Por SERGIO MONSALVO C.
El impacto de un standard en nuestra memoria puede ser fulminante y, además, por partida triple. Pongamos el caso de una canción de Burt Bacharach, un tipo que sentó las bases del pop barroco y clásico al inicio de los años sesenta, y que desde entonces no dejó de proporcionar al mundo piezas mayúsculas en ese sentido.
Por un lado, dicho impacto está en la cuestión lírica. Escoger el título y las palabras más evocadoras para hablarle al escucha sobre una emoción. A continuación, crear la parte melódica que debe volverse irresistible al oído, para subrayarla. Y, en un siguiente paso, escoger para su presentación al mundo al intérprete perfecto para fijarla.
Reunir todo ello y entrar al estudio de grabación para obrar la magia que haga de tal tema algo trascendente, y que permanezca bien identificable en nosotros para siempre desde el momento de escucharla por primera vez, y sobre otras muchas canciones.
El cúmulo de todo ello convierte a un compositor en inmortal y con un nivel artístico muy alto. A Bacharach le han gustado por encima de todo, las voces femeninas para interpretarlo, porque pueden convertir el tema en magistral. Como sucedió con Dusty Springfield, con la que se sentía cómodo trabajando, porque también ella ponía muy alto su nivel en cada grabación.
Así, ambos obraron el milagro dentro de esas cuatro paredes del estudio, del que saldría una pieza como “The Look of Love”, con las que muy pocas canciones del pop pueden competir con tal clase de cuatro minutos.
VIDEO: Dusty Springfield – The Look of Love, YouTube (60otaku4)