BIBLIOGRAFÍA: IRAIDA NORIEGA

Por SERGIO MONSALVO C.

IRAIDA NORIEGA (PORTADA)

EL ÁNGEL CREADOR

(ENTREVISTA)*

Algunas ciudades producen flores extrañas y fascinantes. A la de México le brotó una hermosa, personal. Pero esta flor, también, ha dado muestras claras de una esencia mayor: un aroma de música, tan exclusivo como la más preciada fragancia. Ella es flor y es canto. Su nombre es Iraida Noriega. En su presencia y en su voz está el argumento para fundamentar la fe en una religión pagana, para sentir al mundo. Basta oírla cantar. Lo hace lenta y voluptuosamente, con los ojos cerrados, disfrutando la experiencia técnica y de vida, con la cadencia misma con que sus manos recorren el contorno de sus abismos. Así ubica su ser intenso, en el difícil punto entre la melancolía y la incontinencia.

Ella es naturaleza pura en plenitud. La suya es una antífona de actitud, gesto afirmativo de existencia y amor, placer, dolor y pérdida. ¿Qué es una mujer?, se pregunta uno, mientras ella canta para descubrirnos su ángel creador. A ése que es la combinación de lo mágico y lo terrible: síntesis de una mujer como otredad del pulso mundano.

Iraida es originaria del Distrito Federal, donde nació el 16 de agosto de 1971. Es hija del cantante y pianista Freddy Noriega, un personaje veterano de la escena musical mexicana y del jazz en particular. De él fue que ella heredó el gusto por el género. Gusto que cristalizó a la edad de 17 años, cuando hizo su debut como cantante en compañía de su padre. Lo hizo interpretando boleros y Standards.

Al decidirse por la voz, por el jazz, como forma de vida se fue a realizar estudios musicales en escuelas de la Unión Americana, en Nueva York de manera precisa, donde contó con la asesoría de maestros de la talla de Sheila Jordan. Por otro lado, Iraida tiene ya varios álbumes en su haber: Elementos (de 1997, con Emiliano Marentes); Reencuentros (de 1998, con Roberto Aymes); Sólo voces (de 1999, como integrante del grupo vocal Cuicanitl) y el más reciente, Efecto Mariposa (del 2001, con varios invitados), además de diversas colaboraciones en los discos de otros artistas.

– Iraida, ¿cómo fue el aprendizaje de la música dentro de tu familia?

«De manera muy inconsciente. En realidad no fue que mi papá me diera clases, sino que él oía discos todo el santo día y a mí se me pegó la afición. Hoy llegas a su casa y tienes que sentarte a oír discos o a ver videos. Así que el mío fue un aprendizaje más bien a nivel inconsciente, absorber toda la información sin que realmente mi papá dijera: ‘siéntate y escucha’. De pronto se daba la situación de que yo le preguntaba: ‘¿qué estás oyendo?’ y ‘¿qué es eso?’, en ese plano. Por su parte, mi madre es una persona que todo el día canta, pero el que está con la rocola desde que despierta hasta que se duerme es mi papá».

– ¿Cómo eras de niña, cuál era la relación con tus padres?

– «Era muy cercana. Siempre he tenido esa relación. Con mi papá, por ejemplo, tengo una tremenda identificación con el lenguaje de la música. Con mi mamá más a partir del lenguaje de la danza, porque mi mamá bailaba. A mí de chiquita me ponían a hacer show y por ahí fue la cosa. Desde niña he sido muy activa y, dentro de todo, desinhibida. Me decían: ‘Canta una pieza’, y yo sin ninguna bronca lo hacía. Pero también desde chica fui muy disciplinada, la verdad. Mi mamá me sometió a una terapia de disciplina tremenda que ahora agradezco, pero en aquel entonces de pronto me sacaba de onda tanta rigidez. Desde pequeña tuve muchas responsabilidades, tanto en la escuela como extraescolares”.

– ¿Te llegaste a rebelar contra esa disciplina en algún momento?

«En la adolescencia llegó el clímax y me fui a vivir a otro lado. Les dije adiós. Por otro lado, siento que uno no se puede conocer a sí mismo hasta que rompe un poco con la familia, porque aunque la relación sea cercana sí hay que distanciarse. Hay muchos parámetros y valores que únicamente cuando te vas a vivir solo salen a la luz y te das cuenta realmente de quién eres. No aquello que esperan de ti tus papás o tus amigos, sino que tú te das a conocer ahí mismo ante la situación».

– ¿Tienes hermanos?

«Tengo un hermano, Freddy. Nuestra relación es también muy cercana, somos cómplices al 100 por ciento. Yo le llevo ocho años y hay un desfase por la diferencia de edades. Cuando estaba chico sólo quería jugar, pero conforme hemos crecido y hecho mayores hemos encontrado un lenguaje que nos ha acercado. Él canta conmigo y con todos los del grupo vocal Cuicanitl. De entrada eso lo compartimos y de ahí en adelante también muchas locuras».

– ¿Cuáles eran tus discos favoritos, primero como niña y luego como adolescente?

– «Es muy loco y no me lo vas a creer, pero el recuerdo que yo tengo es el de disfrutar entre los cuatro y los diez años con los discos de Frank Sinatra que oía mi papá. También que incluso fui a hacer una audición para Anita la Huerfanita. En mi casa me metieron mucha información acerca de lo que es la comedia musical. Honestamente era lo que yo oía de chavita, lo que oía mi papá. Me empecé a meter con sus discos y me clavé mucho en los de Al Jarreau y desde luego en los de Sarah Vaughan; con los de Barbra Streisand (en una época me apasioné con su forma de cantar). Daniel Riolobos chico, que en paz descanse, me decía que si yo quería aprender a cantar tenía que hacerlo oyendo los discos. Que viera cómo habían colocado la voz; que cómo habían hecho la inflexión, etcétera, así era la cosa. También oí mucho los discos de Sergio Mendes con su onda brasileña. Por ahí de los 17 años se me presentó entonces el estilo de Eugenia León. Hasta ese momento yo había escuchado más música estadounidense que mexicana, y al escucharla me di cuenta de que Eugenia estaba haciendo lo mismo pero en español. Eso como que me aterrizó y por ahí me fui. En mí había una división: el mundo que oía en mi casa —eso de oír a Frank Sinatra a los ocho años era muy raro, ¿no?—, pero también estaba el mundo de la secundaria en que estaba estudiando, la música que me enlazaba de algún modo con la gente, porque si no me hubiera convertido en un bicho raro. Así que oí las cosas de Cyndi Lauper, de los Eurythmics y la música pop que sonaba en ese momento».

– ¿Hay algún disco de esa época que sea entrañable para ti?

«De chica uno que oía mucho era el España de Al Jarreau, me lo sé de memoria, y algún otro de Barbra Streisand. Ahora lo que hago es escuchar un disco de la mañana a la noche, hasta que ya no le quede ningún secreto para mí, me clavo en ellos así. Ahorita estoy oyendo uno de Kurt Elling, no hago otra cosa que oír su música mañana, tarde y noche. Me identifico mucho con lo que está haciendo. Tanto en su planteamiento de letras, como en lo musical o performático. Lo que hace me suena muy bien en el corazón, y me digo que por ahí es la cosa».

– ¿Qué hizo que te inclinaras hacia el jazz?

“Desde luego mi papá y sus discos. Él sembró la semillita. Cuando empecé a improvisar de cualquier forma tuve miedo, miedo a la libertad que significa. Todos soñamos con ser libres, pero cuando te dicen: ‘Órale, haz lo que quieras’, vienen las reticencias. Desde luego fue un acto de valor de mi parte el rollo de aventarme y a ver qué onda. Descubrí muchas cosas. El rollo programado siempre es bonito y tiene un gran mérito y todo, pero la relación que estableces con lo divino a la hora de improvisar es otra cosa. Abres tu canal para que te pasen corriente y la corriente que te van a pasar es diferente, y eso tiene como consecuencia buscar qué onda contigo mismo de manera constante, todo depende de tu capacidad para abrir ese canal. Experimentar eso me gustó y ya no quise soltarlo desde entonces. Es una cuestión de mucho descubrimiento contigo mismo, de muchas emociones y sentimientos. Siempre quieres que haya magia y despegarte aunque sea dos centímetros del piso, pero hasta en eso los de allá arriba dicen: ‘hoy sí’ u ‘hoy no’. Pero para lograrlo hay que hacer un trabajo constante. Ya no puedo concebir algo que haga que no contenga ese elemento. La sorpresa. Estar cósmicamente conectada, porque la vida nunca es igual”.

*Fragmento de la entrevista realizada con ella en el año 2000. Fue publicada íntegramente por la Editorial Doble A, con el título de Iraida Noriega dentro de su colección “Palabra de Jazz”, y de la cual un extracto apareció en el libro Tiempo de Solos. 50 jazzistas mexicanos. Asimismo, fue publicada on line en el blog Con los audífonos puestos en la categoría “Ellazz (.mx)”.

IRAIDA NORIEGA (FOTO 2)

Iraida Noriega

Una entrevista de Sergio Monsalvo C.

Editorial Doble A

Colección “Palabra de Jazz”

México, D.F., 2000

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BIBLIOGRAFÍA: HERNÁN LAVÍN CERDA

Por SERGIO MONSALVO C.

 

HERNÁN LAVÍN CERDA (FOTO 1)

 

“EL HUMOR EN LAS VISIONES DE H. L. C.”

 Dentro de sus rasgos distintivos, dos cosas llaman la atención en la poética de Hernán Lavín Cerda: por un lado, el polo que sustenta el sentido de lo transitorio, acompañado de la permanente indagación de las fuerzas que gobiernan la vida a partir de la paradoja de que “Cuando pienso en la realidad, lo real en mí se ofusca / y al fin desaparece / como el rostro en el agua”; por otro lado, el polo cuya remisión apunta al lento desgaste o corrosión de la existencia.

Estos dos núcleos son también vectores que pretenden indagar y aprehender tanto la existencia de la esencia como la esencia de la existencia: “¿Para qué tantos demonios? ¿Para qué tantos dioses / Aún creo que el espíritu se destila a sí mismo / en una precipitación de vía láctea”, dice el poeta.

Al interior de los núcleos señalados resplandecen dos símbolos: el del caballo y el de la piedra, los cuales el poeta sopesa para conocer la levedad y el grávido misterio del ser. Sentido que remitiría nuevamente a los orígenes de la indagación, con el ingrediente de una ansiedad más acentuada. En el proceso que avanza hay una regresión permanente hacia los orígenes y, en ese espacio intermedio, la incertidumbre y el caos definen mejor la perspectiva poética, la del poeta y la del mito.

 

 

*Fragmento del ensayo “El humor en las visiones de Hernán Lavín Cerda”, publicado por la revista INTI.

 

 

 

 

 

HERNÁN LAVÍN CERDA (FOTO 2)

 

 

 

Sergio Monsalvo C.

“El Humor en las Visiones de Hernán Lavín Cerda”

Revista INTI 

No. 29/30

Págs. 191-196

(PRIMAVERA – OTOÑO 1989)

 

 

 

 

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BIBLIOGRAFÍA: LibRock’s (I)

Por SERGIO MONSALVO C.

LIBROCK'S (CANON I) (PORTADA)

(CANON I)

(A MODO DE INTRODUCCIÓN)*

Los libros que cito en esta serie y las canciones que han acompañado su lectura, reseña y ligazón, han construido una buena parte de lo que es el rock en su concepto. No es una ocurrencia del momento presentarlos unidos, sino como una muestra del legado que lleva encima y que tiene que ver con sus contextos, afinidades electivas y sus pasiones.

Para cada género musical hay libros y discos (películas, obras de teatro, pinturas, cómics, etcétera) en los que se puede hallar goce, satisfacción, instinto o identidad.

Encontrar esos libros y demás, poco a poco, a lo largo de la vida del rock y establecer con ellos una relación duradera, asimilarlos gradualmente y retener su savia, ha constituido para el género (y para sus seguidores más avezados) un acto esencial en el círculo de sus placeres y por ende en el de la creación de su espíritu, su ser y estar en el mundo, participando así en el flujo de la cultura de su tiempo y, por ende, en el de la memoria de la especie.

*Fragmento de la introducción al volumen LibRock’s (Canon I), de la Editorial Doble A, cuyo contenido se ha publicado a través de la Serie “Libros Canónicos” como parte del blog Con los audífonos puestos.

LibRock’s

(Canon I)

Sergio Monsalvo C.

Editorial Doble A

Colección “Ensayos”

The Netherlands, 2020

CONTENIDO

Iluminaciones (Les Illuminations) – Arthur Rimbaud

Frankenstein – Mary Shelley

Hojas de Hierba (Leaves of Grass)– Walt Whitman

Moby Dick – Herman Melville

El Cuervo (The Raven) – Edgar Allan Poe

El lobo estepario (Der Steppenwolf) – Hemann Hesse

Hambre (Hunger) –Knut Hamsun

Manhattan Transfer – John Dos Passos

En el camino (On the Road) – Jack Kerouac

El Guardián entre el centeno  (The Catcher in the Rye) –J.D. Salinger

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BIBLIOGRAFÍA: AL COMPÁS DE LA PARCA

Por SERGIO MONSALVO C.

AL COMPÁS DE LA PARCA (PORTADA)

(LA MUERTE EN EL ROCK)*

Además del sexo, las drogas y los cortes de pelo, la muerte ha dado el tono para el rock desde sus comienzos. Y tanto como otras decenas de aspectos cualquiera, vincula a Elvis Presley con los Rolling Stones, los Beatles, los Sex Pistols, Joy Division, Nirvana, Frightened Rabbit o Prodigy.

El rock sigue vivo, pero muchos de sus dirigentes puntales no. La mayoría han muerto jóvenes y algunos, tristemente, en condiciones absurdas: víctimas del abuso de las drogas y el alcohol, en accidentes automovilísticos y aéreos, por depresiones severas, suicidios y por otras causas inimaginables. Es ya una tradición añeja dentro del género.

Pero, ¿cuándo y de qué manera entró la muerte en la temática del rock, y cuál ha sido su quehacer desde entonces?

*Fragmento del ensayo “Elvis, en el corazón de las tinieblas”, que forma parte del libro Al Compás de La Parca (La Muerte en el Rock), publicado por la Editorial Doble A, y de manera seriada on line a través del blog Con los audífonos puestos.

VIDEO SUGERIDO: Elvis Presley Heartbreak Hotel Live (1956), YouTube (John56517)

Al Compás de La Parca

(La Muerte en el Rock)

Sergio Monsalvo C.

Editorial Doble A

Colección “Textos”

The Netherlands, 2020

CONTENIDO

1. Elvis en el Corazón de las Tinieblas

2. La Muerte y sus Criaturas

3. Estética Dark: Melancolía por la Finitud

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BIBLIOGRAFÍA: LAS LLAVES DEL GARAGE

Por SERGIO MONSALVO C.

LAS LLAVES DEL GARAGE (PORTADA)

ORIGEN ES DESTINO*

La historia del rock son sus mitos. Y los que contiene el del garage son de los más grandes. La serie “Las Llaves del Garage”, trata del rock como música y como idea. Vale la pena apuntar que como música no es más sencillo que como idea.

El rock de garage es la música más disponible de nuestra cultura global —una cultura más homogénea de lo que por lo común se quiere admitir—, pero disponible no es sinónimo de fácil. Aquí cabe apuntar que como idea surge de los veneros del romanticismo filosófico.

El rock y su mitología son profundamente románticos. Le otorgan el mayor mérito a toda desmesura y a las explosiones del genio individual, sobre todo a aquello que refleje el barullo mental y emocional que se transpira siendo de naturaleza airada y víctima circunstancial del mundo circundante.

Y su constante es la necesidad del descubrimiento, de lo dinámico y de lo evolutivo. El papel que sus intérpretes y seguidores le asignan a la música se acerca mucho al de un credo pagano, por cuanto tiene la misión de hacer visible la intuición absoluta y su revelación.

La serie “Las Llaves del Garageque presenté en este blog a lo largo del año 2019define la cualidad musical de un rock al que es imposible imitar por parte de quienes no comparten el espíritu del género, y explica el mundo y pensamiento en el que viven sus hacedores desde su primera manifestación hace varias décadas, un mundo literalmente impensable, que avanza a toda velocidad y en retrospectiva cuidando su precioso arcano contra viento y marea.

*Fragmento de la introducción al libro Las Llaves del Garage. La primera emisión fue trasmitida a finales de la primera década del siglo XXI (los años cero) a través de Radio Educación (México). La segunda, por entregas on line, bajo los auspicios de la Editorial Doble A (Países Bajos), en el blog Con los audífonos puestos en el año 2019.

Las Llaves del Garage

(Origen es Destino)

Sergio Monsalvo C.

Editorial Doble A

Colección “Textos”/

Con los audífonos puestos (Blog)

The Netherlands, 2019

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BIBLIOGRAFÍA: LA CANCIÓN DEL INMIGRANTE

Por SERGIO MONSALVO C.

La canción del inmigrante (Foto 1)

DE AZTLÁN A LOS LOBOS*

La Canción del Inmigrante, es una excelente investigación histórica, para tener la oportunidad de escribir acerca de uno de los grupos más representativos de la ‘Raza’, que surge como movimiento contracultural localizado al Este de la Ciudad de Los Ángeles, California. Me refiero a Los Lobos; sí, esos que hicieron parte de la música de la película La Bamba, basada en uno de los iconos de la década de los cincuentas: Ritchie Valens.

“El libro inicia relatando la mítica migración de Aztlán, que al parecer el autor la ubica en aquella zona de California. Este primer capítulo hace un recuento exacto de las crónicas que sitúan al mítico Aztlán, al que muchos mencionan, pero que arqueológicamente, no se ha podido localizar. 

“El segundo capítulo nos hace un recuento de las hazañas de algunos aventureros del S XVI, entre ellos Cabeza de Vaca, en las que mencionan a Chicomoztoc, lugar de las siete cuevas, lo cual abrió más el apetito a otros aventureros que incursionaron hacia el norte de la Cuenca de México en busca de las ciudades que ‘brillaban de tanto oro’. 

“En ese mismo capítulo nos hace un balance rápido de la historia del México en la Guerra de Independencia, el Primer Imperio, la lucha entre conservadores y liberales por establecer una república, hasta llegar a la apropiación de los EU de una buena parte del territorio de México.

“En muchas ocasiones, cuando imparto alguna clase de Historia de México y vemos esa época, les preguntó a los alumnos cuál sería su reacción, si de un día a otro, dejarán de ser mexicanos y se despertaran con la noticia que deben entonar otro himno y honrar otra bandera. Pues eso es exactamente lo que les sucedió a los mexicanos de mediados del S XIX, que tuvieron que resistir en un principio y sucumbir después, al expansionista gobierno de los EU.

“A finales del siglo XIX, el crecimiento de California, permitió el establecimiento de muchos, ya en ese momento México-Norteamericanos, que aunque no entendían el lenguaje, las leyes y las costumbres, prefirieron quedarse en EU, que migrar a su país de origen, que después de la invasión norteamericana, se vio envuelto en una guerra civil, una invasión francesa, un segundo imperio, una restauración de la república y una dictadura.

“Ya en el siglo XX, como parte de la consolidación de una nación poderosa, esos México-Norteamericanos, han adoptado muchas costumbres que van fusionando con las propias. Una de las más importantes es la devoción por la Virgen de Guadalupe, como símbolo de resistencia (así como lo hizo Hidalgo en la guerra que inicio en 1810); como un icono que no permite otras ideas religiosas que no sean las que permanecían al momento de sucumbir durante la expansión estadounidense, pero sobre todo que privilegian su procedencia y sus raíces mexicanas.

“El recuento histórico sigue, para tener las bases e ir definiendo los movimientos contraculturales en Los Ángeles en las décadas anteriores y posteriores de las dos guerras mundiales, y que darán pie a personajes de origen ‘chicano’, dedicados a la música, al cine, al teatro, a la plástica, a la literatura, etc. y de donde se desprende la historia de Los Lobos, con ese estilo Chicano Power, que nos lleva desde una balada tradicional, y nos demuestra que con ese estilo México-Norteamericano, un huapango, un blues, un corrido, un boogie, un rock, suenan muy bien.

“Dejaré unas ligas para que Usted, estimado lector, pueda escuchar a este magnífico grupo, pero sobre todo, consiga el libro y lo pueda disfrutar. Dejo aquí también la liga de la biografía de Sergio, para que tenga la oportunidad de conocerlo. Gran escritor, analista musical y colaborador de una infinidad de publicaciones, en las que normalmente escribe de música y músicos”. 

*Reseña escrita por Luis Humberto Carlín Vargas (arqueólogo, ingeniero, profesor y músico) con el título “La Canción del inmigrante (1989) de Sergio Monsalvo C.”, en la publicación Zona Franca, de León, Guanajuato, el 8 de julio del 2019.

La canción del inmigrante:

De Aztlán a Los Lobos

Sergio Monsalvo C.

Tinta Negra Editores‑As de Corazones Rotos

México, 1989

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BIBLIOGRAFÍA: ARTE-FACTO (IV)

Por SERGIO MONSALVO C.

Arte-Facto IV Portada

EL RIZOMA DEL ROCK*

Una de las aportaciones del rock a la cultura ha sido la de conectar a quienes trabajan en toda actividad estética y con ello creado sonidos, canciones o álbumes afines y alianzas artísticas en todo el mundo. Y lo ha hecho ya sea en un disco, en un track en particular o en la escenografía de un concierto. Ha conectado con aquellos que se han pasado la vida resolviendo sus misterios o belleza en alguna de sus formas, dentro de sus disciplinas individuales o conjuntas (humanistas o científicas), ya sea influyéndolos o siendo influido por ellos.

El resultado de tal encuentro ha producido sonoridades capaces de sacar al escucha de sí mismo y conducirlo a diversas dimensiones mentales, reflexiones existenciales o sensaciones en movimiento. Las obras creadas en este sentido son Arte-Factos culturales, aventuras en el microtiempo, las cuales requieren de la entrega a un flujo musical que enlaza una nueva expansión del quehacer humano con la experiencia auditiva en las diferentes décadas, desde mediados del siglo XX hasta el actual fin de la segunda decena del XXI.

El arte es la utopía de la vida. Los músicos rockeros de nuestro tiempo no han cesado en su tarea de acomodar la práctica musical a una búsqueda imparable de tales adecuaciones. La indagación sonora adquiere, en este contexto, un nuevo significado: no es mera búsqueda expresiva, sino persecución de horizontes culturales nuevos para un público en mutación, que exige de lo musical apreciaciones vitales, rizomáticas, en relación con sus exigencias estéticas y vivenciales.

*Introducción al volumen Arte-Facto (IV), de la Editorial Doble A, cuyo contenido ha sido publicado de manera seriada en el blog Con los audífonos Puestos bajo esa categoría.

Arte-Facto (IV)

Sergio Monsalvo C.

Editorial Doble A

Colección “Textos”

The Netherlands, 2021

CONTENIDO

Patti Smith: La Poesía Amplificada

Plaster Caster: Arte Groupie

El Rock Ilustrado (Por Raphael)

R. W. Fassbinder: Petra Von Kant y Yo

Revolver: Disparo al Infinito (I y II)

Robert Plant: Retrato del Gran Maestro

Roy Lichtenstein: Imagen y Sonido

St. Valentine’s Day: Tarjetas Musicales

Stephen Hawking: (Y Las Pequeñas Cosas)

The Last Poets: El Rap sin Impostores

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BIBLIOGRAFÍA: MITOLOGÍA DEL ROCK (I)

Por SERGIO MONSALVO C.

MITOLOGÍA DEL ROCK I (PORTADA)

(LAS CUATRO COLUMNAS DE ÉBANO)*

La historia del rock son sus mitos, y los de Fats Domino, Bo Diddley, Chuck Berry y Little Richard, son Las Cuatro Columnas de Ébano, los mitos fundamentales. Los que hablan de la ontología del género y de su negritud. De la conexión a las raíces negras de la música, al origen primitivo que permitía la expresión más honesta de los propios sentimientos (en himnos seculares primarios y paganos). 

Hablar de estos cuatro personajes es realizar el viaje a las semillas del género, de donde éste brotó gloriosamente. Dichos cuatro jinetes se convirtieron en adalides de una nueva avanzada que descubrió que, así como la vida misma, el rock & roll representaba la intuición, el riesgo, la voluntad y la actitud.

Su punto de partida a la hora de escribir las letras y hacer la música respondió a las preguntas humanas de siempre: el amor, la soledad, la fragilidad, los desencuentros, la necesidad de ser amado, de la diversión, y lo hicieron con humor. Por eso su música es la memoria de la especie y recordarlos es mantener encendida la solidaridad histórica con ella.

Ellos son la muestra de lo que debe existir en el rock, un género diferente desde su nacimiento, que no buscaba responder a los parámetros convencionales de la época, sino que brotó de la necesidad de reconocerse en el origen, en el beat (latido) de la actitud auténtica; la del Homo sapiens rocanrolero que buscó anticipar el futuro en nombre de la supervivencia y sustentó en el ADN del blues el fulgor de su identidad, un romance sabedor de que origen es destino.

*Introducción al texto Mitología del Rock I (Las Cuatro Columnas de Ébano), de la Editorial Doble A, publicado de manera seriada a través del blog Con los audífonos puestos.

VIDEO SUGERIDO: Bruce Springsteen & Chuck Berry – Johnny B. Goode (Live 1995), YouTube (Maria Ramalho)

MITOLOGÍA DEL ROCK (I)

(Las Cuatro Columnas de Ébano)

Sergio Monsalvo C.

Editorial Doble A

Colección “Textos”

The Netherlands, 2020

CONTENIDO

CHUCK BERRY

Un Rockero de 90 Años

FATS DOMINO

La Ínsula Primordial

BO DIDDLEY

El Jungle Beat

LITTLE RICHARD

El Arquitecto Bizarro

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