Por SERGIO MONSALVO C.
(VERSIONES SOBRE UN MISMO TEMA)
Hacer la versión de un tema clásico es un reto para el/la cantante que se atreva. Volver a contar, por ejemplo, el reencuentro de una pareja que ha mantenido una relación tormentosa de amor, interrumpida, cortada, reanudada e inmadura como todas las historias de amor, necesita de algo más que la intención o la voluntad.
Requiere de experiencia vital, de implicarse con el texto y con la música; de imaginar como lo haría un actor para trasmitir la emoción inherente. Y, además de ello, adaptarlo al propio estilo para no perder personalidad ni identidad.
Por eso un cóver, una versión, exige más que un simple trasvase mecánico de un recipiente a otro: requiere necesariamente la reescritura del tema, que es sólo una parte de sí mismo, de su espacio vital, para darle una nueva forma. Esto es lo que hacen los buenos intérpretes.
Sólo así será la versión del aquí y ahora que quedará registrada para siempre. Desde entonces con esa canción se hará manifiesta la presencia física del músico, del cantante, a través de su cuerpo, de su voz, del instrumento que encarnó literalmente.
De la época que representó. La pasión que derrochó creó su particular mundo imaginario y simbólico y finalmente éste permanecerá o no únicamente si la apropiación fue consumada.
Por otro lado, en un mundo en el que la memoria es un valor a la baja, a veces de lo que se trata al hacer un cóver es de recuperar un tema olvidado pero aún reconocible, y se hace por distintas razones. Por ejemplo, si es una pieza que le gusta particularmente al artista y quiere hacer su versión, tributarla de esa manera.
Otra razón, quizá menos poética es para el ahorro: Una canción exitosa, si no está muy trillada, se vuelve a grabar y es un éxito otra vez y sirve para reenganchar al intérprete a la escena. Para ello hay que saber leer el pulso de los tiempos y de las tendencias y elegir la canción adecuada en el momento adecuado, para el tipo adecuado, eso lo sabe un productor experimentado y poco escrupuloso.
En otras ocasiones de lo que se trata es de trasmitirla de un público a otro, de una generación a otra, como han hecho infinidad de artistas: Habrá gente que pensará que los temas son originales. Generalmente, escuchas poco enterados o desinformados que no están al tanto de las listas de éxitos. Y, al revés, hay gente que creerá que se trata de un tema standard.
Cóver (versión) es, pues, un término (y un campo de acción) muy amplio. A menudo los escuchas piensan, muy reduccionistamente, que es sólo cantar canciones que otros cantaron antaño. Sin embargo, no es tan simple. No se trata de hacer karaoke, una copia, sino de arreglarla de una nueva manera. De deconstruir la pieza original y reconstruirla con otros elementos.
Es obvio que tal arte a veces funciona, y otras veces no. Cuando sucede que la nueva versión no es tan diferente de la original se le puede asestar el epíteto de vil copia, de calca, y también obviamente a sus perpretadores se les echará en cara su falta de imaginación y talento.
Pero si funciona, el efecto puede ser muy grande y abrir otros horizontes, nuevos puntos de vista, crear una estética distinta. Si hacer versiones buenas fuera tan poco creativo “Hound dog” sería aún un rhythm & blues lento y no el rock and roll del preludio; “That’s all right mama” se hubiera quedado en el country sin evolucionar hacia el rockabilly y “Louie Louie” una canción caribeña que solo conocería un puñado de personas, y no una piedra fundamental del rock de garage, por mencionar algunos ejemplos históricos.
Por eso mismo nadie puede rebajar a reproche esta declaración tributaria, pues gracias a ella nos ha sido dado disfrutar de un nuevo estrato para la canción recurrente. Es un estadio nuevo para una canción previamente grabada, es decir: otro rubro en el cóver.
En ese ámbito se puede encontrar solaz y certidumbre, calidez y sosiego. La satisfacción que puede brindar un cóver afortunado se parece a ese momento que quema con la exaltación del enamoramiento ya detectado y la concentración en su disfrute.
Esa variación de lo conocido permite volver por unos minutos al reino del pasado, reencontrarse con ese otro que fuimos y habitarlo desde fuera. Ahí, en esa antigua nostalgia se satisface y enciende nuevamente algo para nuestro conocimiento personal. Por ello, el cóver representa una posibilidad de descubrimiento y acceso: una suerte de supermercado de reabastecimiento.
Este puede ser el lado utilitario de acceso a tal práctica. Sin embargo, existe como siempre otro point of view: la poética de la representación. Desde este ángulo, un músico, un cantante expresa su individualidad a través de un lenguaje recibido de otro semejante.
De este modo la llamada autoría original pierde su sentido, puesto que quien hace de ella una representación presenta la versión de una pieza como una nueva entidad subjetiva. Es decir, en la versión se expresa otro yo. En este punto preciso entra la mencionada poética, puesto que el escenario de la misma canción lleva una interpretación distinta, que requiere de ser reacentuada y reescrita, por otra mano, otra voz, otro grano.
Para los inescrupulosos, los perezosos que sólo hacen copias y no versiones, el trabajo sobre un canto previo es una elección simple y obvia y harán el fotocopiado.
Resultará exitoso porque no hay riesgo alguno. (recuérdense los casos de la pieza “Forever Young” de Japan copiada por la boy band One Direction, o el de “American Pie” de Don McLean hecha por Madona, por ejemplo: muchas ventas, pero asépticos y anodinos en lo artístico). Es un alimento que ha sido previamente masticado y la falta de imaginación se tratará de esconder tras la caja registradora.
Cuando los verdaderos artistas optan por la versión, aparecerán para legitimarla los parafraseados conceptos poéticos de T.S. Eliot: toda música se encuentra en músicas previas. Las versiones que hagan más o menos explícita esta presencia, en las que se advierta la esencia de voces anteriores, no significa de ninguna manera que la versión deje de ser “original”, dadas sus particulares contribuciones.
Por lo tanto, se podrá hablar de una misma canción, de los mismos acordes, de los mismos sonidos y hasta de las mismas palabras, pero el interés será distinto, será el de las variaciones, las acentuaciones o los modos, y a partir de ahí será “otra” canción sin dejar de ser la misma. Eso es un cóver.
VIDEO SUGERIDO: Joe Cocker – With a Little help from my Friends, YouTube (yosh95wilde)