Por SERGIO MONSALVO C.
EL BEAT DE LA IDENTIDAD
(2014)
En tal año se festejó el cincuentenario de la llegada de los Beatles a los Estados Unidos. Momento que marcó un cambio cultural en el mundo.
Por otro lado, se recuerda el centenario del asesinato del archiduque de Austria, que dio la excusa a este país para declarar la guerra a Serbia, lo que desencadenó la Primera Guerra Mundial.
En el 2014 Bélgica se convirtió en el primer país en el mundo en legalizar la eutanasia para enfermos terminales de cualquier edad.
Se hace justicia al declarar culpables del genocidio en Camboya a los líderes de los jemeres rojos, Nuon Chea y Khieu Samphan.
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Desde una montaña en Montreal hasta una isla frente a las costas de Grecia, pasando por una infinita sucesión de habitaciones estériles de hotel hasta una casa modesta en una parte de Los Ángeles que es todo menos elegante, Leonard Cohen exploró las posibilidades humanas (en sexo, amor, religión, política, la intimidad…) con un apetito a veces voraz, a veces espartano, pero siempre profundo, observador y poniendo el dedo en la llaga.
Con la publicación de Popular Problems (y todos los vericuetos biográficos para llegar a él) quedó claro que a sus 80 años, y desde hacía medio siglo, en el curso de ocho poemarios, dos novelas y trece álbumes, Cohen había compartido su visión con aquellos que se habían dado cuenta de que los misterios de la vida interior constituyen un proyecto sin fin, y regularmente escabroso, pero también ofreció unas canciones memorables para acompañar los sentimientos.
Transgredir, cruzar la línea de lo socialmente permitido o tolerado. Eso fue lo que hizo FKA Twigs con su presencia en los escenarios, con la música que interpretaba, con lo dicho y grabado en un disco. Provocar y exhibir con la palabra. Por lo tanto no hubo candidez ni ingenuidad. Para nada. Todo lo contrario: ella hizo de lo flagrante su discurso. Y esas fueron sólo algunas definiciones que se le pudieron aplicar a esta británica nacida en Cheltenham, Inglaterra, en 1988, que lanzó su debut discográfico con LP 1.
Por lo tanto ella fue un producto de este siglo XXI, donde comenzó su adolescencia y, a mediados de la segunda década, se convirtió en un referente de la sexualidad femenina llevada a los escenarios, sin banderas de política social, sin panfletos, sin un aparato promocional sustentado por la industria y sin gángsters de la producción que la tuvieran bajo su férula. Únicamente armada con su curiosidad natural, la seguridad en sí misma, con su buen oído musical y la voluntad de exponerse.
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Segregación, racismo, discriminación, trato diferencial, chovinismo nacionalista, xenofobia, hechos que continúan realizándose en pleno siglo XXI, pero que en el 2014 se habían incrementado por el aumento de las inmigraciones, el terrorismo y la cuestión de los refugiados a nivel mundial. Comprender la problemática siempre exige situarla en su contexto histórico. Y más cuando las circunstancias se repiten en diferentes lugares.
En una de las diásporas anglosajonas surgió, por otra parte, la voz contemporánea de los músicos que se afanaban en denunciar y señalar tales situaciones. El lugar fue Escocia y el grupo Young Fathers. Representantes de la hibridez musical y cosmopolita inherente al interculturalismo actual.
Es un trío inmerso en una conversación en la que el valor musical se entretejía con un sinnúmero de asuntos económicos, políticos, sociales, estéticos y éticos vigentes y que tienen repercusión mundial en distintas áreas del planeta. Su propuesta, misma que marcó su aparición con el álbum Dead, fue singular porque estuvo construida con una mezcla particular: una base amplia de hip hop y proporciones variadas de electrónica dance, world music (de acentos africanos), pop y kraut rock, entre otros elementos.
VIDEO SUGERIDO: Young Fathers – GET UP, YouTube (YOUNG FATHERS)]