Por SERGIO MONSALVO C.
EL BEAT DE LA IDENTIDAD
(2008)
En el 2008 el presidente cubano Fidel Castro (en realidad un dictador) en un mensaje publicado por el diario oficial Granma renunció al cargo, por motivos de salud, después de medio siglo en el poder. La pantomima continuó cuando el Parlamento de aquel país eligió a su hermano, Raúl, como presidente en su reemplazo.
Jean-Marie Gustave Le Clézio, autor francés con más de 40 obras publicadas, fue elegido como el ganador del Premio Nobel de Literatura de aquel año.
En Australia, el primer ministro Kevin Rudd presentó una disculpa formal a los descendientes de aborígenes de su país, debido al secuestro sistemático de niños aborígenes. Acto llevado a cabo por el gobierno australiano entre 1869 y 1976.
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Un adagio es la imagen del futuro en el horizonte, con todo lo que representa como metáfora. Ésta siempre irá acompañada de música en la imaginación, de la música que a cada uno le provoque esa fantasía. Un adagio es un término musical que tiene varias acepciones. Como referencia a una indicación del tempo o al movimiento de una pieza musical, cuyo tempo es lento (por lo general se llama así al segundo o tercer movimiento de una sinfonía o un concierto).
En la cultura del rock las muestras de adagios para el presente siglo aparecieron en los discos de Chris Isaak, Always Got Tonight; The Raven, de Lou Reed; Illinois de Sufjan Stevens,; The Rising de Bruce Springsteen, Essence de Lucinda Williams, Some Old Man de John Hiatt o el primer álbum de los Fleet Foxes (homónimo, 2008) entre muchos otros.
El principal referente estadounidense del nu-afrobeat fue Vampire Weekend. Un grupo formado por cuatro universitarios neoyorquinos que tenían al cantante Ezra Koenig como líder. Él siempre tuvo claro cuál debía ser el perfil del cuarteto. Tras viajar a la India y luego pasar otro tiempo en Londres, se puso a pensar en el colonialismo y las conexiones estéticas entre la cultura dominante y las nativas. Se interesó entonces por África.
Para un trabajo en la Universidad de Columbia, Koenig escribió una pequeña historia sobre dichas conexiones y la tituló “Cape Cod Kwassa Kwassa”, que luego sería el título de una de las canciones de la nueva banda. En ésta querían evitar todo intelectualismo, despreocuparse por lo que era o no “auténtico”, no querían hacer etnomusicología sino una mixtura divertida. Una alejada del indie mainstream y de los clichés de las músicas del mundo. De tal manera apareció su disco debut homónimo en ese año.
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Portishead, a su vez, se erigió como un grupo de electrónica con alma. Tanto que entre Dummy y el segundo disco homónimo pasaron tres años, para superar las crisis de haber puesto el listón demasiado alto. Lo consiguieron para mayor gloria del vértigo. Lo mismo sucedió con respecto a la aparición de Third, la tercera obra de estudio que apareció once años después (2008). Brutalmente directo y sugerentemente turbio. Portishead mantuvo el sonido que posee un vigor y una calidez que lo han hecho parecer originario de otra era.
El impresionismo esteticista utilizado por el grupo había dejado de lado los andares del rap (de los antecedentes Massive Attack, Tricky, Grandmaster Flash y Mantronix, por mencionar unos cuantos), y a su trip hop en el que pusieron voz de por medio, su uso fue en tono menor o contemplativo y reemplazaba la narrativa verbal con la aural. Excelente recurso para trasmitir los momentos inspirados. Beth Gibbons aprovechó la intensidad instrumental, que se advierte creada por pesimistas de pura cepa, como plataforma para reflexiones crudas y trágicas sobre el dolor del amor, sin un solo escape de felicidad, ironía o sarcasmo.
VIDEO SUGERIDO: Portishead Third – We Carry On (Live), YouTube (rayoliteuk)