Por SERGIO MONSALVO C.
¡AVE AL LADRÓN!
El manifiesto o la declaración que Yorke relacionaría con lo que Radiohead estaba haciendo entonces era: “El fruto de la libertad absoluta de movimiento. Podemos hacer lo que queramos cuando queramos y con el estilo o la forma que sea. Sin ninguna presión de fuera, sin cumplir con expectativas, sin satisfacer ninguna pregunta y sin tomar en cuenta las tendencias musicales. La libertad ab-so-lu-ta”.
Entonces, ¿qué es lo que haría que Radiohead siguiera siendo Radiohead? “Nada. Y eso es bueno —contestó—. Se ha vuelto muy difícil hablar sobre nuestra música en términos generales. Y no hay nada más bello que sorprenderse uno, como grupo, de la velocidad con la que se está evolucionando y de todo lo que se sabe hacer. Así como de la coherencia que sí hay entre los cinco. Nadie quiere disponer solo del rumbo de Radiohead, todos reaccionan muy bien ante las ideas que aportan los demás, todos traen sus propios descubrimientos y existe un acuerdo silencioso acerca de lo que debe ocurrir con las ideas musicales que no convencen a todos: a la basura”.
A pesar de que a principios del 2002 todo estuvo muy tranquilo alrededor de la banda, el mundo observó con atención al grupo nombrado “Best Act in the World Today” en los Q-Awards. Thom Yorke y sus compañeros se dieron una breve pausa creativa. Luego, tras los seis meses de descanso que los miembros del grupo se permitieron al término de los últimos compromisos de la gira para promover Amnesiac, se impusieron un calendario muy riguroso: escribir y dominar el material nuevo durante tres meses.
El quinteto ensayó 16 canciones nuevas relativamente libres de computadoras, de las que ocho se presentaron en vivo en unos conciertos en Portugal y España, en una pequeña gira para probar las aguas y al final grabar el nuevo CD. Tanto a los textos como a la música del álbum les imprimirían cierta inmediatez y espontaneidad. Las cosas al parecer seguirían siendo emocionantes.
En el mes de abril del 2002 Radiohead entró de nueva cuenta al estudio de grabación y con ello se anunció la hechura de un álbum que llevaría por nombre Hail to the Thief. Este sexto disco con el sello Parlophone salió a la venta la primera quincena de junio del 2003 y tuvo como sencillo el tema “There There”, acompañado de un impresionante video que se puso en circulación el 26 de mayo de este mismo año.
El CD contiene catorce tracks que fueron grabados en Oxfordshire y Los Ángeles bajo la producción y mezcla de Nigel Godrich y la banda. Los títulos son los siguientes: “2 + 2 = 5”, “Sit Down, Stand Up”, “Sail to the Moon”, “Backdrifts”, “Go to Sleep”, “Where I End You Begin”, “We Suck Young Blood”, “The Gloaming”, el ya mencionado “There There”, “I Will”, “A Punch-Up at a Wedding”, “Myxamatosis”, “Scatterbrain” y “A Wolf at the Door”.
Al escucharlos se cae en la cuenta de que el legado de Can y Neu!, sus influencias manifiestas, han resistido el paso del tiempo. Donde más se nota su huella es en el tratamiento que Radiohead hace del post-rock, con su rítmica y matices sonoros.
Yorke mantiene la sensación de viajar por una carretera recién inaugurada cada vez que los evoca. Sin embargo, ése es sólo uno de los elementos que el grupo maneja a lo largo del álbum. Otro es el sentido emocional que le dan a la experiencia de vida en la que hay arte y verdad. Asimismo se percibe el trabajo de buscar el equilibrio entre lo accesible y lo por venir en el aspecto musical. Aquí aparece la tercera piedra fundamental de su concepto: el método de grabación que exponen. Eso la hace una banda comprometida con su actualidad bajo los signos de la decisión y la autonomía creativa.
Hail to the Thief es una obra matizada en la exploración por el laberinto existencial de los traumas de la sobreinformación y del temor; es una reflexión apocalíptica, críptica en algunos aspectos, sarcástica en otros. Es, a final de cuentas, una pieza más en el gran rompecabezas de conciencia que Radiohead está empeñado en construir con inteligencia, emoción y buena música.
El título de la obra ha sido interpretado como una referencia irónica al presidente de los Estados Unidos, George Bush, quien recibió la ayuda de su padre para asumir el poder. El nombre pretende retratar la hipocresía y la banalidad en el pensamiento estadounidense, de manera hilarante pero también contradictoria. Como contradictorio es que este disco, de claros tintes antiestadounidenses, se haya grabado en la Unión Americana.
El proceso de preparación para Hail to the Thief se realizó por dos frentes. Por un lado, Thom Yorke estaba abrumado por la sensación de que el mundo se hallaba en transición hacia una era muy diferente, otra forma de convivir y de vivir. Así experimentó la cruda del 11 de septiembre, la guerra en Afganistán, la paranoia común y mediática que se desató ante la posibilidad del terrorismo en aquella época. Todas estas impresiones dieron color a sus nuevas letras.
Por otra parte, los guitarristas Jonny Greenwood y Ed O’Brien, el bajista Colin Greenwood y el baterista Phil Selway andaban ocupados con la música e ideas clave como el pop, las guitarras y las canciones. En cierto sentido el grupo le dio una vuelta de tuerca a su historia, la sintetizó, pero armado con los conocimientos y los logros cosechados durante los años de Kid A y Amnesiac.
Con este material Radiohead realizó una corta gira por el Reino Unido e Irlanda, la cual comenzó en Dublín el 17 de mayo y continuó por Belfast, Edimburgo, Manchester y Londres. El 28 de junio se programó que abrieran el Festival Glastonbury, lo cual fue el inicio de presentaciones sucesivas en diversos festivales europeos para el resto del año.
VIDEO SUGERIDO: Radiohead – There, There, YouTube (Radiohead)