ARTE-FACTO:LET IT BE

Por SERGIO MONSALVO C.

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EL FIN DE UNA ERA

La historia de los Beatles cuenta con muchos comienzos y hoy –tras cinco décadas de su desaparición— aún no tiene un final. Para la efeméride que corresponde (los 50 años del lanzamiento de su último álbum, que continuaría con el fenómeno planetario) hay un nombre: Let it Be.

En la mitología griega existió un tiempo dominado por los Gigantes, criaturas que se caracterizaron por su estatura y fuerza excepcionales. Y así como en aquella época para tal cultura el acontecer cotidiano regía por tales circunstancias la evolución del mundo, en la nuestra la historia del rock está compuesta fundamentalmente por sus mitos y entre éstos, uno de los más grandes ha sido el de los Beatles.

La década exacta en la que existieron como grupo (1960-1970) estuvo regida por ellos. Fueron los gigantes de su momento y la estela de sus actos y su desaparición como grupo, como la de sus semejantes griegos, permanece aún entre nosotros y no se le ven trazas de dejar de hacerlo en el futuro cercano.

Let it Be fue la última estación, pero ellos han continuado, de una u otra forma, en la ruta (aún muertos). El adiós del grupo fue grabado por las cámaras para un documental patético del mismo nombre (El filme de Michael Lindsay-Hogg muestra a los cuatro en pleno proceso creativo y dejó entrever las disputas que los enfrentaban). La canción que da título al disco es una balada que lleva todas las señas de identidad de McCartney: melancolía emotiva captada en arreglos sublimes y un tono mágico.

El décimo día de abril de 1970 se públicó un comunicado tajante de este último, prácticamente una autoentrevista: abandonaba a los Beatles -«por diferencias personales, musicales y de negocios»- y el grupo dejaba de existir. «No volveremos a tocar juntos», dijo. Su último disco era, pues, Let it Be, pero la situación ya era tensa desde Abbey Road. En 1969 habían dado su último concierto en el techo de su compañía discográfica.

Aquella autoentrevista de McCartney provocó el enojo de Lennon, quien llamó a la prensa para ofrecer sus propias declaraciones: “Está adjudicándose el mérito de romper el grupo cuando yo lo dije en septiembre del año pasado”, señaló.

Desde siempre había habido una rivalidad (algunas veces perversa) en la relación entre Paul y John. Pero ello fue parte de lo que los hizo ser brillantes juntos: compitiendo para conseguir logros artísticos mayores. La amistad los mantuvo unidos mucho tiempo, pero la presión de la fama llegó a un punto que los hizo comportarse de manera lamentable.

En las postrimerías de su carrera los Beatles se sentían atrapados. Habían decidido no hacer conciertos en directo porque no se escuchaban los instrumentos, apagados por los gritos de la gente. Se apartaron del foco público y crearon su propio mundo. Cuando se llevaban bien no había problema, pero cuando arreciaron las tensiones aquello se convirtió en una tragedia.

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De hecho el resultado estrictamente musical de las sesiones del Let It Be eran canciones muy buenas, pero no cumplían con los estándares de sonido que ellos mismos se habían propuesto mantener. El disco, que había nacido con el título de Get Back, no estaba desechado todavía, pero las piezas no conseguían sostener un disco que consideraran publicable.

El grupo había estado reuniéndose para regrabar algunas de aquellas canciones, intentando encontrar el balance adecuado, pero seguían sin estar convencidos de que el resultado mereciera la pena. Como consecuencia, el desinterés era creciente. Lennon ni siquiera acudió al estudio cuando volvieron a trabajar en “I Me Mine”, el tema de Harrison.

El grupo estaba desapareciendo y sus miembros parecían más ocupados en sus respectivas grabaciones como solistas. El último intento de rescatar aquel disco perdido fue entregárselo al legendario productor Phil Spector –en detrimento de George Martin– para que lo convirtiera en algo digno de comercializar. Esto fue sin duda iniciativa de Lennon, quien más lo admiraba (de hecho lo había contratado como productor de alguno de sus primeros singles bajo su nombre). La idea era conseguir algo parecido para el disco estorboso. De todos modos, a ninguno de ellos le importaba mucho.

Eso sí, cuando Phil Spector les presentó el resultado, las canciones estaban recubiertas de capas y capas de orquestación, algo que horrorizó a McCartney pero Lennon lo aprobó como una manera de rescatar el material.

En cualquier caso, los Beatles ya habían dejado de existir, poco antes de que el penúltimo disco que habían grabado se editara como su último álbum oficial, Let It Be. Poco después se estrenó el documental, que pese a su pésima calidad cinematográfica permitía que el público entendiera el porqué del fin.

Let It Be fue grabado de mala gana, publicado a destiempo y sin interés por parte de sus autores. El problema no era que su inspiración como compositores hubiera desaparecido, sino que no bastaba con escribir un puñado de canciones y grabarlas para tener otro disco de los Beatles. Al menos un disco digno de su herencia.

(Curiosamente, el disco considerado por ellos mismos como su peor trabajo, es actualmente un clásico, al igual que muchos de sus temas. Incluso se ha convertido en objeto de homenajes, como el que le dedicó el grupo esloveno Laibach, que lo reprodujo íntegramente como parte de su discografía)

Buena parte de la magia de los Beatles había consistido en que, aunque aportaban piezas por separado, las habían trabajado juntos. Los arreglos propuestos por ellos cuatro, y por George Martin, habían elevado casi cada canción por encima de lo que hubieran conseguido por separado. Pero aquella necesidad de creatividad compartida se había extinguido. Ya no tenían ganas de trabajar juntos.

Para corroborarlo, el año 1970 vio aparecer seis discos de miembros de los Beatles: Let It Be y McCartney (de este último), dos como solista de Ringo Starr (Sentimental Journey y Beaucoups of Blues), uno de John Lennon (John Lennon/Plastic Ono Band) y uno (triple) de George Harrison (All Things Must Pass).

La esencia fundamental del rock, su savia, es la intuición. Y a ella se remitió para cambiar las cosas, para innovarlas. La era Beatle había llegado a su fin y en este sentido hubo varias clases de innovación: algunas consistieron en cambiar de respuesta (o sea: evolución) y, otras, que llevaron a cambiar de pregunta (o sea: una revolución). De ellas echó mano el género para enfrentar el fin de algo y el comienzo de otra cosa.

VIDEO SUGERIDO: Let it Be Take – The Beatles, YouTube (Épocas Tv Éxitos que siempre seguirán siendo éxitos)

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