BLUES: GET UP! (CHARLIE MUSSELWHITE/BEN HARPER)

Por SERGIO MONSALVO C.

 

 

Entre los muchos revivals a que de manera regular convida la industria disquera, el del blues es quizá el que tiene mayor sentido. La historia del rock y del jazz comenzó con el blues, al fin y al cabo. Sanear el ambiente desde la composición hasta las listas de éxitos, a fin de investigar en las raíces fundamentales de esta música, no es de ninguna forma una mala idea y sirve para informar y formar a las noveles oleadas de escuchas que tanto lo necesitan.

 

Con los álbumes realizados por Ben Harper y Charlie Musselwhite comenzó otra ola del movimiento bluesero. Sólo que ahora a la inversa y con un punto de vista diferente. El músico joven negro comparte créditos con el viejo bluesman blanco.

 

Charlie Musselwhite (nacido en Kosciusko, Mississippi, en 1944) es dueño de una enorme colección de armónicas, sin saber cuántas tiene en realidad. Su historia y posesión hace de los instrumentos joyería preciosa, o dagas afiladas. Son ambas cosas y tan intensas como brillantes y simbólicas. Son sus armas frente a la vida.

 

Este músico creció en Memphis, y obviamente se contagió del poderoso ritmo emergido de la Sun Records (cuna de Jerry Lee Lewis y de Elvis Presley). Sin embargo, fue en Chicago, con el sello Chess Records, meca del blues eléctrico, donde colaboró entre otros pioneros con Howlin’ Wolf, Muddy Waters, Buddy Guy y, sobre todo, con Sonny Boy Williamson, su influencia mayor en el instrumento.

 

Musselwhite es leyenda viva del blues por sí mismo, por su alargada carrera dentro del género, e igualmente por ser uno de esos compañeros de viaje musical con los que se puede cabalgar hacia el horizonte, porque son confiables plenamente, sin ambages. Estará ahí para cualquier cosa que se necesite y en el humor que se necesite.

 

Es un viejo sabio (80 años a cuestas con algunos achaques propios de ello), pero que con un espíritu joven que sabrá controlar cualquier situación y siempre tendrá un plan B o C o D, y que como el lobo del cuento: soplará y soplará y la casa derribará.

 

También en Chicago entabló amistad con John Lee Hooker, quien se encargó de presentarle al joven Ben Harper, sugiriéndoles desde ese momento que hicieran algo juntos.

 

 

Harper (nacido en Pomona, California, en 1969), ya había mostrado su voz aterciopelada y su gran habilidad instrumental en álbumes como Welcome to the Cruel World, Burn to Shine y Diamonds on the Inside, con las que se erigió, a fines de los años noventa y principios del siglo XXI, como un nuevo pilar del rhythm and blues al cual había mezclado con elementos del folk, del rock y del soul.

 

Musselwhite, a quien nunca le ha gustado la nostalgia y con cada disco apunta su valor de actualidad, aceptó la reunión y en dos obras (Get Up!, publicado en 2013, y No Mercy in this Land, del 2018) enseñaron que, además de constituirse en un binomio musical formidable, representaban la alianza y simbiosis del blues entre dos apasionados musicales de generaciones distintas.

 

Estos discos emanan tanto el blues de vieja escuela, el de aquellos discos de mediados del siglo pasado, pero igualmente el más contemporáneo del siglo XXI.  La mancuerna, pues, manifestó tener un pie en la tradición y otro en la actualidad.

 

Tras la colaboración con Harper, Musselwhite lo ha hecho también con otros músicos como Tom Waits, Eric Clapton o Bonnie Riatt.

 

Musselwhite, en las entrevistas que le han hecho, luego de estas publicaciones, se ha puesto a meditar sobre el género. Su veteranía le ha dado la posibilidad de asumirlo con una perspectiva histórica: “El blues es una comunidad, una filosofía vital que condujo los relatos de todo un país en construcción. Es un sentimiento y, como tal, es una música que se ha hecho universal. Nuestro propósito en estos discos se basa fundamentalmente en mantenernos fieles a ese propósito sentimental”, ha comentado el armoniquista, mientras que Harper ha sentenciado, por lo tanto, que en sus álbumes conjuntos “El blues es una celebración”, una que sin lugar a dudas festeja la continuación de su acontecer histórico.

 

VIDEO: Ben Harper & Charlie Musselwhite “Movin’ On” @ La Cigale – 17-04-2018, YouTube (indiegilles)

 

 

 

PRIMERA Y REVERSA: DEVENDRA BANHART

Por SERGIO MONSALVO C.

 

 

EL ARTE DE ANESTESIAR LA MELANCOLÍA

 

Devendra Banhart ha destacado a lo largo de la primera década del siglo XXI, entre otras cosas, por ser un hipermodernísimo neo-hippie que vive en la casa que le perteneció a Jim Morrison; por hacer sus demos con la grabadora telefónica y por tener como colaboradora incidental a una de las actrices del momento, Natalie Portman. Representa principalmente a la música del nuevo siglo con orientación folk y psicodélica en sus formas más retrofuturistas.

 

En el curso de la década, la escena de tal movimiento ha tenido un desarrollo constante y obtenido una “lista” de nombres propios en las publicaciones especializadas, bajo distintos rubros: naturalismo, psych folk, indie folk o freak folk. Pese a toda la vaguedad en los términos y sus descripciones, este músico ha reclamado para sí, de manera rápida y definitiva, un lugar particular en dicha historia. No está sujeto a modas ni se limita a algo en específico.

 

Banhart es un autor característico de la época y con la seguridad de quien pertenece entero a ella. Nació en mayo de 1981 en Houston, Texas. El nombre Devendra le fue puesto por un místico hindú del que sus padres eran seguidores. Una crisis matrimonial separó a la familia y el niño se fue a vivir con su madre a Venezuela. Creció en Caracas, en una atmósfera cuya cotidianeidad lo puso frente a la realidad bruta tercermundista. A los doce años volvió a los Estados Unidos.

 

Desde su aparición, Devendra ha procurado ofrecer algo distinto a los escuchas, una alternativa tan evocadora como fresca y llena de imaginación frente a las opciones musicales familiares disponibles en el dial contemporáneo. Sus primeros demos fueron recopilados para la antología llamada The Charles C. Leary, que salió bajo el sello Hinah, en el 2002. Michael Gira, dueño de la compañía independiente Young God, le ofreció a la postre sacar su primer CD, al que llamó Oh Me Oh My

 

 

En dicho disco Banhart manifestó su voz única (por su color vocal de balido) y un sonido folk altamente minimal y low-fi, con la matizada influencia de su principal referente, la cantante y compositora Vashti Bunyan. Lo primero que llamó la atención sobre él fue su facilidad para ensamblar elaboradas melodías con letras surrealistas y delirantes que aportan diversidad, riqueza y excentricidad. Con la guitarra conmueve y seda al mismo tiempo por su bucólico universo.

 

Pero en él hay también ironía, provocación y parodia hacia lo solemne. Es tal su eclecticismo musical —que va del surf al neogarage y a la hibridez de las fusiones con el folk— que necesita de proyectos diversos para darse abasto. Ha colaborado con Jana Hunter, Antony and The Johnsons y Bert Jansch, además de crear grupos alternos como Vetiver o Megapuss, en el que colabora con personal egresado de grupos como The Strokes y Entrance.

 

Sus álbumes son espirituales, místicos eclécticos, mágicos y psicodélicos, pero también bilingües, chamánicos, ambiciosos y trascendentales, en donde del minimalismo del trovador, del artesano de la simpleza, pasa a la conformación de una banda sólida (que cambia de nombre constantemente), con una multiinstrumentación que está al servicio de la cantidad de estilos comprendidos en cada nuevo disco. En ellos hay una melancolía suspendida y anestesiada.

 

En sus años de existencia y numerosos discos, los esfuerzos de este personaje se han concentrado en la estética que valora la imaginería y la trasgresión de los intertextos transmitidos. Su enfoque se articula por medio de la capacidad diversa y refinada de sus variados componentes e involucra al escucha en los detalles, matices y puntos intrincados de la música. El resultado es algo capaz de inspirar tanto como de entretener o de mostrar la elipsis de la realidad, según las circunstancias.

 

VIDEO: Devendra Banhart – Baby (Video), YouTube (devendrabanharttv)

 

 

 

 

MY BACK PAGES: BLIND MELON/4 NON BLONDES

Por SERGIO MONSALVO C.

 

 

El quinteto californiano Blind Melon aparentemente se dio a la tarea de revolver la música de todos los grupos estadounidenses que escribieron la historia del rock en los sesenta y los setenta.  Creedence, The Byrds, Lynyrd Skynyrd, Canned Heat y Neil Young: a todos los citaron de manera consecuente. 

 

Para ello se evitaron las técnicas musicales modernas, las cuales probablemente estarían fuera de lugar en esta producción. A pesar de ello, el grupo logró una originalidad sorprendente, sobre todo en lo que se refiere a la composición. 

 

El disco Blind Melon ofreció un Woodstock para la sala de la casa y se olvidó, afortunadamente, de las influencias que tanto estuvieron de moda. Un disco que animaba a hurgar en el pasado.

 

 

4 Non Blondes, por su parte, el cuarteto de damas de San Francisco (con Roger Racha en la guitarra, como único representante del sexo opuesto) combinaba un caprichoso folk con un rock sólido. 

 

Mientras que Linda Perry cantaba como Toni Childs, sus compañeras aporreaban con toda su fuerza la guitarra y la batería. David Tickle (Prince, U2, Peter Gabriel) se encargó de la producción de Bigger, Better, Faster, More!, su ruido genial.

 

VIDEO: Blind Melon – No Rain, YouTube (BlindMelonVEVO)

 

HISTORIA DE UNA CANCIÓN: «BLUE MONDAY»

Por SERGIO MONSALVO C.

 

 

EL DÍA MALDITO

 

En la actualidad: ¿Qué significa el lunes? ¿Un azote existencial? ¿Un castigo divino por el mal comportamiento del fin de semana? ¿El día más lejano del viernes? Son algunas de las muchas preguntas que provoca tal espacio temporal. Todas ellas llenas de lamentos, sufrimiento y penalidades. Pero también de  sentido del humor (negro y capitalista, eso sí): se ha inventado un día del año para celebrarlo.

 

El Blue Monday (Lunes triste) se celebra todos los años –desde el segundo lustro de la primera década del siglo XXI– el tercer lunes del mes de enero. Tal acontecimiento surgió cuando Cliff Arnal, un investigador de la Universidad de Cardiff, escribió que era “el día más deprimente del calendario” debido al clima y a la “cuesta de enero”.

 

(La Universidad de Cardiff es una institución de educación superior galesa, fundada en 1883, que ha sido y es reconocida por proveer de educación de alta calidad a sus alumnos con bases sustentadas en la investigación, y por estar incluida entre las 100 mejores universidades del mundo, según diversos rankings internacionales)

 

Para llegar a tal conclusión dicho experto ideó una sencilla fórmula pseudocientífica que fue publicada por primera vez en 2005, como parte de una campaña publicitaria de la agencia de viajes Sky Travel.

 

La procedencia de esta celebración fue, pues, comercial a todas luces (como el Black Friday) y ha sido duramente criticado por ello por líderes de opinión de la más diversa índole. Pero, como sucedió en su momento con Santa Claus o con la Coca Cola, ha ido ganando terreno. De cierta manera es una forma de reivindicar un sentimiento común y planetario: “Es un día para celebrar la tristeza”, se ha dicho.

 

Por tal motivo, la fecha del Blue Monday ha quedado inscrita para siempre en el los calendarios y durante ese día las redes sociales se llenan curiosamente de mensajes de ánimo (antítesis del festejo) para sobrellevar los 52 ejemplares del mismo que tendrán lugar de ahí en adelante.

 

El nombre “lunes” proviene de la una tradición romana. En tal época se designaban los días con la denominación de los planetas del sistema solar. De este modo, el lunes se refería a la luna, designándolo dies lunae en latín clásico. Esto evolucionó en el latín vulgar a dies lunis. Forma que se utilizó también para los demás días. Normalmente se abreviaba como lunis, y de ahí la forma actual. Por lo tanto su concepto original es el día de la luna.

 

Igualmente, el lunes tiene explicaciones mitológicas que sirven de base también a las astrológicas. La luna representa el poder femenino: la Diosa Madre o la Reina del Cielo y ha sido venerada en numerosas culturas como la egipcia y la fenicia. Para la mitología grecolatina, Selene era la diosa lunar. Posteriormente ésta se transformó en Artemisa en Grecia y en Diana en Roma. Por lo tanto, los lunes eran los días dedicados a su culto.

Por su parte, según una antigua costumbre de la Iglesia católica, este día está dedicado a honrar a los difuntos y a las ánimas del Purgatorio. Quizá por eso en el Occidente ha calado esa sensación. Los lunes las ánimas en el Purgatorio (o sea los humanos en su generalidad) padecen tal lapso de tiempo y lo asocian con castigos al por mayor, entre ellos el trabajo.

 

El lunes, para el conocimiento generalizado, es el primer día de la semana en el calendario gregoriano, y primero de la semana laboral, según el estándar ISO 8601. Sigue al domingo y precede al martes.

 

(La norma ISO 8601 Data elements and interchange formats — Information interchange — Representation of dates and times (en español, “Elementos de datos y formatos de intercambio — Intercambio de información — Representación de fechas y horas “) especifica la notación estándar utilizada para representar instantes, intervalos e intervalos recurrentes de tiempo evitando ambigüedades. Esta notación facilita la migración entre distintas plataformas. La primera especificación del estándar se publicó en 1988, unificando y sustituyendo a varias normas antiguas. La última edición fue publicada en febrero de 2019. Esta norma puede aplicarse para representar fechas del calendario gregoriano, hora diaria en el sistema de 24 horas, usando siempre caracteres numéricos.)

 

 

El lunes, pues, es el primer día laborable de la semana, en la mayoría de los países. Quizá sea eso, por lo que, la generalidad de las personas sostiene que es el peor día de la semana. Ya que luego del sábado y domingo, días de descanso, hay que volver a las tareas y responsabilidades habituales. Por ello tal día tiene mala fama, no lo quiere nadie. Esto se debe a que rompe el ocio y marca el inicio de las actividades de buena parte de la masa trabajadora y del estudiantado. Todo ello acarrea una filosofía, personal y plural. 

 

El tipo de filosofía que se elige dependerá de la clase de hombre o comunidad que se sea. Schopenhauer, por ejemplo, fue un pesimista cósmico, e imaginó una voluntad irracional que nos domina mientras nos masacramos los unos a los otros: la razón no evita el sufrimiento —sostenía—, que es lo radical, porque existimos sufrimos. En esta línea prosiguieron Kierkegaard y Nietzsche, que vieron en la existencia angustia y tragedia.

 

La “filosofía de la existencia” o existencialismo se forjó con ideas de estos  pensadores, autores nada “complacientes” con la razón, pues veían al ser humano como una criatura desdichada y confusa, tambaleándose al borde del abismo. A ellos se unieron Shakespeare, Kafka y Dostoievs­ki, que tampoco fueron meros escritores, sino además filósofos de la condición humana frente a un Dios cruel que permite la preeminencia del Mal. Todos iconoclastas de la razón, todos seducidos por su lucidez trágica y todos, también, repeledores y víctimas de los lunes.

 

La música, por su parte, ha provisto de píldoras melódicas, a través de las épocas, para sobrellevar el pesar de la existencia. Ha anhelado con sus diversas manifestaciones remover y perturbar al ser humano, o acompañarlo en su resignación frente al sufrimiento que producen esos días tenebrosos en la psique de cada individuo.

 

Ejemplos conspicuos: Allman Brothers Band “Stormy Monday”; Bangles “Manic Monday”; “Rainy Days and Mondays”, version de Cracker; “I Don’t Like Mondays”, The Boomtown Rats; “New Moon on Monday”, Duran Duran; “Blue Monday” de Fats Domino o New Order; el “Stormy Monday” de Mick Hucknall o Rita Coolidge, “Monday Morning” de Pulp, entre infinidad de otros.

 

Por eso el “Blue Monday” tiene en ella una de sus expresiones más contundentes. Canciones que definen estados anímicos, sentencias (“Mal comienza la semana para aquel que ahorcan en lunes”), atmósferas y emociones suscitadas por un día tan sintomático y, por qué no, de malévola pesadumbre finalmente en la que los corazones zozobran.

 

VIDEO SUGERIDO: The Boomtown Rats – I Don’t Like Mondays (Official Video), YouTube (The Boomtown Rats)

 

 

 

 

 

 

 

SIGNOS: ROCK CHICANO (FRAGMENTO 6)

Por SERGIO MONSALVO C.

 

 

 

SAM THE SHAM

EL FARAÓN INVITADO

 

 

En 1965 se iluminó de repente una zona que se creía desierta: el rock chicano. La exposición que había logrado Ritchie Valens con “La Bamba”, “Donna”, “Come on Let’s Go” o “Rockin’ All Night”, entre otras piezas, se esfumó con su muerte prematura, sin embargo, hubo promotores visionarios que no cejaron en señalar que ahí dormía un gran filón y no abandonaron la idea hasta demostrarlo.

 

El éxito del malogrado músico representó un fuerte impulso para los chicanos que aspiraban a ser rockanroleros. La fama adquirida por Valens sirvió para convencer a algunos productores independientes de que posiblemente valiera la pena ayudarlos.

 

Lo que habían hecho los Isley Brothers con la mezcla musical de “La Bamba” en la festiva pieza “Twist & Shout” produjo que hubiera varios grupos tales como los Mixtures y Ronnie and The Pomona Casuals, integrados por negros, blancos y chicanos, que eran llamados a ambientar las fiestas estudiantiles.

 

En 1965 los grupos se comenzaron a formar en todas partes, dando con ello inicio a una edad de oro de tal sonido, sobre todo en el Este de Los Ángeles. Billy Cárdenas, productor independiente, se propuso la tarea de crear una compañía que lo promoviera.

 

Para lograr este fin le expuso el asunto a Eddie Evans, el más importante productor del Este de Los Ángeles, y le presentó además a los grupos a los que quería apoyar: los Premiers, Cannibal and the Headhunters y Thee Midniters.

 

Los dos últimos obtuvieron prestigio con sus versiones de “Land of a Thousend Dances”, incluso antes de que la canción fuera grabada por Wilson Pickett, por lo cual fueron llamados para ser teloneros de los Beatles, en su presentación en el Sam Huston Coliseum y otros lugares de los Estados Unidos, los primeros, y para el concierto celebrado en el Tazón de las Rosas, junto con The Turtles, Herman Hermit’s y Lovin’ Spoonful, los segundos.

 

Tal espaldarazo cundiría a la postre por otros lares, como en Michigan con Question Mark & The Mysterians (admirado precedente del punk, con “96 Tears”) o en el Sur de la Unión Americana con formaciones integradas con chicanos como el texano Sir Douglas Quintet (pionero del rock tex-mex con “She’s About a Mover”) y la agrupación que rompería con todo pronóstico: Sam The Sham & The Pharaohs, procedente de Memphis.

 

Domingo Samudio, conocido por su apodo “Sam”, había nacido en febrero de 1937, en Dallas, Texas, como parte de una familia mexicoamericana. En la prepa formó un grupo junto con Trini López y al graduarse se incorporó a la Marina estadounidense por seis años, con la cual estuvo acantonado en Panamá.

 

Al regresar a la Unión Americana, entró a estudiar canto en la Universidad de Texas, mientras por las noches tocaba rock and roll en algún club. En 1961 integró al grupo The Pharaohs (inspirado por la ambientación y vestuario del actor Yul Brynner en la película Los Diez mandamientos), con el que grabó un sencillo, pero no pasó nada y la banda se desintegró.

 

Un ex miembro de la misma, Vincent López, lo llamó a la postre para que sustituyera al organista del grupo The Nightriders con el que tocaba en el Club Congo de Leesville, en Louisiana. Integrado a él, Domingo cambió su nombre artístico por el de Sam The Sham.

 

 

Con un Nuevo contrato se trasladaron todos a la ciudad de Memphis para ser el grupo de casa del Club Diplomat. Tras unas semanas un par de sus miembros renunciaron y Sam tomó el liderazgo. Cambió el nombre del grupo por su anhelado The Pharaohs (con David A. Martin en el bajo, Jerry Patterson en la guitarra, Ray Stinnett en la batería y añadió al saxofonista, Butch Gibson).

 

Una pequeña compañía discográfica local e independiente, XL, los contrató para grabar un sencillo en los nuevos estudios de Sam Phillips. El líder de la banda presentó su composición “Wooly Bully” (el nombre de su gato y con una lírica dadaísta basada en un diálogo de cotilleo plagado de modismos, incluyendo el espontáneo conteo inicial de Sam el cual combinaba el inglés y el español, de manera muy acentuada, y que se volvería legendario).

 

La canción se basaba en una barra bluesera clásica, mezclada con la influencia del beat de la música fronteriza (conjunto) y el sonido británico, apuntalado por el protagonismo del órgano Hammond –tan usado por los ingleses– y la voz carismática de Sam The Sham.

 

La compañía MGM compró la canción y la lanzó al mercado junto con otro tema del grupo, “Ain’t Gonna Move”, en el lado B. Lo que sucedió a continuación fue fenomenal. El tema llegó al primer lugar de las listas de popularidad en junio de 1965, abriéndose paso entre puros temas de la Ola Inglesa. Vendió tres millones de copias y se mantuvo en el Top Ten durante 18 semanas.

 

La compañía metió entonces al grupo al estudio para completar el primer LP. Todo fue coser y cantar durante ese tiempo hasta que con el reparto de las ganancias vinieron también las discrepancias financieras. Los integrantes se querellaron contra Sam y el manager y el grupo se deshizo.

 

A la postre, Sam armó otra banda, incluyendo coristas, realizó giras internacionales, y grabó otros hits menores. Se mantuvo en la escena por varios años antes de renunciar a ella y dedicarse a la traducción comercial, y a ser orador motivacional y poeta.

 

“Wooly Bully” trascendió su tiempo, se han realizado diversas versiones en estilos diferentes a través de las décadas y ha sido usada en infinidad de soundtracks de cine y television. Tras “La Bamba” es quizá el más destacado himno del rock chicano e influencia permanente para el rock de garage de todos los tiempos. Fue una aportación más de tal sector a la espectacular sonoridad que movió y conmovió al mundo en 1965.

 

VIDEO: SAM THE SHAM / THE PHAROAHS – 1965 – “Wooly Bully”, YouTube (GoldenGreatsOldies24)

 

 

 

 

BABEL XXI-741

Por SERGIO MONSALVO C.

 

GUSTAVO SÁINZ

(TRES MOMENTOS)

 

 

Programa Radiofónico de Sergio Monsalvo C.

https://e-radio.edu.mx/Babel-XXI/741-Tres-momentos-con-Gustavo-Sainz

RIZOMA: EL ACTO DE REFLEXIONAR (VI)

Por SERGIO MONSALVO C.

 

 

(EL ROCK Y LOS BÁRBAROS)

 

Mientras gente como Lynyrd Skynyrd, Kid Rock y Ozzy Osbourne, por mencionar a algunos más, se expresaban cínicamente sobre la tortura infringida por los militares hacia los sospechosos de terrorismo, por otro lado, baluartes de toda la vida en la música se comprometían contra ello y contra el gobierno que fomentaba la guerra, la tortura y los abusos de toda índole.

 

Revival, el entonces reciente álbum de John Fogerty, mostraba el rejuvenecimiento de este compositor, su activismo social y sus andanzas por la Unión Americana tocando materiales acordes con los tiempos. 

 

Dicho disco de estudio fue lanzado en el 2007 en todo el mundo, al mismo tiempo que el Magic de Bruce Springsteen, como parte de una campaña antimilitarista conjunta.

 

Fogerty hizo lo propio en el programa nocturno más popular de los Estados Unidos: el Show de David Letterman. Ahí tocó “Long Dark Night”, el sencillo promocional con brillantes solos de guitarra y armónica, y al acabar de interpretarlo contó “uno…dos…tres” y su grupo en pleno se arrancó con “I Can’t Take It No More”, una pieza que criticaba la postura presidencial estadounidense y sus mentiras sobre la guerra de Irak, lo cual dejó pasmado al presentador que no tuvo respuesta ante el mazazo y mandó a comerciales.

 

Esa es la imagen que proyectaba Fogerty, hablando de la realidad que le había tocado vivir y tomando una postura abierta y sin dobleces (al igual que otros ya mencionados) frente al público masivo y ante un país que aún no se decidía a modificar las cosas.

 

El aguerrido guitarrista y compositor cantando (a los 63 años de edad) como en sus mejores días, con el rock más puro, el swamp más escanciado, sobre las cosas por las que hay que luchar, asunto de lo que sabe mucho y por lo que ha padecido mucho más.

 

VIDEO: John Fogerty Plays Anti-War Anthem “Long Dark Night” on…, YouTube (John Fogerty)

 

 

 

 

 

 

CANON: THE CLASH (VI)

Por SERGIO MONSALVO C.

 

EL 18 BRUMARIO DE 1977

 

La gira “Anarchy in the UK” comenzó. The Clash participaría en ella con Rob Harper en la batería. Y, cuando todo el grupo pensó que los contrataría la compañía Polydor, Bernie Rhodes pasó a verlos un día y les dijo: “Va a ser con la CBS, tienen media hora para firmar. ¡Rápido!”. Así que fueron a la CBS, donde fueron recibidos como… punks: “Aquí tienen una oficina, pueden romper todo lo que hay adentro, se les deducirá de sus regalías. Pero aparte de esta oficina no tienen permitido tocar nada y no deben violar a ninguna secretaria”.

 

Los CBS Studios estaban  ubicados en Withfield Street. Ahí grabaron el primer EP y el primer LP, con Micky Foote como productor. Tres sesiones en cuatro días. Terry Chimes aceptó regresar para grabar el álbum. En cuanto a Simonon, le pintaron el nombre de cada nota sobre el mango del bajo, lo que le permitió saber vagamente dónde colocar los dedos.

 

“Se trataba del estudio donde se había grabado Raw Power de los Stooges, lo cual fue suficiente para mí”, comentaría Mick Jones a la postre. El EP salió el 18 de marzo de 1977. Contenía “White Riot” y “1977”: los punks eran literalmente cazados por cualquiera en la capital británica. Nada parecido a la historia de Elvis o los Beatles. En las calles también ya estaba en marcha algo parecido a una guerra civil.

 

LA REVUELTA TUZADA

El punk como tal se inició como un movimiento artificial, producto del sentido de la moda de Malcolm McLaren (quien puso a su tienda los sucesivos nombres de Let It Rock, Too Fast to Live, Too Young to Die y Sex antes de quedarse con el de Seditionaries), de sus sueños de gloria y de su corazonada de que la comercialización de las fantasías sadomasoquistas pudiera conducir al subsecuente fenómeno mercadotécnico.

 

No obstante, cuando los vagos, marginados, desempleados y lúmpenes nacidos a mediados de los años cincuenta introdujeron sus propios rencores sociales y fantasías de evasión y saqueo en los clubes de Londres (donde al principio invadían los conciertos de otros grupos para lograr la oportunidad de ser escuchados), el punk se transformó en una cultura auténtica.

 

En el contexto del apabullante desempleo juvenil, la creciente violencia callejera entre neofascistas, inmigrantes negros, la policía y los socialistas, además de la enervante escena Disco, el punk cuajó en pocos meses toda una suma de signos visuales y verbales: signos que eran al mismo tiempo opacos y transparentes, dependiendo de quién los observara.

         

El punk reveló odios y deseos tan intensos que su aparición amenazó la legitimidad del orden social y descubrió el carácter tiránico de este último, de la misma manera en que la clasificación escabrosa de la música amenazó la legitimidad del rock mainstream y evidenció el carácter tiránico de éste.

 

Asimismo, al descartar por estériles todos los instrumentos salvo la guitarra, el bajo y la batería, como atavíos elitistas del profesionalismo y el culto a la técnica, se trató del sonido más adecuado para expresar la ira y la frustración; para enfocar el caos, dramatizar cada día como vida cotidiana y compendiar todas las emociones en la angosta brecha entre una mirada fija y vacía y una sonrisa burlona.

 

 

El guitarrista producía una línea de fuego para cubrir al cantante, mientras que la sección rítmica los enclaustraba a ambos en una cabina de baja presión y, en respuesta a lo que se percibía como el congelamiento totalitario del mundo moderno, la música parecía una versión de eso mismo. Fue el primer movimiento que apuntó su ira al punto justo: contra quienes detentaban el poder, tanto social como musicalmente.

         

EL PUNK VS EL DEMONIO FASCISTA

 

En lo social, el punk se opuso al creciente racismo del Frente Nacional neonazi, se alineó con los jamaicanos londinenses y buscó justificación, estrategia, sabiduría y valor en el apocalipsis y la antipolítica del reggae. Lo que el punk extrajo del reggae y sus soberanos rastafaris fue la idea de la autodeterminación dentro de una nación percibida como prisión, y el concepto paradójico de la guerra de clases definido en términos totalmente culturales: una lucha que presentaría a los sustentadores del poder peticiones que ningún gobierno podría cumplir jamás.

 

Estoica y al mismo tiempo procaz era una lucha que de hecho no podía ser revolucionaria (sin objetivos concretos), pero sí completamente subversiva. Sin embargo, los veneros del reggae en el fondo eran religiosos, y no existía la África mítica que el punk pudiera buscar como imagen de la redención. De tal manera, el punk agregó una contradicción particular a su conjunto de contradicciones: el nihilismo.

 

VIDEO: The Clash – London’s Burning (live), YouTube (Joe Mullan)

 

 

 

 

BABEL XXI – SINOPSIS (148)*

Por SERGIO MONSALVO C.

 

 

(736-740)

 

 

BXXI-736 THE ROLLING STONES (V)

 

Los Rolling Stones se encontraban en el centro del huracán polémico, por el lanzamiento de “Street Fighting Man”, que recogía las experiencias que Jagger había sacado durante una revuelta. El tema se había convertido en un himno a nivel global y cada movimiento, independientemente de su particular reclamo, la usaba como estandarte sonoro: “¿Qué puede hacer un muchacho pobre/ excepto cantar en una banda de rock and roll?/ Porque en el aletargado Londres/ no hay lugar para un manifestante callejero”. Con ello los londinenses participaban de manera directa en el espíritu del momento. Estaban dando los últimos toques a su nueva producción y entrarían al estudio a grabar el remate: “Sympathy for the Devil”.

 

VIDEO: The Rolling Stones – Sympathy For The Devil (Official Video) (4K), YouTube (ABKCOVEVO)

 

 

BXXI-737 VIAJE ALREDEDOR DE MI HABITACIÓN

“In My Room” es un pequeño milagro musical interpretado por los Beach Boys. Puede ser considerado una historia polifónica en sí mismo, por su enfoque de la «armonía estrecha», que resulta cálidamente pegadiza, obsesivamente minuciosa y plena de ingenio, como su autor. Y como suele pasar con las cosas bellas: parece sencillo hasta que se le empieza a diseccionar y se descubren las finas capas que lo componen y hacen de él un ejemplo discreto y delicado de perfección. Con ella Brian Wilson hizo un parteaguas en su obra. Del campo lúdico y despreocupado en su lírica, avanzó hacia el cambio de perspectiva y la introspección. La tendencia hacia el retraimiento y la búsqueda de un espacio propio.

VIDEO: In My Room Beach Boys TRUE STEREO HiQ Hybrid JARichardsFilm 720p, YouTube (jarichards99utube)

 

 

BXXI-738 COOL

 

El cool fue un estilo creado por Miles Davis que representó un avance de la música con respecto al bebop, no su contraparte. Su concepto experimental, cuando grabó Birth of the Cool le dio prestigio, pero como tal no resultó comercial hasta después, cuando los músicos de la Costa Oeste lo retomaron como soporte para sus propias carreras. Su ubicación en el tiempo debe situarse entre el bebop y el post bop. Por lo tanto, no emergió como alternativa para ninguno de ellos, sino como un gran aparte. El conocido concepto de lo “cool”, surgió directamente de la gélida personalidad de Davis durante esa época. su música fue un poco más lenta y no tan intensa como la de Bird. Buscaba formas más sutiles.

 

 

BXXI-739 KLAZZ BROTHERS (REMAKE)

 

Los berlineses Tobias y Kilian Foster, con el espíritu incluyente y tradicional del jazz alemán, decidieron fundar a los Klazz Brothers y viajar un día a Cuba para estudiar los distintos ritmos que ofrece. Los hermanos quedaron embrujados con sus descubrimientos y decidieron extenderse a un grupo que mezclara sus antecedentes clásicos y del jazz con el beat afrocaribeño. Invitaron a colaborar con ellos a Alexis Herrera Estévez (timbales y voz) y a Elio Rodríguez Ruiz (tumbadoras y voz). El elemento primordial para la génesis del jazz fue el encuentro de diversas culturas, su crisol fundamental. Tal fenómeno no ha dejado de ser importante a lo largo de la historia del género y este grupo lo corrobora.

 

VIDEO: Pathetique 1st movement played by Tobias Foster, YouTube (VocalSue)

 

 

BXXI-THE ROLLING STONES (VI)

 

Y para rematar Let It Bleed, la cereza del pastel (de la portada): “You Can’t Always Get Wat You Want”, que quizá no haya sido la primera canción del rock en utilizar un coro, pero sin dudad alguna ha sido una de las más significativas al contar con dicho elemento. Tanto así, que está considerada dentro del canon del género entre las piezas más importantes del mismo. Fue un tema de larga realización. Comenzó a escribirse a finales de 1968 por Mick Jagger, en la habitación de su casa y con una guitarra acústica, y terminó siendo grabada con un coro de 200 personas, para luego ser lanzada al público el 5 de diciembre de 1969, como pieza del álbum que sería el segundo de su magnífica tetralogía.

 

VIDEO: The Rolling Stones – You Can’t Always Get What You Want (Official Video), YouTube (ABKCOVEVO)

 

 

*BABEL XXI

Un programa de:

Sergio Monsalvo C.

Equipo de Producción: Pita Cortés,

Hugo Enrique Sánchez y

Roberto Hernández C.

Horario de trasmisión:

Todos los martes a las 19:05 hrs.

Por el 96.5 de FM

Online por Spotify

Radio Educación,

Ciudad de México

Página Online:

http://www.babelxxi.com/