LOS OLVIDADOS: THE YOUNG RASCALS

Por SERGIO MONSALVO C.

 

 

(PIONEROS DEL BLUE EYES SOUL)

 

Originarios de Nueva York, los Young Rascals figuraron entre los primeros y mejores grupos blancos de soul. La pieza «Groovin» (1967), su éxito internacional más famoso, prefiguró un estilo de rhythm and blues etéreo que sería perfeccionado por grupos negros como The Isley Brothers y Earth, Wind and Fire.

 

El cantante Eddie Brigati, el guitarrista Gene Cornish y el organista y cantante Felix Cavaliere pertenecieron al grupo Joey Dee and The Starliters, el cual se dio a conocer con una serie de discos bailables, entre ellos «Peppermint Twist» (Roulette, 1961) y una versión de «Shout» (1962) de los Isley. 

 

En 1964, acompañados por el baterista Dino Danelli (quien había tocado con Lionel Hampton y también con Little Willie John), formaron a los Young Rascals. «Felix inventó el concepto de nuestro sonido ─afirmó el guitarrista Gene Cornish, en su momento─. Dijo que basaríamos todo en el órgano Hammond. Sería como una alfombra. La batería y la guitarra proporcionarían el ritmo. Juntos, el órgano y la guitarra formarían un sonido completo y único, como una orquesta. Tuve que reestructurar toda mi forma de tocar». (Felix formó antes parte de un grupo llamado The Escorts, con Neil Diamond.)

 

El concepto inicial del grupo era un soul blanco, pero en lugar de asimilar el rhythm and blues en la tradición del Teatro Apollo, al estilo de The Righteous Brothers y The Magnificent Men, The Young Rascals decidieron emprender el camino del grupo blanco de rock.  «Todos traíamos la influencia de Ray Charles –dijo Dino–.  Estábamos tratando de sacar el rhythm and blues a la luz pública, donde debía estar. Íbamos a Harlem y pasábamos horas en las tiendas de discos, en busca de artistas que no se encontraban nunca en las listas de éxitos; todo lo nuestro salió del rhythm and blues».

 

El grupo fue contratado para Atlantic Records por Ahmet Ertegun. La dinámica y rítmica canción «Good Lovin», producida por Tom Dowd, llegó al número 1 de las listas en 1966. Al año siguiente, Arif Mardin supervisó la grabación de «Groovin», en la que destaca la voz encumbrada de Brigati para producir una canción que, con su evocación de un estado de ánimo eufórico, era la respuesta neoyorquina a los nuevos sonidos vocales californianos de grupos como The Mamas and The Papas y Harpers Bizarre.

 

 

A ésta le siguieron «A Girl Like You» y «How Can I Be Sure?» (1967), un éxito número 1 en 1972 en su versión de David Cassidy. Al igual que «Groovin», era una composición de Brigati y Cavaliere.

 

Dejando el adjetivo «Young» de lado, el grupo avanzó hacia el rock progresivo y la filosofía psicodélica, con los álbumes Once Upon a Dream, Time Peace y Freedom Suite, todos de 1968, así como los sencillos, que vendieron millones, «A Beautiful Morning» y «People Got to Be Free», respuesta de Cavaliere a los asesinatos de Robert Kennedy y Martin Luther King y el tercer número 1 del grupo. 

 

Después de los éxitos «See» y «Carry Me Back» de 1969, sus discos ya no alcanzaron la misma popularidad. En Search and Nearness (1970), el grupo exploró las fusiones del jazz y el rock. Los Rascals se desplazaron a la Columbia Records y profundizaron en el misticismo para producir Peaceful World (1971) e Island of Real (1972), pero se separaron al poco tiempo.

 

Cavaliere prosiguió una carrera como solista con las compañías Bearsville (Destiny, 1975) y Epic (Treasure, 1976, y Castles in the Air, 1980, el cual incluyó el éxito «Only a Lonely Heart Sees»). También produjo álbumes de Jimmy Spheeris y Laura Nyro. Cornish y Danelli fundaron al grupo Bulldog, grabando discos para MCA y Buddah; Danelli posteriormente trabajó con Steve Van Zandt.

 

En el año 2005, The Young Rascals (Rascals) entraron al Salón de la Fama del Rock y para recordar las andanzas de este grupo, la compañía Rhino sacó al mercado un par de años después la caja con una antología del grupo de 1965 a 1972, en 2 CDs.

 

VIDEO SUGERIDO: The Young Rascals – Groovin’ (1967), YouTube (NVNCBL)

 

 

 

 

 

LOS OLVIDADOS: TRES TREPIDANTES TIGRES

Por SERGIO MONSALVO C.

 

 

DON COVAY

 

Muchas cosas sorprendentemente equiparan a estos grandes nombres del soul desaparecidos no hace mucho. Don Covay, Ben E. King y Percy Sledge, pertenecen a una generación de cantautores negros surgidos de la pobreza, de los campos de entrenamiento vocal conocidos como coros.

 

Su origen hay que buscarlo en una iglesia, entre los himnos del góspel y los spirituals. Pero también de las filas del doo-wop urbano. Son (fueron) reales sobrevivientes que emanaron sus talentos a pesar del ambiente restrictivo y de los posteriores mánagers (auténticos buitres) que los tuvieron bajo contrato.

 

Sobrevivientes de la misma compañía que los firmó: Atlantic Records, la cual a pesar del excelente material que le proporcionaron cada uno, siempre les restringió y limitó hasta lo indecible los presupuestos.

 

BEN E. KING

 

Todos ellos encumbraron casi al mismo tiempo sus canciones al primer lugar de las listas de éxitos. Canciones que el tiempo volvería clásicas. Todos ellos durante el lapso que duraron sus carreras adolecieron de falta de dirección de los productores y del interés que les hubiera evitado la indefinición artística.

 

Los directivos de la compañía, por afanes netamente mercantiles convirtieron a estos vocalistas ejemplares en cantantes multiusos sin rubor alguno.

 

VIDEO SUGERIDO: Ben E. King – Stand By Me (1961), YouTube (TheVideoJukeBox 4)

 

Todos ellos desaparecieron de los principales escenarios al final de la década de los setenta. Y tuvieron que sobrevivir literalmente de sus actuaciones en locales pequeños. Y socialmente, al igual que los egresados del Mississippi, tuvieron que romper las barreras raciales y conseguir hechizar a un público blanco con su voz y su interpretación. Arrasaron con las baladas.

 

Todos ellos murieron en el mismo año (2015), casi a la misma edad, aunque en ciudades distintas. Todos ellos poseyeron la legitimidad histórica con la que exhibir una autenticidad que les ganó la gloria para siempre.

 

PERCY SLEDGE

 

 

 

LOS OLVIDADOS: BLUE CHEER

Por SERGIO MONSALVO C. 

BLUE CHEER (FOTO 1)

 

PIONEROS RELEGADOS

Casi en secreto. Así falleció Dickie Peterson el 12 de octubre de 2009 en Alemania, a la edad de sesenta y un años. Su muerte pasó prácticamente inadvertida para medios y público en general. Sin embargo, Peterson había sido el líder, cantante y bajista del grupo Blue Cheer, una agrupación que en 1968 sintetizó sonoridades y fue pionera de un nuevo concepto: el heavy metal.

El trío le agregó la pesadez metálica al blues y lo aderezó con el noise producto de los efluvios lisérgicos y marihuanos de la comunidad más stoner de toda la bahía de San Francisco. Un himno del rockabilly, de una década anterior, le sirvió de revisitación, detonante y carta de presentación: “Summertime Blues” (de Eddie Cochran).

BLUE CHEER (FOTO 2)

Blue Cheer se fundó un año antes con ese nombre, que en la jerga callejera derivaba de una marca de LSD (droga que entonces era todavía legal) que vendía el químico Owsley Stanley, miembro oficioso del equipo que rodeaba a la banda Grateful Dead, emblema por entonces de la psicodelia californiana.

El grupo original –compuesto por Peterson, el guitarrista principal Leigh Stephens y el baterista Paul Whaley— había irrumpido en la escena franciscana con sus aullidos guitarrísticos cargados de anfetaminas y el rugido vesuviano del bajo y la batería.  A mazazos de volumen y actitud, este trío de gamberros (fugitivos de todo) abrieron su camino a la lista de éxitos con  una interpretación de ruido puro de la mencionada pieza «Summertime Blues».

En  el proceso crearon una marca a seguir por las bandas de heavy metal del futuro.  Su primer disco, Vincebus Eruptum, que contiene tal tema además de otros cinco tracks —juntos sólo cubren un poco más de 30 minutos en total–, puede rivalizar con el disco Metal Machine Music de Lou Reed en cuanto muestra de extremos puros. Cómo estaría la cosa que en aquellos días sesenteros Blue Cheer fue muy criticado por la propia prensa del rock debido a los excesos monstruosos de sus asaltos sonoros.

«Sucedió así porque queríamos tocar más fuerte y más pesado que cualquier otro grupo –señaló Peterson, en su momento, sobre aquellos comienzos–. Queríamos poner en movimiento el aire, era nuestra ansia ante tanta tranquilidad hippie. Y de esta manera tuvimos nuestro papel en la creación del sonido heavy metal. Aunque no estoy diciendo que supiéramos lo que estábamos haciendo, porque no era así. Sólo sabíamos que necesitábamos más fuerza y más volumen. No queríamos repartir flores entre los policías: queríamos volverlos sordos. Y si eso no era una actitud heavymetalera, no sé qué cosa haya sido».

(Cuando Eddie Cochran compuso su inmortal e irónica “Summertime Blues”, a finales de los años cincuenta, seguramente nunca imaginó la versión explosiva y más irónica aún –casi sardónica– que de ella haría The Who once años después, pero mucho menos imaginó la forma como un oscuro y denso grupo de la ciudad de San Francisco transformaría a aquella simpática melodía en un atronador y pesado rock blues, tan atronador y pesado que muchos lo consideran como la primera manifestación de lo que hoy conocemos como heavy metal.)

Pero ahí pararon las cosas para ellos. Obtuvieron el éxito comercial (por completo inesperado tanto para la prensa como para los propios miembros del grupo) con esa versión de “Summertime Blues”, que arrastró la venta del disco completo. Se toparon, literalmente, con una súbita fama internacional, pero jamás supieron capitalizarla.

No estaban preparados para ello. El futuro no era una palabra contenida en su reducido diccionario, pues había que quemarlo todo en el momento, y a final de cuentas resultó efímera (a la postre el grupo se convirtió en un galimatías de integrantes y grabaciones: desde su segundo álbum, Outsideinside de 1968 hasta el décimo, What Doesn’t Kill You, del 2007.  Se mantuvieron activos, aunque esporádicamente hasta el 2009).

No obstante, habían sembrado la semilla de las tempestades y con el paso del tiempo aquel único hit conservó su resonancia y los convirtió en auténtico grupo de culto. Hoy existen estudios que lo ubican como el instigador señero del género metálico (como en el documental de Dunn y McFadyen), así como otros movimientos y subgéneros (el stoner, el noise, el grunge).

Su obseso credo en el volumen les ha brindado correligionarios sin fin a lo largo de las siguientes décadas, pero también un creciente olvido general, injusto a todas luces.

VIDEO SUGERIDO: Blue Cheer- Summertime Blues, YouTube (Findusam)

BLUE CHEER (FOTO 3)

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LOS OLVIDADOS: FRONT 242

Por SERGIO MONSALVO C.

 

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Para muchos, los cuatro miembros de Front 242 (fundados en 1981) son los pioneros de la electronic body music o etiqueta semejante. En todo caso, el grupo de origen belga ocupa la cima indiscutible en este género.

Tyranny For You (1991), su cuarta obra, siguió al innovador L.P. Front by Front (1988). El éxito de este último, sin embargo, no los indujo a caer en la trampa de la repetición de una fórmula. Front 242 tiene una imagen de fría distancia.

Los textos de sus canciones estaban constituidos por observaciones periodísticas, sin tomar ninguna posición determinada. En el álbum mencionado se apartan de los medios de comunicación, su fuente natural de inspiración, para clavarse en las raíces del hombre, el simbolismo, su trasfondo cultural.

Era la síntesis de una década, las máquinas se volvían ambiguas y hablaban de la naturaleza. La música se volvía espejo. Fue el disco más emotivo de su historia.

Front 242 ha dejado pasar cada vez más tiempo entre disco y disco, aprovechándolo para meditar y destilar. El resultado muestra solidez y concepto.  El trabajo de fondo sigue siendo apreciable, con florituras pulidas, detalles cuidados, atención escrupulosa y hasta exagerada.

En general, la suya es una obra de orfebrería auditiva, la cual ofrece, para empezar, composiciones de sorprendentes matices, todas rincones y recovecos, toques sutiles y puñetazos, manejando lo electro en su más pura tradición, pero sublimándolo con notas más acústicas.

Pese a todo, cuando en la pieza «Rhythm of Time» se les escucha hablar de la raza humana o del alma, uno piensa más bien en una pandilla de mutantes que en seres de carne y hueso.

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Por otra parte, una de las antiguas características del grupo permanece inconmovible: el lado perturbador. Continúa desprendiendo efluvios sulfurosos y sonoridad creciente.

Esto no le impide basarse en ambientes más que en melodías y muestra, con jadeos o evocaciones de piezas antiguas, el regreso de ciertos trucos, pero eso sí tan enriquecidos que parecen diferentes.

Y si ya hemos de adentrarnos en la comparación con su propio pasado, otra evolución es el volumen del sonido, el cual fue aumentando de disco en disco conforme adquirían la perfecta maestría tecnológica.

En resumen, su discografía se trata de un producto ultraprofesional, acabadísimo, impecable, sin una sola arruga cibernética, de lírica industrialidad.

Front 242 está, paralelamente, ligado al cinismo. Su obra sin concesiones se impone como una buena catarsis. Dicen no creer en el hombre, que no lo respetan, pero tienen hijos; no les da miedo envejecer sino morir; practican deportes, aunque adoren el ambiente industrializado; no se drogan, aunque amen la decadencia; son en general muy positivos en su forma de vivir.

Tras una potente estética trágica y un ritmo marcial se esconde, pues, un conjunto de pesimistas felices de estar vivos. Esta espiral de contradicciones se nota, se escancia con agudos estridentes y bajos subterráneos que engendran atmósferas fríamente apocalípticas sin dejar de ser bailables.

La de este grupo es música fácilmente comparable con el impresionismo alemán y el realismo de connotaciones guerreras y perturbadora porque nace de la perturbación. Dicha agrupación belga, continúa siendo a la fecha del más inmediato vanguardismo electrónico.

VIDEO: Front 242 – No Shuffle (Live 1985), YouTube (Les archives de la RTS)

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LOS OLVIDADOS: THE CULT

Por SERGIO MONSALVO C.

 

Con el álbum Electric, el tercero del grupo británico, y la ayuda del superproductor Rick Rubin, de los Estados Unidos (Beastie Boys, Run DMC) The Cult por fin logró trascender su vaga obsesión gótica (registrada en sus primeros álbumes: Dreamtime (1984) y Love (1985), imponiéndose artísticamente al convertirse por fin en lo que siempre quiso ser: un grupo de rock clásico inglés.

Luego llegó Sonic Temple, el cuarto álbum, que se ubicó entre el misticismo hippie de Love (1985) y el rock bombástico de Electric. Después de una crisis de identidad que duró años, The Cult pareció haber archivado la duda de si quería ser un grupo de rock a la estadounidense o el Led Zeppelin, decidió ser ambas cosas, aunque mayormente británico, como ya dije.

El momento decisivo fue la accidentada gira de 1987 realizada para promover el álbum Electric. La relación entre Ian Astbury, el cantante, y Billy Duffy, el guitarrista originario de Manchester, Inglaterra, salió fortalecida de la experiencia (hubo problemas de drogas, alcohol, peleas ebrias y dos detenciones, en Texas por maldecir en el escenario y en Canadá debido a un enfrentamiento con un guardia de seguridad en un club).

El baterista Les Warner, extenuado por un consumo excesivo de alcohol, se separó del grupo; y el bajista Higgins, conocido también como «Kid Chaos», se cambió a Nueva York para integrarse al grupo The Four Horsemen, bajo los auspicios de Def Jam, la compañía de Rick Rubin, productor de Electric.

La renovación del grupo (fundado en 1983, y con intermitencias activo hasta la fecha) inició con la mudanza de Duffy a Los Ángeles. Lo siguió Astbury, empezaron a escribir canciones, encontraron un mánager y decidieron quedarse. «Es un buen lugar para un músico –dijo entonces Astbury–. Lo que más me inspira de los Estados Unidos es su tendencia extremista. En este país la gente hace las cosas al 150 por ciento. Si alguien quiere ser asesino, de una vez es asesino de masas. Aquí hay mucho más blanco y negro, mientras que en Inglaterra predomina lo gris. Aquí cambia constantemente el suelo que uno pisa. Lo fundamental, lo que no cambia, es el sexo y la violencia. Es muy buena inspiración».

A Duffy y Astbury se unió, como nuevo miembro del grupo, Jamie Stewart en el bajo y los teclados. Músicos sesionistas se encargaron de la batería y otros instrumentos de apoyo, y Astbury tocó las percusiones además de cantar.

Sonic Temple llevó, sin embargo, el patético kitsch rocanrolero a una culminación atmosférica con el aullido constante y simultáneo de al menos tres guitarras, pero el resultado fue al menos más fresco, confiado y mejor organizado que en Electric.

La ejecución de Ian Astbury fluctuó entre Freddie Mercury («Edie») y Alice Cooper («Sweet Soul Sister»), siempre al borde de un colapso nervioso.  Paranoia astuta y profesional, producida por Bob Rock (Bon Jovi y Kingdom Come).

Ceremony, a su vez, no se acercó ni siquiera al poderoso sonido anterior de The Cult. Sólo en momentos excepcionales se percibió la fuerza espontánea que emanaba de todos sus álbumes antecesores; la lucha por concentrar la fuerza expresiva que ya conocíamos de los discos anteriores aquí sólo fue forzada y sentimental.

En Ceremony se nota la tendencia a exagerar los recursos del heavy, común en la mayoría de los grupos después de los éxitos iniciales de su carrera. Pesadez paquidérmica y guitarras masivas en bloque. Fórmulas demasiado familiares ya, que le acarrearon al grupo la pérdida de público y el paso a un nivel estético inferior que, lamentablemente, ha mantenido hasta la fecha.

VIDEO: The Cult Sonic Temple – 1) – Sun King, YouTube (Giuseppe Papa)

LOS OLVIDADOS: FOREIGNER

Por SERGIO MONSALVO C.

 

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Mick Jones (guitarra y teclados, 1944) e Ian McDonald (1946-2022) se conocieron durante una sesión de estudio en Londres, de donde eran originarios. Jones había formado parte de la segunda generación de Spooky Tooth (1971-1974), además de fungir como director musical del francés Johnny Hallyday durante cinco años.

El multiinstrumentalista McDonald, a su vez, era un exmiembro fundador de King Crimson y había tocado con T. Rex, entre otros. Ambos encontraron a los aliados idóneos para sus planes con respecto a Foreigner en el baterista inglés Dennis Elliott, ex del grupo de jazz-rock If, y en tres neoyorquinos: el bajista Ed Gagliardi, el tecladista Al Greenwood y en la poderosa voz de Lou Gramm, el cual ya tenía dos álbumes en su haber como líder del grupo Black Sheep.

El sexteto firmó un contrato de grabación con Atlantic el mismo año de unirse y en 1977 presentó un álbum que produjo sencillos exitosos, como «Feels Like the First Time» y «Cold as Ice». Su tono melodioso, los buenos arreglos y las atinadas intervenciones vocales lo hicieron un disco sobresaliente.

Este Foreigner vendió más o menos cuatro millones de ejemplares en su debut, se mantuvo en las listas de los Estados Unidos durante 113 semanas y concluyeron su primer año con una gira mundial.

Al año exacto apareció el segundo L.P., Double Vision, de igual calidad en las canciones compuestas por Gramm y Jones («Hot Blooded», «Blue Morning, Blue Day»).

En 1979 realizaron Hard Games, conforme a los conocidos patrones del heavy melodioso, y Ed Gagliardi fue sustituido por Rick Wills (ex King Crimson, Faces y Cochise).  Hard Games dio el sencillo «Dirty White Boy» y apareció a tiempo para ser promovido con la siguiente gira de Foreigner. Después de ésta McDonald y Greenwood se despidieron del grupo, en septiembre de 1980.

El conjunto continuó sus esfuerzos como cuarteto con el disco 4, que ocupó durante varios meses de 1981 el primer lugar del Billboard, convenciendo sobre todo con la balada «Waiting For a Girl Like You» y canciones sin rebuscamientos como «Urgent» (con Jr. Walker en el sax).

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Este dotado grupo angloamericano de hard rock se apegó estrictamente a su sólido concepto del pop. La producción de 4 fue confiada a Robert John Lange (AC/DC), el cual consiguió reducir el sonido de Foreigner a los elementos esenciales. Fue posible evitar un peso excesivo en los teclados y obtuvieron así un sonido más duro.

A continuación, se suscitaron roces entre Gramm y Jones. Fue posible arreglarlos, pero transcurrieron tres años y medio antes de aparecer Agent Provocateur (1984). La suave canción «I Want to Know What Love Is» les dio otro número uno. Asistido en dicha pieza por un coro de gospel, el New Jersey Mass Choir, el conjunto agregó un toque más emotivo y dramático, sobre todo en las baladas.

Los títulos de heavy, en cambio, sonaban poco emocionantes y caducos.  Foreigner, que de suyo no destacó nunca por su experimentación, se había estancado, musicalmente hablando, aunque siguieran vendiendo millones de discos.

En 1985 se separaron y cada uno de los miembros siguió con sus propios proyectos. A los dos años fue sorpresiva la reconciliación entre Gramm y Jones. Sus nuevas grabaciones dieron por resultado Inside Information (1987).  Entre lo melifluo y el hard rock estos roqueros ofrecieron desde entonces canciones para el exclusivo consumo de sus incondicionales (de Unusual Heat a Can’t Slow Down), y con intermitencias, muertes y cambios de personal se han mantenido hasta la fecha, con un perfil bajo y nostálgico.

VIDEO: FOREIGNER – WAITING FOR A GIRL LIKE YOU / BEST VERSION, YouTube (Lamego Alvelos)

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LOS OLVIDADOS: BOOKER T. AND THE MG’S

Por SERGIO MONSALVO C.

 

BOOKER T. (FOTO 1)

 

CIMA INSTRUMENTAL

Al comienzo de los años sesenta, Rufus Thomas, el veterano cantante, compositor, showman y disc jockey de una popular estación radiofónica de Memphis, y su hija Carla, que se encontraba de vacaciones escolares en dicha ciudad visitando a su padre, decidieron grabar juntos una canción para la Satellite Records, una pequeña compañía discográfica local que tenía como sus mejores representantes al grupo The Vel-tones y al cantante Charles Heinz (ex Tornados).

El tema de los Thomas resultó ser «Cause I Love You», canción que se tornó en todo un suceso en aquella región de Tennessee y la cual llamó la atención de la Atlantic Records, que se convirtió entonces en la distribuidora nacional del sello Satellite. Carla grabó entonces «Gee Whiz (Look at His Eyes)», tema que obtuvo éxito en todos los Estados Unidos en 1961. En ese momento los fundadores de Satellite, Jim Stewart y Estelle Axton, decidieron cambiar el nombre de la compañía por el de Stax (que utilizaba las dos primeras letras de sus respectivos apellidos).

Los siguientes hits para la nueva rúbrica fueron obtenidos por The Mar-Keys, una banda instrumental que contó desde sus inicios con numerosos músicos que entraban y salían indistintamente de la formación.  Entre éstos se pueden incluir a los guitarristas Steve Crooper y Charlie Freeman, al saxofonista Don Nix, a Donald «Duck» Dunn en el bajo, Terry Johnson en la batería, Jerry Lee Smith en el piano, Charles Axton en el sax soprano, Wayne Jackson en la trompeta, Andrew Love en el sax tenor, Floyd Newman en el contralto, Lewis Steinberg en el bajo y al baterista Al Jackson.

El primer acierto de la formación fue la pieza «Last Night», que aseguró la permanencia de la compañía en el mercado, definió su estilo y creó su leyenda.

BOOKER T. (FOTO 2)

De esa gran banda se derivarían a la postre dos grupos. Uno, The Memphis Horns, grupo de alientos conformado por Andrew Love, Floyd Newman y Wayne Jackson, entre otros; y el segundo, Booker T. & The MG’s. Ambos agrupaciones se erigieron en el soporte musical de las grabaciones de Stax para cantantes de la talla de Albert King, Carla Thomas, Sam and Dave, Eddie Floyd, Wilson Pickett, Aretha Franklin, Isaac Hayes y el inigualable Otis Redding.

En el verano de 1962, a la sección rítmica de los Mar-keys (integrada por Steve Crooper, Lewis Steinberg y Al Jackson) se sumó Booker T. Jones, un tecladista (y multiinstrumentista) joven que también se encontraba de vacaciones escolares en la ciudad. Este cuarteto grabó entonces la pieza llamada «Green Onions», la cual repercutió como un fenómeno sonoro supranacional bajo el nombre de Booker T. and the MG’s. Muy poco tiempo después Steinberg sería sustituido por Donald «Duck» Dunn.

El impacto de este grupo instrumental les valió el respeto y el reconocimiento de la escena musical mundial y su influencia fue definitiva en la histórica explosión del rhythm and blues británico (no sólo eso, sino que se alzó también como himno mod y después como pilar del soul, el funk, el Northern soul y del contemporáneo neo-soul).

Al mismo tiempo que realizaban sus propios discos como cuarteto (de las muchas grabaciones que hicieron destacan las siguientes: Green Onions, And Now, Hip Hug Her, Back to Back, Doin’ our Thing, In the Christmas Spirit, Melting Pot, Free Rider, Soul Years, Universal Language y The Best of Booker T. and the MG’s), la formación buscaba intensamente músicos de apoyo para los muchos cantantes del medio del soul que surgían en Memphis, como promotores culturales de la región. Al final, tras una década de éxitos continuos, los MG’s se separaron para seguir con sus carreras de manera individual.

Booker T. Jones se fue a California, donde ha continuado grabando como solista (y ganando premios con ellos. Su disco más reciente es Sound the Alarm del 2013), haciendo giras con su banda y trabajando como productor. Donald «Duck» Dunn permaneció en Memphis como músico sesionista y buscador de talentos, participando, entre otros proyectos, en la banda fija y en las grabaciones de los Blues Brothers, hasta su fallecimiento en mayo del 2012).

Lo mismo hizo Al Jackson hasta 1975, cuando fue asesinado por unos ladrones a los que sorprendió desvalijando su casa. Por último, Steve Crooper se hizo productor (Poco, Jeff Beck, John Prine y The Temptations, entre otros), ha sacado una decena de discos y sido igualmente parte de la banda de los Blues Brothers. En la actualidad vive en Tennessee y está considerado entre los 50 mejores guitarristas de todos los tiempos.

VIDEO SUGERIDO: Booker T. And The M.G.’s – Green Onions, YouTube (Pierre Borduas)

BOOKER T. (FOTO 3)

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LOS OLVIDADOS: CROWDED HOUSE

Por SERGIO MONSALVO C.

Die Band Crowded House bei einem TV Auftritt am 24.05.1987 *** The band Crowded House at a TV appearance on 24 05 1987

 

EL ENCANTO DE LA MÚSICA

 

Tras la desaparición del grupo Split Enz,Neil Finn creó entonces otra banda, con él en la guitarra y voz y los australianos Paul Hester (batería) y Nick Seymour (bajo). Tal agrupación nació en 1985 con el nombre de Mullanes y el aval de Neil Finn como sustento. Fue entonces que la compañía Capitol firmó un contrato con ellos para grabar un primer álbum en sus estudios centrales en Los Ángeles, California.

 

Durante las sesiones, los ejecutivos les sugirieron cambiar de nombre, lo cual fue aceptado y escogieron el de Crowded House, como referencia humorística al pequeño lugar que habitaban en la ciudad en ese momento. Y de esta manera el talento de Finn volvió a abrir la llave y fluyó una música magnífica dentro del pop rock (de la New wave al indie, en el curso de una trayectoria intermitente de más de cuatro décadas, en el que se incluye su familia cercana).

 

La circunstancia inicial que un artista verdadero de la música debe apreciar es la atmósfera que rodea su más reciente composición o puñado de ellas. El material del que estará compuesto su próximo álbum. Y eso es cosa de sensibilidad y sapiencia.

La primera es un trabajo de andamiaje personal; la segunda, la proporciona el tiempo, la experiencia y el conocimiento íntimo. Luego vendrá el proceso de arropar dicho material y proporcionarle la sonoridad final que la hará única.

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“La emoción siempre está en lo que sigue”, escribió el cineasta Peter Greenaway en una de las paredes del museo donde expuso su trabajo con el storyboard de Pillow Book, su película al respecto de la creatividad.

Dicha consigna la ha aplicado Finn desde que la vio en aquel muro. Así que cuando concluyó el material suficiente para integrar un nuevo disco y sabía qué atmósfera debía rodearlo

 

Del álbum debut Crowded House de 1986 a Together Alone, con el que cerraron su primer ciclo, la sensibilidad y la capacidad creativa de Finn le otrorgaron al grupo el éxito a nivel internacional con temas como «Don’t Dream It’s Over», «Better Be Home Soon» o «Weather with You», entre muchas otras.

Con Together Alone, Los integrantes de Crowded House decidieron olvidarse de la ciudad de Los Ángeles y partieron hacia Kare Kare, una playa en la costa oeste de Nueva Zelanda, para la grabación de su cuarto disco.

La profundidad espiritual del álbum exigió que éste se grabara en un lugar remoto e íntimo. De ahí que Together Alone fuera concebido en una atmósfera un tanto primitiva; en un estudio construido para este propósito, cerca del mar de Tazmania.

Por lo tanto, éste ha sido el trabajo más ambicioso de la banda (que, con intermitencias, sigue activa), por su concepto musical aún más profundo y elaborado, cuya fuerza yace en la sencillez de la guitarra acústica, percusiones primigenias y el encanto de la voz.

VIDEO: Crowded House – Don’t Dream It’s Over, YouTube (emimusic)

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LOS OLVIDADOS: HERMAN’S HERMITS

Por SERGIO MONSALVO C.

 

HERMAN'S HERMITS (FOTO 1)

Los creadores de la “Ola Inglesa” —los grupos “beat” y los públicos británicos que les brindaron apoyo en sus inicios— estaban luchando por salir de su propio vacío cultural. La de Inglaterra se trataba de una sociedad antigua encadenada por cuestiones de clase y tradiciones, y los “rocanroleros” locales que los adolescentes empezaron a conocer eran acicalados y muy propios. Los Herman’s Hermits fueron el producto más sencillo, simple y ejemplar de todo aquello.

Ellos, y los otros corsarios invasores ya mencionados (Rolling Stones, Kinks, Animals, Yardbirds. Zombies, etcétera), conquistaron desde 1964 el mercado estadounidense, con la repercusión cultural en el resto del planeta.

Los Hermits que en aquella época vendieron millones de discos, aparecieron en todos los programas populares de televisión, sus rostros y nombre impresos en la portada de toda revista adolescente, y hasta protagonizaron varias películas. Actualmente son parte de los olvidados de la historia.

The Herman’s Hermits a mediados de la década de los sesenta eran más populares en la Tierra del Tío Sam que los Rolling Stones o los Kinks, por ejemplo. Tras su arribo a Norteamérica se convirtieron en el grupo importante de la subsidiaria discográfica de la compañía MGM (lo cual significó su aparición en filmes de la Metro-Goldwyn-Mayer).

Eran originarios de la ciudad de Mánchester y contaban con un carismático vocalista, Peter Noone. Los otros integrantes eran: Keith Hopwood (guitarra), Karl Green (bajo), Derek «Lek» Leckenby (guitarra y voz), y Barry Bean Whitwam (batería), a los que se les había unido Noone como voz principal. Éste era el miembro más joven (16 años), pero ya tenía experiencia como actor en la serie de TV británica Coronation Street.

Sus primeros éxitos fueron adaptaciones de piezas inocentes salidas de la factoría neoyorquina del Brill Building. «I’m Into Something Good», «I’m Henry VIII, I’m» o «Mrs. Brown You’ve Got a Lovely Daughter», entre ellas.

Fueron invitados en repetidas ocasiones para el Show de Ed Sullivan.

HERMAN'S HERMITS (FOTO 2)

Y entre 1964 y 1965 lograron colocar siete de sus canciones en el Top 10 en las listas de popularidad de los Estados Unidos: “Show Me Girl”, “Can’t You Hear My Heartbeat”, “Silhouettes” y “Wonderful World”, además de las ya citadas. Melodías alegres, sin mayor fin. Temas muy elementales en lírica e instrumentación y que apenas rebasaban los dos minutos de duración.

Sin embargo, a partir de 1966 cambiaron de perfil, avanzaron hacia el pop orquestal en temas memorables como No Milk Today o There’s a Kind of Hush (All Over the World). Canciones salidas de las plumas de compositores como Graham Gouldman y John Carter de la mencionada fábrica.

Los Herman’s Hermits habitaron durante esos años una geografía emocional  de amores adolescentes, ingenuos y simpáticos. Sin embargo, al rock llegó la poesía, la concientización social y política, la psicodelia, el virtuosismo instrumental y todo ello acabó con el arrobo por tal grupo. En 1971, Peter Noone lo abandonó por una carrera como solista.

El resto de Los Herman’s Hermits siguió de gira por años y por los Estados Unidos, mayormente, instalados en la corriente nostálgica y entre pleitos por los derechos del nombre. Hasta ahora nadie se ha ocupado de legitimarlos bibliográfica, discográfica o documentalmente. Aunque vendieron millones de discos no han sido ungidos al Salón de la Fama del Rock & Roll y sí al terreno del olvido, aunque les hayan procurado a muchos sus barritas de alegría.

VIDEO SUGERIDO: Herman’s Hermits – I’m Into Something Good (The Manchester Stadium), YouTube (John1948SixA)

HERMAN'S HERMITS (FOTO 3)

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