CANON: THE CLASH (V)

Por SERGIO MONSALVO C.

NIDO DE RATAS

 

A The Clash se le pudo ver y oír tempranamente en el número 22 de la Davis Road, en Sheperds Bush. Ahí ensayaban al principio, en el departamento ilegalmente ocupado por Viv Albertine; en la casa de la abuela de Mick Jones en Wilmcote House, donde Chrissie Hynde también ensayaba con frecuencia; y en Camden Town, en otro departamento ilegalmente ocupado, en este caso por Bernie Rhodes, sitio al que llamaron “Reharsal Reharsals” y que muy pronto fue reclamado y “decorado” por Simonon.

 

Al poco tiempo despidieron a James (que se fue para formar Generation X con Billy Idol, y luego con Sigue Sigue Sputnik), llamaron para suplirlo a Tony Crimes (Terry Chines). “Probamos a todos los bateristas de la zona, les cortamos el pelo y ensayamos con ellos, pero Terry era el mejor”, según diría a la postre Mick Jones. El 4 de julio dieron su primer concierto con los Sex Pistols en el Black Swan de Sheffield, si bien su debut oficial tuvo lugar en el Reharsal Rearsals el 13 de agosto de 1976. En octubre Clash encontró a su formación casi definitiva: Mick Jones, Paul Simonon y Joe Strummer y nadie más.

 

Los Buzzcocks ensayaban con ellos, luego llegó Roadent, acabado de salir tras 14 días en la cárcel que les ayudaría como roadie y en diferentes cosas, al igual que “The Baker”, un tipo del Subway Sect Contingent quien se quedaría con ellos. Paul, Joe y Roadent ya vivían en el Reharsal. Se conectaron a la luz del departamento ubicado dos pisos debajo del suyo y dejaban prendida la estufa todo el tiempo para no morirse de frío.

 

Un viejo amplificador AC 30 tocaba a Tapper Zukie, Big Youth y Dr Alimantado de día y de noche. En Portobello se compraban chamarras de cuero baratas en colores rosa, azul, morado o verde fluorescente, y arreglaban su ropa a la Jackson Pollock, agregando slogans como “Hate and War” o “Creative Violence”. La palabra “punk” ya estaba en todas las bocas. Incluso en las más conservadoras. Las primeras sesiones de grabación tuvieron lugar entonces.

 

VAGABUNDOS AL BANQUETE

El acontecimiento se dio en el estudio de Polydor con Guy Stevens, un productor que había trabajado con Mott The Hoople y a los Small Faces, entre otros. Grabaron cinco canciones: “1977”, “Janie Jones”, “Career Opportunities”, “White Riot” y “London’s Burning”, pero ninguna vería la luz en esa compañía.

 

Entonces, Terry Chimes se separó de ellos. Estaba harto de las botellas que el público les aventaba en todos los conciertos, así como de la “política”, como él le decía. Dicho de manera más sencilla y citando a Mick Jones: “A Terry no le interesaba el punk, sólo tocar la batería y ganar dinero para comprarse un Roll’s Royce” y eso molestaba mucho a Strummer.

 

El primer «festival» punk fue realizado en el otoño de 1976 en el minúsculo 100 Club de Oxford Street y desató la ira de la prensa. «No saben tocar», tronaba el periódico New Musical Express. El Melody Maker exclamaba: «Son vulgares y le escupen al público.» (Que terminó por pagarles con la misma moneda. Las batallas de escupitajos durante los conciertos, lanzados por los acelerados, histéricos y descarados músicos de las diferentes bandas, muy pronto se convirtieron en un cliché del punk.) La música era caótica y nerviosa.

 

 

Se inauguró también el Roxy Club, el primero dedicado al punk. El DJ del mismo era un rasta que, a falta de discos punks (aún inexistentes), ponía mucho reggae. Por primera vez, una generación negra inglesa se encontró con los blancos, con la música como interés común. Faltaba poco para que se eligiera a Margaret Thatcher como primera ministro.

 

En ese mismo momento en Nueva York, los Ramones también realizaban un esfuerzo estilístico. Piezas cortas, nada de técnica ni de solos. Energía pura. También se les criticó en la prensa musical: «No saben tocar.» Sin embargo, sus lectores más jóvenes leyeron entre líneas: «Por fin un grupo que provoca críticas, algo distinto a Genesis y Peter Gabriel”.

 

El primer disco de 45 rpm de los Damned, ultrarrápido, salió con Skydog, la legendaria marca de Marc Zermati. Sin embargo, la verdadera explosión social ocurrió con el manifiesto Anarchy in the U.K., el primer EP de los Sex Pistols.

 

La palabra del día en Inglaterra: DESTROY.

 

Como lo había previsto McLaren, la provocación rindió frutos y la trasnacional compañía EMI pago adelantos consistentes a los Pistols. El disco salió con una funda negra. Enseguida fue prohibido. Las letras sugerían insurrección, antinacionalismo, falta de sumisión, anticlericalismo y revuelta: justo lo que obtienen las autoridades en respuesta a sus prohibiciones. El joven público se escandaliza por la injusticia y nace así el movimiento punk. EMI echa a los Pistols y McLaren se guarda el dinero.

 

Su golpe ha dado resultado. Y reanuda el ataque con más fuerza todavía al crear la versión punk del himno inglés «God Save the Queen», que presenta a la compañía A&M. Diez años después del fabuloso himno estadounidense interpretado por Hendrix en Woodstock. «La reina no es un ser humano/ su régimen es fascista/ ella no tiene futuro.»

 

El eslogan del día en Inglaterra: NO FUTURE.

 

Un eslogan que las creencias populares aplican a la generación punk misma, en realidad se dirige contra la monarquía británica imperialista y su aire de respetabilidad, contra la derecha y el Partido Conservador, que siguen en el poder.

 

VIDEO: The Clash – 1977 Single Version (1977 Single), YouTube (Tifeldig123)

 

 

 

 

ROCK Y LITERATURA: JOHN CHEEVER

Por SERGIO MONSALVO C.

 

REENCARNADO EN DAMIEN JURADO

 

Nueva York, como la mayoría de las metrópolis, es un bosque de raíces hechas con las vidas y las penurias de quienes ahí se entienden con la soledad y el estrépito. «Al caminar por la ciudad, muy raras veces volteamos para mirar hacia el pasado», escribió John Cheever acerca de tal costumbre urbana. Sin embargo, la narrativa de este autor revirtió la costumbre para hablar con nostalgia e intensidad a nombre del «Nueva York antiguo» y erigirse en una especie de barómetro de la vida cotidiana.

 

Cheever exploró con su pluma las decepciones y los temores de hombres y mujeres urbanos y suburbanos, así como sus intimaciones de redención, en las novelas Falconer y Bullet Park y en los cuentos «The Country Husband» y «The Housebreaker of Shadey Hill». En forma más precisa que otros escritores, él observó y dio voz a las inexpresadas angustias que se encuentran bajo la superficie de las vidas comunes. 

 

No las ideas sino la materia común de la humanidad fue el asunto de la ficción de Cheever. Escribió sobre huidizas figuras en el paisaje, sus sentimientos y emociones, sus pánicos y deseos, las furtivas demandas de la libido, el ingobernable impulso traducido en acción.

 

 

Sus opulentos personajes fueron en gran medida lo mismo; asolados por ese entumecimiento del corazón que denomina a la nostalgia por el amor y la felicidad. Todos tienen conciencia de su aflicción.

 

La sensación de pérdida y de extravío fue el tema central en la narrativa de este escritor estadounidense nacido en 1912 en Quincy, Massachusetts, quien  durante su adolescencia fue expulsado de la Thayer Academy por mal comportamiento e «influencia negativa en sus compañeros». 

 

Al poco tiempo su padre quedó en la ruina tras la caída de la bolsa de valores de 1929, lo cual impidió a Cheever asistir a una escuela superior. En cambio, se lanzó de lleno a la escritura prometiendo a sus padres no buscar «el éxito fácil ni vulgar».

 

 

Sus cuentos iniciales («The Enormous Radio» y «Good-bye, My Brother») fueron escritos en condiciones paupérrimas, pero lograron la publicación en la revista The New Yorker que lo acogió entre sus filas desde ese momento. 

 

Su primera colección de relatos, The Way Some People Live, apareció en 1943. Los críticos elogiaron los textos desde el principio, hecho que lo motivó a escribir la novela Crónica de los Wapshot en 1957 y que obtuvo el Premio Nacional del Libro de ese año.

 

No obstante, las crisis existenciales lo sumieron en el alcoholismo, situación que redujo su trabajo a casi nada durante muchos años. En 1973 sufrió un ataque cardiaco. Fue internado en un centro de rehabilitación donde sanó y dejó de beber.

 

 

Una vez recobrado volvió a escribir y en 1977 publicó la novela Falconer, que resultó un éxito, lo mismo que una colección de cuentos al año siguiente, por lo cual obtuvo el Premio Pulitzer. En abril de 1982 recibió la Medalla Nacional de Literatura por su «distinguida y continuada contribución a las letras estadounidenses».

 

A pesar de sus logros novelísticos, Cheever ha sido recordado más por sus cuentos; de ellos algunos ya son considerados como clásicos de la literatura norteamericana.

 

En general, a su narrativa se le ha denominado como realista. Sin embargo, habría que señalar que también tiene el desconcertante hábito de deslizarse un poco hacia lo surrealista tanto como a lo sobrenatural, como si la fantasía fuera el medio más eficiente para encarar un mundo falto de control y no susceptible a la definición en términos racionales.

 

 

Un mundo que mantiene fuera de contacto a los personajes y el entorno. Sus tristes hombres y mujeres se convierten en seres marginales –ladrones, voyeurs, homosexuales, adictos, alcohólicos, lascivos y merodeadores nocturnos–, pero que de una u otra forma anidan en su corazón otra realidad.

 

La de ese «mundo perdido hace tiempo, cuando la ciudad de Nueva York aún se iluminaba con la luz del río, cuando los dioses eran tan antiguos como los de todos, quienquiera que fueran» –escribió–.  La muerte de John Cheever ocurrió en esa ciudad en junio de 1982, a los 70 años de edad.

 

VIDEO: Damien Jurado – “Arkansas” (Official Video), YouTube (SecretlyJag)

 

En ese momento y lejos de ahí un aburrido muchachito en su natal Seattle, en Washington, se puso a hojear una revista que encontró por azar en la sala de su casa. Sin quererlo realmente comenzó a leer un cuento ahí publicado.

 

Hubo palabras que no comprendió, pero el ambiente de la narración lo dejó inquieto y pensativo. Se grabó el nombre del escritor: John Cheever. Tenía diez años de edad y se llamaba Damien Jurado.

 

Hoy, ese lector primerizo es cantautor y cuenta en su haber con una docena de discos considerados como ejemplos del mejor indie rock de raíces folk. Y él mismo, junto a Elliott Smith, como el precursor de este subgénero que habla de la parte oscura de la vida urbana y suburbial, como lo hiciera su admirado Cheever.

 

 

El estilo de Jurado es característico, pues basó su obra desde el principio en historias contadas en tercera persona, a diferencia de la convención autobiográfica de tal modo musical. Publicó su primer disco en 1997, Waters Ave S, cuando el indie folk no era lo que es ahora.

 

Elegirlo era una decisión existencial, no meramente estilística. Las guitarras acústicas no sonaban cristalinas, sino crudas (en absoluta lo-fi). Y los intérpretes no eran considerados como románticos incurables sino como espíritus atormentados.

 

Actualmente, el cancionero de este músico (secundado por guitarras eléctricas, baterías, violas, pianos, coros y la producción de Richard Swift) aparece repleto de relatos triangulares, letras con infidelidades y traiciones, desamores y fracasos, anhelos rotos y vidas desoladas en espera de algo que nunca llega.

 

El autor en sus piezas habla de estas situaciones para encarar un mundo del que no tienen asidero ni mando, y no es tampoco susceptible de alguna definición razonable.

 

Con el lanzamiento de una serie de álbumes –Caught in the Trees, Saint Bartlett, Maraqopa— en donde su observación atingente y aguda de la realidad de su entorno se ha divulgado más allá del círculo de culto, un mayor número de escuchas ha descubierto su rica contribución lírica en este sentido.

 

Un mundo cuyos afligidos hombres y mujeres se convierten en criaturas furtivas que de alguna manera y pese a todo mantienen cierta pureza en ese «mundo perdido hace tiempo”, como los describiera el propio Cheever en su momento.

 

VIDEO: Damien Jurado – Museum Of Flight, YouTube (talkhardbart)

 

 

 

 

BABEL XXI-736

Por SERGIO MONSALVO C.

 

THE ROLLING STONES

(MEJORES DISCOS – V)

 

 

Programa Radiofónico de Sergio Monsalvo C.

https://www.babelxxi.com/736-the-rolling-stones-mejores-discos-v/

ELLAZZ (.WORLD): BILLIE HOLIDAY

Por SERGIO MONSALVO C.

 

LADY DAY POR SIEMPRE

 

No es que cantara como lo hacía y punto. No. Hoy, como en ese entonces, como mañana, la voz de Billie Holiday te involucra y no puedes escaparte de sus certezas, que siempre serán un cobijo para las tuyas. Por eso el de ella fue (es) un arte universal.

 

En él caben el gesto vocal, la coloratura, el drama, el toque suntuoso del jazz, y la actitud: en síntesis, es el estilo encarnado. Una forma que se proyecta en cada hecho y cada palabra interpretada.

 

La voluntad por el tono existencial y también la chispa del romance aparecen en las letras que interpretaba. Debido a lo cual le costó el triple de trabajo que a cualquier otro ser lidiar con tales consignas.

 

Como consecuencia las fracturas de la vida le llegaron una y otra vez y nunca lo dejaron de hacer, como dentelladas de perro rabioso.

 

         

En su canto hubo el esfuerzo y los rastros del que sobrevive, del experimentado lleno de cicatrices que no se ufana de ellas ni las ostenta, pero que sabe son suyas y le pertenecen.

 

Por lo tanto, cuando la escuchas crees en la esencia de lo que glosa, en su legitimidad y tienes el convencimiento de que las palabras son recovecos de la propia vivencia trastocados en canción.

 

La existencia no tiene remedio, parece decir, pero la afirmación no es una sentencia trágica o resignada. En su oficio significó también el rescate de una llave verbal que abriría los instantes vividos de cualquiera que la oyera en el futuro.

 

 

Cada melodía llega desde entonces como un evocador sentimiento presente, eterno, que procede a redescubrir. Emite su misterio y luego lo desmenuza.     

No en los tonos regulares que la gente está acostumbrada a percibir, sino con el manejo diverso de lo que una voz puede crear al echar mano de la balada como caleidoscopio, como aparato de ilusionismo para encontrar las formas de lo que duele, poco o mucho.

 

El asombro ante dicho manejo ilumina las imágenes y obliga a sostenerse en el sinremedio con vibrantes frases metafóricas y de reconocimiento. Reflejo y espejismo que se despejan, gracias a sus intenciones.

 

 

Si preguntas cómo canta, te puedo responder que nunca has oído frasear a alguien tan lenta y cansinamente, ni arrastrar así la voz. No traza coordenadas exactas que te ubiquen en la nostalgia o la melancolía, pero al oírla sabrás que te ha localizado en el mapa de las emociones.

 

Esta explicación sobre sí es algo que seguro la hubiera halagado. Siempre pensó que diferenciarla era el mejor cumplido que podían hacerle: el estilo era su orgullo.

 

El estilo es el único modo en que un artista puede decir lo que tiene que decir en forma particular. “La frase soy yo”, solía afirmar Miles Davis, por ejemplo.

 

Y si el resultado es insólito, como en ella, no es porque las palabras en que se expresó lo fueran, pero sí la manera que tuvo esa cantante, esa mujer, de concebir el universo que la rodeaba. Lo que el lenguaje hizo fue ceñirse a su visión del mundo como lo hacen las mallas de una bailarina a su cuerpo.

 

VIDEO: Billie Holiday, My Man, YouTube (gemurin)

 

Lady Day (como la evocaban los músicos) fue una persona dotada de una sensibilidad y una inteligencia nada ordinarias, que vio y sintió cosas donde los demás no.

 

Porque, justamente, una de las misiones del arte es develar realidades que para el común de los mortales pasan desapercibidas: un sentimiento, una perspectiva, una trama, un resplandor, un matiz. El artista es un revelador. Y esa revelación se concreta en una forma que se denomina estilo.

 

Gracias a él fue respetada por los músicos de jazz y de otros géneros y parte de ese respeto estuvo también relacionado con su accionar en escena: salía, comenzaba a cantar, caminaba con elegancia por el escenario, terminaba la pieza, hacía una inclinación y se iba; jamás pretendió ser una vocalista de variedades.

 

 

Su personalidad se sublimaba ante la emoción especial que exhibía y comunicaba en tales demostraciones, así como por su magnífico dominio de lo musical.

 

Supo, además, acompañarse de instrumentistas ejemplares y de arreglos concebidos para complementarla a la perfección. Fueron el fondo de terciopelo que enmarcaba la joya de su voz.

 

Teddy Wilson, Lester Young y Buck Clayton la amaron de veras en escena. Las grabaciones que realizó con ellos están entre los máximos placeres del jazz.

 

 

Todavía hoy resulta sorprendente si se le escucha por primera vez. No se parece a ninguna exponente conocida y cuanto más se oye su voz, más se comprende lo adecuada y justa que era para el significado de lo que interpretaba.

 

Esto, al igual que su capacidad emotiva y gusto melódico se fundían con lo que cantaba en ese momento para hacer del tema una obra de arte individual, de la especie que sólo el blues y el jazz pueden favorecer. Nunca transformó una pieza en busca del efectismo; para ella el resultado dramático y el musical eran lo mismo.

 

Con el transcurrir doloroso de su vida y de experiencias infames, los tempos musicales se volvieron más y más lentos; en su repertorio pulularon historias que hablaban de amores no correspondidos, rotos, mancillados, con una profundidad y franqueza contundentes.

 

Su existencia fue en verdad muy trágica, pero supo mantener la distancia artística. No se limitaba a recrearse en tales sentimientos frente al micrófono.

Aprendió a extraer de sí misma esos sentimientos y a trasmitirlos con sinceridad al escucha, con un matiz de oculto sollozo: fue la quintaesencia de la balada; de la magia y el estilo. Lady Day por siempre.

 

VIDEO: Billie Holiday – Lady Sings the Blues (Live @ Carnegie Hall) Verv…, YouTube (RoundMidnightTV)

 

 

 

 

LOS EVANGELISTAS: RUBÁIYAT

Por SERGIO MONSALVO C.

 

LA REFERENCIA PERSA

 

La milenaria cultura persa contribuyó de manera importante al desarrollo de la civilización en general. Además de sus señaladas cuotas a la agricultura, el comercio y la urbanización, los persas crearon el concepto de arte imperial desde la llegada al poder de Ciro II, allá por el año 559 a. de C.

 

Dicha manifestación fue expansiva, incluyente y organizada. Toda expresión cultural, emanada tanto de lo propio como de los territorios que fue conquistando dicho imperio (que abarcó lo que hoy conocemos como Irán, Paquistán, Afganistán, Uzbekistán, Turquía, Rusia, Chipre, Siria, Líbano, Israel, Palestina y parte de Grecia y Egipto), fue absorbida para estructurar una cultura común dirigida por los sucesivos gobernantes del mismo.

 

Tal característica inclusiva sirvió para fomentar una cosmovisión que reflejaba la esencia de la vida en todo el territorio. Esta capacidad para mezclar tradiciones, creencias y relatos locales de tan vasto conglomerado sirvió sobremanera para cohesionar a todas aquellas etnias y proporcionar unidad y poderío al imperio persa.

 

Uno de los ejemplos más sobresalientes emanados de tal experiencia cultural fue la vida y obra de Omar Jayam, personaje que nació en Jorasán –actual Irán— quien cultivó entre diversas materias las matemáticas, la astronomía y la poesía. Fue un sabio en toda la extensión de la palabra, que con sus estudios y observaciones dio lustre a la cultura mencionada.

 

A pesar de sus varios logros en las ciencias naturales (sus tratados sobre álgebra aún son consultados al igual que sus observaciones y reformas para el calendario astronómico persa), su nombre estará asociado definitivamente al arte de las letras, sobre todo. Dentro de este campo escribió una obra que hoy se incluye en los cánones de la literatura universal, y a la que su biógrafo y traductor británico, Edward Fitzgerald, al reunirla le dio el título de Rubáiyat, una colección de sus poemas (un millar de ellos).

 

 

Rubáiyat en persa significa “cuartetos” o “cuartetas”, que es la forma en que Jayam estructuró los suyos. En este modelo poético el primer verso rima con el segundo y el último, mientras el tercero permanece libre. Tal estilo “es el más poderoso de la poesía cuando la compone un verdadero poeta”, según los entendidos (el portugués Fernando Pessoa y el armenio Jeghishe Charants, hicieron sus propios Rubáiyats).

 

Su repertorio temático es variado y abarca desde el disfrute del vino, el amor y el erotismo, hasta la crítica a las instituciones (religiosas incluidas). Es decir, hablan del acontecer humano y el de la naturaleza, con todas sus vicisitudes.

 

El acercamiento a tal concepto (el gozo por la vida y la tolerancia en contraposición al nihilismo y a los prejuicios) es lo que quisieron dejar asentado los hacedores de una compilación conmemorativa de los 40 años de la compañía discográfica Elektra Records, Bob Krasnow y Lenny Kaye, dos de esos tipos que están en las antípodas del perfil de los dirigentes de dicha industria (ignaros, pueriles, buhoneros y malandrines).

 

Ambos cuentan con un amplio bagaje cultural para corroborarlo (Kaye, por ejemplo, productor y miembro activo de la banda de Patti Smith, así como antologador también del legendario Nuggets –la biblia del rock de garage–, tuvo bajo su cuidado las notas del ilustrativo booklet del álbum).

 

 

La premisa para elaborar el álbum compilatorio, denominado Rubáiyat (por los motivos citados), fue de lo más sencillo: explorar el catálogo del antiguo repertorio de la compañía desde su fundación (así como de subsellos como Asylum y Nonesuch) y ponerlo a disposición de sus artistas (de ese momento) para que hicieran sus propias interpretaciones con ese material histórico.

 

Entre otras muestras del cuádruple vinil y doble CD están las siguientes: Billy Bragg con “Seven & Seven Is” de Love; Gypsy Kings y “Hotel California” de Eagles; Pixies con “Born in Chicago” de la Paul Butterfield Blues Band; Faster Pussycat y “You’re So Vain” de Carly Simon; Kronos Quartet con “Marquee Moon” de Television o The Big F y “Kick Out The Jams” de MC5, por mencionar algunas.

 

En fin, el Rubáiyat de la Elektra, como la inclusión en la cultura persa trata acerca de congregar, de unir, las diferentes poéticas musicales que la han conformado. Porque para este proyecto, sus hacedores, al igual que concebía Gilles Deleuze, los artistas son interconectores de ideas en diferentes campos, forman parte de un coro, que conforma ese fresco llamado cultura humana.

 

En el trayecto del work in progress todos aprenden de todos y saben hacia dónde se dirigen. Aquél lanzó una idea, por ejemplo: los Doors, y The Cure la va afinando durante el proceso. Una suma de los conocimientos específicos que han ido conformando a cada uno de los grupos. En eso consistió el método para este proyecto: imaginación. Para que la magia, completamente inexistente al principio, aflore con una nueva versión.

 

“Según cuenta Robert Smith, cantante y compositor de The Cure, en el cuadernillo inserto en su propio disco compilatorio,  Join The Dots, el grupo grabó tres versiones del tema “Hello, I Love You” de los Doors en una sola noche en el estudio The Live House de Launceston (Corwall). Mirando el catálogo de Elektra decidió interpretar el tema de The Doors.

 

Hicieron tres versiones: una ‘versión rara’, una ‘versión estricta’ y una ‘versión loca’. La llamada ‘versión loca’ –«Hello, I Love You (Slight Return)»–, que dura apenas 10 segundos, fue la única que originalmente enviaron a Elektra para el Rubáiyát, aunque luego la ‘versión estricta’ sería la que se incluyera en el álbum recopilatorio. La ‘versión rara’ se encuentra en Join The Dots”.

 

Desde los persas la cultura se ha erigido así, aglutinando los conocimientos de todos, desde un cincel sobre la piedra hasta la inteligencia artificial. En toda materia eso se llama evolución. El Rubáiyat de Elektra es un gran ejemplo en lo musical.

 

(VIDEO: The Cure – Hello I Love You, YouTube (Liv Williams)

 

 

 

 

 

BABEL XXI – SINOPSIS (147)*

Por SERGIO MONSALVO C.

 

 

(731-735)

 

 

BXXI-731 MADRUGADA (REMAKE)

 

La música de Madrugada propaga con su poesía intimista, plagada de oscuridades, la convivencia con seres tan cercanos como ficticios, tan fascinantes como terribles y diabólicos en un mundo de luces singulares y sombras ontológicas. Con letras muy trabajadas, plenas de imágenes oníricas, metáforas existenciales, una atemorizante zoología y un rock que se mueve entre el dark progresivo y lo alterno, estos noruegos practican un sonido que evita los recursos habituales del dark wave, tales como la música fantasmagórica (con muchos efectos y distorsiones digitales). El suyo se fundamenta en una importante base de guitarras tanto eléctricas como acústicas o el piano, en sus sofisticados álbumes.

 

VIDEO: Madrugada – Beauty Proof, YouTube (gabilaro)

 

 

BXXI-732 ENNIO MORRICONE

 

La música de John Zorn produce el efecto de agarrar un cuchillo por el filo o de escarbar en cristales rotos sin guantes, mientras que en otros momentos se muestra razonablemente compasivo con el oyente. Para él no hay reglas fijas; es un músico que busca el encontronazo, la gran balacera con las categorías de uso común. Más que cualquier otro, parece marcar el punto de transición entre un periodo de gran virtuosismo técnico y una nueva síntesis artística que no pretende elevarse por encima de la cultura del desecho y reciclable, en la que todos los gustos son identificables (de ahí su admiración por Ennio Morricone). Con el álbum The Big Gundown su ideal fue unir los mejores elementos de ambos mundos en la búsqueda de la improvisación sintética.

 

VIDEO: John Zorn – The Big Gunsdown, YouTube (John Zorn)

 

 

BXXI-733 TOOL

 

La filosofía de Tool es quizá lo que hace muy atractiva su obra al escucha preparado y atento, que se encuentra asediado sin tregua por la tiranía de las pantallas. El acierto de esta música y su contenido lírico (aderezado todo ello con la plasticidad y teatralidad de sus presentaciones y arte gráfico de sus carátulas), ha venido de la mano de cierta divulgación oral, como se hacía antaño al escuchar los álbumes entre varios convocados reunidos como en un ritual, eso es algo que también ha logrado Tool, lo cual ha devenido no en su simplificación, cuando no en la alteración de sus ideas vía las redes, sino en un enriquecimiento de la comunión y la divulgación de la palabra contenida en sus discos, una finalidad inherente del género rockero.

 

VIDEO: Tool – Parabola (Official Video), YouTube (TOOL)

 

 

BXXI-734 BEBOP

 

Por bebop se conoce el estilo revolucionario que adoptaron las innovadoras tendencias jazzísticas surgidas en los años cuarenta del siglo XX. Un concepto fresco que fascinó a los jóvenes músicos negros, que lo vieron como una vía de escape a los convencionalismos establecidos y como un símbolo generacional. Los músicos como Charlie Parker, Dizzy Gillespie, Thelonious Monk o Charles Mingus, fueron sin duda los más representativos del género. Sus intenciones fueron las de hacer del jazz una cuestión más difícil para el intérprete medio. Entre muchas de las cosas que provocó el bebop está el cambio en el auditorio, que comenzó a reunirse para escuchar a los músicos más que para bailar.

 

VIDEO: Charles Mingus – Devil’s Blues – Live At Montreux (1975) (1-2), YouTube (Julio Cortázar)

 

 

BXXI-735 CALEXICO (REMAKE)

 

Ahí, en el fondo del corazón del grupo Calexico, lidereado por Joey Burns, se crean con música nuevas aventuras para un legendario personaje, ubicuo en la zona fronteriza de México con los Estados Unidos. Sonoridades cinemáticas hechas con todos los géneros de raíz americana y con gran influencia mexicana. Sus soundtracks sin imágenes esculpen las atmósferas contemporáneas para la jornada de un jinete errabundo que cabalga con la visión de un director como David Lynch. Las letras sensibles y melancólicas y el tono intimista y descriptivo de sus canciones o piezas instrumentales contribuyen a su elevado contenido como coutry alternativo, plasmado siempre en pantalla grande.

 

VIDEO: Calexico – Across The Wire, YouTube (idiotaxiom)

 

 

 

*BABEL XXI

Un programa de:

Sergio Monsalvo C.

Equipo de Producción: Pita Cortés,

Hugo Enrique Sánchez y

Roberto Hernández C.

Horario de trasmisión:

Todos los martes a las 18:00 hrs.

Por el 1060 de AM

96.5 de FM

Online por Spotify

Radio Educación,

Ciudad de México

Página Online:

http://www.babelxxi.com/

 

 

LOS OLVIDADOS: THE FOUR SEASONS

POR SERGIO MONSALVO C.

 

 

LAS VOCES DE JERSEY

 

Una vez que el doo-wop desembarcó en New Jersey fueron los italoamericanos, en específico, quienes lo tomaron para sí y lo unieron a sus propias tradiciones vocales. Pulularon entonces los cuartetos por doquier. No había bar, club o auditorio donde no se presentaran constantemente formaciones de dicha naturaleza ambientando a los públicos tanto nativos como vacacionales.

 

Sin embargo, fue el de Frankie Valli & The Four Seasons el que destacó sobre todos los demás. Y el que impuso las pautas a seguir de lo que sería una marca del estado con registro de autenticidad en el origen.

 

El cantante Frankie Valli (cuyo nombre real es Francis Stephen Castelluccio) fue el centro de atención de los Four Seasons, un cuarteto que durante los años sesenta, y luego de manera discontinua en los setenta, colocó infinidad de éxitos en los más altos lugares de la listas de popularidad, con su característico sonido (aportación al doo-wop blanco), apuntalado por el reconocido falsete de Valli.

 

El grupo se fundó en 1960 cuando Valli conoció a Bob Gaudio (tecladista y voz tenor procedente de los Royal Teens) tras una fallida audición y crearon la Four Season Partnership (aunque uno de sus primeros nombres también fue el de Four Lovers). A ellos se unieron Tommy DeVito (guitarrista y barítono) y Nick Massi (en la guitarra y voz baja).

 

Después de varios intentos por conseguir un éxito a lo grande, el grupo lo obtuvo nacional e internacionalmente, a principios de los sesenta con el sencillo  “Sherry” (de 1962), que llegó a número uno de los Estados Unidos.  Al que seguiría una larga lista de temas que cubrirían aquella década con su presencia.

 

VIDEO SUGERIDO: Four Seasons Sherry Original Stereo, YouTube (HoraceWinkk)

 

La biografía musical de sus miembros se había cultivado al otro lado del río Hudson, en el aún desconocido estado verde que se estira a la sombra de Nueva York: Nueva Jersey, donde se cultivó aquel sonido que algunos dieron en llamar italoamericano.

 

Éste, como ya he dicho, provenía de la influencia del doo-wop negro llegado de la parte baja de la Costa Este, con sus tres vertientes principales: el gospel, el blues y la balada sentimental. Fue esta última afluente la que retomaron los jóvenes blancos de Jersey y la cultivaron con esmero y mucho estilo.

 

Con padre y madre reconocidos, este sonido, que tiene el nombre de Jersey Shore, bebió del R&B caracterizado por el uso de los teclados, una cuidada instrumentación (que incluye metales) y con el aprecio por las armonías vocales.

 

 

El fundamento de los Four Seasons proviene, pues, de aquella aportación italoamericana y muchas de sus canciones fueron algunas de las primeras en retratar con romanticismo la vida urbana cotidiana formada, especialmente, por las esperanzas y los fracasos de los jóvenes de aquel sector mayoritario que vivía en Nueva Jersey y trabajaba en sus fábricas, talleres y tiendas o estudiaba en sus recintos.

 

Estas vivencias sonorizadas por los Four Seasons, que se movían al compás de las primeras grabaciones de los Beatles y la Motown, crearían escuela sonora y una lírica de tono épico que más tarde serían proyectadas por sus muchos y brillantes herederos.

 

Cuando el grupo se disolvió en los setenta (aunque luego ha tenido varios renacimientos), tras cambios en el personal, mánagers y demás interesados, Frankie Valli mantuvo una ambivalente carrera como solista. En su bagaje destaca, entre otras cosas, la aportación que hizo para la película Grease (Vaselina) con el tema principal de título homónimo. Este acercamiento a la pantalla culminó en los últimos años con sus apariciones en la serie de Los Soprano como uno de los capos de la mafia de Nueva York.

 

Los Four Seasons, con sus miembros originales (los del sexenio 1960-1966) fueron adscritos al Salón de la Fama del Rock & Roll en 1990 y una década después al del Vocal Group. Hasta la fecha la cantidad aproximada de discos vendidos por ellos se estima en los 100 millones, todo un récord.

 

Broadway recuperó su historia con el musical Jersey Boys, un éxito en la temporada de 2007. Lo cual sirvió para hacer  justicia a Nueva Jersey, como una tierra que ha destacado por su aportación a ese fantástico subgénero doo-wop, cargado de romanticismo.

 

VIDEO SUGERIDO: 1965 – Let’s Hang On – FRANKIE VALLI & THE FOUR SEASONS – YouTube (campodegibraltar1959)

 

 

 

 

 

PLUS: ANNE SEXTON

Por SERGIO MONSALVO C.

 

EL ANHELO DE LA MUERTE

 

El novelista, ensayista y biógrafo austriaco Stefan Zweig escribió que «todo espíritu creador cae infaliblemente en la lucha con su demonio. Pero es en los que sucumben en esa lucha donde podemos ver mejor los rasgos pasionales de la misma, y en primer lugar en el tipo de poeta que es arrebatado por el suyo».

 

Para muchos seres imaginativos la poesía es una forma de exaltación que los consume, dilata y termina por destruir. Conocen y temen esa exaltación de la que son portadores, pero de igual modo se sienten atraídos por ella, pues su arte consiste en esta visitación y padecen de una manera infinita la unidad de belleza y muerte. Su arte es igualmente su perdición. Éste se exacerba hasta volverse agonía. De tal suerte el talento poético no es otra cosa que una forma de demencia.

 

Para Platón esta locura era sagrada y su sabiduría profunda. Sin embargo, ya pasaron los tiempos en que esta locura despertaba respeto y aumentaba el prestigio del poeta. El sufrimiento de éste, su falta de armonía, en la época que vivimos ya no se considera sagrado sino patológico.

 

 

La medicina ha llamado a la locura con diversas etiquetas que, a fin de cuentas, no iluminan el enigma de la vida y olvidan el hecho de que existe un sufrimiento creativo y otro destructivo. Y éste, para quienes sólo tienen conocimientos científicos, resulta sospechoso y sólo pueden explicarlo como una enfermedad.

 

Muchos locos geniales que han vivido entre nosotros como artistas y que han interpretado la locura como un acto de soberanía que desafía a la razón opresora, serían para la mayoría de los psicólogos y doctores de hoy sujetos de hospitalización y catalogación médica; sus obras, claros cuadros clínicos y la historia de la literatura, un auténtico manicomio.

 

La obra de cada uno de ellos ha revelado, finalmente, cómo resuelven su problema moral, separados de los demás en la soledad. Tal es el caso de Anne Sexton, la poeta estadounidense. 

 

 

Anne Sexton fue el seudónimo de Anne Gray Harvey, nacida en Newton (Massachussets) en 1928. Estudió y vivió casi toda su vida en Boston, la capital del estado. Se casó a los 19 años y después de haber nacido su primera hija ingresó en un hospital psiquiátrico para reponerse de un intento de suicidio.

 

Ahí, en las horas muertas del encierro y la terapia, desarrolló el interés en la poesía que ya había mostrado en la escuela secundaria. Desde entonces llevó este interés inmerso dentro de un contexto de desórdenes mentales que eludieron cualquier diagnóstico, pasando por repetidas hospitalizaciones en clínicas mentales.

 

En 1957 conoció a la también poeta Silvia Plath, y a partir de entonces sus vidas se unieron en una relación que lindaba la identificación mutua y la rivalidad poética. Su primer libro de poesía To Bedlam and Part Way Back (1960), es una narración de su colapso mental.

 

 

A ese primer libro le siguieron otros seis volúmenes (All My Pretty Ones, de1962; Live or Die, 1966), Transformations, extraña recreación de 17 cuentos de hadas de los hermanos Grimm de 1971; Love Poems, The Book Of Folly, The Death Notebooks, 1974; The Awful Rowing Toward God, 1975, y Words for Dr. Y., éste último póstumo) donde hizo de la experiencia de ser mujer un tópico central y a pesar de soportar críticas por hablar de temas como la menstruación, el aborto, el incesto, la homosexualidad y la adicción a las drogas, su talento como poeta trascendió cualquier controversia.

 

Sus poemas fueron editados en las mejores publicaciones de la Unión Americana (Harper’s, The Newyorker y Partisan Review, entre otras), y manifiestan una clara influencia de Robert Lowell. En 1963 recibió el Premio de la Academia de las Artes y Letras Estadounidense y en 1967 los prestigiosos premios literarios Shelley y Pulitzer, entre otros muchos reconocimientos.

 

Fue además profesora en la Universidad de Boston y en la de Colgate y en 1968 fue distinguida por la Universidad de Harvard por la totalidad de su obra (hoy editada en español como Poesía Completa por la Editorial Linteo). Considerada como una “poeta confesional”, ofreció en su poesía una mirada íntima de su angustia emocional.

 

VIDEO: Anne Sexton – Waiting To Die, YouTube (poetictouch2012)

 

No obstante, entre la publicación de libros y el recibimiento de honores, los padecimientos mentales siempre hicieron acto de presencia. Ni médicos ni tratamientos pudieron ayudar a esta talentosa y atormentada escritora.

 

En Transformations (1971) -libro del que Ediciones Fósforo con el título de Transformaciones presentó una selección de poemas traducidos por Angelika Scherp–, la autora reunió una serie de textos recubiertos con una capa de burla social mediante referencias a los cuentos de hadas clásicos (Blancanieves, Rapuntzel, Cenicienta, Caperucita Roja, Hansel y Gretel, La Bella Durmiente, et al)

 

 

Su visión irónica va dirigida a la mujer contemporánea, víctima predilecta de una sociedad que la somete al vergonzoso juego de las representaciones recurrentes: la belleza como obligación, el matrimonio y los hijos como destino, la domesticidad como tarea cotidiana, etcétera.

 

En sus escritos, Anne Sexton siempre buscó explorar inexorablemente los temas que la obsesionaban. Transformaciones no es la excepción, como se podrá dar cuenta el lector de este poemario: el amor, la pérdida, la locura, la naturaleza de las relaciones humanas y familiares y sobre todo la muerte, vuelven a estar presentes.

 

En la poesía de la Sexton puede descubrirse cómo la poeta se identifica una y otra vez a sí misma en relación con el Otro masculino, ya sea en la persona de un amante o en la del padre omnipresente.

 

 

LA BELLA DURMIENTE

(fragmento)*

 

En su debido momento / transcurrieron cien años / y un príncipe logró pasar./ Los rosales se separaron para él / como para Moisés / y halló intacto el cuadro. / Besó a Aurora / y ella despertó con la exclamación: ¡Papá! ¡Papá! / ¡Listo! ¡Salió de su prisión! / Se casó con el príncipe / y todo estuvo muy bien / excepto por el miedo…/ El miedo a dormir. / Aurora padecía insomnio…/ No podía dormitar / Ni acostarse / sin que el farmacéutico de la corte / le mezclara una gotas de inconsciencia / y nunca ante el príncipe. / Si ha dellegar, afirmó, / el sueño debe tomarme desprevenida / mientras me río o bailo / para que no conozca ese brutal  lugar / donde me acuesto sobre alambre de púas para ganado, / abierto el agujero en mi mejilla. / Además, no debo soñar, / pues entonces veo puesta la mesa / y a una bruja / temblorosa en mi lugar, / con los ojos quemados por los cigarrillos / mientras come la traición / como una rebanada de carne./ No debo dormir / pues cuando duermo tengo noventa años / y creo estar muriendo. / La muerte resuena en mi garganta / como una canica…”

 

A intervalos diferentes Anne Sexton pasó por varias instituciones médicas sin resultado alguno. En mayo de 1974 tomó una sobredosis de somníferos, pero una amiga frustró el intento de suicidio.

 

Sin embargo, en octubre del mismo año, en la época de su cumpleaños, nadie pudo impedir la consumación del último intento (al inhalar monóxido de carbono dentro de su auto). Anne Sexton murió a la edad de 46 años.

 

 

El médico-poeta alemán Gottfried Benn escribió lo siguiente:  «Se puede comprobar, estadísticamente, que la mayor parte del arte de los últimos siglos es el arte exaltado de psicópatas, de alcohólicos, anormales, vagabundos, degenerados, expósitos, neuróticos, deformes, tuberculosos, atormentados: ésa fue su vida, y en las bibliotecas y museos del mundo están sus bustos y expresiones, y sobre ellos se alzan sus obras inmaculadas, eternas, flor y luz del mundo».

 

Peter Gabriel, uno de los tipos más sensibles, creativos y polifacéticos que ha dado la música contemporánea, le dedicó a Anne Sexton la pieza “Mercy Street” –título tomado de un texto de la escritora– en su disco So.

 

Este tema es un auténtico manifiesto musical de concientización social y de observación de las relaciones interpersonales, conmovido por la profundidad de los escritos y desdicha de Sexton. Peter Gabriel eleva con la música un drama humano hacia lo universal.

 

 

 

 

*Anne Sexton, Transformaciones. Selección y traducción de Angelika Scherp, primera edición en Ediciones Fósforo, México, D.F., 2009; Poesía Completa, Ediciones Linteo, 2013; Peter Gabriel, So, Virgin Records,1986.

 

 

VIDEO: Peter Gabriel & Anne Sexton: Mercy Street – All my Pretty…, YouTube (entropicempire)

 

 

 

BABEL XXI-735

Por SERGIO MONSALVO C.

 

CALEXICO/REMAKE

EN BUSCA DEL JINETE ERRANTE

 

 

Programa Radiofónico de Sergio Monsalvo C.

https://www.babelxxi.com/735-calexico-remake-en-busca-del-jinete-errante/