’ ROLL PARTY (JEFF BECK)

Por SERGIO MONSALVO C.

JEFF BECK (FOTO 1)

 

UN NUEVO EMBRUJO

En época de magos y brujos no es raro que unos homenajeen a los otros. Como en el caso de Jeff Beck (un brujo mayor) que festejó el cumpleaños de Les Paul, quien nació con el nombre de Lester William Polfuss en Wisconsin en 1915 y fue conocido como «El Mago de Waukesha» (su pueblo de origen).

Les Paul fue un guitarrista muy influyente en el desarrollo de la música popular. Aparte, fue el inventor de la legendaria guitarra eléctrica de cuerpo sólido que lleva su nombre y pionero del uso de la técnica del over-dubbing (grabación múltiple). Asimismo, fue un guitarrista virtuoso con influencias de Django Reinhardt y Eddie Lang.

En 1938 formó el trío que le dio fama internacional (con Jimmy Atkins al piano y Ernie Newton en el bajo) y continuó imparable con sus experimentos electrónicos hasta el día de su muerte, en agosto del 2009.

Jeff Beck celebró por todo lo alto el que hubiera sido su aniversario de nacimiento número 95. El brujo mostrando las raíces de su aprendizaje en la sabiduría del mago.

El lugar de tal acontecimiento fue en un club de Times Square en Manhattan, concretamente, en el que el propio Les Paul tocó cada lunes durante catorce años antes de su fallecimiento: el Iridium Jazz Club.

Para tocar la música de uno de sus maestros el guitarrista británico convocó como banda de soporte a la de la vocalista Imelda May (la estrella del rockabilly vintage) lidereada por Darrel Higham (cantante, guitarrista y arreglista). Beck mismo tocó el famoso modelo “Clunker” de Paul.

Entre otros invitados al escenario estuvieron: Gary US Bonds, Brian Setzer y Trombone Shorty (un virtuoso de tal instrumento). El ambiente logrado por el conjunto en general recordó ampliamente el sonido característico que le dio lustre al homenajeado.

Fueron poco más de una veintena de canciones y piezas instrumentales, interpretadas en las voces de dichos invitados y por los solos de Beck. Un guitarrista mítico que nunca ha dejado de sorprender a lo largo de sus cinco décadas en el candelero.

VIDEO SUGERIDO: Jeff Beck – “Sleep Walk” (LIVE) (HD), YouTube (agf1405)

Los rumbos estéticos por los que ha transitado este músico sólo él los ha dirigido, sin mirar jamás a las listas de popularidad o a las modas consuetudinarias.

En el sonido conseguido en la actuación dedicada a Les Paul radica en mucho la esencia de este músico fantástico: a Beck no le interesa tocar rápido ni presumir su magisterio, aunque tendría la capacidad y el derecho legítimo de hacerlo.

JEFF BECK (FOTO 2)

En el entarimado, la guitarra ocupa, desde luego, el centro de la atención, pero como intérprete se pone al servicio de las canciones del homenajeado. Su técnica y virtuosismo nunca se convierten en un fin en sí mismo.

Jeff, prefiere experimentar en cada tema con estructuras y ritmos contemporáneos a Paul, más que con escalas y efectos especiales. A Beck le importan finalmente, y sobre todo, las texturas sonoras. Ésas que Paul legó y que han transitado por varios géneros.

La mejor expresión de ello queda asentada en el álbum Rock ‘N’ Roll Party (Honoring Les Paul), extraído de dicha presentación, y en el DVD homónimo que recoge todas las imágenes de la misma.

Con tal actuación y álbum, Jeff Beck concluyó una década, la primera de los años cero, que  comenzó con la publicación en 2003 de Jeff (en el que fundió sin complicaciones la influencia electrónica con su pasado de blues/jazz). Estilo que fue laureado por la crítica y le brindó su cuarto Grammy.

Y luego, tras siete años de silencio, apareció Emotion & Commotion, álbum que descubrió a Beck en un modo más contemplativo, interpretando en la guitarra, con su tono inimitable, melodías que toman su inspiración en la música clásica, y en el que el poderoso riff es ejecutado junto a una orquesta de 64 integrantes.

Y finalizó tal decena con su rememoranza a Les Paul, a sus avances técnicos y a su herencia en el instrumento. El nuevo embrujo del genio británico llamado Jeff Beck.

VIDEO SUGERIDO: Rock N Roll Party – Jeff Beck (Tribute Les Paul) – Parte 2, YouTube (kmiavila22)]

JEFF BECK (FOTO 3)

Exlibris 3 - kopie

BABEL XXI-629

Por SERGIO MONSALVO C.

 

FOTO

 

KEVIN AYERS

(UN ERRANTE ESOTÉRICO)

 

 

 

Programa Radiofónico de Sergio Monsalvo C.

https://www.babelxxi.com/629-kevin-ayers-un-errante-esoterico/

Exlibris 3 - kopie

LOS OLVIDADOS: MC5

Por SERGIO MONSALVO C.

 

FOTO 1

La ciudad de Detroit, en el estado de Michigan, está ubicada al norte de los Estados Unidos y colinda con la frontera con Canadá y la zona de los grandes lagos (Erie y Saint Clair). A dicha metrópoli se le conoce en lo coloquial como Motor City, por tener como actividad económica principal la construcción de automóviles.

En materia musical se ha distinguido por tres rubros: el sonido Motown, el proto punk de MC5 y el beat del techno dance, influido por el sonido alemán. Sin embargo, fueron los años sesenta el punto climático de su historia, ya que a la música se le ligó de manera estrecha con el contexto sociopolítico de la época. En ello tuvo mucho que ver la presencia de MC5.

En su origen este grupo se hizo llamar Motor City Five y fue fundado en 1964 por Rob Tyner en la voz, Wayne Kramer en el requinto, Fred “Sonic” Smith en la guitarra, Pat Burrows en el bajo y Bob Gasper en la batería. Todos ellos adolescentes nacidos en la ciudad; todos estudiantes de preparatoria que se dedicaban a tocar cóvers de pop para sus fiestas estudiantiles.

La situación cambió en 1965 cuando accedieron a la universidad del estado, localizada en Ann Arbor a 40 minutos al oeste de Detroit; cuando sustituyeron a Burrows y Gaspar por Michael Davis y Dennis Thompson en los instrumentos respectivos, y porque se encontraron en el campus con John Sinclair, poeta y activista político, quien a la postre se convertiría en su mánager y promotor.

En 1966 el grupo había dado a conocer su fusión de rock y rhythm and blues de alto octanaje con los nuevos integrantes, en un disco sencillo de 45 rpm producido por ellos mismos, que circuló de mano en mano y que contenía una versión del tema “I Can Only You Everything” de Van Morrison, que se erigiría en una pieza emblemática para los grupos de garage.

En su calidad de DJ de radio, Sinclair los escuchó y se dio cuenta del potencial que tenían. Los invitó a unirse a su recién fundado Partido de las Panteras Blancas, que buscaba la revolución a través de la expresión libertaria más extrema. Bajo el influjo del LSD, el jazz experimental de Pharoah Sanders y Sun Ra y las consignas políticas de Sinclair, el grupo ahora con el nombre de MC5 se transformaría en un tiempo muy corto en la antítesis de la inmovilista escena hippie.

En 1967, ya formaban parte de la comuna Trans Love Energies Organization de Sinclair, quien redactó un manifiesto para darlos a conocer: “MC5 apoya la revolución plenamente. No se han armado aún porque poseen recursos más fuertes: el acceso directo a millones de jóvenes a través del rock and roll, es uno; la fe en lo que estamos haciendo, el otro. Pero de hacer falta utilizarán los rifles. Harán lo que sea necesario ante la ausencia de ilusiones”.

De tal forma se concibió la controvertida imagen revolucionaria para el grupo, expresada con una hiperrealista vestimenta que portaba la bandera de la Unión Americana y vociferando slogans como: “Rock and roll, dope and fucking in the streets!” (¡Rock and roll, drogas y fornicar en las calles!”).

Estaban convencidos de que el rock unía a la gente y que podía ser usado para unirla aún más, ganando con ello poder político. “Casi todos los miembros de la contracultura estadounidense están relacionados con el rock and roll –sentenciaban–. Esto lo hace importante para nosotros. La música del rock trata sobre la rebelión”.

Tras la marcha masiva contra la guerra de Vietnam que se dio con motivo de la Convención Nacional Demócrata — convocada por la Youth International Party (The Yuppies) de Abbie Hoffman, en la que participaron muy activamente en conciertos y festivales y que terminó con la feroz represión gubernamental, con muertos, heridos y detenidos–, era muy improbable que alguna compañía disquera se interesara por ellos. No obstante, Elektra los contrató ese mismo 1968.

FOTO 2

El resultado de dicha reunión fue el álbum Kick Out the Jams (1969), un compendio de música durísima, energética, sin transigencias y por demás nihilista, inserto en un clima dominado por el “flower power”. Esto creó por supuesto la polémica, incrementada por la versión que hicieron del tema de Nat King Cole “Ramblin’Rose” con la letra cambiada y por la composición de “Kick Out the Jams” en la que gritan el verso: “Right now it’s time to…Kick Out the Jams, Motherfuckers!”, con lo cual provocaron a los censores.

La pieza finalizó con explosiones de ruidos primarios y la deconstrucción apocalíptica al estilo de “Starship” de Sun Ra. Esto aunado a los encendidos apuntes de la funda, a cargo de Sinclair, y a los anuncios insultantes que publicaron en los periódicos musicales contra una tienda de discos que se negó a vender el álbum, hicieron que Elektra se deshiciera rápido de ellos.

Un mes después de esto, John Sinclair fue sentenciado a diez años de prisión por posesión de drogas. Los cargos lo ocultaban, pero en realidad era un preso político. En el auditorio El Grande, de Detroit, los MC5 organizaron dos conciertos, junto a los Stooges, con el objeto de reunir fondos para la fianza de Sinclair.

Al ser rechazado este derecho por parte de la Corte y ante el poco apoyo de los otros partidos radicales, el grupo, desilusionado del fervor político, pero aún comprometido con la fuerza revolucionaria del rock, aceptó firmar con Atlantic y grabó Back in the USA (1970), producido por Jon Landau. El sonido áspero y lleno de energía del disco le ganó mucha fama a MC5, pero vendió poco, al igual que el siguiente High Time (1971), luego de lo cual optaron por desintegrarse.

Cada uno de los miembros se dedicó a diversas cosas. Dennis Thompson fue hospitalizado a causa de una sobredosis y desapareció del mapa (hasta que volvió a integrarse a la escena con The New Order y otros grupos a la postre, y en una reunión con exmiembros de MC5 entre el 2003 y el 2012); Michael Davis, fue a prisión por tráfico de drogas, al salir colaboró con Ron Ashton, ex Stooges, y con el grupo Destroy All Monsters, sin mayor trascendencia (trabajó en un proyecto educativo hasta su muerte en el 2012, a los 68 años); Rob Tyner trabajó como compositor, letrista y fotógrafo hasta su muerte por ataque cardiaco en 1991; Fred “Sonic” Smith fundó la Sonic Rendes-Vous Band, se casó en 1980 con la poeta y cantante punk Patti Smith, con la que realizó varios proyectos como letrista y acompañante hasta que falleció también a causa del corazón en 1994.

Wayne Kramer hizo el intento de seguir en la música como protagonista pero no lo consiguió ni con Johnny Thunders, Ted Nugent o Was (Not Was). Se volvió heroinómano y para financiar su propia adicción vendía coca hasta que lo arrestaron y pasó algunos años en prisión. Al salir grabó un álbum como solista, The Hard Stuff, y luego se unió a Sinclair, quien ya en libertad se dedicó a impartir clases como historiador del blues y del jazz; a relizar performances y lecturas de poesía; a tocar en el Contemporary Jazz Quintet, a organizar conciertos y festivales de música y grabar esporádicamente.

En los años ochenta se reeditaron los álbumes de MC5, incluyendo las grabaciones de archivo que conformaron el Babes in Arms (1983). Se acentuó así su importancia como representante de una corriente política de música underground que preludió a los punks de la década siguiente, quienes los convirtieron en sus héroes; dieron nueva vida a la tradición de las bandas de garage e inspiraron a los grupos de hard rock (los sobrevivientes anunciaron la publicación de un nuevo álbum en el 2022). Es decir, que con el tiempo se han convertido en objeto de culto. En la actualidad en muchas paredes se puede leer el graffiti: E = MC5.

VIDEO SUGERIDO: MC5 – Kick Out The Jams live 1970 Detroit, YouTube (Charlene Marie Tago)

FOTO 3

Exlibris 3 - kopie

REZA EL GLOSARIO: «MALDITISMO»

Por SERGIO MONSALVO C.

 

FOTO 1

(EN LOS SERES ROCKEROS)

 

El oscuro hilo del malditismo que teje la música con tragedias y la vida de diversos artistas tiene un rasgo común: mueren jóvenes (relativamente), han sido coetáneos de un tiempo sombrío (como el actual), abren sus respectivos campos estilísticos con hallazgos estéticos, pero también muestran una inquietante inclinación hacia la ira existencial y el conflicto con todo y con todos. Se vuelven insoportables para la gente cercana que convive con ellos y regularmente, también, son víctimas de su conducta.

El asunto (un tópico en el rock desde que el rock es rock, desde Jerry Lee Lewis y Gene Vincent) representa un paradigma entre lo mejor y lo más siniestro del ser humano. Sus protagonistas son puras criaturas paradójicas. Capaces de perseguir lo sublime desde un pozo de tinieblas. Son audaces y pendencieros. Habitantes de un cruce donde se descalabraba el tiempo, y escupen hacia lo alto mientras se intuyen invencibles y a menudo buscan su propia luz en las simas interiores llenas de espesuras.

La creación les sirve de tránsito entre una oscuridad y otra. Y eso es lo más encomiable de sus biografías. Construyen piezas (con canciones) y con ellas arman sus puentes hacia otro lado, con la certeza de que tampoco habrá una salida inmediata ni posterior a sus pugnas.

Aumentará su ira, su conflicto, construirán otros puentes, sólidos, estéticos, sobresalientes, y seguirán sin encontrar la salida para sí y aumentará su ira…y así sucesivamente, hasta que ya no les quede combustible ni nada que quemar y se inmolarán a sí mismos.

FOTO 2

Dejarán atrás una estela formidable de obras admirables y visionarias. Pero igualmente un saco de hechos lamentables, de anécdotas dolorosas, de relaciones rotas y valores mancillados. Serán autores efímeros o no, y originales (tremendamente, en algunos casos), a los que tentarán por igual el arte y el infierno. Crearán su mito a golpe de desafíos y desarrollarán temas referenciales para beneplácito de sus seguidores, que los reivindicarán, una y otra vez, hasta convertirlos en leyenda, si su obra los sostiene o en olvido si no.

Hablamos de genialidad, ejemplos de la incorrección y la corrosión sin ademán de arrepentimiento. Encarnaciones vitales desproporcionadas, con su ingrediente fáustico. Reales e infernales. Gandules que para mal emponzoñaron su vida con el abuso y la tragedia, marcaron por otra parte en gran medida el arte rockero universal.

Ese es el estigma de los seres malditos como rockeros.

VIDEO: The Doors – Love Me Two Times (Live in Europe 1968), YouTube (The Doors)

FOTO 3

Exlibris 3 - kopie

SIGNOS: LARRY WILLIAMS

Por SERGIO MONSALVO C.

 

LARRY WILLIAMS (FOTO 3)

 

UNA DOBLE VIDA

Los tipos malos han estado presentes a lo largo de toda la historia de la música. En el rock, desde sus comienzos, por supuesto. La lista es larga y las características diversas y particulares. Los ha habido célebres y populares, así como marginales y escurridizos.

En los años cincuenta estuvieron Jerry Lee Lewis o Gene Vincent, por mencionar a un par entre los primeros. Entre los segundos destacó sobre todo Larry Williams.

Y por “tipos malos” me refiero a los que hacen maldades, perjudican a otros, son capaces de lastimar, de asesinar (si hace falta), de moverse en los márgenes y grietas sociales, de traficar con gente y con sustancias, de delinquir en cualquier sentido y sin escrúpulo alguno, con tal de satisfacerse a sí mismos.

Son aquellos de los que hablan las canciones de outsiders hechas por los compositores de country, de muy larga tradición (desde los tiempos del Salvaje Oeste), pero que en el rock han tenido un sitio particular.

El caso de Larry Williams es extraordinario, porque a pesar de ser uno de los malos, también se construyó una personalidad musical, fue un compositor que en los años cincuenta, en pleno desarrollo del rock and roll, creó en una vida paralela con canciones que hoy son clásicas.

Irónicamente, Williams nació un 10 de mayo –Día de las Madres— de 1935, en la ciudad de Nueva Orleans, en Louisiana. Y lo hizo con el don de la música, como muchos oriundos de tan mítica metrópolis.

Fue un niño que pronto mostró el cobre, sus tendencias hacia el lado oscuro de la calle, cuando se fugó de su casa y escuela para dedicarse a la vagancia. Las noches de los barrios rojos fueron su academia en varias disciplinas.

Aprendió a cantar y a tocar el piano, de manera autodidacta y con alguno que otro consejo de los intérpretes, en las afterhours de distintos establecimientos.

Pasatiempo que practicaba muy ocasionalmente y gracias, en mucho, a la embriaguez o incapacidad de algún músico, lo que le daba oportunidad de acceder al escenario y mostrar sus facultades.

Pero era sólo eso, un pasatiempo. Lo mismo que la composición. Descubrió también que tal cosa se le daba igualmente, y comenzó a escribir piezas que guardaba en un cajón de la habitación de un hotel de mala muerte.

No obstante, su principal actividad era otra. Se dedicaba al tráfíco de drogas y era proxeneta de tiempo completo. Era uno de los principales proveedores de los músicos del barrio de los clubes para turistas.

Y a éstos les ofrecía el surtido de mujeres a las que regenteaba. Era un tipo guapo, labioso, simpático, que sabía tratar a sus tuteladas y clientela, pero también peligroso y violento en caso de necesidad.

A mediados de la década de los cincuenta le iba tan bien en los negocios, que le dedicó más tiempo a su hobby musical. Se había hecho amigo de Little Richard y éste lo recomendó al sello local, Speciality Records, para que le dieran una oportunidad.

De tal suerte accedió a los estudios de grabación en pleno auge del naciente rock and roll, para grabar canciones inscritas en el género, con un fuerte ascendiente en el rhythm and blues.

LARRY WILLIAMS (FOTO 2)

Así, desfilaron por discos sencillos temas como “Just Because”, “Short Fat Fannie” o “Bony Moronie”, que lo dieron a conocer en 1957, lo llevaron a las listas de popularidad, a la radio y lo encumbraron como parte del movimiento.

A ello le siguieron las piezas “Dizzy Miss Lizzy”, “Peaches and Cream” y “She Said Yeah” o “Slow Down”, que lo mantuvieron activo y con muchas presentaciones en teatros y salones de baile.

Su estilo era potente, energético y eléctrico y sus discos mantenían la misma intensidad debida al manejo crudo del piano, a sus letras inusuales, a su voz y silbidos característicos, que hicieron que su trabajo fuera original.

Tales circunstancias lo mostraron como el mejor sucesor de Little Richard. Éste había sufrido un accidente de avión, y el trauma sufrido por ello lo llevó a la determinación de abandonar la escena musical y dedicarse a predicar y a la vida religiosa.

La compañía discográfica entonces enfocó sus esfuerzos a proyectarlo como dicho sucesor y sus canciones se difundieron a lo largo del país. El rock and roll estaba en plena efervescencia.

El género había capturado la atención y gusto de los adolescentes y jóvenes y provocado que las cosas dentro de la sociedad estadounidense empezaran a cambiar. Lo que atrajo también la atención del gobierno para tratar de atajar su avance.

En cuanto a Larry Williams, su nuevo campo de acción musical le había restado atención al otro. La competencia aprovechó el descuido y le tendió una trampa en la cual cayó, a finales de la década fue arrestado por posesión de drogas y encarcelado por un tiempo.

En el ínterin muchas de sus canciones fueron recuperadas por un público insospechado, al otro lado del Atlántico. En Inglaterra los nuevos grupos de rock comenzaron a hacer versiones de su material. Los Beatles, por ejemplo, lo hicieron con “Slow Down”, “Dizzy Miss Lizzy” y “Bad Boy”.

Los Rolling Stones, a su vez incluyeron “She Said Yeah” en su disco Out of Our Heads. Y la canción Bony Moronie (una de las canciones más influyentes en la historia del rock, según los investigadores), se volvió un clásico y un standard de muchos grupos a través del mundo.

Este tema se difundió en español como “Popotitos” y abanderó a varias agrupaciones de Latinoamérica y España.  John Lennon, por su parte, haría su propia versión en Rock and Roll, su disco como solista de 1975.

Al salir de prisión, a mediados de los sesenta, Williams retornó a la música y armó una banda que contaba entre sus integrantes con Johnny “Guitar” Watson. Lanzó nuevos temas alejados de su anterior época, pero no tuvieron el éxito esperado: «It’s Beatle Time» — Part 1 y 2, «Boss Lovin'», «Mercy. Mercy, Mercy» y «I Am The One», entre ellos.

En los años setenta quiso reinventarse como cantante de la moda Disco, pero tampoco le funcionó, así que volvió a sus antiguos quereres delictivos. No obstante, las circunstancias habían cambiado y no le resultó como esperaba. Tuvo muchos problemas en dicho medio y un día de 1980 una bala acabó con la vida de este destacado compositor rockero, y uno más de los “tipos malos”.

VIDEO SUGERIDO: Larry Williams – Dizzy Miss Lizzy, YouTube (john1948eighta)

Exlibris 3 - kopie

RIZOMA: NEW ROMANTIC

Por SERGIO MONSALVO C.

 

NEW ROMANTIC FOTO 1

 

El comienzo de los años ochenta se caracterizó musicalmente por su similitud con el inicio de las décadas anteriores: la tibieza, la contracción, el conservadurismo. El punk de fines de los setenta estalló en mil tendencias, la mayor parte de las cuales siguió un desarrollo ambivalente o de efectos retardados que sólo años o décadas después encontrarían su razón de ser.

Como por ejemplo el ambiguo estilo New wave que en el albor de los ochenta retomó muchas de las características del punk, pero con el paso del tiempo fue adquiriendo su propia personalidad hasta identificarse plenamente en el siguiente siglo.

Pero de aquella primera época (de sintetizadores, experimentación electrónica, artística e intelectual sólo los Talking Heads, obviamente David Byrne), Chrissie Hynde y Elvis Costello impusieron al mundo sus talentos, el resto fue desapareciendo en el camino (Police, Cars, Pere Ubu, B 52’s, Jonathan Richman, Devo, X, et al).

En lo general, los primeros años ochenta igualmente resintieron la baja económica mundial, la recesión impuesta por los mercados. Al mismo tiempo, los juegos de video arrancaron su carrera de embrutecimiento (hoy en gran boga) y la música –me refiero al rock– pasó a un plano secundario por diversas circunstancias contextuales.

El pop más artificioso permeó el ambiente. Se convirtió en una fábrica de “éxitos” en fuga provocando con ello el regreso de la tiranía del hit para los artistas auténticos. Los álbumes fueron reconsiderados como meras colecciones de sencillos.

En otro ámbito, y pese al comercialismo que caracterizó la década, la música  aún luchaba y reunía fuerzas para combatir el puritanismo y también para ayudar a restablecer una semblanza de conciencia social en medio de las directrices mundiales (neoliberales) impuestas por Ronald Reagan y Margaret Thatcher.

Bob Geldof, el líder de la banda irlandesa Boomtown Rats, apareció para llamar la atención sobre la hambruna africana y organizó la Band Aid y el concierto Live Aid (que en lo musical también marcó un parteaguas estilístico: de la New wave y el New romantic al synth pop y al uso del sintetizador en detrimento de la guitarra).

Digamos que esta historia estilística comenzó a fines de los setenta, en Sheffield, Inglaterra, cuando el uso de los teclados electrónicos comenzaba a dar sus primeros pasos en aquellos lares, tras escuchar las sonoridades provenientes de la excéntrica Alemania y las posibilidades que ofrecía.

Los grupos se regodeaban en los sintetizadores y en los efectos electrónicos. Su estilo resultaba frío; y su personalidad, estéril y carente de alma. Los fans de tales teclados decidieron entonces disolver aquello y crear otro camino, con un nuevo curso musical.

Los tiempos estaban cambiando y tal como en una de las leyes de la física en lo social sucedía lo mismo, como siempre: a toda acción correspondía una reacción. Había un cambio notable que se podía percibir en el Reino Unido a principios de los ochenta. Los años de gobierno de Margaret Thatcher, la crisis en la que hundió a los más desprotegidos económica y políticamente.

Esa generación de jóvenes eran hijos de padres que habían vivido la Segunda Guerra Mundial y sus secuelas de austeridad extrema, ahora ellos tenían que lidiar con un hundimiento posterior. Nacieron poco después de que terminara el racionamiento, y era un mundo igual de austero. Todos compartían la ausencia crónica de dinero. Eso afectaba a todo el mundo.

Estaban metidos en la misma batalla existencial que sus inmediatos antecesores, los punks, pero con un signo diametralmente distinto: No renunciaban al futuro y querían vestir mejor al presente, literalmente; conseguir una mejor calidad de vida y buscar el desquite con el hedonismo. Llegó la obsesión por la ropa y el amor por el baile.

NEW ROMANTIC FOTO 2

Así, en 1980, a través de una homogénea mezcla de soul, funk, reggae y pop, otra estética irrumpió en la escena musical en la búsqueda de una nueva intimidad.

A dicha intimidad se le conoció musicalmente como New Romantic. Era una corriente que había nacido del cruce entre las hechuras del punk y de la New wave y precedían al inmediato synth pop. Heredaban cosas de los primeros (sus instrumentaciones y voluntades) pero agregaron su estética particular al tercero.

Representaban un momento y una transición, desde el blanco y negro de los setenta al color de los ochenta. Jóvenes de barrio con eclécticas referencias musicales que en plena era pospunk que buscaban un sonido “positivo”. Se formaron y crecieron entre la fauna de los clubes nocturnos del West End londinense, cuya filosofía abrazaron para encarnar un pop dominado por lo visual.

Los rostros maquillados, los elaborados peinados, las camisas, pañuelos y casacas de inspiración victoriana o el lamé dorado, cobraron tanto protagonismo como esos temas dominados por la semi electrónica que fueron los reyes de las pistas de baile en Londres.

VIDEO SUGERIDO: ABC – Tears Are Not Enough 1981, YouTube (memorylane1980s)

Enarbolando la bandera de nuevos románticos sus seguidores se convirtieron en un fenómeno entre la música, la moda y la cultura juvenil. Sus bandas: Duran Duran, Culture Club, Japan, The Human League, Spandau Ballet, Culture Club, Ultravox, The Thompson Twins, Orchestral Manouvers in the Dark, Adam and The Ants, A Flock of Seaguls, Classix Noveaux, Soft Cell, Spandau Ballet y ABC, entre otras.

La sensibilidad de éstas se opuso al pesimismo del punk, con lánguidos metales que armonizaban con cuerdas y sintetizadores. Esta maquinaria de soul blanco proporcionó una música limpia y pulida que encontró campo de cultivo en los clubes de nombre Billy’s o Blitz.

Sus trajes bien cortados, aspecto aseado, serio y un poco de glamour (proveniente de Bowie) ayudaron a lograr una imagen propia: erotismo frígido, voz distante, concepción perfecta de los arreglos y un ritmo penetrante.

Sin embargo, los tiempos volvían a cambiar y el New Romantic y su fugacidad daba paso a una nueva corriente, ésta sí definitivamente entregada a los sintetizadores. Los grupos representantes del movimiento resintieron un bajón de popularidad que finalmente se difuminaría hacia la mitad de la década, con el Live Aid como parteaguas cultural.

Tiempo después dicha corriente volvió como venerable nostalgia y autotributo, y las bandas de aquellos aires se dedican hoy a presentarse por el mundo mostrando su parque temático a los melancólicos enamorados de los lejanos primeros años ochenta.

VIDEO SUGERIDO: Japan – Quiet Life, YouTube (JapanVEVO)

NEW ROMANTIC FOTO 3

Exlibris 3 - kopie

HISTORIA DE UNA CANCIÓN: «PURPLE HAZE»

Por SERGIO MONSALVO C.

 

PURPLE HAZE (FOTO 1)

 

¿ESTÁS LISTO PARA LA EXPERIENCIA?

Llegar al lugar donde la otra música encuentra su razón de ser.

La comarca donde tienen su sitio los corazones exiliados.

Todos los tienen presente: los representantes de la psicodelia, el avant-garde y el pop oscuro.

«La neblina morada estaba en mi cerebro. / Las cosas recientes ya no parecen lo mismo. / Actúo de una manera divertida, pero no sé por qué. / Permítanme mientras beso al cielo.»

Traducir a Hendrix rinde frutos extraños… Traducir a Hendrix rinde frutos extraños… Traducir a Hendrix rinde frutos extraños…

«La neblina morada estaba en mi cerebro. / Las cosas recientes ya no parecen lo mismo. / Actúo de una manera divertida, pero no sé por qué. / Permítanme mientras beso al cielo.»

Todos los tienen presente: los representantes de la psicodelia, el avant-garde y el pop oscuro; el jazz, la música electrónica y los cuartetos de cuerdas.

«Neblina morada por todas partes. / No sé si voy hacia arriba o hacia abajo. / ¿Me siento feliz o miserable?/ Sea lo que sea, esa mujer me ha hechizado.»

Todos los tienen presente: los representantes de la psicodelia, el avant-garde y el pop oscuro; el jazz, la música electrónica y los cuartetos de cuerdas; el rap, el funk y el hip hop.

«La neblina morada estaba en mis ojos. / No sé si es de día o de noche. / Me has volado, me has volado la mente. / ¿Es el mañana o sólo el fin del tiempo?»

Traducir a Hendrix rinde frutos extraños.

PURPLE HAZE (FOTO 2)

Todos los tienen presente: los representantes de la psicodelia, el avant-garde y el pop oscuro; el jazz, la música electrónica y los cuartetos de cuerdas; el rap, el funk y el hiphop; el rock y el blues.

El blues: una historia sin fin para ser contada por todos. Unos la hacen viviéndola, otros soñándola, los más padeciéndola; unos la escriben, otros la cantan, los más la tocan. Y de ello todas las mezclas que pueda haber. Hay seres únicos, también, que abarcan sus formas plenamente. Jimi Hendrix fue uno de esos entes. Un hito que canalizó el blues por los caminos de su encrucijada estética: horizontes de nuevas músicas.

A este generador eléctrico hay que verlo y escucharlo. Fue la encarnación en su momento del espíritu blusero. Un mesías al que costó ir vislumbrando en toda su plenitud porque se interpusieron nubes moradas. Sin embargo, su brillo especial iluminó a las orejas atentas, a los ojos fijos.

Oyéndolo, vacías las reticencias, la tormenta nos revuelve y confunde, pero entonces se comienza a escuchar la madera, corazón del blues, y se le ama sin más porque tiene una canción. Ahí se descubre que la vivió para morir.

Al principio su canto suave, encogido cerca de nosotros, para luego cerrar los ojos con llave y morir de blues sobre los cuerpos. Su guitarra no sabe que ha muerto y continúa vibrando sus cuerdas metálicas.

El espíritu y los hombres que le han dado vida al blues transcurren por los dedos y en las cuerdas del guitarrista zurdo. No sólo como una parte esencial del arte popular, sino generosamente ataviadas con una riqueza de melodía misteriosa, única, nacida de la experiencia recalcitrante y de la franca obscenidad de los sentimientos.

Las improvisaciones de Hendrix en el blues tenían inventiva, imaginación, fuerza de acento y atrevimiento en la novedad y lo inesperado. Daban la idea de un estilo y forma absorbentes, creación de un artista con genio, inolvidable.

VIDEO SUGERIDO: Jimi Hendrix – Purple Haze (HD), YouTube (Bruce Duy)

PURPLE HAZE (FOTO 3)

Exlibris 3 - kopie

BABEL XXI-627

Por SERGIO MONSALVO C.

 

 

PATTI SMITH

EL ARTE DEL ROCK (IV)

 

 

 

Programa Radiofónico de Sergio Monsalvo C.

https://www.babelxxi.com/627-patti-smith-el-arte-del-rock-iv/

LOS EVANGELISTAS: KRAFTWERK

Por SERGIO MONSALVO C.

 

FOTO 1

LA CENTRAL ELÉCTRICA FLORECE

 

Desde su primer álbum homónimo, Kraftwerk logró algo al parecer imposible: que las máquinas vertieran lágrimas de emoción.

El científico Charles Babbage, en la primera década del siglo XX, sintetizó la tendencia del hombre por las máquinas: “El ser humano es un animal creador de instrumentos”.

La idea fue luego retomada por Karlheinz Stockhausen, y a partir de él por una serie infinita de hacedores musicales como Kraftwerk. Éstos han hecho evolucionar desde su primer trabajo el concepto de la música en simbiosis con la cibernética. Y todo para nuestro exclusivo placer.

El grupo durante los años que lleva trabajando se ha entregado a su pasión preferida: además de crear máquinas, ha profundizado en busca también del alma de éstas para potenciar sus emociones y sentimientos.

El resultado de esa búsqueda musical ha sido retomado por pensadores, diseñadores, especialistas en efectos especiales, programadores, colegas, performers o desarrolladores de videojuegos para enmarcar sus propias manifestaciones artísticas.

El culto en torno a Kraftwerk, la agrupación originaria de Düsseldorf, Alemania, ha crecido desde que la música electrónica desarrolló cierta conciencia de la historia.

Hoy en día todo mundo sabe que Kraftwerk propició el menage a trois entre el pop, la música electrónica y la atmósfera bailable y cool.

Por la historia también se sabe que los esfuerzos de los más grandes compositores se han dirigido a crear un clima, un ambiente. Los Nocturnos de Frédéric Chopin, por ejemplo, fueron a su manera parte de ello. Los solos de piano escritos por Erik Satie al comienzo de siglo XX, así como sus sublimes Gnossiennes (sobre todo la cuarta), son obras maestras de dicho esfuerzo.

No obstante, la difusión de una atmósfera agradable en una pieza es sólo el punto de partida en que pueden injertarse todas las especializaciones, armónicas en el caso de Satie, rítmicas en el de Kraftwerk.

En este último, los instrumentos acústicos se mezclaron con un entramado electrónico denso y áspero hasta transformarse por completo, en temas largos que formaron texturas y ambientes ideales. Así ha sido desde aquellos títulos iniciáticos: “Ruckzuck”, “Stratovariuos”, “Megahertz” y “Von Himmel Hoch”.

El grupo ha propuesto desde su fundación con ellos una proyección a futuro, sin religiosidad y sin noción de viaje galáctico. Sólo una correcta utilización de la moderna tecnología.

Su música nació simple, rítmica, directa, mecánica y repetitiva, con elementos de collage al modo expresionista.

La suya es una pulsión metálica y eléctrica, con percusiones obsesivas sobre las que van apareciendo melodías esquemáticas, muy bellas en ocasiones, que repiten ideas básicas.

FOTO 2

Ralf Hütter (órgano eléctrico, sintetizadores) y Florian Schneider (flautas, sintetizadores, violín eléctrico) crearon Kraftwerk en 1969 en Düsseldorf.

En aquel tiempo tal zona industrial por excelencia de Alemania se ubicaba lejos de los centros de influencia de la psicodelia o del country rock, por lo que el grupo no tardó en ponerse a experimentar con las primeras cajas de ritmos, así como con los primeros sintetizadores –descubiertos en la pieza «Psyché Rock» de la Messe pour le Temps Présent compuesta por Pierre Henry para un ballet de Maurice Béjart (aunque el proceso había sido inventado en los años treinta).

Las experiencias con la música electrónica de Karlheinz Stockhausen, John Cage y Pierre Boulez siempre han sido sinónimo de «vanguardia», pero de una que suele olvidar o desinteresarse del aspecto lúdico.

Kraftwerk, en cambio, vio desde sus comienzos el aspecto divertido del asunto y en determinados momentos sus integrantes se han portado graciosos y hasta kitsch, al mismo tiempo que resultan innovadores y brillantes en dicho género.

Desde su primer disco (con el nombre del grupo como de título y publicado en 1970) su material se convirtió en un auténtico tesoro, uno que se fue enriqueciendo aún más con el paso del tiempo, en el cual han dibujado con toda claridad su excepcional concepto cibernético.

La música de esta agrupación alemana, desde el principio acompañada por la caja de ritmos, constituye la otra vertiente del krautrock, el rock germano surgido de los años setenta en que la tendencia de las «alfombras de sintetizadores» de Klaus Schulze representaba la alternativa.

Kraftwerk creó un pop totalmente electrónico, intrigante e inteligente, tan revolucionario como las sinfonías cósmicas berlinesas.

Más afín al lenguaje puro de pop y del dance, Kraftwerk (Central eléctrica, en su traducción) fue un concepto creado por aquellos dos dandys (Ralf Hütter y Florian Schneider) que a fines de los setenta por primera vez se hicieron representar en el escenario por unos robots idénticos a ellos.

A la pareja se unieron en la aventura diversos músicos incidentales en presentaciones y primeros álbumes hasta que los percusionistas electrónicos Wolfgang Flür y Karl Bartos asentaron al grupo como cuarteto.

La influencia de Kraftwerk va desde algunos de sus ex colaboradores como Klaus Dinger y Michael Rotter, quienes se separaron de Kraftwerk para fundar el grupo Neu!, tan roquero como electrónico.

Les siguió un gran número de grupos alemanes como Popol Vuh, Amon Düül 2, Faust, Tangerine Dream o Mythos (Can se cuece aparte), los cuales tuvieron su día, pero sin llegar a las alturas del Kraftwerk que dio origen a todo ello.

Asimismo, la “Central eléctrica” participó del redescubrimiento del funk en la música electrónica. Y ese espíritu aún vivo, tras 50 años existencia, seguramente tiene algo que ver con el hecho de que la cultura electrónica haya florecido con especial esplendor aún más allá de las riberas del Rhin.

En lo esencial el grupo alemán asumió que la ciencia, de la que se valieron para hacer música, puede hacer arte tanto como el arte mismo. Se dieron cuenta de ello y desde su fundación lo han celebrado.

Y si se trata de hablar de futuro, nadie más apropiado que ellos, precursores del techno como género, para someter a base de rítmica la acogida que el trashumanismo tiene como lienzo creativo.

Kraftwerk asumió, desde aquel Volumen 1, lo que Bruce Sterling escribiera en su momento: “En mil años seremos máquinas o dioses, si alcanzamos nuestro estadio superior y holístico”.

VIDEO: First Techno – Kraftwerk (1970), YouTube (Scottish Harry)

FOTO 3

Exlibris 3 - kopie