LOS OLVIDADOS: THE BRECKER BROTHERS

Por SERGIO MONSALVO C.

 

UNA FRUCTÍFERA HERMANDAD

 

Nacidos en Filadelfia en los años cuarenta (Randy el 27 de noviembre de 1945 y Michael el 29 de marzo de 1949), los hermanos Brecker formaron parte de la primera generación de músicos de jazz profesionales que consideraron el rock no como enemigo sino como un intrigante mundo musical alternativo.

 

Randy estudió jazz en la Universidad de Indiana. Llegó a Nueva York en 1966 ya como un trompetista seguro y original. Su primera colaboración importante fue con Blood, Sweat & Tears, entonces encabezado por Al Kooper. Contó así con las bases para continuar en el movimiento de fusión del jazz y el rock; no obstante, se inclinó por el lado del jazz como trompetista del quinteto de Horace Silver. Al mismo tiempo participó en las big bands de Duke Pearson, Joe Henderson y Thad Jones-Mel Lewis.

 

Más o menos en esta época, Michael Brecker entró a estudiar el saxofón, también a la Universidad de Indiana. A los 19 años hizo su debut profesional con el grupo de rhythm and blues de Edwin Birdsong, y en el acetato en el álbum de su hermano Randy, Score (Solid State), ese mismo año. Se volvió obvio que ambos contaban con una profunda comprensión de los grandes del jazz que los precedieron y con una calidad inventiva que puso de manifiesto claramente sus estilos personales desde las primeras etapas de sus carreras.

 

En 1970 ayudaron a formar un grupo de pop-jazz llamado Dreams cuya integración original incluyó a Billy Cobham. El grupo llamó la atención, pero tuvo poco éxito comercial. Al mismo tiempo, cada uno de los hermanos desarrollaba su propia carrera en el jazz y pronto se hicieron nombres constantes en el trabajo como músicos sesionistas.

 

En 1972 volvieron a reunirse dentro del quinteto de Horace Silver y un año después en el grupo de fusión de Billy Cobham. A fines de 1974 hicieron planes para un grupo propio y fueron contratados por la novel compañía Arista Records.

 

 

El grupo se armó con algunos de los mejores músicos de estudio orientados al jazz que había en Nueva York. Los hermanos Brecker crearon una fusión original de funk y jazz. Las melodías intrincadas, angulosas e impredecibles de Randy funcionaron de maravilla dentro del nuevo contexto. Las composiciones ricas, melódicas e igualmente distintivas de Michael no tardaron en aportar su parte a la mezcla, para extender el alcance del grupo y del nuevo sonido.

 

El grupo de los Brecker Brothers duró de 1975 a 1982, aunque ninguno de los dos suspendió por completo sus demás actividades musicales. Diez años después de su última grabación conjunta se reunieron nuevamente para continuar con su fusión original en el CD Return of the Brecker Brothers (GRP, 1992), fuente principal de su siguiente antología, Brecker Brothers (Priceless Jazz núm. 25/GRP, 1999). La hermandad continuó igual de fructífera hasta el fallecimiento de Michael en enero del 2007. Randy sigue activo.

 

VIDEO SUGERIDO: Brecker Brothers Live in Barcelona – Some Skunk Funk, YouTube (dekartthegreat)

 

 

 

 

JAZZ: THE DIRTY DOZEN BRASS BAND

Por SERGIO MONSALVO C.

 

 

The New Orleans Album (Columbia). Este tipo de música debe escucharse con deleite –y es cierto para gran parte del álbum–. Algo tienen los discos de esta especie que toca una pequeña vena de historiografía dentro de mí, ese contento contenido pero inevitable que probablemente me condujo a ser un escucha heterodoxo desde el principio. 

 

En este caso, empezó al leer en una entrevista del trompetista de la Dirty Dozen acerca de la algarabía que solía despertar la banda al incluir una pieza de Duke Ellington o del Charlie “Bird” Parker en un concierto callejero de Nueva Orleans, y de cómo podían imponer su eclecticismo siempre y cuando mantuvieran en movimiento los pies de las personas poco exigentes. 

 

Y mi gusto por tal eclecticismo se reafirmó al comprobar que en este álbum del conjunto, el segundo que sacaron para Columbia, grabaron una pieza para la banda, una para el público, una para la banda…y así sucesivamente.  Interpretado de esta manera, el eclecticismo empieza a sonar como juego lúdico –es decir, optar por la originalidad para tener feliz a la gente–, sobre todo si el equilibrio entre las medidas tomadas para agradar al público y la producción musical se persiguió de una manera tan lograda (y en comparación incluso con Voodoo, su anterior obra).

 

Cierto, sueno como un fan, pero eso se debe a los años de ser decepcionado por músicos complacientes por la acogida brindada a sus esfuerzos menos espontáneos de expresión.  Como sea, el disco merece el escrutinio. 

 

Éste ofrece dos tipos de canciones, las con un elemento vocal remitidas a las fuentes tradicionales del rhythm and blues, el estilo de Nuevas Orleans y el swing, mismas que por lo general tienen una intención humorísticas o al menos alegre y despreocupada; y las carentes de la voz, que tienden a ser obras de jazz dotadas de impresionantes solos del trompetista Davis y de Roger Lewis en el sax barítono; solos posbop sólidos con sólo una gota de «free jazz», normalmente en forma de notas divididas e inquietas (las cuales me gusta interpretar como estallidos de habilidad, que probablemente representan el resultado de un proceso de desarrollo de la música frente al escucha). 

 

La sección rítmica, correspondiente a la mayor parte del grupo, despliega gran maestría, sobre todo el sousaphone de Kirk Joseph, virtuoso sin indicio alguno de pesadez. El grupo utiliza a sus estrellas invitadas de la misma manera como ellos mismos han sido aplicados en el pasado: como sazón precisa; en ello destaca Elvis Costello cantando como campeón en «That’s How You Got Killed Before», donde interpreta con facilidad el tipo de jump justó.

 

En resumidas cuentas, se trata de diversión pura. La sensación conexa provocada por las melodías humorísticas y el sentido de compromiso personal proyectado por los músicos (por no hablar de la intensidad que logran) durante los pasajes de improvisaciones causa en mí la impresión de que están a gusto con las transigencias requeridas por las circunstancias del tiempo.

 

VIDEO: The Dirty Dozen Brass band – Voodoo (1987), YouTube (T Finn)

 

 

 

LIBROS: POR AMOR AL SAX

Por SERGIO MONSALVO C.

 

 

 

 H. C.

 

 

Para Alvin Donelli,

Henry “Hurricane” Carter y

Clarence Clemons

 

Las notas de Mr. D

son detonantes encendidos por la noche

Accesibles y cercanas

como cuerpos de golfas sin padrino

 

Las notas de Mr. H

son deseos en plena fuga

Estruendo de gozo sin amarres

sudor de bronce entre muslos enardecidos

 

Las notas de Mr. C

penetran calles y paredes

Sedientas terminan la ronda

en la barra de cualquier bar

 

Las notas de sus saxes arden

al insertarlas en la ranura precisa

Palpitan con su Rhythm & Blues

enfebrecido de luna llena

 

(Sergio Monsalvo C.)

 

 

 

*Texto tomado de la antología de textos varios, Por amor al sax (poemas, cuentos, aforismos, reseñas, etcétera), de 15 letraheridos mexicanos, entre escritores, periodistas, editores, poetas confesos, dibujantes gráficos, críticos cinematográficos, literarios y musicales y algún científico, teniendo como personaje central al saxofón. Ese instrumento musical del que Ciorán dijo lo siguiente: “Por qué frecuentar a Platón, si un sax puede igualmente hacernos entrever otro mundo”.

 

 

 

 

 

 

 

 

Por amor al sax

Sergio Monsalvo C.

(Recopilación)

Editorial Doble A

México, 1992

 

 

 

 

BABEL XXI-756

Por SERGIO MONSALVO C.

 

DE-PHAZZ

MEZCLADO, NO AGITADO

(REMAKE)

 

 

 

 

Programa Radiofónico de Sergio Monsalvo C.

 

https://www.babelxxi.com/756-de-phazz-mezclado-no-agitado-remake/

 

 

 

 

BABEL XXI – SINOPSIS (151)*

Por SERGIO MONSALVO C.

 

 

(751-755)

 

 

BXXI-751 FREE JAZZ

 

El free jazz, surgido a principios de los años sesenta, representó la primera reflexión fundamental sobre el procedimiento y materiales básicos del jazz desde las innovaciones de Charlie Parker. Y tras la pasión y profundo convencimiento con que la hicieron sus representantes ya no hubo vuelta atrás. Al frente estuvieron Ornette Coleman, Cecil Taylor, Eric Dolphy, Archie Shepp y Don Cherry, entre otros. Hubo la irrupción del deseo en la liberación de las frases musicales; el empeño en buscar nuevas formas de tocar el jazz: sin estereotipos, sin fórmulas previsibles en la manera de tocar y proceder. Se abolieron las limitaciones armónicas y se consolidó una actitud antiacademicista.

 

VIDEO: Ornette Coleman Sextet – Free Jazz (1 of 3), YouTube (Bob Hardy)

 

 

BXXI-752 BJÖRK (REMAKE)

 

Björk es la encarnación del ideal del artista contemporáneo: Talentosa, original, ecléctica, independiente, creativa e inquieta sobremanera. Ha cultivado el multiinstrumentismo, la composición, la utilización de los artilugios sonoros más avanzados (como el Reactable), el conocimiento musical, el show multimedial (incluyendo el audaz maquillaje y vestuario con referencias antropológicas y futuristas), filma sus propios videos, es actriz de cintas inteligentes para cine y televisión (Dancer in the Dark, Drawing Restraint 9), diseñadora gráfica y de ropa, activista de causas sociales y escritora. A ello habría que agregar sus pasiones paralelas: la entomología, las ciencias naturales, la física y la antropología.

 

VIDEO: Björk – Declare Independence (Later with Jools Holland), YouTube (oldnavy21)

 

 

BXXI-753 THE ROLLING STONES (IX)

 

Digamos que en el comienzo fue Chicago. Ese paraíso mítico se convirtió en el centro de la forma urbana y electrificada del blues llegado del Mississippi bajo el nombre de rhythm & blues. Música de pequeños grupos, con el ejemplo totémico de Muddy Waters. Reflejaba el carácter de la ciudad industriosa y los fenómenos sociales acarreados por la migración negra. Era agresivo, denso y cargado de tensión, con la slide guitar y la armónica amplificadas como sus características principales. Esta materia prima el rock la aprovechó para su propia naturalización. Integró su versión del blues con base en sus ideas particulares sobre él. No habría rock sin la música negra. Los Rolling Stones lo certifican con un manifiesto de divisas ontológicas.

 

VIDEO: THE ROLLING STONES – Ride Em On Down, YouTube (TheRollingStonesVEVO)

 

 

BXXI-754 CHARLES BUKOWSKI

 

Charles Bukowski (1920-1994). La suya era una materia literaria exageradamente pastosa. De brocha gorda, por decirlo así (“Sépanlo: Bukowski apesta a vulgaridad” –descripción de coitos, borracheras, relaciones con prostitutas y con seres de los bajos fondos urbanos, de la siempre recurrente white trash, material que sarcásticamente hizo expresar a Jean Paul Sartre que Bukowski “era el mejor poeta de América”–. Muchos escribieron desde el principio sobre él para lanzarlo a la muchedumbre. Resultado: se volvió lenta pero absolutamente popular). Así, el Bukowski popular que osó y usó la vulgaridad no solo se atrevió a serlo, sino que hizo de ella una marca y un estilo.

 

VIDEO: Charles Bukowski – cameo in “Barfly”, YouTube (Toudmen)

 

 

BXXI-755 LATIN JAZZ

 

El término latín jazz o jazz latino cumplió ya más de 80 años y surgió de la fusión del género sincopado de la Unión Americana con los elementos rítmicos de la música tradicional afrocaribeña. Con el tiempo no sólo el Caribe (con Cuba principalmente), sino también otros países del continente han continuado con dicha aportación. Los orígenes prehistóricos de esta mezcla musical se pueden rastrear hasta comienzos del siglo XX, cuando el puerto de Nueva Orleans realizaba un intenso intercambio comercial con el de La Habana, Puerto Príncipe, las Bahamas, etcétera. La cultura musical aparejada con dicho intercambio no se hizo esperar y los ritmos y danzas de esos países comenzaron a tener cabida en los propios de la Unión Americana.

 

VIDEO: Chico O’Farrill – Afro-Cuban Jazz Suite, YouTube (Don Quixote)

 

 

*BABEL XXI

Un programa de:

Sergio Monsalvo C.

Equipo de Producción: Pita Cortés,

Hugo Enrique Sánchez y

Roberto Hernández C.

Horario de trasmisión:

Todos los martes a las 19:05 hrs.

Por el 96.5 de FM

Online por Spotify

Radio Educación,

Ciudad de México

Página Online:

http://www.babelxxi.com/

 

 

LA AGENDA DE DIÓGENES: PETER HERBOLZHEIMER

Por SERGIO MONSALVO C.

 

Peter Herbolzheimer (PH). nació el 31 de diciembre de 1935 en Bucarest, Rumania. A los 16 años llegó a la República Federal Alemana (RFA). En 1953 se fue a los Estados Unidos y trabajó en la compañía General Motors como dibujante técnico.

 

En esa época aprendió a tocar la guitarra. Regresó a Alemania en 1958, supuestamente para trabajar en la empresa de su padre; en cambio, se inscribió en el conservatorio de Nuremberg, donde estudió armonía hasta 1960. «En realidad fue tiempo perdido -ha recordado–.  Uno tiene el feeling del jazz o no».

 

A los 24 años, Herbolzheimer compró su primer trombón. En 1960 fundó su primer grupo de jazz, especializándose con su septeto en los clubes estadounidenses en Alemania. El grupo duró dos años. Después de 1962, P.H. tocó por tres años con diferentes conjuntos alemanes. 

 

Desde 1965 formó parte, durante otros tres años, de la orquesta de baile de la Radio Bávara encabezada y el grupo de jazz de la misma estación. En 1967 tocó durante 9 meses con el grupo de la Radio Berlín Libre, cuando van Rooyen era director de grupo. 

 

En 1968 fue contratado por el teatro de Hamburgo.  Entre 1969 y 1971 también colaboró ocasionalmente con Wolfgang Dauner en su Radio Jazz Group de Stuttgart.

 

En 1969, H. fundó una big band cuyo sonido se ubica «casi exactamente entre el free jazz y el rock», según el propio PH. Bautizó el grupo, que carecía de sección de saxofones («le restaría fuerza rítmica»), pero que contaba con cuatro trompetas, de tres a cuatro trombones, un flautista y una sección rítmica de seis miembros, la Rhythm Combination & Brass. 

 

Presentó su «concepto orquestal único en el mundo, moderno e influido por el free, el rock y la música latinoamericana» en las Navidades de 1970 y 1971 en el auditorio Domicile de Munich. Ambos conciertos fueron grabados y pueden apreciarse en el álbum doble My Kind of Sunshine. Los críticos conocieron un jazz-rock dinámico con «una frescura y calidad que hizo sonar anticuadas a casi todas las big bands de ambos lados del Atlántico». 

 

En 1972, «Old Kugelbauch» (su apodo, «Viejo Barrigón») se presentó con su big band en el Ost-West-Festival de Nuremberg, el festival de Heidelberg y durante los días de jazz de Berlín (a los que fue invitado) en la Academia de Música.

 

Las melodías que acompañaron el desfile inicial de los Juegos Olímpicos de 1972, compuestas y con arreglos de PH., Dieter Reith y Herry van Rooyen, sirvieron para darlo a conocer. Él, Reith, Rooyen y el intérprete Edelhagen recibieron por este trabajo la Cruz Federal al Mérito. El mismo año, los tres compositores fundaron la asociación de composición «Team Music», para realizar numerosos trabajos de encargo. 

 

En enero de 1973 fue grabado en Colonia Waitaminute, el segundo acetato (primero de estudio) de la Rhythm Combination & Brass. Ocho meses después P.H. volvió a convocar a sus músicos en el estudio para grabar Wide Open, con influencias del bebop, swing, música latinoamericana, rock, pop y jazz, con la energía de las presentaciones en vivo.

 

En agosto de 1972, el grupo de Herbolzheimer participó en los festivales de Amberes y Loren y en octubre formó parte de la gira Rhythm & Sounds por 11 ciudades alemanas. El 3 de noviembre se presentó en el festival Jazztage de Berlín, convirtiendo a Woody Herman, quien los siguió en el escenario, en «un funcionario de la música», según las reseñas. 

 

El equipo formado por H., van Rooyen y Reith compuso el tema para el mundial de futbol de 1974. Unas semanas después, H. se hizo acreedor del primer lugar, por la composición «Scenes», en el tercer concurso internacional de composiciones de jazz en Mónaco.

 

Además de presentaciones en la televisión de Dinamarca y Malmö, la Rhythm Combination & Brass de H. se presentó en mayo de 1974 durante una semana en el Ronnie Scott’s Club de Londres. Una grabación en vivo de estos conciertos salió en enero de 1975 con el título Scenes.

 

Otra producción en vivo fue grabada en marzo de 1975 en el club de Hamburgo Onkel Pö, incluyendo la obra maestra «Catfish» de este grupo poderoso que había renunciado a la sección tradicional de saxofones en beneficio de duros arreglos de metales y un omnipresente grupo rítmico. A continuación, el grupo realizó una gira por Alemania, Austria y Yugoslavia.

 

En el concurso televisivo de Knokke en la televisión belga se llevaron el premio de la prensa. En 1975 el grupo de P.H. también fue distinguido dentro de la categoría big band por las revistas especializadas Down Beat y Jazz Forum.

 

 

En octubre del mismo año, el grupo dio exitosos conciertos en Varsovia y en enero de 1976 realizó cinco conciertos intitulados «Jazz Gala», en los cuales colaboraron con su big band músicos de primera fila como Gerry Mulligan, Stan Getz, Nat Adderley, Jean Toots Thielemans, Volker Kriegel y la cantante Esther Phillips. Los conciertos de Hannover y Wiesbaden fueron grabados y salieron en el LP Jazz Gala Concert.

 

Este estilo de presentación, entre festival y gira, fue continuado con 10 conciertos dados entre enero y febrero de 1977. Formaron parte de la All Star Big Band en esta ocasión, entre otros, Astrud Gilberto, Gary Burton, Clark Terry, Frank Rosolino, Howard Johnson y Albert Mangelsdorff. También éstos fueron grabados para un disco y filmados por la televisión.

 

A mediados de 1976 se produjo Hip Walk, una de las producciones más interesantes de jazz-rock del grupo. La cantante fue Inga Rumpf, quien presentó con una interpretación imponente de «Superstition», de Stevie Wonder, y «Spirit» de Al Jareeau. En octubre de dicho año, la banda realizó una gira por Alemania acompañada por las cantantes Inga Rumpf y Sanne Salomonsen.

 

En abril de 1977, la Academia Fonográfica Alemana distinguió a P.H. en la categoría «jazz nacional» con el «premio alemán del disco». En julio de 1977, la big band de H. se presentó en el festival de jazz de Antibes; en octubre, en el festival de jazz de Umea. El concierto sueco fue filmado y trasmitido posteriormente por la televisión noruega, sueca y finlandesa.

 

El LP Touchdown contiene los arreglos sofisticados de costumbre y solos excelentes, además de la colaboración del cantante escocés Don Adams, quien pone nuevos acentos «negros».

 

El director de orquesta, compositor, arreglista y trombonista, que de suyo rechazaba ser calificado de músico de jazz y se dedicaba al «jazz en combinación con la revolución rítmica», según él mismo, acompañó con su sección de metales a Udo Lindenberg en la gira de éste por Alemania a comienzos de 1978.

 

En abril del mismo año, la big band completa inició su propia gira por Alemania. Al mismo tiempo, H. produjo, junto con Clark Terry, el LP de éste Clark after Dark, participó como arreglista y director de orquesta en el álbum de Manfred Krug y dirigió, en junio de 1978, un seminario en la Academia de Müsica de Graz.

 

En julio y agosto de 1978 grabó, con la cantante Sanne Salomonsen, el álbum I Hear Voices, una producción de jazz-rock de nivel internacional. A fines de 1978, la Rhythm Combination & Brass & Voices volvió a presentarse en la televisión alemana.

 

Peter Herbolzheimer fue miembro permanente designado (trombón bajo) de la orquesta de Bert Kaempfert en los años de1970 (todas las grabaciones en el Polydor Studio Hamburg de 1970 a 1979 y en giras).

 

Además de su trabajo como director de big band, fue probablemente uno de los mejores arreglistas de jazz alemanes y también escribió para Herbie Hancock y Konstantin Wecker. Para la inauguración de la Casa de la Historia en 1994, arregló el Deutschlandlied, el himno de la RDA y el himno europeo en una sola pieza.

 

Herbolzheimer también fue compositor de películas, por ejemplo para La casa de los sueños (1980), Abgehaut (1998) y la serie de televisión Así vivieron todos los días (1984). Dirigió su propia editorial junto a su esposa Gisela. Y más giras de conciertos lo llevaron por Europa y Sudáfrica.

 

Asimismo, desde su fundación en 1987, Peter Herbolzheimer dirigió con gran dedicación la Orquesta Federal de Jazz hasta finales del 2006. Igualmente, hasta finales de 2006 fue el primer presidente de la Unión de Músicos de Jazz Alemanes (UDJ), con sede en Bonn. y permaneció como presidente honorario hasta su muerte, el 27 de marzo del 2010.

 

VIDEO: Peter Herbolzheimer – The Catfish, YouTube (Jens Lundholm)

 

 

 

BABEL XXI-755

Por SERGIO MONSALVO C.

 

LATIN JAZZ

COLORIDO Y EXPRESIÓN

 

 

 

Programa Radiofónico de Sergio Monsalvo C.

https://e-radio.edu.mx/Babel-XXI/755-Latin-Jazz-Colorido-y-expresion

 

ELLAZZ (.WORLD): ETTA JAMES

Por SERGIO MONSALVO C.

 

 

EL CORAZÓN DE LA MADRUGADA

 

Etta James nació el 25 de enero de 1938 en Los Ángeles, California. Igualmente efectiva como cantante de blues, soul y rhythm and blues, se mantuvo en el mundo de la música por cinco décadas.

 

Después de cantar con el grupo vocal The Peaches, Etta fue descubierta por Johnny Otis en los tempranos años cincuenta y firmó con la compañía Modern en 1955. Una de las más satisfactorias etapas de su carrera se dio en la década de los sesenta, cuando Leonard Chess le propuso grabar un disco para su sello.

 

Etta fue la artista de este último que más éxitos consiguió en aquella época. Desde 1960 a 1969 obtuvo 21 hits en las listas de popularidad. El grosor de sus audiencias aumentó día con día y los mejores compositores del momento la buscaban para que interpretara sus canciones.

 

Sin embargo, la era de la música Disco apareció y las compañías ya no apoyaron los géneros de la James. En los años ochenta la cantante realizó numerosas giras por los clubes de jazz de los Estados Unidos con una banda de Chicago.

Posterior a ellas, un largo periodo de adicción a la heroína la mantuvo alejada de los escenarios y su nombre se sostuvo a base de antologías y de algún material de gospel.

 

En los años noventa Etta retornó aliviada y con una gran fuerza interpretativa. El comeback estuvo enmarcado por el disco Heart of a Woman al que le confirió un signo distinto, más enfático en cuanto a la identidad y más maduro dentro de su estilo.

 

El concepto que la animó cuando comenzó a pensar en el nuevo CD fue la posibilidad de hacer algo que no había hecho antes: dedicar un álbum a la mujer. Los temas que escogió fueron interpretados por las divas de la vieja escuela, quienes la inspiraron al inicio de su carrera y de algún modo le sirvieron de modelo: Dinah Washington, Sarah Vaughan, Carmen McRae y Billie Holiday.

«Etta James era directa, sensual, descarnada, procaz y ubicada en un lugar en el que pocos artistas tienen las agallas para existir», dijo Bonnie Raitt, mujer del blues, al conocer la muerte de la cantante en enero del 2012. Sabía lo que decía. Ese lugar era el corazón de la madrugada. El espacio donde aquella intérprete luchaba y sucumbía contra sus demonios, una y otra vez.

 

Una hora terrible para ella en diversas épocas, quizá desde que comenzó su éxito, cuando fue descubierta por Johnny Otis en los tempranos años cincuenta, o luego en el momento en que Leonard Chess le propuso grabar para su sello en los sesenta.

 

De cuando el desamor y sus malas relaciones con varios hombres (incluyendo al propio Chess) produjeron perlas definitivas y poderosas del rhythm and blues, cargadas de tal emoción: «I’d Rather Go Blind», «Trust in Me», «My Dearest Darling», “All I Could Do Was Cry». Canciones de lamento.

 

Sin embargo, «At Last», su balada cumbre, se significó en la antípoda del dolor. Era un tema venturoso (la canción fue escrita en 1941 por Mack Gordon y Harry Warren y se hizo popular desde que apareciera en la película Orchestra Wives).

 

 

 

El productor entendió el potencial de la cantante en este sentido e hizo que la acompañara una orquestación de cuerdas. Su versión, entre decenas de la misma, ha sido insuperable.

 

En sus horas de desvelo a Etta no le importaba tanto cómo hubiera sido su día, sino que por fin había terminado. Y casi al instante se preguntaba cómo soportaría el siguiente.

 

En el corazón de la madrugada esta cuestión, aunada a sus heridas abiertas y errores, se le imponía: ¿Por qué no zafarse de la angustia con un poco de polvo, una vez más?

 

Se pinchaba para no sentir ese dolor. El de enfrentar con desánimo un nuevo día. “La vida es un camino largo y viejo –cantaba su admirada Bessie Smith–, pero tiene que finalizar”. Era una canción amarga y reveladora para Etta. Sin embargo, algo todavía la impulsaba a encontrar lo perdido y a reparar la falta de amor. 

 

Creía que todas las peregrinaciones sentimentales de los hombres y las mujeres llevan a eso. Le parecía que a un ser humano sólo lo podía salvar otro ser humano.

 

Su voz, su canto, siempre lo sugirieron. Pero también estaba consciente de que eso no pasaba casi nunca.

 

Así estuvo décadas y décadas entrando y saliendo de tal certeza, entre los vapores del narcótico y los comebacks a la escena que le hacían todo más indescifrable. Hasta que la sangre finalmente se le enfermó bajo la piel de un cuerpo ya de por sí roto y sus ojos ya no pudieron ocultar el desorden de la mente. La agonía por fin terminó.

 

No obstante, “At Last”, su balada, quedará por siempre grabada en la memoria colectiva como la suntuosa joya que destaca en un mundo cruel y oscuro, como la nívea pluma que flota sobre el pantano de la adversidad, como la exposición más sincera de un deseo femenino.

 

A pesar de la aspereza que la caracterizaba, Etta habló de manera sensible de aquella pieza y de su interpretación de la misma: “A lo largo de mi carrera he creído que son las mujeres quienes compran mis discos, principalmente. Ellas han sido mis máximas seguidoras y en realidad quería dirigirme a ellas. Cada vez que canté la canción traté de expresar algunas cosas que reflejaran el corazón de la mujer. Por otro lado, siento que la única razón por la que un hombre compraría uno de mis álbumes sería por descubrir qué le gusta a una mujer, por consideración a ella». Ninguna mejor razón, Etta, ninguna mejor razón.

 

VIDEO: Etta James – At Last, YouTube (Etta James)

 

 

 

 

LOS OLVIDADOS: JOHN McLAUGHLIN

Por SERGIO MONSALVO C.

 

REMEMBER SHAKTI

 

Los mundos de la cultura del rock y de la música clásica hindú a veces se han cruzado, pero han caminado de manera paralela durante el último medio siglo. Son mundos con sus propias historias, leyendas, mitología y obras; con personajes que han vivido el éxito y la aclamación lo mismo que el tardío o nulo reconocimiento. Hablar de ambos resulta apasionante.

 

En los practicantes de ambos géneros el gusto por involucrarse con el otro les ha dejado una huella mucho más profunda que cualquier cosa que hayan hecho antes. Y seguramente es así, porque así deben ser los acercamientos: definitivos (en un momento dado) y siempre en incremento (la siguiente vez). Estas sensaciones vuelven en cada ocasión que se presenta la oportunidad de practicar los intercambios en la música.

 

La intención de fusionarlas es precisamente ésa: brindar otra oportunidad para que quien la practique se solace con su afición desde otro punto de vista, desde otra posibilidad, con los sentidos y la mente abierta, sin prejuicios ni convencionalismos y la plena conciencia de que ambos mundos –del rock y de la música clásica hindú– a veces se cruzan felizmente y, como en el caso de Shakti: se reúnen.

 

A través de su historia, en el conglomerado de prácticas sonoras que se hace llamar rock y que forman parte de ese enorme pastel cultural, existe una música que no encuentra acomodo más que en los intersticios entre géneros (jazz, world beat, electrónica, fusión, etcétera).

 

Es una música que no es muy afecta a la luminosidad de los reflectores ni a la masividad. Sin embargo, su influencia e incrustación dentro de la cultura del rock ha sido determinante y siempre enriquecedora.

 

Por lo general tal música ha echado mano de la mezcla, de la fusión, para expresarse. Algunos ejemplos de ello son las piezas de Shakti, que forman parte del andamiaje del género por sus aportaciones.

 

Ese sonido entre terrenal y proveniente de lo alto fue lo que llamó la atención del oído de los rockeros en los años sesenta. Ese sonido, penetrando por las trompas de Eustaquio y concentrándose en el cerebro del músico, fue también el momento de una síntesis y el paso al conocimiento de otro hemisferio de una generación que buscaba respuestas y proyecciones místicas de la existencia.

 

Escucharon el sonido del sitar y otros instrumentos indios y les picó la curiosidad. No era una guitarra, así que buscó mejor a alguien que los instruyera.

 

La comunidad artística rockera conoció entonces a Ravi Shankar, el virtuoso indio del sitar y con ello se adentraron en un camino que no sólo experimentaría ellos sino, a la postre, todo el Mundo Occidental.

 

Con el conocimiento del sitar vino también el de la Ley del Karma, el principio budista de la inevitabilidad, el de las ciudades indias como Cachemira, el de los festivales religiosos, la conversación con santones: en fin, el de otra cultura.

 

Por ese entonces la experimentación agregaba el elemento químico como instrumento del conocimiento interno. George realizaba de manera regular viajes con LSD y en ellos descubrió que el paisaje mental que la droga le producía era uno que ya había contemplado en la India, con sus seres y sonidos misteriosos.

 

A partir de entonces el Oriente ha ejercido una influencia más que significativa para el género, sobre la base de que el hombre oriental se identifica sobremanera con las fuerzas primarias. Para la imaginería del rock, el Oriente se erigió en una tierra de sensibilidades expansivas. Así que la principal influencia oriental sobre el rock provino de la India vía la Gran Bretaña con el rock progresivoy el jazz-rock.

 

A partir de entonces los rocanroleros recurrieron a la música y filosofía de la India como una ruta convincente hacia la unidad primitiva del universo. El rock ya no tuvo tiempo para el Islam o el confucionismo, por ejemplo. El indio vive un credo que borra la historia. Su hogar es el eterno y primitivo ahora, concepto del que el rock se ha nutrido desde un principio.

 

En la búsqueda de nuevos mundos el rock encontró uno en la pretensión védica de la filosofía india. El descubrimiento y la intensificación del enamoramiento con lo oriental, en ese sentido, se incrustó en el rock del siglo XX y comenzó claramente con la persona y carrera de John McLaughlin, entre otros.

 

 

Un músico que ha transitado precisamente por todos los intersticios entre géneros: The Mahavishnu Orchestra, el trío con Paco de Lucía y Al Di Meola, o los diversos proyectos como solista.

 

Un ejemplo. Es posible adoptar diversos puntos de vista con respecto al CD doble Remember Shakti  que McLauhglin lanzó en 1999 y que fue grabado en vivo durante la gira del grupo homónimo por la Gran Bretaña que el oriundo de Yorkshire realizó con varios músicos hindús clásicos: Zakir Hussain (tabla), T.H. «Vikku» Vinayakram (ghatam), Hariprasad Chaurasia (bansuri) y Uma Metha (tampura).

 

El álbum tiene diversos matices, puesto que esta música, vestigio de los años sesenta y setenta del guitarrista, puede muy bien ser un ejercicio retro emparentado con los proyectos de Ravi Shankar con Bud Shank; del jazz-rock hindú de Miles Davis o con la meditación espiritual de John Coltrane.

 

Para McLaughlin esta música parece un trip orgánico al pasado. El misterioso Oriente ha ejercido una influencia más significativa sobre el jazz. El hombre oriental supuestamente se identifica con las fuerzas primarias, en tanto que el occidental sólo alimenta sus «visiones» cerebrales.

 

Según el jazz, el Oriente es una tierra de sensibilidades expansivas, el yin frente al yang de la ciencia occidental. Los jazzistas occidentales en ocasiones han vuelto las miradas hacia allá, pero la principal influencia oriental sobre él proviene de la India vía Gran Bretaña.

 

John McLaughlin empezó tocando la guitarra con Jack Bruce y Ginger Baker, fue desarrollándose hacia el jazz‑rock y el misticismo oriental y formó la Mahavishnu Orchestra, nombrada así por la encarnación más feliz de la trinidad panteísta hindú y organizada bajo la influencia del swami Sri Chinmoy.

 

Los títulos de sus álbumes con la Mahavishnu narran la historia mística: Visions of the Emerald Beyond, Inner Worlds, Between Nothingness and Eternity. A éstos le siguieron, durante su carrera como solista: Shakti with John McLaughlin (de 1975) y Natural Elements (de 1977).

 

Después de los ingredientes del blues negro y el folk europeo, el misticismo indio es el que sigue en importancia en la mezcla particular de primitivismo romántico creada por el jazz. La razón por la cual triunfaron los gurús, en la arena del fracaso de otros chamanes, ilumina las predilecciones que impulsan al género.

 

La duración de algunas piezas en Remember Shakti («Mukti» de más de una hora, «Chandrakauns» de un poco más de media hora y en la que no toca John) también contribuye a evocar todo ello. También es posible otra apreciación al hacer constar la magnífica ejecución de un idioma musical que no se ciñe rígidamente a la tradición hindú, lo cual permite el acercamiento occidental. En ello interviene en gran medida el hecho de que tres de las cinco composiciones sean de McLaughlin (las piezas más cortas).

 

La guitarra se entreteje de manera espléndida con la tabla y el tambor bajo ghotam, mientras que los sonidos de la tampura, parecidos al arpa, se mezclan con una guitarra que casi podría calificarse de romántica. Resulta particularmente hermosa también la oscilación constante entre jazz y música tradicional hindú, y el cálido acento que aporta la flauta bansuri.

 

En el tema «Mukti», de 63 minutos, se comienza con un solo de flauta al que tras diez minutos de introducción se agrega la guitarra y después las percusiones, aumentando la velocidad después de media hora con el mismo tema repetido hasta desembocar en un pandemónium de tabla y ghatam. Un auténtico viaje trance para darle un adiós definitivo al siglo XX.

 

VIDEO: John McLaughlin – Remember Shakti – Lotus Feat., YouTube (Bito Arreguinio)