BABEL XXI-733

Por SERGIO MONSALVO C.

 

TOOL

EL VOCERO ESTOICO

 

 

 

 

 

 

Programa Radiofónico de Sergio Monsalvo C.

 

 

https://www.babelxxi.com/733-tool-el-vocero-estoico/

 

 

 

 

REZA EL GLOSARIO: SKINHEADS

Por SERGIO MONSALVO C.

                                                                                                                   

En las escenas de los noticieros, en periódicos y revistas, en la red, veo de manera regular actos y fotos de los skinheads en actitudes agresivas, con gritos y consignas. Se visten con chamarras negras o grises pantalones de mezclilla, botas del ejército y llevan la cabeza rapada o el pelo a la brush. Son la carne de cañón de la ultraderecha, del fascismo que como bestia negra recorre Europa de nueva cuenta.

 

¿Por qué digo carne de cañón?  Porque en realidad la mayoría de esos tipos sólo conoce muy superficialmente la ideología nazi, la historia de su país, su pasado. De otra manera sabrían que la xenofobia y la ignorancia ya condujeron hacia la ruina total. Los integrantes de esta secta son producto de las especulaciones económicas que privan en el continente (el mismo fenómeno social se ha presentado en Francia, Italia, España e Inglaterra). Son seres sin expectativas ni dinero para hoy o mañana.  Caldo de cultivo para quienes desde relucientes escritorios, Ferraris deportivos y activos dentro de las bolsas de valores manejan sus propios intereses políticos y financieros. 

 

Es del todo equivocado equiparar al sinnúmero de simpatizantes neofascistas con los auténticos perpetradores de actos violentos. No obstante, a quienes sin duda alguna predican la violencia y la organizan hay que juzgarlos como a cualquier criminal. Si las botellas con su contenido incendiario y explosivo son lanzadas contra viviendas repletas de gente, se trata de impunes intentos de homicidio. No hay disculpa para ello.

 

Atentos a cualquier instrumento para difundir el terrorismo y manipular los actos de la vida cotidiana, los ideólogos neofascistas han utilizado al rock para sus fines.  Fabrican grupos y los «apoyan» para canalizar dogmas. Entre estos últimos hay una constante de adoctrinamiento: El país se encuentra sumido en una crisis, de la que son culpables los extranjeros inmigrantes y la izquierda.  Por ello han de ser combatidos, incluso violentamente y si es necesario hasta la muerte. Violencia y xenofobia, armas del miedo y la desinformación. Razón suficiente para revisar las actitudes y las conductas. Habrá que hacer entender a ese núcleo de idiotas que en última instancia terminarán provocando una repetición de los hechos que condujeron a la Segunda Guerra Mundial, y que por muchas cabezas que se rapen el desenlace será el mismo.

 

Los dobles criterios, la mala fe, los devaneos económicos de los políticos populistas e inventores de tendencias han desviado la atención de la ira impotente y sobrecogedora, a causa de su miseria, de dichos jóvenes. Los verdaderos culpables del creciente desempleo, la falta de vivienda y de oportunidades de vida no son los inmigrantes y asilados. ¿Acaso esos políticos les han hablado del poder de los grandes bancos, de quienes especulan con ello, de las ganancias de las trasnacionales, de las transacciones del Fondo Monetario Internacional? 

 

Si los políticos, los medios de comunicación y los líderes de opinión de estos países –y de otros (Estados Unidos) en situación semejante– continúan insistiendo en representar sólo la bella ilusión de los que lucran con el consumo en lugar de dar expresión a los perdedores, la miseria y las formas de combatirla, entonces nadie deberá sorprenderse por la guerra civil que se está desatando y desatará aún más contra los chivos expiatorios:  los inmigrantes extranjeros.

 

 

 

 

 

HISTORIA DE UNA CANCIÓN: «BECAUSE THE NIGHT»

Por SERGIO MOSALVO C.

 

 

EL PUNTO DE ENCUENTRO

 

“Because the Night” es una canción emblemática, con una buena dosis del movimiento doble, que sugería Harold Bloom, así como de carga emocional. Elementos que cuando es interpretada por sus autores (Patti Smith-Bruce Springsteen) o por otros músicos, provoca un punto de encuentro en el que las palabras se elevan a himno comunitario.

 

La propuesta de Bloom apuntaba que la música que trasciende es el resultado de tal movimiento doble, en el sentido de que habilita un encuentro (de personas y el tiempo) como punto de partida para una acción recreativa, que tendrá consecuencias expansivas, en tanto acto positivo, que se difundirá lo mismo entre coetáneos como a futuro.

 

En cuanto al contenido lírico de tal canción, resultado de aquel encuentro como enunciado, sabemos que la letra primero será poética individual y luego significará algo para muchos. Los versos de “Because the Night”, anuncian el punto de encuentro entre poetas y rockeros. Su canto hará que el signo épico patentice las palabras en segunda instancia, tras el inaugural tecleo de las notas, pero será rock, primeramente.

 

Y ambas cosas se fundirán en última instancia y serán el ente genérico mismo. Es lo que también se denominará “iconicidad”: el valor de las palabras residirá en el significado y en todo aquello que no es semántico: el sonido, los acentos, el tono. Pero igualmente portará el aspecto visual de sus intérpretes, su personalidad, su halo y su historia.

 

En su interpretación habrá vocalización, lenguaje, pero también lo que no lo es. El o la cantante deberá convertir eso que es poesía en un nuevo contexto, el suyo particular, marcado, también por la instancia de dos escenarios; el del estudio, en el que grabará el tema, y el escenario en vivo, cuando lo interprete frente a un público fervoroso, y con una lengua común: el rock.

 

En el origen, la canción era un tema que Bruce Springsteen quería incluir en el álbum que estaba grabando en los Record Plant Studios de Nueva York, de la compañía Columbia, el cual contaba con dos salas de grabación, Studio A y Studio B, en el número 321de la West 44th Street. Ahí Springsteen había realizado Born to Run, antes de su parón de varios años por cuestiones legales entre él y su representante. Tras resolver el asunto, el músico quiso entrar a grabar de nueva cuenta el que sería su cuarto álbum, Darkness on the Edge of Town.

 

Reunió a la E Street Band y puso sobre los controles el material que había compuesto mientras tanto, entre el que se encontraban temas como “Bad Lands”, “The Promised Land”, “Racing in the Street”, Adam Raiced a Cain”, “Street of Fire” y la que daba título al disco, puro material poderoso que con el tiempo se convertiría en clásico.

 

Asimismo, quería incluir la canción “Because the Night” en tal disco. Sin embargo, tras grabarla no quedó muy satisfecho con el resultado, estaba encaminada a encajar con el resto de los temas, pero sentía que algo no cuadraba del todo. Jimmy Iovine, ingeniero de grabación en aquel lugar y amigo de Bruce, le sugirió que le diera la letra a Patti Smith, que grababa su álbum Easter en el estudio de junto, y ver qué podía aportarle. Springsteen estuvo de acuerdo.

 

Ella agregó algunos versos y corrigió otros. Todos quedaron satisfechos, pero el tema ya no cupo en el disco (aunque Smith quedó inscrita como coautora del mismo). Así que Bruce se la cedió para que la grabara por su cuenta. Así lo hizo, formó parte de su nuevo álbum y salió como sencillo del mismo en 1978. Por su parte, Springsteen la interpretó en vivo durante sus siguientes giras y quedó como parte del álbum Live/ 1975-1985. Su versión original en el estudio apareció hasta el álbum recopilatorio The Promise (2010).

 

Para hablar de la interpretación en vivo de Springsteen, hay que señalar varias cosas: el peso social de su nombre, su presencia escénica y el tono de su voz. Tras sus primeros discos se le había reconocido algo muy difícil en el medio: la autenticidad. Es desde entonces su representante y sinónimo.

 

Este músico se presenta sin adornos, nunca es sospechoso de hacer ficción sobre sí mismo (como Madonna, por ejemplo). Lo que hay es lo que se ve, no hay otro Springsteen ni más verdadero, ni artificial por descubrir, es un tipo que define al mundo defendiendo su estancia en él, desde que apareció en la música. Es alguien que se comporta como un compañero al que acudir, en las grabaciones, y aún más en vivo. A partir de su poso de autenticidad es que se construye y disemina.

 

Y sólo alguien que sea auténtico puede marcarse un objetivo propuesto, forjarse una reputación como garante de los valores esenciales del rock and roll en cada concierto. En cada uno de ellos, desde que comenzó, se entrega con toda la energía y el entusiasmo que es posible durante tres horas en promedio, desde entonces. Su voz desgarrada e incandescente tiene la cualidad de disminuir la distancia entre él y el público, de trasmitir toda su camaradería e identificación con su presencia mítica. Misma que ha quedado reflejada en sus discos en vivo, impresionantemente ilustrativos de su prestancia, y en donde “Because the Night”, tiene un papel protagónico a la hora de hacer y mostrar comunión.

 

 

Por su parte, la versión de Patti Smith tiene sus propias características. En enero de 1977, Patti se cayó del escenario en Tampa, Florida, fracturándose el cuello. Pasó el siguiente año con un aparato ortopédico, sometiéndose a dolorosa terapia física. Aprovechó el tiempo para escribir un libro de poesía visionaria, Babel, una antología de poemas, prosas y canciones.

 

La sensibilidad de la Smith estaba (y está) muy próxima a las heterodoxas, gnósticas ideas y sensaciones que aparecen en la cosmología de William Blake, al virtualismo y paranoia de Baudelaire, a las iluminaciones de Rimbaud, a las amenazadoras fantasías sexuales de Lautréamont, Bataille y Genet, sin olvidar la incalculable deuda de su programa estético con Artaud. Es decir, conectada a la poesía a la que desde su aparición quiso electrificar.

 

En aquellos años tenía muchas teorías acerca del rock y el lenguaje. Era incontenible en ese sentido (eso siempre la ha fascinado). Soñaba con un tiempo mítico en que todo el mundo hablara un mismo idioma. Así que sostenía la tesis de que el rock había sido enviado como idioma universal que se entendía en todas partes. Ya se podía demostrar que había grupos de rock en Zimbabwe, Japón o Islandia.

 

Declaraba que las generaciones futuras necesitarían entenderse para poder sobrevivir juntas. Esto fue lo que escribió al respecto: “como la escultura, el rock es el cuerpo sólido de un sueño, es una ecuación de voluntad y visión”. El hecho de haber podido trabajar junto a Bruce Springsteen en la hechura de una canción que simbolizaba todo aquello confirmó sus esperanzas.

 

En abril de 1978 fue ocasión del lanzamiento de su nuevo álbum, Easter, que incluía «Because the Night», la cual se convirtió en un gran éxito. El álbum la proyectó entonces desde a la posición de una artista de culto a la de paradigma del rock and roll.

 

Por otro lado, está la versión de los 10,000 Maniacs que no tiene otra pretensión que la de poner en perspectiva tal obra, con la finalidad de hacer evidente que cada vez que se ejecuta, se reescribe. Al interpretarla, sin querer variar la forma, pero sí la textura, con la voz y los instrumentos, se lleva a cabo una versión, no un simple cóver.

 

Lo sintomático de la música contemporánea es el papel determinante que se le atribuye a la voz, dado que las diferencias entre unos músicos y otros, no se encuentra en la música propia sino en el juego de texturas que las diferentes voces ponen en práctica.

 

Por ello, y a diferencia de lo anterior, quien escuche la propuesta de los 10 000 Maniacs quedará atrapado por la presencia del violín al ocupar el lugar de la guitarra eléctrica. El solo del mismo, a través de sus diferentes tonos podrá trasladar al receptor a las redes de la pasión que desata la canción en el presente de la versión maniaca, esto es, una especie de conexión entre el modernismo y la posmodernidad, entre el punk y el beat.

 

En el caso concreto de Because the Night” de los Maniacs se deja que la voz sea lo más parecida posible en su declamación a la de Patti Smith, mientras que el componente instrumental –el violín sobre todo—sea el que juegue con el tono y haga posible que se subraye la diferencia con toda su fuerza a través de ese rasgo peculiar. El receptor será el que de el visto bueno a tal tentativa. La posición del receptor, es decir su pasión, su propia imaginería simbólica al respecto del tema será, finalmente, el que elija quien la representa mejor al cumplir con el movimiento de encuentro.

 

VIDEO: Bruce Springsteen – Because the Night ) Live n Houston, 1978), YouTube (BruceSpringsteenVEVO)

 

 

 

 

ROCK CHICANO (FRAGMENTO IV)

Por SERGIO MONSALVO C.

 

 

La edad dorada del sonido del este de Los Ángeles tuvo una vida casi tan corta como la carrera de Ritchie Valens. Los años de 1964 y 1965 marcaron una culminación breve pero destacada.

 

Y no acabó con ella sólo la falta de producción o promoción, sino también un nuevo fenómeno musical conocido como la “Ola Inglesa” que irónicamente ejerció mucha influencia sobre los discos posteriores de Thee Midniters y en grupos con chicanos de otras latitudes.

 

Esos otros fueron Question Mark and the Mysterians (con “96 Tears”), el Sir Douglas Quintet (“She’s About a Mover”), Sam the Sham and The Pharaos (“Wully Bully”), Chris Montez (“Let’s Dance, por ejemplo). El público, por entonces, solo quería oír las canciones de los Beatles y nada más.

 

La lectura que hicieron los jóvenes chicanos de la segunda oleada británica, más poderosa y más estridente (surgida de las academias londinenses con los Rolling Stones, los Kinks, Zombies, Yardbirds, Animals, Them y The Who), tuvo efectos inmediatos y particulares.

 

Entre las bandas de rock chicano en el este de Los Ángeles y Texas, estuvieron Sunny and the Sunglow, quienes produjeron varios éxitos regionales durante la década, pero que sería mejor recordado por su éxito número 11 en el Billboard de 1963, «Talk to Me, Talk to Me”.

 

Tuvieron la distinción de ser el primer grupo exclusivamente mexicano-estadounidense que apareció en el popular programa de televisión American Bandstand. Sus versiones de «Rags to Riches» y «Out of Sight-Out of Mind» también alcanzaron puestos en las listas.

 

 

Entre lo más destacado de aquel año de 1966, estuvieron Question Mark and The Mysterians (todos chicanos), quienes ostentan hoy la designación de haber sido la primera banda de punk rock, por su sonido y actitudes emergidas de tal lectura. Estos oriundos de Texas, mostraron a Rudy Martínez (cantante) y Frank Rodríguez (órgano) como gurús del rock de garage.

 

Otro factor fue la intensificación de la Guerra de Vietnam. Muchos músicos del este de Los Ángeles fueron reclutados, una auténtica ironía si se recuerda lo que Ringo Starr señaló como elemento fundamental para el auge de la Ola Inglesa: el fin del reclutamiento forzoso en Inglaterra, lo cual permitió a los jóvenes ingleses dedicarse a carreras musicales.

 

Por último, “el negocio del rock and roll se organizaba cada vez más a nivel nacional, conforme las compañías y los productores independientes que habían visto nacer la música iban siendo tragados por las grandes empresas”, escribieron los periodistas especializados.

 

Dichas empresas, a su vez, empezaron a fusionarse entre ellas. Esto significaba que las decisiones acerca de las contrataciones, de quién haría giras y quién sería promovido, se tomaban a nivel nacional.

 

La creciente rigidez de la programación radiofónica empezó a borrar las distinciones locales y regionales, y como consecuencia se volvía mucho más difícil para un grupo local construirse una base sobre la estación de radio local, como un escalón hacia las estrellas.

 

 

En un país donde la mayoría de los ejecutivos de los medios masivos eran blancos y dudaban de que existiera algún mercado latino, el éxito se volvió muy difícil de alcanzar.

 

La edad de oro del sonido del Este terminó mucho antes de que la llamada ofensiva “Tet” de 1968 hiciera de Vietnam el principal interés de todos los estadounidenses, incluyendo a más de un millón de angelinos del Este.

 

Bajo la influencia de la guerra de Vietnam y el movimiento de los negros en favor de la igualdad de derechos, el movimiento proderechos civiles llegó finalmente al este de Los Ángeles en 1968.

 

Miles de estudiantes preparatorianos salieron de las escuelas de la zona en un “estallido” para protestar contra la mala calidad de su educación y el empleo de carne de cañón en la guerra de Vietnam (murieron más jóvenes de apellidos hispanos en esa guerra que negros o blancos).

 

Ocurrieron nueve importantes revueltas en la zona durante los siguientes dos años, convirtiéndola en una de las regiones más explosivas del país. Sorprendentemente, toda esta actividad no llegó a expresarse mediante la música.

 

La única excepción fue el grupo El Chicano, que llegó al número 28 en las listas de popularidad con una tonada de jazz-rock latino compuesta por Gerald Wilson, “Viva Tirado”.

 

Ésta se basaba en parte en el orgullo étnico (el nombre del grupo había sido cambiado de V.I.P.s con el único fin de expresarlo. El segundo disco de El Chicano, Revolution, fue explícitamente político y, como declaración de desafío, la portada del disco mostraba al grupo con fotografías sobreimpresas de Emiliano Zapata y Pancho Villa en ropas de combate.

 

Pese a la tendencia pacifista radical de aquel tiempo, que caracterizó a gran parte de la música popular, el disco se vendió bien en región sur de la Unión Americana.

 

La prosperidad de fines de los años sesenta y principios de los setenta –alimentada en gran medida por la guerra de Vietnam— causó más roces entre los negros y los chicanos, conforme trataban de conseguir mejores condiciones de vida.

 

Uno de los pocos ejemplos de relación entre estos grupos durante la época fue el grupo War, un conjunto integrado totalmente por negros, tras la salida de Eric Burdon, que tuvo gran éxito con tema y ritmos latinos (“Cisco Kid”, Low Riders” y “Can’t We Be Friends”).

 

Se llamaba “low riders” a quienes en el Este gastaban mucho dinero en arreglar distintivamente a sus coches y que por lo general se organizaban en clubes automovilísticos.

 

Los “low riders” preferían el abanderamiento del sonido soul de los sesenta –tanto Motown como eastside— y, desde luego, por el del grupo War de los primeros setenta.

 

VIDEO: Question Mark and The Mysterians – 96 Tears, YouTube (60s70sVintageRock)

 

 

 

 

RIZOMA: EL ACTO DE REFLEXIONAR (IV)

Por SERGIO MONSALVO C.

 

(EL ROCK Y LOS BÁRBAROS)

Un oficial de las fuerzas estadounidenses –el teniente coronel Dan Kuehl, especialista en operaciones psicológicas de las mismas– justificó ante representantes de la prensa internacional la última situación acerca de las torturas a prisioneros sospechosos de terrorismo de la siguiente manera: “Está en las Sagradas Escrituras: Josué utilizó el ruido de sus trompetas para introducir el miedo en el corazón de los habitantes de Jericó”.

Ello forma parte del ideario que definió a la derecha religiosa fundamentalista que campeó durante toda la administración Bush y la campaña de Sarah Palin (ambos afirmaban que cumplían con una “tarea de Dios” y sabían que éste “tenía un plan bien definido al respecto”).

Y si de esto se sirvieron las fuerzas castrenses fue porque compartían semejante entramado.

Lo que causa estupor, además de lo expuesto, es que dichas excusas hayan sido minimizadas por los hacedores de la música que se utilizaba en tales torturas. James Hetfield de Metallica, por ejemplo, le contestó al respecto al periódico británico The Guardian: “¿Tortura? Nosotros hemos estado torturando con nuestra música durante años a familiares, amigos y gente a la que queremos. ¿Por qué tendría que ser diferente con los iraquíes?” (tras esta declaración el cantante, atosigado por los correos que recibió, decidió mostrarse a favor de la iniciativa Zero dB –cero decibeles– promovida por el grupo Rage Against the Machine, al respecto).

A su vez, Steve Ashheim de la banda Deicide, que formaba parte del Hit Parade guantanamero, dijo: “Esos tipos esperan que los quemen vivos, que los destrocen con bates de béisbol. Si yo estuviera en Guantánamo y lo único que hicieran fuera ponerme música fuerte, pensaría: ¿Esto es todo lo que pueden hacer?, ¡ja!”.

VIDEO: Rage Against The Machine – Killing In the Name (Official HD…), YouTube (RATMVEVO)

CANON: THE CLASH (IV)

Por SERGIO MONSALVO C.

 

 

LA PALABRA COMO EMBLEMA

 

No es un secreto para nadie que la chispa que encendería la hoguera del punk  se produjo del lado de Nueva York, que ahí la energía realmente fluyó y que Richard Hell, Patti Smith y algunos más cambiarían la historia, pero fue en Inglaterra donde la palabra se erigió en un emblema: ¡Punk! Según el Pocket Dictionary of American Slang, el término “punk” puede significar tres cosas:

 

Primera acepción.- “Una persona sin valor”. Segunda.-“Alguien que quisiera ser un maleante, pero que carece de la experiencia y la dureza necesaria”. Tercera.- “Una persona joven, sin oficio ni beneficio  y sin experiencia. Específicamente un vago”. Surgió la palabra mágica: vago. Una palabra que marcaría para siempre a Chrissie Hynde, Johnny Thunders, Stiv Bators e incluso al sobrecalificado Joe Strummer.

 

Hacia 1975 el mundo era insoportable para una nueva generación iracunda que ya no quería escuchar a Emerson, Lake and Palmer, Genesis o Yes. Aparecieron entonces todos los ya mencionados en los Estados Unidos. Mientras tanto en Londres, los 101ers no eran más que un grupo de pubrock con una sola buena canción: “Key To Your Heart”, pero su cantante destacaba. Y destacaba porque estaba enterado del cine de la Nueva Ola francesa, de los avatares de la guerra en España, de Bakunin y de Malcolm X.

 

Se llamaba John Graham Mellor y era una especie de celebridad local como cantante y guitarrista de los 101ers, quienes llevaban años desgastándose en el mundo del comercialismo limitado, impulsados por la ola del pubrock de mediados de los setenta (fundamentado en el r&b). En realidad, John estaba bastante desesperado en el verano de 1976:  años atrás le había jurado a su compañero de habitación de un lujoso internado que se convertiría en estrella del rock.

 

Tenía problemas con sus orígenes. No había nacido en la alcantarilla, como ahora dicen las leyendas, sino en Ankara (Turquía, en 1952) como hijo de un diplomático británico y asistió a escuelas de altos vuelos que lo proveyeron de una cultura. Sin embargo, en busca de una vida diferente olvidó su pasado, negó sus raíces familiares y se lanzó a las calles de la Gran Bretaña.

 

Con el nombre de Woody Mellor recorrió Inglaterra y Gales como vago, se sentía el Bob Dylan británico. Luego regresó a la capital inglesa y fundó a los 101ers y experimentó el shock de su vida tras una presentación de éstos con los Sex Pistols, que le habían abierto como teloneros. Ahí todos los antiguos sueños de John se fueron directo a la basura y el futuro adoptó una cara muy diferente.

 

 

ENCUENTRO DE VOLUNTADES

 

Mick Jones (1955), Paul Simonon (1956, dotado para la pintura, pero incapaz de tocar un instrumento musical); y Keith Levene, buscaban a un cantante para renovar su grupo, el London S.S. Así que John no se los encontró por casualidad sino que el mánager de los tres, Bernie Rhodes (asociado de Malcolm McLaren), les pidió que le echaran un ojo a los 101ers. Luego Rhodes se comunicó con John y le dio 24 horas para tomar una decisión: “Déjalo todo, olvídate de tus amigos, cambia tu edad, tu nombre, empieza de nuevo y estarás dentro, con nosotros”. John no lo pensó ni dos horas.

 

Jones y Simonon, a diferencia de John, procedían de la clase obrera de Brixton. Mick Jones, un guitarrista apasionado por el rock quiso fundar en su adolescencia un grupo que evocara su gusto por el sonido fuerte de Mott The Hoople y Faces. Para ello invitó a participar a Simonon, un viejo compañero de la infancia, como bajista; a Keith Levene en la guitarra y a Tony James en la batería. Sin embargo, tras escuchar a los Sex pistols Jones decidió reenfocar el rumbo del grupo y buscó a un nuevo cantante. John aceptó y quemó de nuevo sus naves.

 

El 31 de mayo de 1976 decidió abandonar a su grupo por uno que valiera más la pena. Es decir, Paul Simonon y Mick Jones fueron la tabla de salvación que le impidió perderse en el reino de los rockeros viejos y caducos. Un buen momento para el desmadre, un buen momento para bastantes cosas. Como cambiarse el nombre a Joe Strummer y rebautizar al grupo como The Clash. Por cierto, Strummer dio con el nombre al comprobar —como buen lector—que era la palabra que con más frecuencia se repetía en los periódicos ingleses de la época.

 

VIDEO: The Clash – Clash City Rockers, YouTube (tincture0)

 

 

 

 

BABEL XXI-732

Por SERGIO MONSALVO C.

 

ENNIO MORRICONE

Y LA GRAN BALACERA

 

 

 

Programa Radiofónico de Sergio Monsalvo C.

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ROCK Y LITERATURA: ARCHIE RANDOLPH AMMONS

Por SERGIO MONSALVO C.

 

 

LA POESÍA DEL VERTEDERO

(GARBAGE)

 

La modernidad romántica puso las cosas en su sitio: el hombre frente a sí. Charles Baudelaire inició la cadena poética que daría cuenta de ello en sus Flores del mal, como en las siguientes líneas:

 

El hombre atraviesa la vida entre bosques de símbolos / Que lo contemplan con miradas familiares. / Como los largos ecos que de lejos se mezclan / Con una tenebrosa y profunda unidad, / Se responden sonidos, colores y perfumes… / Hay perfumes corrompidos, ricos y triunfantes, / Que tienen la expansión de cosas infinitas, / Que cantan los transportes de sentidos y espíritu”.

 

O como en: “Una carroña asquerosa en el canto rodado de un riachuelo…/ basura cocinándose al sol devolviéndole esa moneda a la Naturaleza.

 

Con tales textos Baudelaire percibió a los desechos, en el París de mediados del siglo XIX, como una expresión de lo trascendental en lo degradado, de lo vital en lo escatológico; pero también como la advertencia de que, en la era moderna, poeta era, sobre todo, aquel que no apartaba la mirada: que ve lo fundamental en lo que parece insignificante y que se atreve a mirar de frente lo que parece insoportable.

 

Igualmente, el largo poema titulado Garbage (Basura), la gran obra de Archie Randolph Ammons –un poema de 2217 versos estructurado en pareados libres, publicado en 1993 y que recibió el National Book Award, el premio más prestigioso en las letras estadounidenses, es el más reciente eslabón de poemas que tienen al despojo como símbolo y representación del artificio humano.

 

Ammons (nacido en Whiteville, Carolina del Norte, en 1926, y fallecido en Ithaca, Nueva York, en el 2001) buscaba como materia prima para su trabajo un tema que resultara inagotable, durante el fin de la década de los ochenta del siglo XX, cuando casualmente vio una montaña de desperdicios mientras manejaba por una autopista de la Unión Americana. Su cerebro, entonces, comenzó a fraguar ese poema.

 

Llegó febril a su casa luego de varias horas de conducción y corrió a mecanografiar lo que había venido martillando. Lo hizo rápida e improvisadamente, en un rollo de papel para calculadora, al finalizar lo dividió en 18 fragmentos y lo trabajó durante los siguientes años.

 

Garbage (Basura) fue el nombre con el que llamó a tal texto que es a la vez una visión del vertedero y el vertedero mismo, en la medida en que el poema es capaz de integrar y dar un cierto orden al todo, a lo armónico y lo caótico, al sistema y al acontecimiento; un magma que estalla siendo a la vez la lengua y la conciencia del que habla, el monólogo en el que se replican todas los voces, como un coro de drama griego.

 

Residuos tóxicos, aire polucionado, pringue de playa o erosión / en los caminos se unen naciones, mientras que la magnánima / perogrullada y la apacible apariencia las aplacan a todas / para que vuelvan a su confort o a su desesperanza: las crisis globales…

 

Ammons vio en el basurero “la regurgitación de la cultura en la que vivimos, las entrañas de nuestro mundo artificioso, el detritus infernal a ras de tierra:

‘La basura tiene que ser el poema de nuestra época porque la basura es lo bastante espiritual y creíble como para embargarnos la atención, estorbando, amontonándose, apestando, manchando…’

 

 

El crítico Harold Bloom, quien conformó uno de los cánones de la poesía estadounidense, al mencionar al autor de este extenso poema en el mismo, escribió: “Tal vez ningún poeta contemporáneo tenga tantas posibilidades de convertirse en clásico como el creador de Garbage”. A. R. Ammons murió bajo ese halo.

 

Y con él se cumple el axioma que acompaña a las grandes obras: todo empieza a suceder un poco antes de su comienzo y no se extingue del todo con su fin, es una ola expansiva. El guijarro lanzado al agua proviene de aquel Baudelaire maldito y la cultura del rock, que es una esponja y un proyector en este sentido, retomó el concepto de Ammons para continuar la línea con música y actitud.

 

El poema Garbage apareció en 1993 y fue leído con avidez y asimilado por jóvenes músicos y productores interesados tanto en la literatura como en el sonido que, inspirados por aquel texto, se pusieron a escribir canciones donde reflexionaban por su cuenta sobre la vida contemporánea de fines del siglo XX, y el estercolero en que se había convertido el quehacer de ésta. El nombre de su grupo sería ése: Garbage.

 

Garbage es un grupo que tiene la suerte de entenderse en su forma de ver las cosas. Los cuatro se dejan inspirar por libros, como el ya mencionado y películas, pero también por experiencias personales y observaciones del comportamiento humano. Todas sus diferentes influencias han entrado en sus discos.

 

Garbage es uno de los mejores grupos emergidos de los años noventa que continúan con vida (con intermitencias) y sorprendiendo con cada nuevo trabajo, para el que se toman todo el tiempo, principalmente porque sus textos deben describir las situaciones desesperadas a las que ha llegado el estercolero contemporáneo.

 

De acuerdo con sus integrantes, el principal objetivo del grupo Garbage sigue siendo escribir buenas canciones. No se preocupan tanto por el estilo, que de cualquier modo se mantiene contemporáneo y alternativo.

 

Básicamente les interesa representar el momento en el que el mundo se encuentra en la actualidad. Por ello en términos generales cada uno de sus discos es más oscuro que el anterior.

 

Los temas más recurrentes son el miedo y el odio ante lo que ven. Las vueltas que le han dado al mundo con sus giras han dejó huellas. Principalmente los textos describen las situaciones desesperadas de las que la gente o el planeta no logran salir.

 

El grupo no siente la presión de superar el éxito obtenido desde el primer disco. Lo que buscan con cada nueva producción es satisfacerse a sí mismos en cuanto a la expresión de sus intenciones. Son críticos severos y saben manejar la ironía.

 

“Hay que trabajar en primera instancia para uno mismo. Sentirse congruentes con lo dicho y cantado. Siempre hay que hacer algo de lo que puedas estar orgulloso, aunque de lo que hables sea de esas flores del mal de las que escribió Baudelaire o de la basura que describió Ammons. Lo demás corre por cuenta de los escuchas. No deben creer que es en otra dimensión donde se decide y solucionan las cosas”, han declarado.

 

La póetica expansiva iniciada por Baudelaire y continuada por A.R. Ammons, tiene en Garbage su soundtrack más representativo de los tiempos vividos: un sumidero con acumulación de restos y desperdicios de toda índole, en donde la vida se ha visto degradada por el perverso devenir del mundo.

 

 

VIDEO SUGERIDO: Garbage live on Letterman – “The Battle In Me” 3/30/13, YouTube (Cathode Roy)

 

 

 

 

ELLAZZ(.WORLD): AGNES OBEL

Por SERGIO MONSALVO C.

 

 

Entre todo el maremágnum sanitario, económico, social, cultural, etcétera, que produjo el Corona virus en el 2020, quedó inmerso como acontecimiento musical importante el álbum Myopia, de la compositora, pianista y cantante Agnes Obel. Sublime ejemplo de lo que en esta época significa el avant-garde.

 

El avant-garde es ese subgénero que reúne las obras, los talentos y capacidades más exquisitas y sofisticadas de los hacedores musicales insertados, invitados o huéspedes permanentes de la cultura rockera en plena expansión artística.

 

A ella se le ha catalogado dentro de diversos rubros del mismo: indie, nu-folk y barroco. Y sí, en todos ellos tiene cabida.

 

No obstante, todo ello queda sintetizado en el art-rock que ofrece de manera generosa en su nueva obra (con anteriores muestras como Philarmonics, Aventine y Citizen of Glass, aparecidas a lo largo de la década que finaliza).

 

Myopia es un disco donde Obel se convierte en alquimista del sonido (con  pianos, violonchelos, violines y xilófonos), experimenta en la manipulación del instrumento coral (utiliza octavadores que convierten en abiertamente más graves o agudas las voces) o crea diversas texturas emparejadas con el clasicismo contemporáneo que late bajo sus piezas. Una maravilla sonora.

 

 

La gama de la cultura musical que nos ha tocado vivir en las primeras décadas del siglo XXI, va de lo unidimensional, tradicionalista y conservador (retro, revival, vintage), con lo mucho importante que ello conlleva de rescate, evocación y referencia hasta el otro extremo en donde está el avant-garde y sucedáneos (en distintos campos) con la vista al frente.

 

El avant-garde (con todos los neos que sean necesarios, lo progresivo, lo mix y el art-rock, que ya entra en su sexta década de existencia y evolución).

 

Un camino que no sabe de paradas o descansos. Que intuye que cuando una veta ya se ha agotado por el uso y desgaste hay que cuestionarse: ¿Y ahora, qué? ¿Hacia dónde? ¿Con qué materiales? ¿Bajo qué estética?

 

El vanguardismo al que me refiero es aquél que sabe que la cultura del rock es como un gran pastel en el que la música sólo es una de sus rebanadas, y el resto conformará el todo el tinglado artístico relacionado con ella: literatura, cine, pintura, teatro, arquitectura, danza, performance, al igual que los enlaces con las humanidades, las ciencias sociales y las exactas.

 

La interpretación que cada artista haga de tal vanguardismo dependerá de su grado de preparación, de sus conocimientos, de su mística, de su capacidad analítica y la aplicación que haga de ello en la experimentación musical interdisciplinaria. En esta ruta está inscrita la obra de Agnes Obel, una intérprete de tal veta.

 

VIDEO: Agnes Orbel – Camera’s Rolling (Official Video), YouTube (Agnes Orbel)