BABEL XXI-735

Por SERGIO MONSALVO C.

 

CALEXICO/REMAKE

EN BUSCA DEL JINETE ERRANTE

 

 

Programa Radiofónico de Sergio Monsalvo C.

https://www.babelxxi.com/735-calexico-remake-en-busca-del-jinete-errante/

HITOS: THE VELVET UNDERGROUND (V)

Por SERGIO MONSALVO C.

 

EL ESTRUENDO DE LA LUZ (BLANCA)

 

En la portada del primer LP, The Velvet Underground & Nico (maridaje del arte pop con el rock) originalmente solo se veía el nombre de Andy Warhol y la imagen de un plátano pintado por él mismo, bajo cuya “cáscara” se ocultaba un fruto fálico de color rosa carne: algo bastante atrevido para 1967.

Si bien Warhol aparece como el productor oficial del disco, éste tenía menos idea que la agrupación misma con respecto a la tecnología de grabación. Tom Wilson, uno de los pocos ingenieros de sonido negros de la industria del rock, estuvo a cargo del tablero de mezcla mientras el grupo se dedicaba a lo suyo detrás del cristal.

Pese a la muy primitiva calidad de grabación —o quizá precisamente por ella—, The Velvet Underground & Nico es un álbum impresionante. “The Black Angel’s Death Son” y “Venus in Furs”, con sus temas de muerte, sexo y violencia, despertaron las inquietudes, pero el verdadero motivo de escándalo fue «Heroin». Reed no celebra las drogas, pero queda en claro que la declaración del protagonista drogas, pero queda claro que la declaraciadero motivo de esck, estuvo a cargo del tablero de mezcla mientras—“Tomé la importante decisión/de nulificar mi vida”— tenía para él un significado heroico desde el punto de vista existencial.

Cabe recordar que se trataba de la época en que el hachís y el ácido se elogiaban como drogas “curativas” y se entregaban florecitas a los policías. Los del Velvet respondieron a tales sentimentalismos hippies con desprecio y burlas (¿El verano del amor? ¡No en las calles de Nueva York, por favor!) y —a excepción de Moe— consumían todos drogas duras: speed y heroína. Y no lo ocultaban tampoco: “I’m Waiting for the Man” describe la experiencia diaria de esperar al vendedor de heroína en Harlem.

Incluso la canción en aparenteriencia inofensiva “Sunday Morning”, con su línea de bajo parodiada de “Monday Monday” (de The Mamas & The Papas), habla en realidad de un tipo que a duras penas se arrastra hasta su casa muy temprano por la mañana, afectado por una cruda inducida por las drogas, después de haber pasado la noche en el Dom (uno de los clubes más populares de Nueva York en los sesenta), mientras las buenas personas salen de sus hogares para asistir a la iglesia.

The Velvet Underground & Nico se convertiría en un hito en la historia del rock, el cual se adelantó por años luz a su época. La obra se fundamenta en el excelente material de Reed; en las guitarras rítmicas escandalosas, en la viola atonal de Cale, en la batería minimalista de Tucker y el canto frío de Nico. Todo ello se encarga de producir la atmósfera única del álbum: destructiva y melancólica.

Sin embargo, faltó poco para que se convirtiera también en la banda sonora de la destrucción del grupo mismo. Si bien la época se caracterizó por su apertura, ésta aún no llegaba a tanto como para aceptar fácilmente al Velvet, que a su vez no estaba abierto de manera suficiente como para que en él cupieran tres aspirantes a estrellas: Nico, Lou Reed y John Cale.

A unos cuantos meses de la aparición del disco, Nico no soportó más que sólo le correspondiera interpretar tres canciones y Reed estaba harto de la sombra que ella le hacía. Warhol se cansó del juguete que no le redituaba dinero, los demás estaban hartos de él y de la Factory y, para colmo, el álbum se prohibió en la radio neoyorkina.

Las preguntas eran obvias y las respuestas llegaron rápido. Decidieron no volver a tocar en público en Nueva York (lo cual en efecto no sucedió hasta finales de 1970); abandonar el Exploding Plastic Inevitable y se separarse de Nico y Warhol.

La historia continuó. De aquel ruido de vidrios rotos con el que terminaba la primera obra, y al que unos años más tarde Iggy Pop oferecería el rito de la sangre, el Velvet Underground extrajo luz. Blanca. Y grabó su segundo álbum en pleno verano del amor. A pesar de la funda y la portada (la foto de un tatuaje de Billy Name de la Factory y un fondo negro sobre el que destacan las letras blancas), White Light White Heat (Polygram, 1968) no era un disco negro sino ciego. Una inmensa irradiación que comienza en el primer segundo de “White Light White Heat” y no termina hasta el últmo de “Sister Ray”.

VIDEO: The Velvet Underground, Nico – Sunday Morning, YouTube (TVUVEVO)

RAMAJE DEL ROCK: ROCK DE GARAGE (V)

Por SERGIO MONSALVO C.

 

 

El rock instrumental de fines de los años cincuenta proviene de los intérpretes negros del jazz y del rhythm and blues, sobre todo del jump. Un aspecto importante en el jump fueron las piezas instrumentales, herencia de los comienzos del rhythm and blues, cuando el principal interés de los fans era bailar.

 

Al terminar el auge del jump al final de los cincuenta, su esencia fue retomada por los guitarristas blancos de ambos lados del Atlántico, con los Tornados y los Shadows, del lado del Reino Unido, y con los Champs, Link Wray, The Ventures, Booker T. And The MG’s y decenas más del lado americano.

 

La época de oro del rock instrumental duró hasta la llegada de la Ola Inglesa, a la que influyó, así como lo hizo con el surf y otras corrientes de moda menos importantes y fugaces. En ella diversos instrumentos fueron protagonistas antes de que lo fuera la guitarra: El sax con los Champs, por ejemplo.

 

El subgénero basó su acontecer en el uso exclusivo de los instrumentos y con una mínima o ninguna participación de la letra. Surgió para dar énfasis a la destreza individual sobre los mismos que a la larga derivó en virtuosismo, Como el órgano Hammond con Booker T. And The MG’s.

 

Mientras la industria se afanaba en vender la versión «limpia» del rock and roll, los surfeadores de California preferían la dureza de Link Wray, cuyos discos instrumentales fueron un gran éxito en 1958. Para “ensuciar” el sonido de su guitarra, Wray abrió un agujero en la bocina, descubriendo el efecto «fuzz».

 

Asimismo, gozaban de gran popularidad The Ventures. Cuando este grupo logró llegar a las listas a nivel mundial, las compañías disqueras desde luego presentaron grandes cantidades de bandas y obras hechas al vapor y copiando su distintivo estilo.

 

Reubiquémonos. Estamos en 1958, tiempo en que Elvis entra al ejército. Los Estados Unidos aplauden a estrellas pop aptas para toda la familia. Sin embargo, en la playa californiana de Balboa sucede algo. Se sacude el Rendevouz Ballroom con el primer concierto del guitarrista Dick Dale. Nacía el sonido surf.

 

Por regla general, los beach bums o «vagos de la playa», fans de Dale, no gozaban de una buena reputación. Rechazaban las reglas del trabajo, la disciplina y los valores familiares que el Estado y los padres deseaban inculcar a la joven generación. Preferían la tabla de surf al pupitre escolar.

 

El fabricante de instrumentos Leo Fender abasteció a la comunidad con las obligatorias guitarras Stratocaster y con amplificadores provistos de aparatos de eco, característicos para el sonido de los surfeadores. Dick Dale se convirtió en estrella de culto musical y se le denominó como el «padre de la guitarra heavy metal».

 

 

El surf instrumental retoma con regularidad nuevos aires y practicantes garageros en todo el mundo. Es un camino abierto que siguen docenas de grupos con convicciones semejantes, los cuales rinden tributo al sonido speed instrumental enriquecido por el eco.

 

El acto de surfear nació en Hawai. En el siglo XV se contaba ahí con un amplio repertorio de cánticos para implorar a los dioses las olas adecuadas. No obstante, fue hasta principios del siglo XX que los estadounidenses descubrieron esta diversión de aquellos «nobles salvajes».

 

Sin embargo, el deporte no se desenvolvió plenamente sino hasta los años cincuenta. Desde Los Ángeles hasta México, el clima resultó ideal en las playas para la vida al aire libre.

 

Dicho clima atrajo a muchos veteranos de las recientes guerras en el Pacífico y en Corea, quienes las habían pasado en Hawai. Así que no deseaban acostumbrarse nuevamente a las cadenas de la rutina fabril. Por otra parte, Los Ángeles gozaba del auge económico.

 

Grandes industrias y zonas residenciales brotaron del suelo como hongos y otorgaron un nivel de vida muy alto a la población. De esta manera, las filas de los exsoldados renegados se vieron engrosadas con los adolescentes de las mismas inquietudes, quienes preferían la tabla de surf al pupitre escolar.

 

Dichos jóvenes crearon sus propias modas y normas de conducta. El vodka con jugo de naranja era la bebida preferida, que se acompañaba con un cigarro de marihuana. Su vestuario consistía en pantalones cortos de lona y camisas estilo Hawai o Pendleton, estas últimas a grandes cuadros.

 

Dick Dale, por su parte, mezcló estas influencias con las melodías de sus padres y de esta manera, proporcionó a la música un exotismo auténtico que luego degeneró en kitsch gracias al despiadado efecto de miles de grupos de música ligera.

 

Entre 1958 y 1961, Dick tuvo varios éxitos a nivel local y luego nacional. Sin embargo, la corriente se comercializó y las disqueras empezaron a solicitar letras, el sonido surf entró en decadencia y el olvido…hasta que apareció en el soundtrack de Pulp Fiction, la taquillera película de Quentin Tarantino.

 

Dick Dale se convirtió en estrella de culto musical y la especializadísima revista estadounidense Guitar Player, por ejemplo, lo denominó como el «padre de la guitarra heavy metal».

 

El surf tomó un segundo aire con nuevos seguidores y practicantes garageros en todo el mundo. ¿Y el «rey de la guitarra surf» Dick Dale? En el final de la primera década del siglo XXI, se encuentra celebrando giras constantes por Europa.

 

Dale, de carácter huraño y gustos nada comunes, proclamaba que la música era sexo, y su guitarra, el rugido del puma y el murmullo del océano. El sonido de la naturaleza. Eso era lo que buscaban los jóvenes surfeadores del sur de California: el contacto de los elementos naturales con su música.

 

VIDEO: Link Wray – Rumble -11/19/1974, YouTube (Classic Rock on MV)

 

 

 

 

LONTANANZA: GREGORIAN

Por SERGIO MONSALVO C.

 

EL BEAT DEL MONASTERIO

 

Roma, Italia, un verano del siglo IV D. C.- La nota de la temporada en la capital romana lo ha dado la Fashion Week que año con año se da cita en las principales catacumbas de la ciudad. Primero con el programa oficial que se celebra en las de rancia procedencia, como la de San Calixto, las de la Villa Torlonia o Villa Rondanini, con al menos cuatro siglos de existencia y actividades bien datadas desde entonces.

 

Todas ellas se han encargado de mantener intacta la tradición catacúmbica, ante todo como lugar de enterramiento y como sitio de culto, al que acuden los fieles más distinguidos que le han dado prestigio a esta Roma Subterránea, en la que se puede disfrutar de una forma de ser, tan clásica, y de los arcanos religiosos junto a personas que comulgan con ello: en vestimentas sencillas, elegantes, sin adornos y con un maquillaje absolutamente discreto, sin recargos. Lujos de la clase.

 

Una tradición inaugurada por los primeros devotos que buscaban identificarse los unos a los otros por medio del traje. Para ellos la vestimenta era comunicación, una que tenía significado y que trasmitía su contenido piadoso a través del color, la forma y los materiales empleados en su confección. Eran tejidos pesados y sin pliegues, para diferenciarse de los romanos politeístas, quienes usaban grandes cantidades de tela para su hechura, como señal de poderío y riqueza.

 

 

Ostentación de la que carecía la prenda usual de aquellos primeros creyentes y diáconos llamada dalmática: una túnica talar de forma recta, de lino en su origen, con grandes mangas, que se extendía hasta los pies. Vestimenta que se adoptó como indumentaria litúrgica permanente.

 

En los desfiles de los orígenes, que no eran tan numerosos por obvias razones, resaltaban sobre dichas dalmáticas un par de monogramas, a modo de lemas: “X” y “P”, primeras letras en griego del motivo de su devoción. Eso sí, los había en distintas formas y tamaños a escoger. Actualmente algo muy retro, según los cronistas.

 

El clima frío admitía también la peánula, ese manto con capucha que se hizo tan popular, hecho de tela gruesa y cuero. Hoy una prenda de lo más highvintage. El uso de tales atuendos primó entre los asistentes como distintivo correligionario, además de agregarle misterio a lo ya de por sí misterioso.

 

 

Para la asistencia a tales primeros eventos los convocados optaban por la austeridad extrema. A diferencia de los gentiles romanos, hombres y mujeres, que usaban gran cantidad de joyería sobre sí (collares, dijes, brazaletes, aretes, anillos, etcétera), lo mismo que sofisticados peinados que requerían de los cuidados de peluqueros. Las “catacúmbicas” sólo lucían una cola de caballo amarrada con una simple cinta de color oscuro, nada más.

 

Las catacumbas tradicionales mantienen todo ello. Así como sus espacios que constan de diversos núcleos dispuestos en pisos excavados en distintas épocas, con sus propias entradas y trazado laberíntico. Sus galerías llamadas “criptas” con sus fosas incrustadas en las paredes y sin mayor ornamento que unas monedas o camafeos.

 

El sur romano cuenta aún con esos lugares con los nombres de las propietarias de los terrenos donados al nuevo culto: Balbina, Luciana, Priscila y algunas otras, que como cada temporada abren sus espacios al trajín de diseñadores, modelos, editores y demás profesionales de la moda.

 

 

A la cita acuden los romanos descendientes de los primeros conversos, seguidores de los apóstoles cuya palabra campeaba por ahí y era acompañada por oraciones cantadas a capella por los hombres que acudían al rito. A los que con el tiempo los diseñadores dotaron de distintivas dalmáticas con las leyendas apostólicas, “Cantar a Dios con el corazón” y la aún más recurrente: “El que canta ora dos veces”, estampadas en los sobrios gris y negro de los tiempos primitivos.

 

Pero decíamos que la nota de la temporada la ha dado no sólo el programa oficial, sino que en esta ocasión ha saltado a la palestra la otra Fashion Week que corre paralela a esos desfiles de las catacumbas reconocidas. Y en las que lo suyo es más happening que runway.

 

Con un público que prefiere sus peánulas con colores paganos y sandalias de firmas extranjeras al minimalismo culterano; la dalmática de última generación a la elegancia primigenia. Es decir, en palabras de un afamado diseñador de añejos polvos: “Los que prefieren la trasgresión y lo trendy a la sobriedad Prêt-à-porter”.

 

VIDEO: Gregorian – With Or Without You Live in Prague (U2), YouTube (gregorianmusiccom)

 

Mientras que en la gran catacumba de la Villa Torlonia se celebra por todo lo alto la semana de la moda oficial, en las llamadas “criptas de arcosolio”, que han roto definitivamente con el entorno rectangular para optar por el circular, tiene lugar el Do It Yourself, punto de encuentro del talento emergente de las manifestaciones Young-Urban. Una cita alternativa que desde ya funciona como cantera de lo nuevo.

 

Ahí las monedas y sus efigies han sido sustituidas por un decorado posindustrial en donde las paredes y bóvedas se han revestido de estuco y con los adornos de pinturas al fresco. Son antros que además de servir como tumbas, refugio o al rito discreto, se han tornado lugares de amplia convocatoria tanto para locales como para peregrinos extranjeros que buscan asilo o la festividad rave, con criptas y estancias lounge, con sermones y cantos remezclados por coros de jalón internacional.

 

De sus pasarelas adornadas en tales modos han brotado nuevas propuestas rituales. Esta cultura rupturista, que ha llevado lo mismo el color a la vestimenta y los muros y revolucionado el maquillaje; que ha convertido el rito en espectáculo de luz y sonido, fondeado por los cánticos british de coros mixtos, y exigido lugar en los cat walks para las pequeñas marcas que sólo aparecen online, para transformarse en tendencia urbana.

 

 

Su meta es lograr eventos multidisciplinarios en los que las viejas liturgias interactúen con otras facetas culturales. Un reclamo de las redes catacúmbicas, desde cuya plataforma el canto gregoriano ha adquirido enorme proyección al acompañar el desfile de las colecciones off con su idea de entretejer lo antiguo con lo contemporáneo en espacios alternativos.

 

Puntal de esta forma multidisciplinaria es el grupo Gregorian, que a pesar de respetar en esencia la forma del canto, evitando las imposturas de voz destaca la armonía vocal, ha hecho explotar la tradición del a capella para hacerse acompañar de instrumentos. Ya no recurre a autores anónimos o al canon tradicional sino a compositores contemporáneos y a los hits de la época reciente. Todo ello con el objeto de despertar los variados sentimientos de recogimiento, alegría, tristeza y serenidad.

 

Después de abandonar al grupo Enigma, de new age, el alemán Frank Peterson decidió fundar uno como solista bajo el seudónimo que usaba como compositor: Gregorian. Su primer single “So Sad” fue seguido por el álbum Sadisfaction ya como grupo y a fin de siglo apareció Masters Of Chant I. Un álbum refinado de voces, armonías y sin samples.

 

 

Así, en vísperas del tercer milenio, lo antiguo y lo moderno se combinaron para crear un sonido nuevo. Peterson y su deseo de utilizar un coro de iglesia en vivo, lo inspiraron para empezar a trabajar en algo diferente. Contrario al uso de samples en los cantos litúrgicos, el concepto de Peterson emplea el estilo del canto gregoriano como base para la reinterpretación de las canciones memorables del pop y del rock.

 

El complejo y arduo proceso de traducir estas músicas a la escala pentatónica gregoriana fue largo, además de decidir si una canción era musicalmente compatible —a partir de tan diversos artistas como R.E.M., Pink Floyd, Simon and Garfunkel, Led Zeppelin, U2- y de que todo encajara perfectamente en su paisaje sonoro.

 

Una vez transcrita la melodía vocal de cada canción, los cuatro productores del equipo necesitaban decidir la mejor manera de combinar la música para que estos clásicos parecieran frescos. Entonces cada pieza recibió nueva instrumentación: ya fuera electrónica, con sonidos prominentes u otros ritmos añadidos.

 

 

Peterson siempre supo que este tipo de proyectos serían juzgados por su calidad así como por la música grabada de base, así que reunió un coro de doce integrantes que seleccionó en Inglaterra después de buscarlos por catedrales e instituciones como la Academia de San Martín, el Royal College of Music o la Real Escuela de Música del Norte, entre otras. Además, estas voces debían estar abiertas a las ideas del nuevo grupo.

 

Para asegurar el ambiente, Frank contrató una vieja iglesia que había sido convertida en estudio con el fin de que el coro pudiera ser grabado en su entorno natural junto con los arreglos pregrabados. El álbum resultante fue un gran éxito: disco de oro o platino en los países en los que fue lanzado.

 

Los artistas de Gregorian iniciaron una gira europea donde las iglesias fueron equipadas con máquinas de humo y luces, como conciertos de rock. Tales presentaciones sirvieron para realizar videos en lugares tales como cimas de montañas o castillos.

 

 

Desde entonces Gregorian ha entrado al estudio para reiniciar el proceso una y otra vez. De esta forma ha aparecido la secuela de álbumes llamados Masters of Chant en sus distintos capítulos, lo mismo que sus apariciones en vivo, discos navideños y otros proyectos alternativos.

 

Hoy sus melodías han dejado de ser silábicas para transformarse en melismáticas; han abandonado el latín por el inglés franco y el tetragrama por el pentagrama, y otra infinidad de cambios que han conducido su canto a un sentido más expresivo que conecta con las generaciones denominadas “D.C.”. El hipermodernismo les permite eso y más: coro y canto gregoriano para resistir la realidad.

 

VIDEO: Stairway To Heaven (Gregorian Version), YouTube (kozimierz)

 

 

 

BLUES: DOCE CONEXIONES: HOOKER N´ HEAT

Por SERGIO MONSALVO C.

 

(JOHN LEE HOOKER/CANNED HEAT)

 

“Canned heat” era el nombre de una bebida de maíz que tomaban los bluesmen del Delta del Mississipi, aquellos grandes creadores de la guitarra en las décadas de 1910 y 1920. Cincuenta años después muchos jóvenes aficionados blancos al blues empezaron a coleccionar las obras de aquellos maestros.

 

Entre ellos estaba Robert Hite Junior, mejor conocido bajo el nombre de Bob “The Bear” Hite debido a su parecido físico y vocal con un grizzly. Éste ganaba unos cuantos dólares como empleado en una tienda de discos, lo cual le permitió conocer a otro fanático del blues, un muchacho apasionado, tímido y barroso de lentes que tocaba la guitarra y la armónica: Alan Wilson, llamado “Blind Owl”, el Búho Ciego, debido a su mirada escondida detrás de gruesos cristales.

 

Wilson utilizaba la técnica del open tuning de los maestros originales Robert Johnson, Mississippi Fred McDowell y Son House, seis cuerdas que abiertas formaban un acorde de sol, el famoso estilo “slide” rural cuyo origen se pierde en la noche de los tiempos y que se tocaba con la ayuda de un cuello de botella de alcohol, ese bottleneck ensartado sobre el meñique para ejecutar glissandos.

 

Entonces el Oso y el Búho fundaron Canned Heat, “Calor Enlatado”, a principios de 1965. Al comienzo fue un trío acústico, una jugband, con el baterista Frank Cook, Al Wilson en la guitarra y la armónica y Hite en los rugidos. Un año más tarde completaron al grupo el bajista Larry “The Mole” Taylor y el guitarrista Henri Vestine.

 

El primer disco oficial del grupo (Canned Heat) contuvo su primer éxito, una versión de “Rollin’ and Tumblin’” en la que la slide del Búho ya hace maravillas.

 

En 1967, Canned Heat formó parte del cartel en el célebre festival de Monterey, el primer gran festival de rock de la historia. Al igual que a Jimi Hendrix y a Janis Joplin, el gran público descubrió a Canned Heat en esta ocasión.

 

El mexicano Adolfo “Fito” de la Parra, el baterista definitivo del grupo, acababa de reemplazar a Frank Cook y le quedaban poco más de dos años de vida a Alan Wilson cuando en 1968 salió Boogie with Canned Heat, su primer gran logro artístico. Su identidad “boogie” se reveló claramente. En “On the Road Again” y uno de los raros solos sublimes de la armónica en la historia del rock, el Búho produjo una joya. Era boogie, sí, pero un boogie delicado y refinado.

 

La gran revelación fue sobre todo el florecimiento de la personalidad de Alan Wilson en la armónica, que cantó y compuso los dos mejores títulos del grupo: después de “On the Road Again”, himno al cliché beatnik del camino, vino su “Going up the Country”, un himno ecologista y la segunda pieza en la que su voz fantasmal ilumina con su gracia toda la imagen de Canned Heat.

 

Vuelve a aparecer, ya consagrada, en el soundtrack de la película Woodstock (festival en el que también participaron). Una voz de castrado, frágil, aguda, irreal. Todo lo contrario de la de Bob Hite, el cantante titular, vividor, burlón, sólido y lleno de soul. Living the Blues salió en 1968 y fue uno  de sus mejores álbumes, sin duda.

 

Unas semanas después de la salida del disco Future Blues de 1970, Wilson fue encontrado muerto en su bolsa de dormir, acampando solo en medio de la naturaleza en pleno verano. Sucumbió a una dosis demasiado fuerte de somniferos.

 

En ese disco se encuentran las excelentes piezas “Sugar Bee”, “Skat” de Alan Wilson y su obra máxima, reconocida en todo el mundo, “Let’s Work Together”. Ahí también aprende uno, a través de una anotación firmada por el propio Alan C. Wilson, que millones de secoyas de California son masacradas en las explotaciones inútiles de los taladores locales.

 

Éste fue el último verdadero álbum de Canned Heat con Wilson. Varios días antes de su trágica muerte, el apasionado Alan Wilson había acompañado a uno de sus héroes del Delta del Misisipí, el gran John Lee Hooker, en el excelente álbum Hooker ‘n’ Heat (mayo de 1970).

 

En un encuentro casual en Los Ángeles, entre conciertos, el grupo conoció personalmente al músico que había admirado durante mucho tiempo, John Lee Hooker. Sus miembros se mostraron encantados de saber que el venerado guitarrista y cantante de blues también disfrutaba de la música de la banda. “Me gusta mucho la forma en que ustedes tocan”, le dijo Hooker a Alan Wilson.

 

 

Tras el encuentro, Canned Heat le planteó la idea de grabar juntos y, en abril de 1970, la compañía discográfica de Hooker le dio permiso para hacer precisamente eso. Sólo un mes después se reunieron en Liberty Records en Los Ángeles para grabar el álbum que se titularía Hooker ‘N Heat.

 

John Lee llegó a la sesión de grabación con una gorra a cuadros, una chaqueta de cuero, una camisa de satín negra y unos pantalones de vestir viejos. Llevaba su vieja guitarra Epiphone favorita. Los productores serían  Skip Taylor y Robert Hite (The Bear).

 

Éstos deseaban capturar el auténtico sonido del blues de Hooker. Probaron ocho amplificadores antes de encontrar un viejo Silvertone que tenía ese verdadero “sonido Hooker”. Los ingenieros construyeron entonces una plataforma de madera contrachapada para que Hooker se sentara mientras tocaba, con un micrófono en el amplificador, uno para capturar su voz y un tercero para captar su distintivo golpeteo con el pie para marcar el compás. Cerca de él había una botella grande de whisky escocés Chivas Regal y una jarra de agua para mantenerlo bien refrescado.

 

Tuvieron lugar varias sesiones de grabación, rápidas como siempre en el blues, en las que el héroe de Chicago se dirigió a esos muchachos como a discípulos, que es lo que eran. Fue un encuentro fascinante entre mentor y protegidos, y una de las ocasiones en las que músicos más jóvenes se asociaron benéficamente con el maestro (Hooker, en este caso) con efecto y resultado totalmente fabulosos.

 

Grupo y productores le cedieron al bluesman la primera mitad del álbum doble solo a él, en la que éste realizó versiones convincentes de cinco de sus propias composiciones: «Messin’ With The Hook», «The Feelin’ Is Gone», «Send Me Your Pillow», «Sittin’ Here Thinkin'» y «Meet Me in the Bottom».

 

Para la segunda mitad de Hooker ‘N Heat , el grupo se unió al músico, con Alan Wilson al piano, la armónica y la guitarra (“su muerte le robó al mundo al armoniquista más talentoso que jamás haya escuchado”, como lo describió John Lee). Hooker ‘N Heat capturó su maravilloso talento para la música, incluyendo su forma de tocar el piano en “Bottle Up And Go” (escrita por el músico de blues de Delta Tommy McClennan) y “The World Today”, y su trabajo de guitarra en “I Got My Eyes On”.

Después de más canciones en solitario de Hooker, incluidas “Alimonia Blues”, “Drifter”, “You Talk Too Much” y “Burning Hell”, toda la banda intervino en las siguientes canciones, con Hooker y Wilson acompañados por el guitarrista principal Henry Vestine, el bajista Antonio De La Barreda y el baterista Adolfo De La Parra en versiones exuberantes de “Just You And Me”, “Let’s Make It” y “Peavine”, temas donde el todo se eleva y se mueve, con la banda siguiendo intensamente el ritmo de la voz de Hooker.

Hooker ‘N Heat finalizó en lo más alto, con una poderosa y vehemente versión de 11 minutos del clásico “Boogie Chillen’”, de Hooker. La canción mostró la emoción con que se estaba divirtiendo Canned Heat, al grabar con su héroe musical, mientras éste que en ese entonces tenía 53 años, disfrutaba de la ocasión, una memorable colaboración que capturó en el estudio la fusión natural de músicos empáticos en un momento sublime. El álbum fue lanzado el primero de enero de 1971.

Representó un hito en las carreras de todos los involucrados. Para Hooker, fue la primera vez que apareciera en las listas de álbumes del rock (de las que ya no saldría hasta su fallecimiento). Para Canned Heat, fue, lamentablemente, la última grabación con Alan «Blind Owl» Wilson, quien moriría pocos meses después.

VIDEO: John Lee Hooker & Canned Heat – Whiskey & Women (HQ), YouTube (MrPhil198622)

 

 

 

LA AGENDA DE DIÓGENES: DIVE

Por SERGIO MONSALVO C.

 

                                                                

Dive es Dirk Ivens, mejor conocido como miembro fundador y cantante del muy conocido dúo electrónico belga The Klinik.  Cuando este grupo decidió separarse en 1991, ya habían sacado varios discos exitosos a nivel mundial y ganado una muy buena reputación para sus presentaciones en vivo, debido a su sonido único y efectos visuales.

 

  1. Dirk toca la guitarra y canta en el grupo punk Slaughterhouse y, posteriormente, el grupo de new wave The Fes.

 

  1. Bajo la influencia de grupos como Suicide y DAF, formó Absolute Body Control. Varias contribuciones a antologías, un disco de 7 pulgadas, cuatro cintas y sus conciertos los convirtieron en uno de los primeros grupos activos en la temprana escena electrónica de Bélgica.

 

  1. Los Absolute Controlled Clinical Maniacs, un proyecto de tres grupos belgas, fueron invitados a realizar una gira por Noruega. Al regresar, adopta el nombre The Klinik.

 

  1. The Klinik firmó con Antler Records, donde se quedó por 5 años y sacó 4 LPs, 4 EPs, una caja de 3 LPs o 2 CDs y 2 antologías.

 

  1. Dirk crea su nuevo proyecto solista, Dive. El primer álbum, editado con su propia etiqueta de Body Records, es una mezcla de ritmos minimalistas, hipnóticos y rítmicos, con letras que hablan de la esperanza, la muerte, el amor y el miedo.

 

  1. Después de una exitosa gira por Europa, Dirk sufrió un grave accidente automovilístico. Durante su convalecencia grabó un EP/CD de seis tracks para la disquera italiana Minus Habens.

 

  1. Junto con Guy Van Mieghem formó el proyecto Blok 57. Dirk también apareció en CD –uno de ellos– del grupo alemán Die Krupps, donde canta el acompañamiento en la canción «The Dawning of Doom». Un nuevo sencillo en CD llamado «Broken Meat» presenta un nuevo sonido bailable de Dive, grabado en el Insektstudio. Con su propia etiqueta de Daft sacó un mini-CD en vivo, grabado directamente desde la mezcladora sin agregar nada en el estudio. En septiembre, Dive fue invitado para abrir para el grupo Stereotaxic Device, oriundo de Los Ángeles, durante su gira por los Estados Unidos. A continuación, Dive realizó una gira por Alemania.

 

  1. Ha habido 3 ediciones de Dive en este año. Images, junto con un libro que contiene obras de Françoise Duvivier; Inside Out, una compilación sacada por Hard Records de Dinamarca y finalmente un CD completo, Concrete Jungle.

 

La gira europea de mayo tuvo mucho éxito y se proyectó otra para septiembre, seguida por presentaciones hasta el fin de año. Con Blok 57 ha grabado un nuevo CDS y Dirk también canta en el nuevo CDS de Insekt intitulado Dreams in Pockets.

 

 

«Desde la primera vez que vi la obra de Françoise Duvivier, supe que quería colaborar con ella. Sus dibujos, extremadamente bellos, expresan todo lo que quería decir con mi música. Fríos, duros y oscuros.  Me dio mucho gusto cuando aceptó la invitación de diseñar unas imágenes para los CDs Final Report y First Album.

 

«Esa colaboración me dio la oportunidad de profundizar en su obra y me sorprendió mucho conocer su enorme creatividad. Este libro ayudará a otras personas a adquirir una idea clara del arte místico de Françoise Duvivier.

 

«Espero que a todo mundo le guste este libro DIVE/Duvivier/DIVE –dijo Duvivier–. Me da gusto poder ilustrar y aportar una imagen visual a la música de DIVE. Creo que su música plasma la misma tragedia que quiero expresar con mis imágenes. La música es violenta y espasmódica, con ritmos primitivos que recuerdan algunos bailes tribales. Este sentimiento ‘tribal’ es el que quiero expresar con mi arte, para así regresar a ese estado perturbador y primitivo lleno de crueldad y violencia…  No sé si los demás también compartan esta sensación.

 

«La mayoría de los ritmos de DIVE me recuerdan los carnavales que conocí en el norte de Francia, donde nací. Son reiterativos y obsesionantes. Tengo que pensar en Giles, que baila sin cesar y se convierte en parte de un mundo diferente y extraño. Esos sonidos y máscaras me impresionaron cuando era niña. Otro aspecto de la música de DIVE es trágico e imponente, más interesado en la oscuridad en blanco y negro, y esta oscuridad parece un sufrimiento reiterativo a veces interrumpido por una voz salvaje como la de un animal…y me agrada esta sensación de rebelión salvaje que produce la música de DIVE. Espero que nuestras respectivas artes permitan a todos percibir esa atmósfera y mucho más”.

 

La fructífera colaboración entre Dirk Ivens y Françoise Duvivier, que hasta entonces había diseñado la mayoría de las portadas de Dive, culminó en el libro Images, en el que encontró su más intensa expresión. Introducida por las respectivas opiniones de cada uno sobre el otro artista, Images presentó para cada canción de los CDs de First Album, Final Report, Broken Meat e Images, el mini-CD incluido en el libro, el texto –cuando lo hubo– y una imagen de la artista. 

 

Sus visiones primitivas, sombrías y amenazadoras ilustraron muy acertadamente el carácter rítmico arcaico, distorsionado y poderoso de las composiciones de Dive.  El mini-CD, de 5 tracks y 13 minutos, ofreció el sonido acostumbrado y probado del artista, con material completamente nuevo. El mini-CD mostró el mejor lado de Dive, desde venenoso, agresivo e industrial (en «Wake up Screaming») hasta oscuro y amenazador (en «The City Never Sleeps»).

 

La idea de vincular aún más la música y las artes plásticas en esta forma constituyó un ejemplo que hizo escuela.

 

En su disco solista intitulado Dive, Dirk Ivens, una mitad del dúo Klinik, logró superar el áspero sonido de Klinik y sacar quizá el primer LP que satisfizo su carácter «bruto». Dive se regodea en la crudeza, contiene música llena de fantasmas de rastro, fantasías de cuartos de tortura, tonadas gimientes llenas de dolor, miedo y falta de esperanza. La biografía remite a Blackhouse y Esplendor Geométirco; yo tuve que pensar en Whitehouse y Second Layer, dos grupos legendarios de culto pertenecientes al periodo del white noise industrial. Dirk Ivens tiene el alma negra y la desnuda completamente en Dive.

 

Mientras el excompañero de Dirk Ivens practica la moderación, éste ha optado por un manicomio total de sonidos. Final Report es la segunda producción de Dive. El primer álbum epónimo salió en Body Records, una subsidiaria de Antler-Subway.  En mi opinión fue lo más extraordinario de 1991, el disco que produjo el efecto más revelador al escucharse.

 

Puesto que sabía qué esperar, el segundo sólo ha incrementado mi placer. Para los escuchas de antaño (como para los recién agregados) ha sido una de las experiencias musicales más originales que tengan en mucho tiempo. Ivens trabaja con bloques de realimentación industrial/cantos fúnebres/operaciones mecánicas para crear presiones percusivas que martillan al oído. 

 

Tres latigazos de éstos, repetidos hasta el grado de la distorsión, sobrecargados con una voz estrangulada o palabras encontradas y a veces un bajo simple como en la canción «Final Report»; las piezas de Dive rompen con todas las frecuencias. «Mercy» es un discurso sombrío del órgano y la voz de Iven retumba más fuerte que una batería. Nunca antes se había astillado de manera tan vehemente a unas palabras. Perfecto. Una dulce mutación raspante de la textura en todos los niveles.

 

El proyecto de Dirk Ivens, como Dive, trajo seis bloques de techno-grunge digno de un terremoto, coordinado por el poder vocal bruto de Dirk. Los cimientos se sacudieron con un terror de baja frecuencia mientras imponía su mundo torturado y primitivo sobre el de uno. Aventurado, quizá, pero nunca fuera de control, como lo ilustraron las apreciaciones repetidas. Tuvo método esta locura, y lo sigue teniendo tras 20 álbumes (de estudio y en vivo), hasta hoy.

 

VIDEO: Dive – Final Report, YouTube (4pt6et)

 

 

 

BABEL XXI-733

Por SERGIO MONSALVO C.

 

TOOL

EL VOCERO ESTOICO

 

 

 

 

 

 

Programa Radiofónico de Sergio Monsalvo C.

 

 

https://www.babelxxi.com/733-tool-el-vocero-estoico/

 

 

 

 

HISTORIA DE UNA CANCIÓN: «BECAUSE THE NIGHT»

Por SERGIO MOSALVO C.

 

 

EL PUNTO DE ENCUENTRO

 

“Because the Night” es una canción emblemática, con una buena dosis del movimiento doble, que sugería Harold Bloom, así como de carga emocional. Elementos que cuando es interpretada por sus autores (Patti Smith-Bruce Springsteen) o por otros músicos, provoca un punto de encuentro en el que las palabras se elevan a himno comunitario.

 

La propuesta de Bloom apuntaba que la música que trasciende es el resultado de tal movimiento doble, en el sentido de que habilita un encuentro (de personas y el tiempo) como punto de partida para una acción recreativa, que tendrá consecuencias expansivas, en tanto acto positivo, que se difundirá lo mismo entre coetáneos como a futuro.

 

En cuanto al contenido lírico de tal canción, resultado de aquel encuentro como enunciado, sabemos que la letra primero será poética individual y luego significará algo para muchos. Los versos de “Because the Night”, anuncian el punto de encuentro entre poetas y rockeros. Su canto hará que el signo épico patentice las palabras en segunda instancia, tras el inaugural tecleo de las notas, pero será rock, primeramente.

 

Y ambas cosas se fundirán en última instancia y serán el ente genérico mismo. Es lo que también se denominará “iconicidad”: el valor de las palabras residirá en el significado y en todo aquello que no es semántico: el sonido, los acentos, el tono. Pero igualmente portará el aspecto visual de sus intérpretes, su personalidad, su halo y su historia.

 

En su interpretación habrá vocalización, lenguaje, pero también lo que no lo es. El o la cantante deberá convertir eso que es poesía en un nuevo contexto, el suyo particular, marcado, también por la instancia de dos escenarios; el del estudio, en el que grabará el tema, y el escenario en vivo, cuando lo interprete frente a un público fervoroso, y con una lengua común: el rock.

 

En el origen, la canción era un tema que Bruce Springsteen quería incluir en el álbum que estaba grabando en los Record Plant Studios de Nueva York, de la compañía Columbia, el cual contaba con dos salas de grabación, Studio A y Studio B, en el número 321de la West 44th Street. Ahí Springsteen había realizado Born to Run, antes de su parón de varios años por cuestiones legales entre él y su representante. Tras resolver el asunto, el músico quiso entrar a grabar de nueva cuenta el que sería su cuarto álbum, Darkness on the Edge of Town.

 

Reunió a la E Street Band y puso sobre los controles el material que había compuesto mientras tanto, entre el que se encontraban temas como “Bad Lands”, “The Promised Land”, “Racing in the Street”, Adam Raiced a Cain”, “Street of Fire” y la que daba título al disco, puro material poderoso que con el tiempo se convertiría en clásico.

 

Asimismo, quería incluir la canción “Because the Night” en tal disco. Sin embargo, tras grabarla no quedó muy satisfecho con el resultado, estaba encaminada a encajar con el resto de los temas, pero sentía que algo no cuadraba del todo. Jimmy Iovine, ingeniero de grabación en aquel lugar y amigo de Bruce, le sugirió que le diera la letra a Patti Smith, que grababa su álbum Easter en el estudio de junto, y ver qué podía aportarle. Springsteen estuvo de acuerdo.

 

Ella agregó algunos versos y corrigió otros. Todos quedaron satisfechos, pero el tema ya no cupo en el disco (aunque Smith quedó inscrita como coautora del mismo). Así que Bruce se la cedió para que la grabara por su cuenta. Así lo hizo, formó parte de su nuevo álbum y salió como sencillo del mismo en 1978. Por su parte, Springsteen la interpretó en vivo durante sus siguientes giras y quedó como parte del álbum Live/ 1975-1985. Su versión original en el estudio apareció hasta el álbum recopilatorio The Promise (2010).

 

Para hablar de la interpretación en vivo de Springsteen, hay que señalar varias cosas: el peso social de su nombre, su presencia escénica y el tono de su voz. Tras sus primeros discos se le había reconocido algo muy difícil en el medio: la autenticidad. Es desde entonces su representante y sinónimo.

 

Este músico se presenta sin adornos, nunca es sospechoso de hacer ficción sobre sí mismo (como Madonna, por ejemplo). Lo que hay es lo que se ve, no hay otro Springsteen ni más verdadero, ni artificial por descubrir, es un tipo que define al mundo defendiendo su estancia en él, desde que apareció en la música. Es alguien que se comporta como un compañero al que acudir, en las grabaciones, y aún más en vivo. A partir de su poso de autenticidad es que se construye y disemina.

 

Y sólo alguien que sea auténtico puede marcarse un objetivo propuesto, forjarse una reputación como garante de los valores esenciales del rock and roll en cada concierto. En cada uno de ellos, desde que comenzó, se entrega con toda la energía y el entusiasmo que es posible durante tres horas en promedio, desde entonces. Su voz desgarrada e incandescente tiene la cualidad de disminuir la distancia entre él y el público, de trasmitir toda su camaradería e identificación con su presencia mítica. Misma que ha quedado reflejada en sus discos en vivo, impresionantemente ilustrativos de su prestancia, y en donde “Because the Night”, tiene un papel protagónico a la hora de hacer y mostrar comunión.

 

 

Por su parte, la versión de Patti Smith tiene sus propias características. En enero de 1977, Patti se cayó del escenario en Tampa, Florida, fracturándose el cuello. Pasó el siguiente año con un aparato ortopédico, sometiéndose a dolorosa terapia física. Aprovechó el tiempo para escribir un libro de poesía visionaria, Babel, una antología de poemas, prosas y canciones.

 

La sensibilidad de la Smith estaba (y está) muy próxima a las heterodoxas, gnósticas ideas y sensaciones que aparecen en la cosmología de William Blake, al virtualismo y paranoia de Baudelaire, a las iluminaciones de Rimbaud, a las amenazadoras fantasías sexuales de Lautréamont, Bataille y Genet, sin olvidar la incalculable deuda de su programa estético con Artaud. Es decir, conectada a la poesía a la que desde su aparición quiso electrificar.

 

En aquellos años tenía muchas teorías acerca del rock y el lenguaje. Era incontenible en ese sentido (eso siempre la ha fascinado). Soñaba con un tiempo mítico en que todo el mundo hablara un mismo idioma. Así que sostenía la tesis de que el rock había sido enviado como idioma universal que se entendía en todas partes. Ya se podía demostrar que había grupos de rock en Zimbabwe, Japón o Islandia.

 

Declaraba que las generaciones futuras necesitarían entenderse para poder sobrevivir juntas. Esto fue lo que escribió al respecto: “como la escultura, el rock es el cuerpo sólido de un sueño, es una ecuación de voluntad y visión”. El hecho de haber podido trabajar junto a Bruce Springsteen en la hechura de una canción que simbolizaba todo aquello confirmó sus esperanzas.

 

En abril de 1978 fue ocasión del lanzamiento de su nuevo álbum, Easter, que incluía «Because the Night», la cual se convirtió en un gran éxito. El álbum la proyectó entonces desde a la posición de una artista de culto a la de paradigma del rock and roll.

 

Por otro lado, está la versión de los 10,000 Maniacs que no tiene otra pretensión que la de poner en perspectiva tal obra, con la finalidad de hacer evidente que cada vez que se ejecuta, se reescribe. Al interpretarla, sin querer variar la forma, pero sí la textura, con la voz y los instrumentos, se lleva a cabo una versión, no un simple cóver.

 

Lo sintomático de la música contemporánea es el papel determinante que se le atribuye a la voz, dado que las diferencias entre unos músicos y otros, no se encuentra en la música propia sino en el juego de texturas que las diferentes voces ponen en práctica.

 

Por ello, y a diferencia de lo anterior, quien escuche la propuesta de los 10 000 Maniacs quedará atrapado por la presencia del violín al ocupar el lugar de la guitarra eléctrica. El solo del mismo, a través de sus diferentes tonos podrá trasladar al receptor a las redes de la pasión que desata la canción en el presente de la versión maniaca, esto es, una especie de conexión entre el modernismo y la posmodernidad, entre el punk y el beat.

 

En el caso concreto de Because the Night” de los Maniacs se deja que la voz sea lo más parecida posible en su declamación a la de Patti Smith, mientras que el componente instrumental –el violín sobre todo—sea el que juegue con el tono y haga posible que se subraye la diferencia con toda su fuerza a través de ese rasgo peculiar. El receptor será el que de el visto bueno a tal tentativa. La posición del receptor, es decir su pasión, su propia imaginería simbólica al respecto del tema será, finalmente, el que elija quien la representa mejor al cumplir con el movimiento de encuentro.

 

VIDEO: Bruce Springsteen – Because the Night ) Live n Houston, 1978), YouTube (BruceSpringsteenVEVO)

 

 

 

 

ROCK CHICANO (FRAGMENTO IV)

Por SERGIO MONSALVO C.

 

 

La edad dorada del sonido del este de Los Ángeles tuvo una vida casi tan corta como la carrera de Ritchie Valens. Los años de 1964 y 1965 marcaron una culminación breve pero destacada.

 

Y no acabó con ella sólo la falta de producción o promoción, sino también un nuevo fenómeno musical conocido como la “Ola Inglesa” que irónicamente ejerció mucha influencia sobre los discos posteriores de Thee Midniters y en grupos con chicanos de otras latitudes.

 

Esos otros fueron Question Mark and the Mysterians (con “96 Tears”), el Sir Douglas Quintet (“She’s About a Mover”), Sam the Sham and The Pharaos (“Wully Bully”), Chris Montez (“Let’s Dance, por ejemplo). El público, por entonces, solo quería oír las canciones de los Beatles y nada más.

 

La lectura que hicieron los jóvenes chicanos de la segunda oleada británica, más poderosa y más estridente (surgida de las academias londinenses con los Rolling Stones, los Kinks, Zombies, Yardbirds, Animals, Them y The Who), tuvo efectos inmediatos y particulares.

 

Entre las bandas de rock chicano en el este de Los Ángeles y Texas, estuvieron Sunny and the Sunglow, quienes produjeron varios éxitos regionales durante la década, pero que sería mejor recordado por su éxito número 11 en el Billboard de 1963, «Talk to Me, Talk to Me”.

 

Tuvieron la distinción de ser el primer grupo exclusivamente mexicano-estadounidense que apareció en el popular programa de televisión American Bandstand. Sus versiones de «Rags to Riches» y «Out of Sight-Out of Mind» también alcanzaron puestos en las listas.

 

 

Entre lo más destacado de aquel año de 1966, estuvieron Question Mark and The Mysterians (todos chicanos), quienes ostentan hoy la designación de haber sido la primera banda de punk rock, por su sonido y actitudes emergidas de tal lectura. Estos oriundos de Texas, mostraron a Rudy Martínez (cantante) y Frank Rodríguez (órgano) como gurús del rock de garage.

 

Otro factor fue la intensificación de la Guerra de Vietnam. Muchos músicos del este de Los Ángeles fueron reclutados, una auténtica ironía si se recuerda lo que Ringo Starr señaló como elemento fundamental para el auge de la Ola Inglesa: el fin del reclutamiento forzoso en Inglaterra, lo cual permitió a los jóvenes ingleses dedicarse a carreras musicales.

 

Por último, “el negocio del rock and roll se organizaba cada vez más a nivel nacional, conforme las compañías y los productores independientes que habían visto nacer la música iban siendo tragados por las grandes empresas”, escribieron los periodistas especializados.

 

Dichas empresas, a su vez, empezaron a fusionarse entre ellas. Esto significaba que las decisiones acerca de las contrataciones, de quién haría giras y quién sería promovido, se tomaban a nivel nacional.

 

La creciente rigidez de la programación radiofónica empezó a borrar las distinciones locales y regionales, y como consecuencia se volvía mucho más difícil para un grupo local construirse una base sobre la estación de radio local, como un escalón hacia las estrellas.

 

 

En un país donde la mayoría de los ejecutivos de los medios masivos eran blancos y dudaban de que existiera algún mercado latino, el éxito se volvió muy difícil de alcanzar.

 

La edad de oro del sonido del Este terminó mucho antes de que la llamada ofensiva “Tet” de 1968 hiciera de Vietnam el principal interés de todos los estadounidenses, incluyendo a más de un millón de angelinos del Este.

 

Bajo la influencia de la guerra de Vietnam y el movimiento de los negros en favor de la igualdad de derechos, el movimiento proderechos civiles llegó finalmente al este de Los Ángeles en 1968.

 

Miles de estudiantes preparatorianos salieron de las escuelas de la zona en un “estallido” para protestar contra la mala calidad de su educación y el empleo de carne de cañón en la guerra de Vietnam (murieron más jóvenes de apellidos hispanos en esa guerra que negros o blancos).

 

Ocurrieron nueve importantes revueltas en la zona durante los siguientes dos años, convirtiéndola en una de las regiones más explosivas del país. Sorprendentemente, toda esta actividad no llegó a expresarse mediante la música.

 

La única excepción fue el grupo El Chicano, que llegó al número 28 en las listas de popularidad con una tonada de jazz-rock latino compuesta por Gerald Wilson, “Viva Tirado”.

 

Ésta se basaba en parte en el orgullo étnico (el nombre del grupo había sido cambiado de V.I.P.s con el único fin de expresarlo. El segundo disco de El Chicano, Revolution, fue explícitamente político y, como declaración de desafío, la portada del disco mostraba al grupo con fotografías sobreimpresas de Emiliano Zapata y Pancho Villa en ropas de combate.

 

Pese a la tendencia pacifista radical de aquel tiempo, que caracterizó a gran parte de la música popular, el disco se vendió bien en región sur de la Unión Americana.

 

La prosperidad de fines de los años sesenta y principios de los setenta –alimentada en gran medida por la guerra de Vietnam— causó más roces entre los negros y los chicanos, conforme trataban de conseguir mejores condiciones de vida.

 

Uno de los pocos ejemplos de relación entre estos grupos durante la época fue el grupo War, un conjunto integrado totalmente por negros, tras la salida de Eric Burdon, que tuvo gran éxito con tema y ritmos latinos (“Cisco Kid”, Low Riders” y “Can’t We Be Friends”).

 

Se llamaba “low riders” a quienes en el Este gastaban mucho dinero en arreglar distintivamente a sus coches y que por lo general se organizaban en clubes automovilísticos.

 

Los “low riders” preferían el abanderamiento del sonido soul de los sesenta –tanto Motown como eastside— y, desde luego, por el del grupo War de los primeros setenta.

 

VIDEO: Question Mark and The Mysterians – 96 Tears, YouTube (60s70sVintageRock)