Jazz from Hell (EMI, 1984). Sólo siete de las “quinientas, más o menos”, piezas de Synclavier en las que Zappa había trabajado. El Synclavier fue el interfaz (de computadora a digital) usado por Miles Davis en Tutu. La pureza transparente de los rellenos de Perfect Stranger fue reemplazada por sonidos más carnales. Resultó interesante que Conlon Nancarrow (el asombroso compositor radicado en México que recurrió a la perforación de rollos de pianola para promover sus ideas “intocables” y mencionado en Tinseltown Rebellion) proporcione a Zappa una guía para dicha evasión del virtuosismo musical. Para un poco de alivio se presenta un auténtico escaparate para la guitarra, “St Etienne” (quizá llamado así por Pierre Boulez, pues en este “desierto cultural” creció). Con Jazz from Hell, Zappa se colocó a la cabeza de los compositores futuristas de nivel mundial. Había adquirido más RAM para incrementar el realismo digital. Se hace agua la boca.
Thing‑Fish (Capitol, 1984). Esta visión escabrosa de Broadway nos restriega en la cara el SIDA, el racismo y el vacío de los yuppies. Johnny “Guitar” Watson es el invitado en la voz. Un ejemplar de este álbum no debe faltar en casa.
Frank Zappa Meets the Mothers of Prevention (EMI, 1985). Para el consumo fuera de los Estados Unidos Zappa omitió “Porn Wars”, un collage de declaraciones sensacionalistas sobre la censura del rock, sustituyéndola por una canción de protesta interpretada por Johnny “Guitar” Watson, “I Don’t Even Care” y dos piezas instrumentales abstractas. El CD las contiene todas. Zappa considera el movimiento censor como una amenaza para la libertad de expresión, con sus ataques contra el supuesto “lenguaje obsceno” del heavy metal y el rap, y efectuó una vigorosa campaña contra él. “Yo Cats” es una diatriba contra la mafia de los músicos sesionistas, cantada espléndidamente por Ike Willis; “We’re Turning Again” critica el revival sesentero (Hendrix, Doors, etcétera); “Aerobics in Bondage” es más locura en el Synclavier. Un clásico.
Broadway the Hard Way (Zappa, 1988). Una colección de las nuevas canciones presentadas durante la gira de 1988, con ataques dirigidos contra el feminismo a nivel ejecutivo, los republicanos y los evangelizadores televisivos. El grupo incluyó a una sección de metales sin igual (Walt Fowler, trompeta; Bruce Fowler, trombón; Paul Carman, sax alto; Albert Wing, sax tenor; Kurt McGettrick, sax barítono), pero no tenemos muchas oportunidades de disfrutarlos. Caracterizado por una mayor mordacidad política que You Are What You Is, todo el álbum parece un Money puesto al día. Algunas de las líneas melódicas de las vocales –“Jesus Thinks You’re a Jerk”, “Any Kind of Pain”, “Rhymin’ Man”– poseen la belleza inquietante y cínica de Kurt Weill.
You Can’t Do That on Stage Anymore Vol. 1 (Zappa, 1969‑1988). El primero de una serie de seis CDs dobles que presentan a Zappa en vivo durante los últimos 20 años. La reelaboración de los temas y la adaptación personal de la composición a diferentes personas impone la comparación con Duke Ellington. Esto incluye una versión de “Louie Louie” grabada en The Factory en el Bronx en 1969, con Lowell George en la guitarra y la voz, “Sofa #2” de Génova y un tempestuoso “Zomby Woof” de Milán.
You Can’t Do That on Stage Anymore Vol. 2 (Zappa, 1988). Este álbum presenta un concierto completo dado en Helsinki en julio de 1974 por el quinteto de Roxy and Elsewhere, un grupo de extraordinario talento interpretando música que conocía al derecho y al revés, lo cual les permitía divertirse al máximo con ella. La ejecución de la guitarra es violenta, incluso para Zappa –en “ARDNZL”, por ejemplo, se escucha una improvisación implacable y con todo luminosa, de alguna manera–; George Duke aporta su virtuosismo al acompañamiento; y Napoleon Murphy Brock (enfermo de pulmonía!) brinda un alivio cómico. Dura dos horas y no aburre en ningún momento.
You Can’t Do That on Stage Anymore Vol. 3 (Zappa, 1971‑1988). El grupo de 1984 (Ike Willis, guitarra y voz; Ray White, guitarra y voz; Bobby Martin, teclados y voz; Alan Zavod, teclados; Scott Thunes, bajo; Chad Wackerman, batería) predomina aquí. Si bien se trata de un vehículo excelente para los solos de guitarra de Zappa, contiene demasiado de You Are What You Is para mi gusto. Algunos puntos memorables son una asombrosa versión de “Drowning Witch”, resultado de la edición de interpretaciones hechas por dos grupos diferentes (según Zappa, el grupo de 1984 nunca la tocó correctamente y el de 1982 “sólo logró acercarse en una ocasión”); un blues sobre Nixon con el grupo de Roxy; un bullicioso solo de Terry Bozzio en la batería; una versión de “Zoot Allures” dotada de un magnífico sonido decadente y otra de “King Kong” de 24 minutos de duración, incorporando solos de 1969, 1971 y 1982.
You Can’t Do That on Stage Anymore Vol. 4 (Zappa, 1969‑1988). Una alegre colección orientada a las canciones y notable por un solo en el sax tenor por Archie Shepp, en “Let’s Move to Cleveland” (1984); algunas piezas de Thing‑Fish que tal vez recuerden a la gente lo bien que Zappa componía para la ópera; la brillante “Approximate”, que hace pensar en Varèse; la extraña “Florentine Pogen” y un rap hilarante pero doloroso grabado por Zappa en 1969, “Tiny Sick Tears”.La intervención de Shepp es seguida, apropiadamente, por unas improvisaciones libres de los Mothers of Invention de 1969, “You Call That Music?”, que demuestran cuánto aprendió Zappa al jazz revolucionario de fines de los sesentas. Asimismo, aparece Captain Beefheart en una versión de nueve minutos de “The Torture Never Stops” de 1976, totalmente diferente de su forma final, mientras el grupo le tupe a un riff de Howlin’ Wolf con el veneno puro aportado por Hubert Sumlin a su guitarra.
The Best Band You Never Heard in Your Life (Zappa, 1991). Merece aplausos atronadores este recuerdo dejado por el grupo de la gira de 1988, que se disolvió a la mitad del calendario y le costó mucho dinero al líder. En vista de la calidad del grupo, como puede apreciarse en este concierto, no es posible culparlo por sentirse mal: una sección de metales de enorme brío brinda fuego y alma adicionales a joyas zappianas como “Who Needs the Peace Corps” y “Eric Dolphy Memorial Barbeque”, el gobierno envía a un vocero, Jimmy Swaggart es hecho pedacitos, un grupo de covers recorre desde “Bolero” hasta “Sunshine of Your Love”, piezas como “Zoot Allures” reciben suntuosas texturas nuevas y todo termina con los metales tocando el solo en la guitarra de Jimmy Page en “Stairway to Heaven”.
Make a Jazz Noise Here (Zappa, 1991). Una bomba musical que deja a los metales de 1988 espacio para extenderse en música que suena como una alianza profana de jazz vulgar, improvisación libre, vanguardia clásica, samples de la Knitting Factory y manía guitarrística. La trompeta de Walt Fowler en “Royal March”, de Soldier’s Tale de Stravinsky, es asombrosamente ligera. Uno está acostumbrado a escuchar música de este nivel creativo tocada frente a públicos de alrededor de veinte o de cinco personas; el que Zappa lograra presentar tal material a audiencias de miles fue extraordinario. Adorno apuntó que la vanguardia con frecuencia es perjudicada porque se le niega la excelencia tecnológica brindada a las empresas comerciales. Jazz Noise es un desafío contra la austeridad extrema impuesta a los músicos más creativos. Poderoso.
Beat the Boots (Zappa, 1991). Frank Zappa había sido víctima de despiadados piratas a lo largo de su carrera. Decidió editar él mismo ocho famosos discos piratas, a precios razonables. Como él dice, “Si a fuerza quieren basura, ahora podrán adquirir una basura perfectamente accesible y tal vez sacar del negocio a algún estafador”. Todos han salido con la disquera Foo‑Eee.
As An Am Zappa ‑ Nueva York, 31 de octubre de 1981. The Ark ‑ Boston, julio de 1968.
Freaks and Motherfuckers ‑ Fillmore East, 11 de mayo de 1970.
Unmitigated Audacity ‑ Notre Dame University, 12 de mayo de 1974.
Any Way the Wind Blows ‑ París, 24 de febrero de 1979 (doble).
‘Tis the Season to Be Jelly ‑ Suecia, 30 de noviembre de 1967.
Saarbrucken 1978 ‑ Saarbrucken, 3 de septiembre de 1978.
Piquantique ‑ Estocolmo, 21 de agosto de 1973 y Sydney, 1973.
En los dos últimos años, Frank Zappa publicó el siguiente material en ediciones especiales o reediciones en CD, todas en la compañía IRS:
Zappa in New York
Beat the Boots Vol. 2
The Perfect Stranger
Francesco Zappa
You Can’t Do That Vol. 5
You Can’t Do That Vol. 6
(ambos de colección incuestionable)
The Man from Utopia (en CD, 1993).
The Yellow Shark (1993). (con Frank Zappa & the Ensemble Modern)
Ahead of Their Time (1993). (conocido como el soundtrack sin film)
VIDEO: I’m Not Satisfied (Live, 1966) – Frank Zappa, YouTube (Thischannelnolongeresists)
*El ensayo “El Quijote Ausente” forma parte del libro Frank Zappa (El Quijote Ausente), volumen publicado por la Editorial Doble A y, de manera seriada, en el blog Con los audífonos puestos.
“El extenso conjunto de ensayos que conforman estos dos volúmenes (Corrientes de lo alterno Vols. 1 y 2) fue concebido para devolver a la palabra su importancia fundamental en beneficio del análisis musical cotidiano; reflejar la pasión por la búsqueda y el descubrimiento de los sonidos que componen diversas realidades, así como transmitir a la vanguardia la información sobre las expresiones artísticas que se originan en el underground, tras los límites o al margen de los canales más comerciales, y que representan otras elecciones estéticas”. (Contraportada)
“Corrientes de lo alterno es una deliciosa colección de ensayos sobre música cuyos temas van del trash al acid jazz, pasando por el rock chicano, el grunge, Frank Zappa y la música minimal. Los ensayos aparecieron originalmente en la revista Corriente alterna, y luego fueron compilados por Sergio Monsalvo para la Editorial Ponciano Arriaga de San Luis Potosí, que los editó en dos volúmenes.
Además de abordar la historia de los géneros y dar buenas referencias de discos quehayqueescuchar, este libro trae una amplia colección de anécdotas del rock, e información sobre ciertos temas que están estrechamente relacionados con él, como el sadomasoquismo, el cyberpunk o el (des)uso del vinil”.*
*Reseña referencial aparecida online en el blog mislibrossonrock.blogspot el 9 de enero del 2008.
El cine y el jazz se desarrollaron como géneros artísticos desde los primeros años del siglo XX. Entre el final de la I Guerra Mundial y el inicio de la era sonora en el cine la época estuvo marcada por el jazz y otras músicas sincopadas, que desempeñaron un papel persuasivo e influyente en el trastorno social que sacudió la cultura estadounidense.
Su terreno eran los speakeasies, clubes nocturnos que pertenecían a los gangsters y eran frecuentados por ellos, además de los casinos, tabernuchas, burdeles y salones de baile baratos. Se le consideraba bajo en lo social y lleno de implicaciones eróticas, vulgar, agresivo y poco estético. Pero, igualmente fresco, liberador y desinhibido.
Asimismo, se le veía como un aspecto fundamental del nuevo espíritu de la época y se convirtió en el perfecto acompañamiento musical de los años veinte, que al poco tiempo se conocieron como la «era del jazz». Por lo tanto, resultaba natural que el cine se remitiera al género a fin de corresponder al nuevo estado de ánimo de su público. Hollywood percibió de inmediato el potencial de las películas que lo reprodujeran…
*Fragmento extraído del libro Cine y Jazz, de Ediciones sin nombre.