Por SERGIO MONSALVO C.

HOT JAZZ
EL SONIDO DE NUEVA ORLEANS
Programa Radiofónico de Sergio Monsalvo C.
https://www.babelxxi.com/725-hot-jazz-el-sonido-de-nueva-orleans/

Por SERGIO MONSALVO C.

HOT JAZZ
EL SONIDO DE NUEVA ORLEANS
Programa Radiofónico de Sergio Monsalvo C.
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Por SERGIO MONSALVO C.

EL BLUES DE LOS AÑOS MOZOS
El guitarrista irlandés Gary Moore (1952-2011) se dio a conocer como instrumentista virtuoso dentro del campo del rock duro cuando estuvo con el grupo Thin Lizzy, así como en su carrera como solista en el heavy metal. Sin embargo, no es de sorprender que el blues también lo haya fluido sin problemas.
«Todo mundo tiene su propia versión del blues –dijo en su momento–. Todo mundo conoce esa sensación. No creo que haya que ser negro para entenderlo de manera exclusiva. Uno tiene o no el feeling necesario. La música irlandesa le ha dado un sello particular a mi sonido. No obstante, he encontrado semejanzas entre el blues y la música irlandesa. Muchas melodías irlandesas tienen un ambiente muy melancólico y bluesero. Puedo sentir esa música. Crecí con ella. A los 13 años yo tocaba en un grupo de blues. Esta música significa más para mí que todo lo que vino después”.
El blues es como un espíritu que se manifiesta de repente, incluso después de largos periodos de descanso. Y entonces sale a la luz un álbum blusero, como en el caso de Still Got the Blues (1990) que lo volvió a poner en la palestra musical del mundo.
La concepción presentada por Moore en este disco no fue dogmática. Se movió con agilidad por sus diversas tendencias estilísticas. No fueron tanto los blueseros negros originales, como el auge inglés del blues en los años sesenta lo que inspiró a Moore en sus conceptos para el disco.
En la portada aparecen del disco el músico manifiesta sus gustos de la primera adolescencia por los Blues Breakers de John Mayall y el Fleetwood Mac primigenio de Peter Green, aunque Robert Johnson y Albert, Freddy y B. B. King también figuran.
En la mayoría de las piezas que conforman el disco, Moore ofrece un blues pulido y elegante que evita toda aspereza. Cinco de esas piezas son de su pluma: «Movin On», «Still Got the Blues», «Texas Strut», «King of the Blues» (homenaje a Albert King) y «Midnight Blues».

Las restantes son covers de los grandes maestros: «Pretty Woman» (en la que participa el propio compositor Albert King), «Walking by Myself» (original de Jimmy Rogers; en la hoja de información y en la etiqueta del disco aparece el nombre del músico con la errata «Rodgers»), «Too Tired» (de Johnny «Guitar» Watson, en la que acompaña en la guitarra Albert Collins) y la preciosísima «As the Years Go Passing By» (de Deadric «Dan» Malone).
Para este equilibrado programa grabado por Moore, contó con la ayuda de los metales, órgano y piano en las personas de Frank Mead, Nick Payn y Nicky Hopkins, entre otros.
Uno de los objetivos de Gary Moore con Still Got the Blues (hoy un disco clásico, con treinta años en su haber) fue alcanzar ‑‑como él mismo lo comentó– al público muy joven que escuchaba el heavy metal, para despertar en ellos el interés por el blues y sus músicos originales. «Esa sería una buena justificación para mi álbum”.
VIDEO SUGERIDO: Gary Moore – Still Got The Blues (HD) (Official Video), YouTube (CenixCcustoms)


Por SERGIO MONSALVO C.

(POEMARIO)*
“LOS ESQUELETOS”
Las cenizas caen
desde la ventana abierta
Los esqueletos
echaron a perder el juego
y las campanas
nos dejaron sin luces
Miserables
enfermos
esperamos el alivio
en el fondo oscuro
de nuestra estancia
“LAS DULCES AMIGAS”
Cual
las dulces amigas
en la pálida luz
de algún recuerdo antiguo,
esbeltas y ligeras:
el viento
imperceptible
crea un vuelo de rizos
y casa sombra clara
deja algo de perfume
*Textos extraídos del poemario Sólo las noches.
Sólo las noches
Sergio Monsalvo C.
Editorial Oasis
Colección “Los libros del fakir”
Núm. 63
México, 1984

Dibujo: Heraclio

Por SERGIO MONSALVO C.

UN HOMBRE RESPETABLE
Parece aristócrata y ya llegó a los ochenta años de edad. Ray Davies es el autor de canciones legendarias: «Sunny Afternoon», «Dedicated Follower of Fashion», «You Really Got Me», «Lola», etcetera.
¿Es cierto que siempre has escrito comentarios satíricos sobre los acontecimientos de actualidad, desde los años sesenta hasta la fecha?
“No todo lo que escribí en los sesenta era sátira. La sátira era muy popular en los sesenta y los setenta. Creo que «Dedicated Follower of Fasion» tenía una intención satírica, también «Well-Respected Man». Pero hay una diferencia entre la sátira y acabar con alguien. Nunca he destruido a nadie con mis canciones”.
En los sesenta los Kinks fueron uno de los pocos grupos que ridiculizó al tipo nuevo «hombre hippie». Ustedes los desenmascararon como unos simples clasemedieros que seguían una moda.
“Tengo una teoría sobre los sesenta: en realidad no existieron. Tal vez unos cuantos fotógrafos sacaron fotos en King’s Road y así crearon el mito sesentero. Así se crean ese tipo de mitos… Pero sí fue la primera vez que gente normal, sin acentos elegantes, podían vender docenas de discos en los que seguían sonando como londinenses o liverpoolienses. En este sentido los sesenta fueron muy liberadores. Las barreras entre las clases se rompieron un poco. Pero creo que sólo era un camuflaje de lo que sucedía en realidad”.
Tus canciones expresan los típicos miedos clasemedieros que siempre han existido y que no desaparecieron en los sesenta. Tal vez por eso sea posible decir ahora que no existieron aquellos años.
“Tal vez no se comprenda hasta 2050 cuáles fueron los valores de este siglo XX loco. Creo que las innovaciones más significativas de tal siglo –aparte del progreso científico– fueron la invención del cine y del rock. El rock surgió durante la segunda mitad del siglo. ¿Qué fue importante dentro de él? ¿Cuáles fueron los artistas importantes? Aún se sigue respondiendo a eso”.
¿Te molesta que la cultura del pop exija una renovación constante, pero que tu obra esté arraigada en tradiciones que tienen siglos de antigüedad?
“Lo nuevo es nuevo y eso será así siempre. El otro día leí un artículo sobre el grupo Suede en el Billboard. Empezaba así: «Dedicated Followers of Popfashion will be delighted to hear this…» Por lo tanto, a veces se necesita el pasado para lanzar lo nuevo”.

Tienes la canción “Dandy”, pero también Oscar Wilde hubiera podido escribir ese texto un siglo antes.
“Y mucho mejor que yo. Doy varios cursos en la Arts Council, clases sobre cómo escribir canciones y cuentos. He utilizado mucho a Oscar Wilde para mostrar a la gente cómo deben usar las palabras. Escribir es una técnica. Yo comienzo con un tema al que doy cierta estructura. Luego me pongo a rellenarlo, con las tonalidades, etcétera. Una vez hecho eso, digo: no hay reglas. Yo opino que antes de poder romper las reglas tiene uno que conocerlas. Ahí estuvo, probablemente, el problema de los grupos de punk no tan buenos de los setenta. No conocían las reglas y al mismo tiempo creían estarlas rompiendo. Los Sex Pistols conocían muy bien las reglas y fueron manejados muy bien por Malcolm McLaren. Supo cómo presentarlos. Los Pistols eran los Stones de diez años antes. Los Stones también tuvieron a un manager hábil, Andrew Oldham. Una vez le pregunté: ¿Qué van a hacer ahora, Andrew? No estaban grabando. Y Andrew dijo: bueno, agarramos el riff de «Nowhere to Run», le agregamos una parte vocal al estilo de Otis Redding y una guitarra rápida y la pieza se llama ‘Satisfaction’. ¿Entiendes? Eran inteligentes. Hay que conocer las reglas, romperlas, robar y sacar una nueva combinación de ingredientes. Mi mundo es un choque constante del pasado, el presente y el futuro. Lo mejor de lo nuevo siempre consiste en pedacitos del pasado. Sólo es posible acercarse al futuro si se domina por completo el presente y el pasado. Pasado + presente = futuro. Lo que no es posible es: pasado entre presente = futuro. Eso no funciona. Hay que permitir el choque entre el pasado, el presente y el futuro. Es como la primera explosión del universo, el big bang, y uno no sabe hacia dónde conducirán las explosiones”.
¿Qué opinas de la industria disquera?
“Se ha vuelto muy predecible. No soy cínico, pero créeme: cuando estoy viendo un videoclip en la tele se exactamente qué compañía disquera está detrás de eso, quién es el manager y cuáles son los planes del grupo para su gira. Con el tiempo uno conoce la mentalidad de las multinacionales y cómo trabajan”.
En los sesenta, lo único seguro era que el rock era arte. Pero luego se metió la industria.
“Lo único seguro de los sesenta era el elemento de la liberación, y la liberación a veces resulta en arte. También estaba todo el movimiento del pop art. Pero hay que estar consciente de que mucha gente inteligente, mucho más que yo, se subieron al tren en el momento justo. Cuando The Times, ese gran periódico, esa institución, llegó a entrevistarme supe que algo andaba mal. Cuando el crítico de rock de The Observer comparó a los Beatles con Mozart dije: !Por fin lo han entendido! Se trataba de descubrir lo que se podía hacer la libertad”.
¿Por qué llamaste Phobia a uno de tus discos?
“Ahora, todo el mundo se anda preguntando: ¿cómo seguirá esto, qué debemos hacer? Mi respuesta es: enfrenta tus miedos, haz algo con respecto a las cosas que nunca te has atrevido a tocar. Confróntate con el hambre y la gente sin hogar. ¿Cómo? No lo sé. Pero vamos a tener que renunciar a muchas cosas. No se resuelve aumentando los impuestos. Casi de manera surrealista, el título Phobia fue una metáfora de lo que estaba (y está) pasando en el mundo. Hay que hacer algo. Comenzar”.
VIDEO: The Kinks, Phobia, YouTube (The Kinks)


Por SERGIO MONSALVO C.

La idea convencional de la obra musical como totalidad ya no es válida dentro de los parámetros minimalistas, puesto que una obra repetitiva en esencia constituye un proceso; ya no tiene la función de representar algo fuera de sí misma, sino sólo de referirse a su propia creación. El movimiento habla de “Generar el presente a cada momento. Vagar a la deriva, sin principio, en un movimiento multidireccional sin causa ni efecto”.
Esta omnidireccionalidad (valga la palabreja) vuelve imposible, por supuesto, cualquier relación causal. Al relacionarse sólo consigo misma, la obra se convierte en proceso. La característica más importante del proceso musical, en definición de Steve Reich (uno de sus puntales), es el hecho de que dicho proceso determina de manera simultánea tanto el detalle, o sea cada nota, y la forma en general. Reich creía en la inevitabilidad gradual de la obra: “Una vez que el proceso ha sido armado y cargado, funciona como por inercia”.

En el minimalismo se descarta rigurosamente la intervención subjetiva, a favor de un carácter por completo determinista. Reich lo llama un ritual de naturaleza por demás liberadora e impersonal: en donde nominalmente se controla todo lo que ocurre en el proceso de composición, pero también se acepta todo lo que resulta de éste, sin mayores modificaciones.
Al igual que Reich, Philip Glass rechazaba por entonces cualquier estructura dada fuera del proceso musical; éste debía generarla por fuerza propia: “Mi música no posee una estructura general, sino que se genera a sí misma a cada momento”, dijo.
En la música como proceso, la estructura ocupa un lugar secundario con respecto al sonido; sólo coinciden en el sentido de que el proceso determina tanto el sonido como la forma general. La música repetitiva es, pues, desde tal época monofuncional, y los sonidos emanados de ella ya no están programados con miras a la resolución final entre material y estructura.
VIDEO: Steve Reich – Quartet: III. Fast (Official Audio), YouTube (Nonesuch Records)


Por SERGIO MONSALVO C.
FOTOGRAFÍAS

Evidence (10)

Evidence (11)

Por SERGIO MONSALVO C.

LOS SERES CREPUSCULARES
En los Países Bajos, durante el periodo invernal, existen los llamados “Donkere Dagen”. Son esos días donde la luz matutina aparece muy tarde (nueve o diez de la mañana) y se oculta temprano (tres o cuatro de la tarde). En un fin de semana de tales días se me ocurrió ir a comprar el New York Times a una hora inusual: 7:00 A.M. (regularmente lo hago después del mediodía para disfrutar de la lectura de sus maravillosos suplementos durante el lunch).
Fui caminando (dejé la bicicleta estacionada, hacía bastante frío). La librería dónde venden los periódicos foráneos no queda lejos de mi casa. Recorrí el trayecto al margen del Schinkel, uno de los canales más transitados de la ciudad pero que a esa hora estaba casi desierto. Allá en el horizonte se vislumbraba apenas una levísima raya rosada de luz.
Sólo pasó un largo navío de nombre “Zonsopgang” (Salida del sol) bogando muy lentamente. Y, como sucede con la mente, una cosa me llevó a la otra y recordé que para los griegos todo el protagonismo era para el amanecer y sus múltiples metáforas: la aurora, el alba, el despertar. El crepúsculo no existió para ellos como tema poético.
Eso pasó hasta mucho después en Roma, en plena decadencia del Imperio. El poeta Virgilio, sus discípulos y seguidores comenzaron a celebrar el ocaso, el crepúsculo, el fin del día, sus criaturas. Entonces el mundo conoció otra de sus divisiones: escritores del amanecer y escritores del crepúsculo. Estos últimos iniciaron la construcción de los sentimientos ligados a la puesta del sol y a sus oscuridades siguientes.
Así han emergido las visiones de dichos instantes a través de sus plumas, a lo largo de los siglos. ¿Y ellos, los crepusculares, los anochecidos, cómo han definido un día perfecto, por ejemplo? Yo conozco a uno que en la época contemporánea lo hizo, con una obra también perfecta: Lou Reed.
Lou era un letrista de narraciones concisas, que contenían en su seno metáforas tan herméticas como sublimes. Se había erigido en el autor más decadente y mítico desde los años sesenta. Quizá en el más grande de los poetas nihilistas del rock a corazón abierto. Era, además, un cronista de la marginalidad y de la neurosis urbana, temas hasta entonces inéditos en el género.
Con “Perfect Day” Lou Reed volvió a darle otra vuelta de tuerca al concepto de la canción en el rock, con la recreación de su mundo de marginales de la ciudad. Una obra maestra que se extiende como un fresco.
Así nació está pieza, que sirve también para presentar al personal que acompaña a Reed (voz, guitarra rítmica y teclados) a lo largo del mítico álbum al que el tema pertenece (Transformer): Mick Ronson (Guitarra líder, piano, coros y arreglos de cuerda, que incluyen violines y cello), John Halsey (batería), Herbie Flowers (bajo eléctrico, contrabajo y tuba). El juego textual se complementa con el de la rítmica. Humor flâneur arropado con agudeza.
“Perfect Day”, es la cereza del pastel. Ronson fue el arquitecto sonoro que compuso los acordes e hizo los arreglos de piano y cuerdas del tema. Toda aquella epifanía la conformó la cabeza de ese genio musical que era el guitarrista de los Spiders From Mars, y que fue grabada por el ingeniero Ken Scott, en los Estudios Trident.
La aterciopelada voz de Lou, que acompaña su propio texto sobrecogedor, le proporciona el toque de sofisticación y decadencia que (al parecer) narra una tópica historia de amor que concluye con un ácido comentario: «Cosecharás lo que has sembrado». El tema admite varias lecturas, entre las cuales unas sostienen que, en este tema, el autor se refiere en todo momento a su relación con alguna adicción. Que cada escucha escoja su versión.

Simplemente un día perfecto
Bebemos sangría en el parque
y luego más tarde
cuando oscurezca
nos iremos a casa
Simplemente un día perfecto
Damos de comer a los animales del zoológico
más tarde veremos una película también
y luego a casa
Oh, un día perfecto
me alegra haberlo pasado contigo
Oh, un magnífico día perfecto
Tú haces que lo soporte
Tú haces que lo soporte
Simplemente un día perfecto
Olvidando todos los problemas
portándonos como seres domingueros
vaya diversión
Simplemente un día perfecto
hiciste que me olvidara de mí mismo
Y pensé que podría ser otra persona
alguien bueno
Oh vaya día perfecto
me alegra haberlo pasado contigo
Oh vaya día perfecto
Tú haces que lo soporte
Tú haces que lo soporte
Sólo recogerás lo que siembres
Sólo recogerás lo que siembres
Yo prefiero quedarme con la de un anhelo profundo de autoconocimiento, más que con la de los clichés autodestructivos. Con las sugerencias que aluden a la felicidad o infelicidad subyacente y dolida de la melancolía, a menudo sentida cuando todavía un acontecimiento está siendo vivido. Con la impronta de contar ahí mismo un “día perfecto” en tal sentido. En el de las emociones a flor de piel, con todos los matices puestos en ellas.
Compré el periódico y en lugar de regresar a mi casa caminé en busca de un lugar dónde tomarme un café y, antes de ponerme a hojear las páginas, extendí la mirada hacia aquel horizonte que preludiaba el día, pensando que Lou Reed había muerto y que siempre extrañaría su poesía crepuscular poblaba de humanidad.
VIDEO SUGERIDO: Lou Reed – Perfect Day – Later…with Jools Holland (2003) – BBC Two, YouTube (BBC)

Por SERGIO MONSALVO C.

MUDDY WATERS
PADRINO DEL ROCK
Programa Radiofónico de Sergio Monsalvo C.
https://www.babelxxi.com/724-muddy-waters-padrino-del-rock/

Por SERGIO MONSALVO C.

ENTRE EL SWING Y EL ROCK AND ROLL
En el este de Los Ángeles, como en muchos otros lugares, el vínculo entre el swing y el temprano rock and roll fue propiciado por el jump blues. Éste surgió durante los años treinta por parte de algunas bandas de Harlem, como las de Cab Clloway, y las de Kansas City de Count Basie y Louis Jordan.
En Los Ángeles los primeros representantes significativos fueron Roy Milton and The Solid Sanders. Cuando las finanzas hicieron imposible mantener una big band, Milton redujo la suya a diez elementos. Asimismo, introdujo un cambio, le dijo a su baterista que acentuara el segundo y el cuarto tiempo de cada compás (innovación que le había escuchado a Charlie Parker en su grabación más reciente).

Angelus Hall
De esta manera nació un ritmo básico muy parecido al del rock and roll posterior. Al finalizar la Segunda Guerra Mundial ya se escuchaba por todo el país su hit “You Got Me Reelin’ and Rockin’”, grabado al finalizar 1945.
Mientras tanto y aunque miles de familias mexicanas podían llamar a la ciudad de Los Ángeles como su hogar desde hacía cuatro generaciones, el Este de la ciudad permaneció aparte y sin acceso a los lugares anglos dominantes de la ciudad.
Ello se debía a la discriminación social y económica, a la barrera lingüística y la necesidad que tenían los recién llegados de México de disponer de un área donde tuvieran ciertas posibilidades de escapar del largo brazo de los funcionarios de Inmigración.

Pachucos
Tales circunstancias obligaron a la gente a construir una concha protectora desde la cual pudieran asegurar, conservar y expandir su música, su arte y su cultura en general. En Eastlos (como se le llamaba coloquialmente) una expresión de esta necesidad fue el surgimiento de los pachucos, bandas constituidas por jóvenes con un atuendo y lenguaje distintivos (pantalones holgados, sacos largos, sombreros con una pluma…).
Al estallar la Segunda Guerra, el sur de California se había hundido en un estado de paranoia histérica colectiva. La guerra contra Japón fue interpretada por muchos como una guerra contra todos los demás que no fueran blancos, tanto dentro como en el extranjero.
En 1942, tras la confinación de miles de ciudadanos japonese-norteamericanos en campamentos especiales, la tensión entre los soldados blancos apostados en California y los pachucos empezó a aumentar y culminó con violentas palizas solapadas por las autoridades municipales y estatales del estado.
Mientras el este de Los Ángeles fue y sigue siendo un barrio étnico, el aislamiento de la comunidad fue sólo una cara de la historia del desarrollo del rock chicano. El otro lado fue el impacto del cambio tecnológico, que se reflejó en la evolución de una pareja dispareja, la modernización agrícola y la radio.
El advenimiento de los métodos modernos de cultivo a comienzos de la década de 1940 fue el que expulsó a muchos negros de las tierras sureñas, y muchos se sintieron también atraídos hacia California por los trabajos relativamente bien pagados en las prósperas industrias de guerra.
Los negros se establecieron en los barrios mexicanos del este y del centro, porque sólo ahí se lo permitían sus posibilidades económicas. Por el contrario, los anglos que vivían cerca fueron saliendo por las mismas razones.
Los negros y los chicanos al compartir el aislamiento empezaron a comunicarse mutuamente escuchando las mismas estaciones de radio, como la KFVD, de Hunter Hancock, quien los domingos trasmitía un programa llamado “Harlem Matinee”, donde presentaba los discos de Louis Jordan, Lionel Hampton, y a las bandas locales de Roy Hamilton, Joe Liggins y Johnny Otis.

Lalo Guerrero
De los propios mexicanos surgió por ahí Eduardo “Lalo” Guerrero al que se le conoce por una adaptación al español del grupo musical de dibujos animados Alvin and the Chipmuks, llamado Las Ardillitas. Guerrero fue el primer artista en retratar musicalmente a los chicanos, comenzando por los pachucos, tribu urbana que estaba asociada con la actitud pandillera, la noche y estilos rítmicos de los que destacaban el boogie, el swing y el mambo. A ellos se les achaca, asimismo, la institucionalización del caló chicano, una de las bases del espanglish.
Elementos primordiales: el talento y la universalidad de Guerrero radicaron en que supo adaptar historias sobre los chicanos en los sones de moda en los salones de baile estadounidenses de la década de los cuarenta, convirtiéndose así en uno de los precursores del mestizaje sonoro moderno, lo que quedó en evidencia en temas legendarios del temperamento de “Marihuana Boogie” o “Pancho Lopez”, parodia del hit de 1954 “The Ballad of David Crockett”, cantada en espanglish. (Este artista fue condecorado en 1996, con la Medalla Nacional de las Artes por su aportación a la cultura méxico-estadounidense).
Regresando a Johnny Otis, éste se había mudado a Los Ángeles en 1943 proveniente de Tulsa y hacia finales de la guerra se había convertido en una importante influencia del jump blues. Cuando se presentó por primera vez en el Angelus Hall en 1948, con el jump blues negro en la zona este, causó gran sensación.
La música hacía precisamente lo que indicaba su nombre y todo el barrio “brincó” con él. De esta manera comenzaron a fundarse bandas chicanas de jump. La primera fue la de los Pachuco Boogie Boys, encabezada por Raúl Díaz y Don Tosti. Lograron un hit llamado “Pachuco Boogie”, que consistía en un shuffle al estilo jump mientras Raúl o Don hacían un rap en el caló de la jerga callejera de los pachucos, acerca de prepararse para una cita con una muchacha.
Los años cincuenta produjeron la guerra de Corea, el programa de los braceros (importación de mano de obra agrícola temporera desde México) y los arrestos y deportación de los líderes mexicanos de sindicatos y la comunidad. Tan sólo en 1954 se doportó a más de un millón de chicanos, como parte un patrón de continuidad que sigue vigente en la vida del suroeste estadounidense.

Don Tosti
Cuando la situación es buena, se permite que los trabajadores mexicanos cruce la frontera hacia la Unión Americana, donde se constituyen en una fuente de mano de obra barata fácilmente controlable. No obstante, cuando los tiempos se vuelven difíciles, se olvida su aportación, se les recoge como animales y son enviaos de regreso.
Sin embargo, también en los cincuenta ocurrió la fusión de diversas corrientes musicales que confluyeron en algo llamado rock and roll. Tal hecho no sólo ocurrió en Memphis, Chicago, Nueva Orleans, Texas, sino también en el este de Los Ángeles.
VIDEO: Don Tosti, Pachuco Boogie, YouTube (Don Tosti-Tema)
