LOS EVANGELISTAS: LA VOCACIÓN VANGUARDISTA

Por SERGIO MONSALVO C.

 

 

El rock trascendió desde hace muchas décadas el ritmo limítrofe original del 4×4 para convertirse en una enorme cultura general en sí (desde mediados del siglo XX). Ya no puede ser definido únicamente como un estilo musical sino como una forma de vida que lo engloba todo. La música en él no determina la cultura sino es la cultura la que determina la música.

 

Escoger entre la amplia gama que representa esta última depende del grado de culturización que tenga cada individuo y el entorno con el que se relacione. Así que las categorías van desde lo más vulgar hasta lo más sofisticado. El primero es unidimensional, tradicionalista y conservador (representa a grupos que tocarán siempre lo mismo y público que siempre querrá oír lo mismo).

 

En el otro extremo estará el avant-garde, aquél que sabe que el rock es como un gran pastel en el que la música sólo es una de sus rebanadas y el resto conformará el todo relacionado con ella: literatura, cine, pintura, teatro, arquitectura, danza, performance, escultura, al igual que las ciencias humanas y exactas.

 

La interpretación que cada artista haga de él dependerá de su grado de educación, conocimientos, mística, capacidad analítica y aplicación de ello en la experimentación interdisciplinaria. En este rubro está inscrito el grupo These New Puritans, cuyo concepto estético brinda diversas, ricas y placenteras formas de escucha y acercamiento.

 

En lo musical este grupo británico ha optado por mantener la vocación vanguardista, ambiental y contemporánea, al echar mano de una amplia paleta de estilos de entre los cerca de doscientos derivados del rock que se producen actualmente: art, indie, barroco, post, dark wave y experimental, mayormente, compactados en un conglomerado único.

 

Hace tiempo que la guitarra eléctrica ha dejado de ser el instrumento dominante, la expresión central de la cultura rockera. Su sonido del momento son las producciones surgidas del techno, el hip hop o el indie.

 

En este grupo, surgido en el área de Southend en el 2006 y hoy afincado en Londres, no hay asomo de guitarras, pero sí de hip hop y elementos del techno en sus inicios con el disco Beat Pyramid (2008), donde las influencias de Wu-Tang Clan, de Aphex Twin y hasta del dance electrónico de The Fall eran palpables, pero también la construcción de un sólido eje musical entre el alt rock y el synth alemán. Iniciaron, pues, su andanza con el pos-punk y en su desarrollo posterior lo han desechado en beneficio del conglomerado de estilos ya mencionado.

 

Todo parecía indicar que el grupo se dirigiría hacia los terrenos de una relativa comercialidad, pero en Hidden, el segundo volumen (2010), dieron un radical viraje y sus composiciones se sofisticaron, adquirieron tonos atmosféricos, más minimalistas y se llenaron de un peculiar exotismo orquestal. Latía en él una vocación rítmica que encarnaban las dobles percusiones (en las magníficas piezas “Attack music”, “Drum courts” yWe want war”) con el aderezo adicional de una melodía moruna, casi como de trance imperturbable.

 

Resultó un disco pleno de sorpresas musicales, un arriesgado intento por acercarse al avant-garde pero con una voluntad fresca y novedosa, con constantes cambios armónicos, rupturas rítmicas y un gran énfasis en la sutileza melódica, con el uso de los coros mixtos y las percusiones.

 

Migraron con este álbum hacia un lugar inexplorado, lo que les valió la admiración del director de orquesta André de Ridder, quien puso a su disposición a la Britten Sinfonia, una formación británica de vientos y cuerdas, con la que interpretaron el disco en el auditorio Barbican londinense, en un par de noches extraordinarias.

 

No está mal para las composiciones de un músico que entonces tenía 22 años y que aprendió composición por cuenta propia porque le gusta controlarlo todo. Es el autodidacta Jack Barnett (compositor, vocalista, multiinstrumentista y productor), el cual sin haber tomado una sola lección de música en su vida aprendió a escribir partituras para violines o tubas, porque quería que lo que hubiera en su cabeza se pudiera comunicar a otros músicos.

 

Aquel segundo disco, y aquellos conciertos, los consagraron como un grupo importante. El único capaz de buscar los caminos que conectan la energía del rock y la sutileza electrónica, entendida como un marco, con el jazz y la música contemporánea.

 

VIDEO SUGERIDO: These New Puritans – Field of Reeds, YouTube (Sesto Tesla Empirico)

 

La otra parte del núcleo de These New Puritans es Goeorge, el hermano mellizo de Jack (no gemelo). George es el baterista y percusionista (loops), y nunca pensó en ser músico (Jack quería ser pintor o escritor). Se veía más en el mundo del diseño. Trabajó de modelo y fue durante un tiempo asistente del francés Hedi Slimane en la compañía Dior.

 

Después de Beat Pyramid, Jack estuvo un año trabajando solo en ese segundo disco. George, a su vez, entraba y salía del grupo y financiaba con lo que ganaba en el lucrativo mundo de la moda los experimentos en el estudio de su hermano, aunque éste durante aquel año compuso una canción bajo pedido, “Navigate, Navigate”, para el diseñador francés, pieza que fue usada en un desfile de modas en París.

 

 

George se unió finalmente al grupo cuando Slimane abandonó la casa de modas. Se convirtieron en un cuarteto junto a Tom Heim, (bajo, teclados, batería y samplers), y la misteriosa tecladista Sophie Sleigh Johnson (teclados y sampler). Cabe aclarar que a ellos se agregan cantidad de artistas invitados: solistas, coros. ensambles u orquestas.

 

A partir de ahí fue casi imposible comparar a la agrupación con cualquier otra banda. Esa singularidad que se hizo manifiesta en su segundo trabajo, se agudizó con el tercero, Field of Reeds (2013), donde han ido más allá en sus ambiciones con un sonido más etéreo pero fastuoso.

 

Es rock experimental y art-rock de partitura, con una pequeña sección de metales que añade barroquismo, finos  atisbos electrónicos, compases quebrados y voces de perplejidad onírica. El punto central del disco es el tema Organ Eternal, de un minimalismo joven, oscuro y, sobre todo, magnífico.

 

Tiene una gran presencia instrumental y un ambiente muy trabajado, algunos de los pasajes bien podrían formar parte de un notable soundtrack, con su crepuscular sax (en“Nothing Else”) o con esa mezcla de voces sintéticas y naturales en “Field Of Reeds”, que da nombre al disco, con su marcado carácter dark wave.

 

En este álbum hubo un cambio en la formación  en el grupo, probablemente más sustancial de lo que aparenta. La tecladista Sophie Sleigh-Johnson se ha ido “diluyendo” en una “especie de proceso gradual e imperceptible (como un agente dormido que “quizá vuelva algún día”).

 

La retirada viene acompañada con la inserción de la cantante portuguesa de jazz y fado Elisa Rodrigues, una brillante incorporación, por la perfecta retroalimentación entre las composiciones y la intérprete. Suyo es el protagonismo en la pieza “Dream”, por ejemplo.

 

En lo lírico, en su deambular estético, hay en These New Puritans una actitud lúdica sustentada en ideas filosóficas: con la disciplina de la mente y el corazón (que ha impuesto Jack con su trabajo), han hecho de su música un credo laico (de ahí el socarrón nombre del grupo), que puede reportar al escucha un mundo de pensamiento y la sabiduría de la distancia a la hora de reflexionarlo.

 

Hay en sus letras una sugestión de irónico escepticismo (político, religioso, social) de todo aquello que encorseta la libertad de pensamiento, y que usa como respaldo la presencia de la razón en la vida humana. Esa que aprende a identificar los retos de la barbarie (purista, reaccionaria, fanática) que laten por ahí. Porque como escribiera el filósofo George Santayana. “La cultura requiere del liberalismo como su fundamento y el liberalismo requiere de la cultura como su culminación”.

 

Una cultura que, con dicha banda, ha anexado el ensamble vocal y la instrumentación de la más variada índole (clarinete y clarinete bajo, flugelhorn, trompeta, corno francés, trombones bajo y tenor, tuba, viola, doble bajo, vibráfono, piano eléctrico, violines y cellos, entre otros), los adelantos musicales de diversas épocas (que incluyen los siglos XVII, XX y XXI), las relaciones con el gozoso epicureísmo, el simbolismo poético, la dimensión filosófica (eternidad, materialismo, rechazo al teísmo) y los juegos con el lenguaje.

 

Porque These New Puritans se extiende a esto también. Ha incorporado al cuerpo de su obra el Alfabeto Fonético Internacional: un sistema de notación fonética que fue creado por lingüistas (con el francés Paul Passy al frente). El  propósito de este sistema es otorgar en forma regularizada, precisa y única la representación de los sonidos de cualquier lenguaje oral.

 

Dicho alfabeto fue creado para representar solo aquellas cualidades del habla que son relevantes para el idioma en sí (como la posición de la lengua, modo de articulación, y la separación y acentuación de palabras y sílabas).

 

These New Puritans ha hecho traducir algunos de sus sonidos a estas notaciones. Ejemplos de ello están en su tercer disco, en piezas como “Fragment Two”, “Spiral”, “Field of Reeds”, “V (Island Songs)”, “The Light in Your Name” y “Nothing Else”.

 

Por todo ello el art-rock (experimental, indie, etcétera) de este grupo se inscribe dentro una cultura rockera hipermoderna y en plena expansión hacia el futuro.

 

VIDEO SUGERIDO: These New Puritans –Fragment Two (Official Video), YouTube (The Creators Project)

 

 

 

 

PRIMERA Y REVERSA: EVERYDAY (CINEMATIC ORCHESTRA)

Por SERGIO MONSALVO C.

 

 

Desde sus primeros escarceos (Motion, 1999) quedó claro que Jason Swinscoe y su Cinematic Orchestra no era un proyecto más que tomaba al jazz como fundamento para los sonidos contemporáneos.

 

Más bien trataba de desarrollar el jazz apoyándose en la tecnología, por un lado, y en un conjunto entregado a la improvisación, por otro.

 

Antes de las sesiones de grabación para Everyday (Ninja Tune, 2004), por ejemplo, Jason y el bajista P. J. France compusieron una estructura de canción con verso y coro, y luego la banda improvisó en torno a ello, con Luke Flowers en la batería, John Ellis en el teclado, Patrick Carpenter (DJ Food) en las tornamesas y Tom Chant en el saxofón. El álbum resultó en un todo híbrido, reflexivo y espontáneo.

 

VIDEO: The Cinematic Orchestra – Everyday, YouTube (logansaan)

 

 

 

 

BABEL XXI-757

Por SERGIO MONSALVO C.

 

THE ROLLING STONES

(LOS MEJORES DISCOS-X)

 

 

 

 

 

 

Programa Radiofónico de Sergio Monsalvo C.

 

https://e-radio.edu.mx/Babel-XXI/757-The-Rolling-Stones-Los-mejores-discos-X

 

 

 

 

HITOS: THE VELVET UNDERGROUND (X)

Por SERGIO MONSALVO C.

 

 

EL FANTASMA Y SU CADENA

 

El día de la inauguración de la exposición sobre Andy Warhol en París, cerca de la entrada al castillo, en cinco casas blancas, estaba expuesta la obra del pintor. Del otro lado del parque, en un búnker recuerdo de la Primera Guerra Mundial, se encontraba la retrospectiva más importante que se había hecho al Velvet Underground, incluyendo las raras filmaciones sobre ellos.

 

El Nueva York de los años sesenta fue recreado en la habitación central. Los clubes Delmonico, Max’s Kansas City y Chelsea estaban ahí, con los carteles, boletos, discos, recortes de prensa, libros y vestuario. En el cuarto contiguo resucitó la Factory, con las paredes cubiertas de plateado y objetos de culto diverso.

 

Afuera, en el parque del castillo, había un escenario pequeño con un fondo de pinos y la pálida luz del sol. Tras la apertura a cargo de Pulnoc, Reed y Cale interpretaron «Style It Takes», «I Believe» y «Hello It’s Me», en un homenaje personal y conmovedor. Luego, ante el pasmo de los asistentes, alguien subió al estrado dio un aviso: el Velvet Underground tocaría algo para Andy.

 

Reed apareció de nuevo con su guitarra y su chamarra negra de cuero; Cale, con la viola y un saco cruzado; Morrison, de mezclilla y el bajo; y Maureen Tucker (madre ya de tres hijos), con una camisa morada y lentes oscuros, en la batería: ¡el Velvet Underground original, 22 años después! 

 

Abajo, entre la concurrencia, los productos de la Factory: Billy Name y Ultraviolet. Asimismo, Ari, el hijo de Nico (fallecida recientemente después de un accidente en Ibiza, España) en su representación. El milagro se produjo y duró ocho minutos con una interpretación fulgurante de «Heroin», pieza cargada de emoción intensa, mágica y llena de impresiones. Ocho minutos de éxtasis que causaron la euforia del público reunido y que también se negó a oír la despedida igualmente intempestiva: «Gracias, Andy», dijo Reed y bajó del escenario con los otros integrantes. La multitud quedó perpleja y alucinada.

 

 

Aquella misma noche, a instancias de Sylvia (la entonces mujer de Lou), Pulnoc se presentó en el club Gibus de París. Reed, Cale, Morrison y Tucker fueron a escucharlos. Luego tanto Cale como Reed juraron que nunca habría otra reunión del Velvet Underground.

 

El comeback del Velvet Underground fue, según Lour Reed, “el resultado de diversas jugadas de ajedrez”. Songs for Drella despejó el camino, pues demostró que Cale y él podían colaborar, si bien los viejos conflictos seguían presentes. Reed quería controlarlo todo y a todos (Cale: “no le interesa un comino la opinión de otras personas”), pero el tiempo, sin embargo, había demostrado la eficacia de sus métodos. (Debido a su éxito como solista el grupo le hacía menos falta que a los demás).

 

Moe Tucker participó en las presentaciones en vivo del ciclo de Drella y también hizo su aparición en el álbum New York de Lou Reed. Es probable también que sus cualidades diplomáticas hayan desempeñado un importante papel en la tarea de resolver los conflictos abiertos entre Cale y Reed.

 

Ella, quien encarnaba más que cualquiera de sus compañeros el auténtico espíritu del rock de garage, ya había salido de gira en muchas ocasiones, con un repertorio compuesto en parte por los clásicos del Velvet y en parte con sus propios temas llenos de humor acerca de las frustraciones de una madre que trabaja. Había sacado una serie de álbumes simpáticos con títulos como Oh No, They’re Recording This Show.

 

Desde 1991 Sterling Morrison había entrado a formar parte del grupo con el que salía de gira, y en 1992 Cale y Reed también participaron, cada uno por su lado, en las grabaciones de I Spent a Week There the Other Night. E incluso en una pieza del mismo, “I’m Not”, de hecho, los cuatro Velvets (más dos tercios de los Violent Femmes) tocaron juntos. De esta forma se pusieron los cimientos para “continuar” la historia del Velvet Underground.

 

VIDEO: Heroin – The Velvet Underground (Live At Olympia, Paris…), YouTue (Cam Forrester)

 

 

 

 

RAMAJE DEL ROCK: ROCK DE GARAGE (X)

Por SERGIO MONSALVO C.

 

 

La pieza “You Really Got Me” de los Kinks brindó también alimento al big beat británico: los tempranos Who se beneficiaron del invento de Dave Davies en la amplificación y distorsión, por ejemplo; de su estilo, producción y grabación. Shel Talmy, productor de los Kinks, les editó su primer sencillo en 1964.

 

Con su irresistible energía, conciencia arcaica de lo que es la juventud (con sus confusiones mentales, sexuales, etcétera) y una variedad ilimitada de estilos se escribió la historia de este cuarteto londinense, que se convertiría en epítome del rock de garage, del mod, del hard, la New Wave, el punk y el brit pop.

 

Los exaltados espectáculos en vivo de los Who (durante su primera década fue considerada la banda más ruidosa del mundo con los 130 decibeles de sus presentaciones), con rotura de instrumentos, movimiento de brazos en “remolino” al tocar la guitarra, además de una imagen acorde con la moda, tendencias desafiantes (temáticas sensibles e inteligentes) y las excentricidades de sus integrantes, conjugados con el poder de observación del guitarrista Pete Townshend, así como su extraordinario talento para escribir canciones, hicieron del grupo una referencia vital.

 

Los agudos análisis de Townshend, el genio narigón, figuran entre las declaraciones más importantes de los últimos 40 años del rock, al lado de Lennon/McCartney y Jagger/Richards. Ya sea que Townshend hablara de los mods, los hippies o toda la sociedad, su estilo autocrítico y caricaturesco también daba rienda suelta a sus propias frustraciones, fantasías y experiencias.

 

La fuerza que empujó, después de Townshend, a los Who siempre fue Keith Moon (el icono del baterista de rock por excelencia y fan absoluto del surf rock californiano) que aparte de brillante instrumentista puede considerársele el mayor generador de comportamientos acordes al status rockero (inició los tópicos del mismo): de las poderosas y enloquecidas actuaciones en el escenario hasta la destrucción material y personal, que lo inscribieron en la historia del género.

 

 

Pero sin el grupo en conjunto como portavoz el futuro inventor de las óperas rock posiblemente no hubiera llegado tan lejos. El cantante Roger Daltrey, el bajista John Entwistle y el mencionado baterista, la formación clásica de su época sesentera, poseían cualidades catalizadoras para el talentoso compositor. De la primera sesión en junio de 1964, cuando se llamaban High Numbers, hasta la grabación de Tommy, abarca el círculo con influencia en el garage de uno de los más legendarios grupos ingleses.

 

The Who se transformaron de esforzada banda mod en el grupo de rock de estadio que literalmente atropelló a Estados Unidos en sus giras, a partir de la ola inglesa. Fueron símbolo de una generación de jóvenes que se carburaban con anfetaminas y ginebra hasta el desmayo. Son más que historia y su legado sigue siendo actual

 

The Who han sido retomados por el glam, el hard, punk, new wave, brit pop y el garage en sus sucesivas oleadas y subgéneros.

 

VIDEO: Who – Summertime Blues (live, 1969), YouTube (AgatheA815007)

 

 

 

 

LONTANANZA: SIDDHARTHA

Por SERGIO MONSALVO C.

 

 

Erase una vez un individuo de nombre Harry Haller…Caminaba en dos pies, iba vestido y era un hombre, pero en el fondo era, en verdad, un lobo estepario”. Esta es la historia, dentro de otra historia, que cuenta Hermann Hesse en una inolvidable novela. El lobo estepario se inscribe dentro del empeño por iluminar las zonas oscuras de la condición humana a fin de poner al descubierto su carga trágica y su incierto destino. Ser solitario y estar incomunicado, ser extraño y estar extrañado.

 

Harry Haller, el protagonista de este volumen, se ha convertido en un arquetipo literario en el que se reconocen quienes padecen los devastadores efectos deshumanizadores de una sociedad nada solidaria y atomizada.

 

El Lobo Estepario Mostró la dualidad natural de la existencia humana en toda su magnitud y es un lúcido análisis sobre la locura de una época en la que muere lo viejo sin que haya nacido algo nuevo.

 

Este artista, poeta y pintor germano nacido en Calw (en la Selva Negra), el 2 de julio de 1877. Tras crecer en el seno de una familia ultrarreligiosa (con padre y abuelo misioneros); vivir la experiencia de la expulsión escolar, la de un mentor exorcista, el desengaño amoroso, intentos de suicidio, un hospital psiquiátrico, la huida, el trabajo como relojero, aprendiz de librero, periodista, viajes a la India y ser catalogado como traidor en la Alemania de la Primera Guerra Mundial, por haberse manifestado pacifista y crítico con a los sangrientos procederes bélicos de su país, se convirtió en escritor.

 

Se fue a vivir entonces a Suiza, a Berna y finalmente a Montagnola, en 1919. En dicho lugar inició su periodo creativo más rico. Por entonces, se interesó también por el psicoanálisis, en especial por los estudios de Jung (quien incluía el esoterismo entre sus postulados). Este conocimiento influyó en la escritura de sus trabajos más importantes: Demian, Siddhartha, Bajo la rueda, Narciso y Goldmundo y, sobre todo, en El lobo estepario.

 

En esta última obra, la doble naturaleza del protagonista (el artista Harry Haller) humana y licantrópica— lo lleva a un laberinto de experiencias oníricas y viajes alucinógenos; a reflexionar sobre la muerte y el suicidio y sobre gran cantidad de preguntas existenciales. La obra simboliza así la escisión entre la individualidad rebelde y los convencionalismos sociales.

 

Quisiera vencer dentro de mí al lobo y vivir enteramente como hombre, o, por el contrario, renunciar al hombre y vivir, al menos, como lobo, una vida uniforme, sin desgarramientos”.

 

 

Harry Haller tiene, pues, el ser dividido. Y ambas mitades se rechazan entre sí. He aquí el conflicto del mismo. Quien atraviesa a lo largo del texto por varias transformaciones: como ente errante, en eterna búsqueda, transitando del humor surrealista (en un teatro “Sólo para locos”, por clases de baile y otras peripecias), hasta el dramatismo de la pugna interior, tan telúrica como onírica en las evidentes evoluciones del protagonista.

 

El Lobo Estepario es una obra que nunca ha perdido ni su frescura ni su fuerza. Representa un maremágnum de emociones, reforzado sin duda por su condición de libro autobiográfico. A través de su alter-ego, Harry Haller (con las mismas iniciales que el autor), Hesse construye a un ser huraño y víctima de la sociedad en la que vive.

 

Fue dos años después de su muerte que Hesse (fallecido en Montagnola, su patria adoptiva, en 1962) alcanzó la divulgación global de su obra. Ésta se inició durante la guerra de Vietnam, al convertirse (el autor y sus libros) en un símbolo de identificación para el movimiento juvenil que se rebeló contra esa guerra, tanto en los Estados Unidos como en diversas geografías.

 

El acicate de Hesse para vivir con autodeterminación (contracultural) y en forma opuesta (contestataria) a la sumisión hacia la autoridad, así como las soluciones ideológicas de corte universal, explican su fuerza de atracción sobre las nuevas generaciones. A la creciente desorientación él contrapuso una imagen global en la que se mezclan tradición y modernidad, ética y estética de un modo por demás futurista.

 

Su influencia dentro de la cultura contemporánea es amplia y mantiene su estatus icónico. Sus títulos han fungido de faro para iluminar adolescencias y juventudes, caminos y objetivos estéticos, así como de estandartes para outsiders y espíritus marginales.

 

La cultura del rock ha sido un magnífico receptáculo para sus imágenes, palabras, ideas y experiencias. Y ello comenzó efectivamente durante los años sesenta y no ha parado desde entonces. El hippismo, la contracultura, la inducción a la psicodelia, el acercamiento a la filosofía oriental, el prurito de la libertad, el aquí y el ahora (vivir el momento), su espíritu contestatario y posicionamiento pacifista.

 

Todo ello fue adoptado por la juventud y sucesivas generaciones se han involucrado con sus textos de búsqueda de la identidad y de la experiencia mística. Existen varios ejemplos de su influencia: Siddharta, como muestra, es el nombre también de una banda eslovena de hard rock, formada en el año 1995, bajo las directrices de Hesse contextualizadas en la atmósfera balcánica.

 

 Siddhartha (el grupo), sabe, escribe, canta y aúlla que ninguno de nosotros vive de otra cosa que no sea de nuestros pobres, hermosos, retorcidos o magníficos sentimientos, por divididos que estén, en la mejor tradición Hesse.

 

VIDEO: Siddhartha – My Dice, YouTube (Siddhartha Official)

 

 

 

ON THE ROAD: ZOO TV

Por SERGIO MONSALVO C.

 

 

AQUELLA MODERNIDAD

 

La noche del 21 de noviembre de 1992 arrancó con un preludio intenso y culminó en el éxtasis de la admiración. Lo que bien comienza bien acaba, dice la conseja, y en el Palacio de los Deportes, de la Ciudad de México, el bien hizo gala de puntualidad, inglesa en este caso, con el grupo Big Audio Dynamite II. 

 

En 1984 el ex guitarrista de Clash, Mick Jones, dio vida a este grupo que se ajustaba a su lenguaje musical: rock positivo, alentador y bailable, reflejo del ambiente multicultural londinense.

 

Desde su primer álbum (This Is Big Audio Dynamite, de1985) había ofrecido una mezcla impresionante de estilos: rock, rhythm and blues, reggae y rap, y una inevitable intención política en sus letras. 

 

Luego de cuatro discos terminó su primera etapa (con Don Letts, Dan Donovan, Leo Williams y Gregg Roberts) y en 1989 resurgió con el II anexado a su nombre y con Gary Stundge (bajo), Chris Kavanagh (batería), Nick Hawkins (guitarra) y Custance como DJ, y un par más de discos.  B.A.D. II es el ejemplo claro de lo que debe y significa ser un grupo abridor.

 

Mientras el buen sabor de boca dejado por este grupo se asienta y transcurren los cambios en el podio, sale a entretener al público un DJ profesional que enredado en sus propias siglas y nomenclaturas, capas y ambientaciones (¿D.T., B.P., E.T.?) desde el auto Trabant llamado «Liberace» reparte gladiolas y piezas que los escuchas corean una que otra vez.

 

Sin embargo, el ansia de los mismos disfruta más en su desesperación por el tiempo que avanza lento que de su intento por mantener la buena vibra.  Por fin se despide.

 

A las 21:30 en punto la iluminación mengua y aparece Bono forrado de cuero ante el grito liberador de la multitud. Grito único y en comunión que no declina ni lo hará nunca, pues ya se instaló para siempre en la memoria. A partir de ahí la noche adquirió fácil y placenteramente su trascendencia.

 

Aprendido el legado de sus simbolistas, el grupo en pleno transita por sus primeros sueños para entregarse poco a poco a los problemas y mitos de su tiempo (nuestro tiempo).

 

Lo hace con los pintorescos y sentimentales tanto como los colectivos e individuales interpretados, como el auténtico arte, a diversos niveles cuyas lecturas requerirán exploraciones paralelas a las de sus conceptos musicales y metáforas cosmogónicas.

 

Digo exploraciones, ya que en pocos momentos sus juegos de imágenes pueden considerarse un mero sistema poético que gira alrededor de la estrella fija del acto creador.

 

 

“Abre tus grandes pétalos y cuéntame de tus lenguas de rubí y lodo coronadas”, escribió Yeats, el poeta irlandés azote de la diaria controversia. Y como tal surge Bono furtivamente en el escenario.

 

Solo, arropado en piel, como potro de la inspiración que contiene el espejo de su espíritu tras ultramodernos Ray-Ban y sin acompañamiento inaugura el concierto ciento uno de la gira Zoo TV, casi ahogado por el frenético júbilo del repleto foro.

 

Lo hace con una melodía folklórica irlandesa, para luego dejar atrás todo arraigo en la tierra con «Zoo Station» y el apoyo de The Edge, Adam Clayton y Larry Mullen.

 

Grandes pétalos y lenguas desencadenadas cuentan la historia de la humanidad, la de la cultura occidental, del rock and roll, del encuentro de los sistemas políticos, de la comunicación elemental y tecnológica, en una revisión práctica de sustentos ideológicos y filosóficos; de iconos como Jim Morrison y Elvis Presley, Luther King, Lou Reed y Bob Marley.

 

Pero igualmente de la comunicación social por satélite, teléfono, micrófono inalámbrico, y en medio de todo ello la televisión que como un dios distribuye a diestra y siniestra conceptos y slogans, falsos y verdaderos.

 

Lo hace para que cada quien los discierna sin maniqueísmos, en un flujo y reflujo delirante que se extiende a través de la música, por el cuerpo y la mente, hasta que la imaginación, la vista y el oído se satisfagan en el raciocinio o las sensaciones –según cada cual– y encuentren el placer.

 

Todo eso y más es U2 en el escenario. Ataca con las armas pesadas del talento y el análisis en medio de coches –Trabants o «Trabbis»– suspendidos sobre ellos, un universo de luces y efectos, torres de monitores televisivos, una pantalla gigantesca, infinidad de televisores, algunos de ellos alimentados “en vivo” desde una antena parabólica.

 

Es un espectáculo multimedia superlativo en el que el grupo ha incursionado con paso firme y lleno de alternativas. 

 

Zoo TV es un crisol de la información y ésta es la divisa mundial en el preludio de los años noventa, en su guiño de futuro. U2 juega con ella a su modo y con las contradicciones que esto provoca.

 

Contradicciones rodeadas del embelesador soundtrack de sus canciones ‑‑en revisión y complemento perfectos de «Sunday Bloody Sunday» a «One», del tributo a Lou Reed con «Satellite of Love» al lánguido final de la presleyana «Can’t Help Falling in Love»–.  U2, pues, profetas concretos de moderna inmediatez en el inicio de la última década del siglo XX.

 

VIDEO: U2 –ZOO TV – PART 1 – ZOO STATION, YouTube (MoniekDH)

 

 

 

 

DOCE CONEXIONES: FATHERS AND SONS (MUDDY WATERS)

Por SERGIO MONSALVO C.

 

 

En los años treinta del siglo XX Muddy Waters comenzó a tocar en fiestas campiranas, muy influenciado por el sonido de Son House. Al principio de la década de los cuarenta emigró del Delta del Mississippi hacia Chicago y poco después se le pudo ver acompañando nada menos que a Sonny Boy Williamson. Lentamente fue haciéndose un hueco en una escena local muy competida.

 

En 1944, fue uno de los primeros músicos en pasar del instrumento acústico a la guitarra eléctrica. Seguía tocando blues tradicional del Delta del Mississippi (de hecho nunca dejó de hacerlo), pero consiguió un sonido más compacto, potente y señero. Su nombre se convirtió entonces en sinónimo de evolución y en gran ejemplo musical.

 

Aparte de sus innegables, enormes y excepcionales cualidades como compositor, cantante y guitarrista, Waters se caracterizó además por su talento como líder de banda, cualidades que lo elevaron a la categoría de maestro y muy buen vendedor de discos, tanto de rhythm and blues como de blues, hasta la llegada del rock and roll que eclipsó su figura por un tiempo.

 

 

La de los sesenta fue una década en la que se dio el renacimiento, resurgimiento o redescubrimiento del blues, o como se quiera designar. Para la música y para su público fue una década de expansión y exploración, un fenómeno de múltiples dimensiones y direcciones.

 

El viaje que realizó Muddy Waters a Europa en 1958 fue un eslabón crucial en la cadena de acontecimientos que se produjeron durante aquella época y que cambiaron la visión del mundo respecto al blues y la visión de los bluesmen respecto al mundo.

 

En los sesenta la cultura del rock alternativo se encaminó hacia grupos como  Electric Flag, Big Brother and the Holding Company, Canned Heat, Blues Project, etcétera, como indicio de que la música de raíces se reciclaba de nuevo.

 

 

La compañía Chess Records luchaba entonces para que los temas de Muddy Waters retornaran a las listas de rhythm and blues pero, al mismo tiempo, etiquetó sus álbumes como música folk (que cobró fuerza por entonces), antes de seguir el camino del fenómeno del rock underground y grabar álbumes de «supersesiones», para volver luego a presentarlo como «padrino del rock».

 

En 1969 corrían tiempos mágicos para el rock. En gran parte esto podía atribuirse al descubrimiento del lenguaje bluesero por el público joven blanco. Los patriarcas del blues de Chicago, como Muddy Waters, readquirieron entonces merecido renombre como faros del género, mientras que una generación de discípulos más jóvenes como Mike Bloomfield y Paul Butterfield se iban forjado carreras respetables por derecho propio.

 

El concepto del proyecto Fathers and Sons fue sencillo y nació durante las charlas nocturnas entre el profesor Norman Dayron de la Universidad de Chicago y Marshall Chess, hijo de Leonard, uno de los creadores del sello Chess Records, que pasaba mucho tiempo en el estudio en la época en que Muddy hizo sus grabaciones. Dayron sería el productor y juntos tratarían de organizar muchos casamientos discográficos entre leyendas del blues y estrellas más jóvenes del rock, empapadas en él.

 

VIDEO: LIVE FATHERS AND SONS (I) Muddy Waters/Otis Spann/ Paul Butt…, YouTube (rafanusan)

 

La propuesta era promover reuniones magistrales no constreñidas por la mentalidad de los «sencillos» ni por la tecnología relativamente simple que caracterizó las grabaciones señeras de Chess en los cincuenta. La idea era que un disco en vivo pudiera complementarse, en el caso ideal, con un álbum de estudio bien hecho. Y tal vez la presencia de las estrellas del rock sirviera para vender unos cuantos discos más en el pujante mercado blanco para el blues.

 

El proyecto de este álbum doble fue impulsado cuando la Asociación de Phoenix organizó el Cosmic Joy Scout Jamboree, un acontecimiento que juntó a Muddy Waters y a su pianista y medio hermano Otis Spann con los jóvenes Paul Butterfield, Mike Bloomfield, Donald «Duck» Dunn, Sam Lay, Buddy Miles y Phil Upchurch, entre otros, para un inolvidable encuentro en el opulento Teatro Auditorium de Chicago.

 

Esta venerable sala de acústica perfecta acababa de ser renovada por las autoridades y estaba reservada para los mejores conciertos, desde Sir Georg Solti hasta que llegó Muddy Waters a ampliar las cosas.

 

 

Este último ocupó el primer plano tanto en el concierto como en el estudio. Lo acompañarían en la aventura el ya mencionado Otis Spann, decano del piano bluesero de Chicago, cuya posterior carrera como solista hubiera florecido de no ser por su muerte prematura al año de esta sesión.

 

Asistiría también el guitarrista Mike Bloomfield, quien recientemente había abandonado a la Butterfield Blues Band para desarrollarse dentro de la banda Electric Flag. La Blues Band, del extraordinario intérprete de la armónica Paul Butterfield, había conocido mejores épocas, pero en esos momentos la mayoría de sus músicos principales (Bloomfield, Elvin Bishop, Buzzy Feiten, Sam Lay e incluso David Sanborn, entre ellos) habían salido en busca de una horizontes más amplios.

 

Otro de los invitados, el bajista Donald «Duck» Dunn, por su parte, con licencia del grupo Booker T. & The MG’s e importado directamente de la máquina del soul de Memphis, era un nombre célebre por su talento musical y además muy taquillero, así que su participación era garantía en el soporte rítmico.

 

Obligada, asimismo, era la participación de Buddy Miles, baterista cuyo primer LP (con la Buddy Miles Express) constituía un vínculo obligado entre el blues y el soul. Y Sam Lay, veterano tanto del grupo de Paul Butterfield como del de James Cotton, fue el primer nombre que brincó cuando se trató de encontrar a un baterista sólido del blues de Chicago.

 

El álbum que resultó de todo ello, Fathers and Sons,  refleja el entusiasmo y el orgullo profesional de todos los músicos que otorgaron su calidad especial a las sesiones de estudio (entre el 21 y el 23 de abril de 1969) y al concierto (realizado el 24 de abril del mismo año).

 

 

En el material de estudio, canciones conocidas como «I’m Ready», «Walkin’ Thru the Park» y «Forty Days and Forty Nights» se presentaron no sólo como  manera de preservar la pureza y la emoción de los temas originales, sino también para captar la gran habilidad y exuberancia de los músicos. El material en vivo se distinguió por su mayor histrionismo.

 

El Cosmic Joy Scout Jamboree, a su vez, fue el primer concierto de blues al que asistieron un gran número de universitarios estadounidenses. Fue la primera oportunidad para muchos de ellos de cantar «Got My Mojo Working» junto con Muddy Waters, un himno del blues que convenció de tal forma que tuvieron que tocarlo una y otra vez, hacia el final del mismo, por la emoción que despertó este encuentro entre los padres negros del género y sus talentosos vástagos blancos. Un encuentro para la historia y un disco que se convertiría en clásico por todo lo que contenía.

 

VIDEO: Muddy Waters –Got my Mojo Workin’, YouTube (Mungrass)

 

 

 

BABEL XXI – SINOPSIS (151)*

Por SERGIO MONSALVO C.

 

 

(751-755)

 

 

BXXI-751 FREE JAZZ

 

El free jazz, surgido a principios de los años sesenta, representó la primera reflexión fundamental sobre el procedimiento y materiales básicos del jazz desde las innovaciones de Charlie Parker. Y tras la pasión y profundo convencimiento con que la hicieron sus representantes ya no hubo vuelta atrás. Al frente estuvieron Ornette Coleman, Cecil Taylor, Eric Dolphy, Archie Shepp y Don Cherry, entre otros. Hubo la irrupción del deseo en la liberación de las frases musicales; el empeño en buscar nuevas formas de tocar el jazz: sin estereotipos, sin fórmulas previsibles en la manera de tocar y proceder. Se abolieron las limitaciones armónicas y se consolidó una actitud antiacademicista.

 

VIDEO: Ornette Coleman Sextet – Free Jazz (1 of 3), YouTube (Bob Hardy)

 

 

BXXI-752 BJÖRK (REMAKE)

 

Björk es la encarnación del ideal del artista contemporáneo: Talentosa, original, ecléctica, independiente, creativa e inquieta sobremanera. Ha cultivado el multiinstrumentismo, la composición, la utilización de los artilugios sonoros más avanzados (como el Reactable), el conocimiento musical, el show multimedial (incluyendo el audaz maquillaje y vestuario con referencias antropológicas y futuristas), filma sus propios videos, es actriz de cintas inteligentes para cine y televisión (Dancer in the Dark, Drawing Restraint 9), diseñadora gráfica y de ropa, activista de causas sociales y escritora. A ello habría que agregar sus pasiones paralelas: la entomología, las ciencias naturales, la física y la antropología.

 

VIDEO: Björk – Declare Independence (Later with Jools Holland), YouTube (oldnavy21)

 

 

BXXI-753 THE ROLLING STONES (IX)

 

Digamos que en el comienzo fue Chicago. Ese paraíso mítico se convirtió en el centro de la forma urbana y electrificada del blues llegado del Mississippi bajo el nombre de rhythm & blues. Música de pequeños grupos, con el ejemplo totémico de Muddy Waters. Reflejaba el carácter de la ciudad industriosa y los fenómenos sociales acarreados por la migración negra. Era agresivo, denso y cargado de tensión, con la slide guitar y la armónica amplificadas como sus características principales. Esta materia prima el rock la aprovechó para su propia naturalización. Integró su versión del blues con base en sus ideas particulares sobre él. No habría rock sin la música negra. Los Rolling Stones lo certifican con un manifiesto de divisas ontológicas.

 

VIDEO: THE ROLLING STONES – Ride Em On Down, YouTube (TheRollingStonesVEVO)

 

 

BXXI-754 CHARLES BUKOWSKI

 

Charles Bukowski (1920-1994). La suya era una materia literaria exageradamente pastosa. De brocha gorda, por decirlo así (“Sépanlo: Bukowski apesta a vulgaridad” –descripción de coitos, borracheras, relaciones con prostitutas y con seres de los bajos fondos urbanos, de la siempre recurrente white trash, material que sarcásticamente hizo expresar a Jean Paul Sartre que Bukowski “era el mejor poeta de América”–. Muchos escribieron desde el principio sobre él para lanzarlo a la muchedumbre. Resultado: se volvió lenta pero absolutamente popular). Así, el Bukowski popular que osó y usó la vulgaridad no solo se atrevió a serlo, sino que hizo de ella una marca y un estilo.

 

VIDEO: Charles Bukowski – cameo in “Barfly”, YouTube (Toudmen)

 

 

BXXI-755 LATIN JAZZ

 

El término latín jazz o jazz latino cumplió ya más de 80 años y surgió de la fusión del género sincopado de la Unión Americana con los elementos rítmicos de la música tradicional afrocaribeña. Con el tiempo no sólo el Caribe (con Cuba principalmente), sino también otros países del continente han continuado con dicha aportación. Los orígenes prehistóricos de esta mezcla musical se pueden rastrear hasta comienzos del siglo XX, cuando el puerto de Nueva Orleans realizaba un intenso intercambio comercial con el de La Habana, Puerto Príncipe, las Bahamas, etcétera. La cultura musical aparejada con dicho intercambio no se hizo esperar y los ritmos y danzas de esos países comenzaron a tener cabida en los propios de la Unión Americana.

 

VIDEO: Chico O’Farrill – Afro-Cuban Jazz Suite, YouTube (Don Quixote)

 

 

*BABEL XXI

Un programa de:

Sergio Monsalvo C.

Equipo de Producción: Pita Cortés,

Hugo Enrique Sánchez y

Roberto Hernández C.

Horario de trasmisión:

Todos los martes a las 19:05 hrs.

Por el 96.5 de FM

Online por Spotify

Radio Educación,

Ciudad de México

Página Online:

http://www.babelxxi.com/