LONTANANZA: MONO

Por SERGIO MONSALVO C.

MONO FOTO 1

 

La música japonesa emparentada con la cultura del rock ya no es ni exótica ni una novedad total. Quizá lo fue cuando el mundo occidental comenzó a escuchar el pop y el techno creado allá en los años setenta (como ejemplo estuvo la Yellow Magic Orchestra de Ryuichi Sakamoto).

En los ochenta, con la New wave, el indie y el noise, los nombres de Plastics, Shonen Knife o Boredoms se hicieron comunes (incluso John Zorn se inspiró en estos últimos para fundar su Painkiller).

En los noventa la presencia internacional de los representantes del clubpop se hizo obligada en cualquier festival que se preciara, lo mismo que en los ambientes del acid jazz y el trip hop (Pizzicato Five, Cibo Matto, DJ Krush, United Future Organization, et al). Eran los representantes de la cara luminosa en la tierra del Sol Naciente y de su principal metrópoli, Tokio, en particular

Sin embargo, el underground y la vanguardia también bulleron desde los primeros años con Merzbow y Toshinoro Kondo. Luego vinieron Asahito Nanjo (Musica Transonic, High Rise, Toho Sara, Acid Mother Temple and The Melting Paraiso UFO), Ghost, White Heaven, Magical Power Mako, entre los muchos artistas que ha brindado dicha ciudad.

Porque la capital nipona con su multitud de barrios, cities, distritos e islas no ha producido una sola escena musical sino muchas, y con un potencial enorme. El avant-garde surgido de tal geografía (con énfasis en el jazz core, progresivo y el noise) es sombrío, sólido y coherente y representa el lado más oscuro y oculto de la sociedad japonesa.

Una cosa une a todos los reunidos bajo este rubro: la superioridad técnica (incluso les ha permitido rebasar en muchos casos a sus colegas occidentales).

El hecho de que Tokio (como Osaka) también sea la sede de la Roland Corporation, creadora de instrumentos electrónicos y taclados hi-tech (D-50, MT-32, U-110, 303, 808, 909, etcétera), se traduce en el carácter tecnológico moderno de su música.

Por algo los japoneses vanguardistas del siglo XXI prefieren el término «new rock» al de «post-rock» que se utiliza en Europa y zonas circunvecinas para definir el estilo en el que se fundamentan.

Una de las muestras más conspicuas de esta escena –y que ha copado los últimos tres lustros por su calidad compositiva y connotada interpretación instrumental– es el cuarteto llamado Mono. Grupo fundado en 1999 por Takaakira Goto (guitarra), Yoda (guitarra), Tamaki Kunishi (bajo, guitarra, piano y glockenspiel) y Yasunori Takada (percusión, glockenspiel y sintetizador).

VIDEO SUGERIDO: MONO “Legend” 10/23/12 Local 506 (1 of 8), YouTube (cotafloata)

En un principio y tras la aparición de sus primeros discos (Hey, You –el EP debut del 2000–, Under the Pipal Tree, del 2001, y One Step More and You Die, 2002) la prensa especializada los anotó como pertenecientes al post-rock.

No obstante, al pasar el tiempo Takaakira Goto, líder y compositor, dijo no estar de acuerdo con tal designio. “El término post-rock no define lo que hacemos, porque se ciñe a ciertas estructuras que nosotros ya rebasamos. La música debe trascender los géneros para significar algo, es lo que comunica lo incomunicable”.

Efectivamente, estos nipones y su música instrumental han evolucionado con el paso de los años y de los álbumes. Cada uno de ellos, desde los New York Soundtracks (un disco de remixes del 2004 en el que se involucraron con el vanguardismo experimental de la Urbe de Hierro, destacando su colaboración con John Zorn, quien no ha quitado el dedo del renglón japonés) hasta el reciente Pilgrimage of the Soul (del 2021), los muestra como un concepto sonoro cuidadosamente cultivado en donde el artificio del noise alcanza la levedad y se transforma en sensaciones e imágenes mentales.

MONO FOTO 2

 

Regularmente, su plataforma de trabajo es un poema, escrito por el propio Goto o por la colaboradora externa Heeya So (con quien han trabajado para la realización de videos, abstracciones cinemáticas y películas experimentales). Sobre esa base tejen los sonidos que producen las palabras hasta liberarlas del lenguaje, de la forma, y dejan que los sentidos se conecten con el trasfondo poético.

Si el arte, como escribió Da Vinci “es una cosa mental”, el de este grupo surgido de Tokio es altamente intelectual.

Pero lo que escuchamos en su álbum más reciente es como un iceberg, el pico que asoma a la superficie de un grueso cuerpo que queda sumergido en su andadura, por más inmediata que sea.

Lo más recomendable es conocer esa montaña de belleza helada que es su discografía, porque para disfrutar plenamente de aquello que se les escucha actualmente (Pilgrimage of the Soul) es necesario conocer el resto de la obra que ha quedado oculta por el paso del tiempo –que en esta época digital es más rápido que nunca.

Es decir, se deben conocer las ideas sobre las que se ha ido fundamentando el concepto del cuarteto paso a paso a través de sus álbumes: Walking Cloud and Deep Red Sky, Flag Fluttered and the Sun Shined (2004), Mono/Pelican (2005), You Are There, Palmless Prayer – Mass Murder Refrain (ambos del 2006), Gone (2007), Hymn to the Immortal Wind (2009), For My Parents (2012), The Last Dawn (2014), Rays of Darkness (2014), Requiem for Hell (2016), Nowhere Now Here (2019) y el mencionado Pilgrimage of the Soul, además de los diversos EP’s, del muy recomendable DVD The Sky Remains the Same As Ever (del 2007, dirigido por Teppei Shikida), en el que aparece su forma de trabajo y su puesta en escena. Asimismo, está el soundtrack de la película Breaking the Waves de Lars von Trier.

 

En buena medida esas ideas se han ido plasmando como una especie de puzzel en el que cada pieza abre la posibilidad de una nueva visión (o escucha).

Son la arquitectura de tales ideas tratadas como línea de influencia (Beethoven, Ennio Morricone, Led Zeppelin, My Bloody Valentine, Sonic Youth), color (mate), geometría sónica, ruido y ritmo, desde donde podemos escucharlas desarrolladas en cada una de las piezas que integran sus álbumes.

Son volúmenes tan intuitivos como imaginativos, pero con gran sentido de la composición y construcción de la melancolía, tan desnuda de patetismo que brinda su cauce como un lugar de encuentro.

VIDEO SUGERIDO: Ashes in the Snow – MONO, YouTube (Hartsword)

 

 

MONO FOTO 3

 

 

 

Exlibris 3 - kopie

ROCK AND ROLL LXX: AÑOS 10’s (I)

Por SERGIO MONSALVO C.

R & R LXX VII I (FOTO 1)

 

70 AÑOS (10’s/I)

 

PRIMERA PARTE

 

La decadencia de la industria musical en la segunda década del siglo XXI, debida a su avaricia y sobreexplotación, aunada al aumento del pirateo de materiales y al enfrentamiento con la democratización que ha significado Internet y la posibilidad de hacerlo todo uno mismo como músico, ha sido condenada a la desaparición si no cambia radicalmente su accionar.

Por otro lado, la explosión digital ha fragmentado todas las cosas ad infinitum, entre ellas los estrellatos. Ya no se construyen reinados absolutos como los que eran posibles en los 80 y los 90. Hoy todo tiene un nicho particular. La gente se adscribe a él y ya no se adentra en otras posibilidades ante la exclusión de sonoridades ajenas.

En la música pop como en el cine de salas comerciales, dicha tendencia no se puede analizar sin atender a la crisis de la industria. El reciclaje (de tendencias, de grupos retirados, de riffs, de canciones, de formaciones como las boy bands, etcétera) es consecuencia del miedo al riesgo, una zozobra que no deja de ser el reflejo de la historia contemporánea.

La actriz Lana del Rey, reconvertida en cantante (como muchas gimnastas, vedettes o socialités), quizá sea el modelo de tal pop para una nueva era en la que el pasado sólo sirve como despensa de ideas, para reciclarlas y convertir la interpretación en un personaje, una suerte de rutina de entretenimiento bien construida pero cansina a la larga. La ambición por hacerse pasar por lo que no se es (cantante) hace que su propuesta como artista naufrague y sólo evidencie el muestrario de trucos de una industria que al parecer ya no tiene nuevos.

Asimismo, es curioso que el artista de esta época sea el DJ, un animador. Esto refleja y denuncia un mundo cambiante, una sociedad con un modelo de actitud y comportamiento muy discutible gracias a lo tecnológico, un proceso que se define como una quiebra analógica y que lleva a la obsolescencia antes de tiempo y sin saber bien hacia dónde ir.

Dicha circunstancia ha producido un eclecticismo que es material de disfrute y de goce para las generaciones cibernéticas, para quienes la manipulación de los sonidos es parte inherente de su vida cotidiana, con la infinidad de mezclas y derivaciones provenientes de ellos.

Actor central del desarrollo techno ha sido el disk jockey o DJ. Éste se convirtió en un elemento influyente para escuchar otras mezclas musicales y moldear los gustos. Con el paso del tiempo el sector más comprometido con esta ocupación ha logrado incluso volver obsoletas las palabras “músico” y “compositor”. Han asumido esos papeles bajo conceptos como: programador, mezclador, tornamesista, sutilizador sonoro, alquimista digital o ilusionista ambiental, dependiendo de su objetivo estético.

R & R LXX VII I (FOTO 2)

Eso en el mejor de los casos. En el peor: el cliché sonoro del más bajo común denominador, con uso de música comercial de ínfima estofa en plan  de complacer “al respetable”. Tales DJ’s vienen a ser lo que los payasos a domicilio en relación al original, noble y legendario oficio circense.

Una de las aportaciones de la globalización tecnológica ha sido la de conectar a quienes manipulan estéticamente los sonidos en todo el mundo, ya sea en un disco o en un estudio particular, con aquellos que se la han pasado resolviendo los misterios del sonido en sus laboratorios individuales.

El resultado de tal encuentro ha producido una sonoridad capaz de sacar al escucha de sí mismo y conducirlo a dimensiones estéticas y sensaciones de movimiento. Los tracks creados en este sentido son aventuras en el microtiempo, las cuales requieren de la entrega a un flujo musical que conecta a una nueva expansión de la experiencia auditiva en la segunda década del siglo XXI.

¡Ay, la segunda década, su primer lustro! El contexto de toda una revoltura sociopolítica a nivel mundial. A mediados de mayo del 2011 en Madrid la policía tuvo que proteger al Congreso de una marcha heterogénea de personas que aspiraban a un trabajo más o menos estable, a formar una familia, al tratamiento médico y a una buena educación para sus hijos. De pronto, con tales deseos, llevar una vida convencional se había convertido en una actitud contracultural. No eran ni la vanguardia del proletariado, ni comunistas trasnochados. Era gente común y corriente.

En un acto semejante el 17 de septiembre del mismo año, la gente común y corriente de los Estados Unidos, en un movimiento llamado Occupy Wall Street, ocupó pacíficamente un parque en Manhattan, Nueva York, por semejantes causas: protestar contra el consumismo, el poder económico de las empresas y las sistemáticas evasiones fiscales de los ricos, el 1% del total de la población: «La única cosa que todos tenemos en común es que somos el 99% de los que no tolerará más la codicia y la corrupción de ese 1%».

Después de la crisis económica de 2008-2011 que dejó a muchos países al borde de la bancarrota, con economías muy débiles y altos índices de desempleo, los gobiernos fracasaron en prevenir o en hacer cambios al respecto y la generalidad de las poblaciones ha sufrido los resultados. La única respuesta de los dirigentes ha sido orientarlo todo hacia el consumo, el libre mercado y el ahorro en lo social.

A todo ello se adjuntó la cobardía y el fanatismo enloquecido de los intolerantes yihadistas islámicos que realizaron un ataque terrorista en París, con el resultado de cientos de muertos. Gente inocente cuya vida fue cegada de forma sangrienta por esos infames que asolan al mundo con su odio total.

A esta escoria que permanece anclada en la época premedieval, poseída por una locura religiosa tan aterradora, no se le puede aplacar con amenazas o con persuasión. Dialogar con ella hoy es inconcebible. Pero lo que sí se puede hacer es mantener el coraje y no sucumbir al miedo que quieren provocar.

VIDEO SUGERIDO: Occupy (Beatles) Revolution, YouTube (Occupy Together)

R & R LXX VII I (FOTO 3)

ROCK AND ROLL LXX (ILUSTRACIÓN)