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Por SERGIO MONSALVO C.

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 INQUIETUDES EXISTENCIALES

En 1970 apareció el cuarto álbum del Velvet Underground que marcó de facto el final del grupo. Una banda que se había adelantado años luz a su época, con sus guitarras rítmicas escandalosas, violas atonales, baterías minimalistas, lírica subterránea y cantos de exquisita esquizofrenia, además del despiadado ingrediente noise: un collage sonoro de música eléctrica y experimental reunida con la estruendosa sencillez del rock. Los elementos de un icono para las siguientes décadas.

Llegó el punk y éste vio en el Velvet a un modelo soportable y, desde luego, tocar cosas como “White Light/White Heat”: Sex pistols en lo crudo, en lo intelectual Patti Smith y Television; con el new wave los Talking Heads, Blondie y Joy Division, que dio inicio a la época del postpunk “industrial”.

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Arribaron los ochenta y R.E.M. A Michael Stipe le gustaba cantar “Femme Fatale” y “Pale Blue Eyes” al final de sus conciertos. En el otro extremo del espectro, The Jesus & Mary Chain hacía una amalgama de rock de garage y feedback, la estrategia del shock  velvetiano. Los siguió Nick Cave, Sonic Youth y Echo and The Bunnymen.

En los noventa la escena alternativa se hundió en la moda de la tristeza. De repente cobró importancia el tercer álbum de Velvet Underground. La falta de energía fue la característica más destacada que comparte con los sonidos desganados de agrupaciones como Galaxie 500, Spiritualized, Spacemen o The Cure. Y en el mainstream con Billy Idol y Bryan Ferry.

En la primera década del siglo XXI los Strokes o Black Rebel Motorcycle Club no niegan su devoción a los neoyorquinos. Cuando se sintoniza MTV, parece como si todos los grupos alternativos portaran el sello velvetiano. Se han esforzado de manera desesperada por extraer de ahí un alma, y la tentación ha dado a luz ejemplos notables y el listado continúa. Y aunque Velvet Underground haya muerto 30 años antes se ha convertido en una obsesión para el mundo del rock.

El Velvet Underground con sus temas sugerentes en cuanto a negrura, voluptuosidad y perversión, y su mezcla perfecta de rock y experimentación sonora agridulce, despertaron ciertas inquietudes con un significado heroico desde el punto de vista existencial que permanece intacto.

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VIDEO SUGERIDO: The Velvet Underground – Sweet Jane (the best live versión), YouTube (Rafael Romero)

 

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 EL IMPACTO DEL ZEPPELIN

Led Zeppelin se fundó en 1968 por Jimmy Page, afamado guitarrista de estudio y miembro de los Yardbirds hasta la disolución del mismo, el vocalista Robert Plant, el baterista John Bonham y el bajista John Paul Jones. El nombre del grupo surgió cuando le comentaron a Keith Moon, de The Who, su integración y éste en son de broma dijo que fracasarían y caerían como un “Zeppelin de plomo”. El presagio no se cumplió y se convirtieron en una de las bandas más influyentes de la historia del rock.

Bajo un contrato excepcional con Atlantic Records, que no permitía a la compañía ninguna injerencia en el material musical, ni sobre las portadas, promoción o conciertos, el Zeppelin sacó su primer disco en enero de 1969. En él mostraban su amplio espectro musical y formas y composiciones muy estructuradas, con blues, rock and roll clásico, soul, música celta, india, árabe, folk y country. Y aunque la prensa lo calificó como heavy metal, el propio grupo lo denominó como “heavy blues”.

El blues y el rock trabajan en parte con los mismos materiales, pero su enfoque es diferente. El deseo sexual, el alcohol, la pasión y el dolor son elementos compartidos por ambos. El blues los trata con ironía y desapego; el rock, con urgencia y exageración. El Led Zeppelin adaptó el blues a su propia noción de lo musical. Al control que necesariamente implica la idea del primero, ellos le abrieron las compuertas para que no fuera incompatible con su propuesta de energía eléctrica pura

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El segundo álbum del grupo se realizó en plena gira y se lanzó el 22 de octubre del mismo 1969. Cada canción se grabó en un estudio distinto, pero siempre bajo la cuidadosa producción de Jimmy Page y la asistencia de Eddie Kramer, productor de Jimi Hendrix. El Zeppelin retomó las ideas del primer disco, pero más desarrolladas y reveladoras. Mezclaron el blues con el hard rock (que tenía de antecedente a los Yardbirds) y la psicodelia. Con él sentaron las bases del heavy metal de los setenta.

En la música de los británicos la combinación de lujuria, patetismo y humor presentada por el blues original se volvió tornado. Su composición «Whole Lotta Love», por ejemplo, se apartó del tradicional refinamiento bluesero y fue reemplazado por la intensidad: «Muy adentro te daré mi amor,/ te daré cada pulgada de mi amor...» De esta forma, el blues urbano se transformó por la vía del electroshock en un caballo salvaje, gracias a la fuerza de la propia naturalización zeppelinesca.

Led Zeppelin fue una agrupación seminal que allanó el camino al heavy metal de los setenta y lo continuó haciendo con el hard rock que sería la fuente del grunge noventero. Su influencia es tal que en el rock de garage abarca desde Wolfmother a Stone Temple Pilots o Rage Against the Machine. Tienen canciones clásicas consideradas entre las mejores de todos los tiempos. Marcaron una huella perenne y fueron catalizadores para la transformación del rock en su momento.

Así como entre  1953 y 1963 se crearon las raíces para el despegue del rock de garage en su primera gran época (63’-69’), las bases para el segundo periodo (80’-90′) se forjaron entre 1969 y 1979 con grupos como Led Zeppelin que le aportaron nuevos elementos a la corriente.

Led Zeppelin in Concert

VIDEO SUGERIDO: Led Zeppelin – Whole Lotta Love (1997 Promo), YouTube (ledzeppelin)

 

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 ENERGÍA= MC5

A Detroit se le conoce como la Motor City por ser su actividad económica principal la construcción de automóviles hasta hace poco. En materia musical se ha distinguido por tres rubros: el sonido Motown, el proto punk de MC5 y el beat del techno dance. Sin embargo, fueron los años sesenta el punto climático de su historia, ya que la música se le ligó de manera estrecha con el contexto sociopolítico de la época. En ello tuvo mucho que ver la presencia de MC5.

En su origen este grupo de garage, nativo de aquella ciudad, se hizo llamar Motor City Five y fue fundado en 1964 por Rob Tyner (voz), Wayne Kramer (guitarra líder), Fred “Sonic” Smith (guitarra), Pat Burrows (bajo) y Bob Gasper (batería) para tocar cóvers. La situación cambió en 1965 cuando accedieron a la universidad del estado y cuando encontraron en el campus a John Sinclair, poeta y activista político.

En 1966 el grupo dio a conocer su fusión de rock y rhythm and blues de alto octanaje en un disco sencillo producido por ellos que circuló de mano en mano. Sinclair los escuchó en su calidad de DJ de radio, y los invitó a unirse al Partido de las Panteras Blancas, que buscaba la revolución a través de la expresión libertaria más extrema. Bajo el influjo del LSD y las consignas políticas de Sinclair, el grupo —ahora con las siglas MC5— se transformaría en la antítesis de la escena hippie.

En 1967 formaban parte de la comuna Trans Love Energies de Sinclair, el cual redactó un manifiesto para darlos a conocer: “MC5 apoya la revolución. No se han armado aún porque poseen recursos más fuertes: el acceso directo a millones de jóvenes a través del rock and roll, es uno; la fe en lo que estamos haciendo, el otro. Pero de hacer falta utilizarán los rifles. Harán lo que sea necesario ante la ausencia de ilusiones”.

MC5 estaba convencido de que el rock unía a la gente y que podía ser usado para ganar poder político. El grupo participó en la protesta masiva contra la guerra de Vietnam, que se dio con motivo de la Convención Nacional Demócrata y que terminó con la feroz represión gubernamental, con muertos, heridos y detenidos; a pesar de sus posturas, la compañía Elektra los contrató ese mismo 1968.

El resultado de su participación en dicha Convención fue el álbum Kick Out the Jams (de 1969), un compendio de música dura, energética, sin transigencias y por demás nihilista, inserto en un clima dominado por el “flower power”. Esto creó por supuesto la controversia, incrementada por la versión que hicieron del tema de Nat King Cole “Ramblin’ Rose” con la letra cambiada y luego el grito ¡motherfuckers!” en el tema “Kick Out the Jams”, con lo cual provocaron a la censura. Esto hizo que Elektra los despidiera.

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Tras el despido del grupo, John Sinclair fue sentenciado a diez años de prisión por posesión de drogas, aunque en realidad era un preso político.  MC5 organizó conciertos para la fianza. Al ser rechazado este derecho por la Corte y ante el poco apoyo de los otros partidos radicales, el grupo, aún comprometido con la fuerza revolucionaria del rock, aceptó firmar con Atlantic y grabó Back in the USA (1970). El sonido áspero y lleno de energía del disco le dio fama a MC5, pero vendió poco, al igual que High Time (de 1971), luego de lo cual optaron por desintegrarse.

En los ochenta se reeditaron sus álbumes. Se acentuó así su importancia como representante de una corriente de música underground que preludió a los punks de la década siguiente; dieron nueva vida a la tradición de las bandas de garage e inspiraron a los grupos de hard rock. Es decir, con el tiempo se convirtieron en objeto de culto. En la actualidad en muchas paredes del mundo puede leerse el graffiti: Energy= MC5.

MC5 sentenciaba lo siguiente: “Casi todos los miembros de la contracultura estadounidense están relacionados con el rock and roll. Esto lo hace importante. El rock trata sobre la rebelión”.

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VIDEO SUGERIDO: MC5 – Ramblin Rose – Kick Out The Jams –Looking At You by Tito Sueldo, YouTube (tito sueldo)

 

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 LA ETERNA JUVENTUD AIRADA

En 1968 había pasado ya una década entre los preliminares del rock de garage y el fin de su primera etapa. Había sido fiel a sus influencias sin copiarlas al pie de la letra. De Little Richard y Chuck Berry habían absorbido los fundamentos; de la Ola Inglesa la importancia de los sonidos y parámetros y de los cientos y cientos de grupos que lo habían conformado en esta década: la actitud y el espíritu para tocar buenas canciones, con rabia y velocidad aunque fuera con impericia.

El rock de garage se había forjado con hambre, pasión y energía en las cocheras familiares, en los sótanos y covachas a base de poca elaboración musical (tres notas octavas y quintas), de la distorsión en los amplificadores y otros instrumentos baratos, de baterías agresivas y letras pegajosas, de riffs salidos del alma y con ecos metálicos, de la necesidad de agruparse y mostrar los deseos adolescentes de diversión y sexo.

Y los deseos manifiestos del rock de garage son por tanto calificados de sucios y sus intenciones de violentas, provocadoras y con actitudes nihilistas. Su base en el rhythm and blues es tocada con urgencia y con la intención de que refleje el barullo mental y emocional del eterno adolescente en celo, que se reúne con sus semejantes para compartir tales sensaciones y experiencias en un movimiento subterráneo y anárquico.

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Lo realmente importante de la corriente garagera no es la originalidad ni la calidad sino la manera de tocar las canciones. Hay que tocar rock & roll sin pérdidas de tiempo ni queriendo presumir. Escupir los temas tal y como salgan sin adornos ni adocenamientos. Tocar con todo el cuerpo porque no se puede hacer otra cosa, por necesidad existencial, porque lo esencial es el qué y no el cómo.

De los cientos de bandas que habían aparecido por todos los Estados Unidos y otros confines del mundo en esta época, algunos obtuvieron éxitos; la mayoría quedó en la oscuridad y desapareció tan fugazmente como había surgido. En 1968 el álbum conceptual era una realidad y la industria se plegó a ello. Los Beatles, que con la Invasión Británica desataron los deseos, ahora crecían para dar paso a otra etapa: la de los simbolismos, la abstracción y el uso de la palabra con otras intenciones.

Llegaron a su fin los sencillos solitarios y los one-hit wonders contenidos en los discos de 45 rpm, el formato ideal para los grupos de garage. Con el nuevo LP de 33 rpm el virtuosismo dentro del rock cobró una enorme importancia. Los héroes de la guitarra y otros instrumentos se encumbraron en el gusto popular. Asimismo, el uso del estudio de grabación como otro instrumento se impuso en la escena. Ambas cosas eran por completo ajenas al rock de garage y apareció el ocaso para éste.

En esa primera etapa para el rock de garage de cualquier modo quedaron cimentadas fuertemente sus bases. La saturación de los amplificadores, los cantos viscerales, el desaliño generalizado, los guitarristas trastocados y sobre todo el riff que lo definía todo. En ese campo fue precisamente donde los iracundos músicos sembraban y cosechaban tempestades. Uno de los últimos grupos de aquella época le proporcionó al mundo un tema histórico y un riff que se convertiría en tópico.

En 1968 el rock de garage volvió al capullo de su origen a esperar y forjar nuevos representantes. Su destino en todo caso tenía futuro: el espíritu de la eterna juventud airada.

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VIDEO SUGERIDO: The Lollipops Shoppe – You must be a Witch, YouTube (jeffo0771)

 

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GARAGE/18

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 DISTORSIÓN, PASIÓN Y ENERGÍA

En 1967 los Monkees estaban en el pináculo de su fama. El productor Don Kishner había fabricado a este grupo angelino para enfrentarlo a los Beatles y su desmedida popularidad en detrimento del mainstream doméstico. Lo hizo con las armas de la televisión (con un show semanal), el humor  y con los mejores compositores del Brill Building: Carole King, Neil Diamond, Tommy Boyce y Bobby Hart, entre otros. El éxito se dio durante dos años.

La influencia de los Monkees fue manifiesta en muchos sentidos. En lo musical algunos de sus temas fueron retomados por los grupos de garage para interpretarlos o como referente dentro de sus propios repertorios,  como en el caso de los texanos The Sparklees.

The Human Beinz fue una banda psicodélica formada en Ohio por el cantante y guitarrista Richard Belley, y que saltó a la fama realizando versiones de los grupos de la Ola Inglesa como los Them, Yardbirds y los Who. Su logro mayor ocurrió con la adaptación que hicieron de un tema de los Isley Brothers: “Nobody But Me”.

Strawberry Alarm Clock fue un producto netamente psicodélico de 1967. Con un futuro prometedor se conformaron únicamente con un one-hit wonder que llegó a las listas de pop singles a fines de año. De cualquier modo quedaron para la historia en dos películas notables: Psych-Out de Jack Nicholson y El Valle de las Muñecas de Russ Meyer.

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De la localidad de Los Altos, en California, fue la Chocolate Watchband, un grupo de garage punk muy influenciado por el rhythm and blues británico (Rolling Stones, Animals, Yardbirds) y por la psicodelia reinante en aquella zona. Sus enérgicas actuaciones en vivo les valieron gran cantidad de fans y la grabación de tres LP’s para la posteridad.

Music Explosion, grupo de garage de la ciudad de Mansfield, Ohio, se inició en la música como remedo de la Invasión Británica. Luego se convirtieron en masa moldeable para los productores de la corriente conocida como Bubble Gum. Los compositores John Carter y Ken Lewis les arreglaron la versión de ·Little Bit O’ Soul” que llegó a las listas.

La corriente hoy conocida como garage proto punk tuvo en aquel 1967 muy buenos representantes. Uno de ellos fue Unrelated Segments, surgidos de la metrópoli que daría más de que hablar en este sentido: Detroit, Michigan. El salvajismo y la exuberancia sonora que caracterizarían a dicha ciudad están presentes en tal grupo.

Otra banda de garage proto-punk y pop psicodélico fue The Electric Prunes, procedente de la ciudad de Los Ángeles. Su música se caracterizó por sus originales experimentaciones lisérgicas, su pesadez rítmica y sentido de la melodía. Pieza fundamental para el grupo fue el productor Dave Hassinger, quien había trabajado para los Rolling Stones.

En la actualidad a algunas manifestaciones del rock de garage sesentero se les considera como proto-punk, ya que influenciaron de manera definitiva a los grupos punk de las siguientes décadas, con su poco elaborada música compensada con mucha distorsión, pasión y energía.

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VIDEO SUGERIDO: The Chocolate Watchband – Sweet Young Thing, YouTube (garageband66)

 

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 LA PSICODELIA

 En 1966 llegó la popularización de la psicodelia (“Manifestación del alma”, en la definición de su creador, el británico Humphry Osmond) y la música psicodélica como una de sus manifestaciones más concretas. Al inicio de la corriente apareció un grupo surgido del Bronx neoyorquino, los Blues Magoos, que se convirtieron en esmerados practicantes del garage psicodélico. Así apareció el estupendo LP Psychedelic Lollipop influenciado por The Animals.

Uno de los grupos más importantes de la era psicodélica fue Love, lidereado por el excelente músico Arthur Lee. Estos angelinos realizaron trabajos llamativos, intensos y ejemplares plagados de texturas de inflexiones pop, folk-rock, rhythm and blues y posturas del garage. Sus principales influencias fueron los Byrds, los Stones y el surf-rock de Dick Dale.

En el Medio Oeste norteamericano apareció un grupo cuyas raíces se registraban desde 1959. Formado como una banda para animar fiestas y bailes, The Outsiders fueron reformando su concepto debido a la Ola Inglesa. De ella tomaron la chispeante línea de bajo, la mezcla saturada del órgano Hammond a lo que adjuntaron una voz llena de soul y metales. El resultado un éxito tan instantáneo como efímero.

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Los Woolies empezaron haciendo cóvers de Bob Dylan en su natal Michigan donde eran un grupo garagero, sin embargo, su viaje a Los Ángeles y el conocimiento que adquirieron de la nueva tecnología representada por los amplificadores Vox los motivó a entrar a la nueva corriente psicodélica y lo hicieron con una versión de Bo Diddley que se convirtió en un hit radiofónico del área a mediados de aquel año de 1966.

El nombre de Golliwogs fue uno de los antecedentes de Creedence Clearwater Revival. Durante un tiempo grabaron para la subsidiaria de Fantasy denominada Scorpio donde tenían que “parecer más ingleses que los ingleses”, según las consignas de la industria. En aquel entonces con Tom Fogerty en la voz cantante el grupo mostró su lado brit y la influencia recibida de los Them y el backbeat de los Rolling Stones.

La ciudad de Miami, en Florida, tuvo entre sus representantes de aquella época a The Mojo Men, un cuarteto garagero que tras varios cambios de nombre y personal, decidió trasladarse a San Francisco donde estaba la acción. Grabaron algunos demos y el sello Autumn Records los contrató. Se pusieron a las órdenes del productor Sly Stewart (quien no tardaría en liderear a Sly and the Family Stone), para poner en los tracks su groove de bajo fuzz, melodiosa armónica y lascivas voces al estilo Stone.

La influencia de los Rolling Stones estaba más que extendida por aquel entonces en la Unión Americana, y sus noveles grupos los tenían como modelos en sus distintas facetas, como en el caso de Harbinger Complex, una agrupación de Fremont, California, que reproducía a su manera el sonidos sucio y grasoso de los riffs de la guitarra de los británicos e incluso su cantante, Tim Granada, intentaba una imitación de Mick Jagger.

El mundo de las drogas y la subcultura que empezaba a significar se puso de manifiesto en variadas canciones del momento que a la postre se convirtieron en un retrato de época, en el soundtrack de la memoria alterada de aquellos días. Los angelinos The Other Half pusieron de su parte para entrar en la lista de referentes. Su tema «Mr Pharmacist» estuvo arropado por los sonidos influenciados por el rhythm and blues británico de los Yardbirds.

Las características primordiales del rock psicodélico de garage son sus motivaciones sonoras (influenciadas por el rhythm and blues británico y alejadas de cualquier misticismo) y su relación con las drogas alucinógenas como la Psilocibina y el LSD.

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VIDEO SUGERIDO: The Other Half – Mr Pharmacist, YouTube (Dick Coombes)

 

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GARAGE/16

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 MÁS PODER, MÁS ESTRIDENCIA

The Shadows of  Knight son considerados en la actualidad como una de las bandas pioneras del garage-punk de los Estados Unidos. Se crearon en Chicago en 1963 bajo la batuta de su líder y fundador, el cantante Jim Sohls. El quinteto obtuvo alguna fama por su versión de “Gloria” de los Them, sin embargo, fue con una versión de Bo Diddley que pasaron a ser ejemplo, más que imitación del boom británico. La crudeza de su hogareño sonido bluesero proveniente de Muddy Waters fue la clave.

La lectura que hicieron los jóvenes estadounidenses de la segunda oleada británica, más poderosa, tuvo efectos inmediatos y particulares. Entre lo más destacado de aquel año de 1966, estuvieron Question Mark and The Mysterians (todos chicanos), quienes ostentan hoy la designación de haber sido la primera banda de punk rock, por su sonido y actitudes emergidas de tal lectura. Estos oriundos de Texas, mostraron a Rudy Martínez (cantante) y Frank Rodríguez (órgano) como gurús del garage.

La intensidad era una de las premisas de la época. Y así lo hizo Roky Erickson (guitarra, voz, armónica y composición) con el grupo texano 13th. Floor Elevators. La psicodelia era el underground y ellos fueron los primeros en nombrarla en una canción. Eso los señaló de inmediato ante la ley que no paró hasta fichar a al cantante por posesión de drogas. Para evitar una larga condena carcelaria el músico se declaró mentalmente incapacitado. Se le recluyó por tres años en un hospital psiquiátrico.

The Count Five, lugareños de San José, California, entraron a formar parte del mito garagero en 1966 con “Psychotic Reaction». Sus edades fluctuaban entre 1os 17 y los 19 años de edad cuando disolvieron el grupo de mutuo acuerdo y a partir de ahí creció su leyenda. Una que el evangelista del rock Lester Bangs contribuyó a difundir en un gran ensayo. Los Yardbirds habían manoseado el poder de la luz en Inglaterra, The Count Five, vestidos de Drácula en una cochera californiana.

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The Swinging Medallions, el octeto formado en Greenwood, Carolina del Sur, sortearon con habilidad el estigma del one-hit wonder, cuando alcanzaron las listas de popularidad en julio de aquel año con “Double Shot (Of My Baby’s Love)”, y lo convirtieron en el pilar de su institucionalización. A partir de ahí, y en el futuro, el grupo se erigió en el invitado incustionable del frat-rock, y no hubo bar, club, fraternidad ni fiesta playera en donde no se le tocara. Circunstancia que aún continúa.

Nueva York no tardó en brindar sus propias aportaciones al rock de garage de 1966. Lo hizo con los Rascals y con The Groupies, un quinteto de chicos malos del East Side, quienes subrayaron tal rasgo típico de dicha  metrópoli. Antes de grabar cualquier cosa, se hicieron notar con sus salvajes presentaciones en el Scene Club, con un rock abstracto rayando en lo primitivo. Sus riffs se basaban en los del bluesero Howlin’ Wolf y su lírica y actuaciones fueron precedente de la corriente psycho.

Zakary Thaks fue el nombre que adoptaron los muchachos nativos de Corpus Chriti, Texas, cuando decidieron participar en una batalla de bandas del Carousel Club local. Ganaron el mismo y no sólo por el distintivo nombre, sino por la gran propuesta musical que mostraron, con una mezcla de influencias, tanto británicas como norteamericas. El tema «Bad Girl» les dio tanta popularidad por entonces que fueron convocados como teloneros durante la gira de los Yardbirds por aquellos lares.

La segunda oleada británica, más poderosa, más estridente, surgió de las academias londinenses con los Rolling Stones, los Kinks, Zombies, Yardbirds, Animals, Them y The Who.

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VIDEO SUGERIDO: Swinging Medallions Double Shot of My Baby’s Love, YouTube (Spennie)

 

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GARAGE/15

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 LA TÓXICA ELECTRICIDAD

En 1965, el productor Huey P. Meaux con Dough Sahm y Augie Meyer creó un híbrido al que llamó Sir Douglas Quintet, para que pareciera británico (como hacían todos los productores estadounidenses de la época). Entraron al estudio y se pusieron a explorar un beat (con influencia stoniana) que sonara auténticamente sureño. El resultado cristalizó en: “She’s about mover”, tema que contenía un riff de órgano tex-mex, una guitarra eléctrica cargada de swing y una voz plena de soul.

“Ya no me importa lo grande que sea una vieja canción folk o lo que signifique la tradición. Los tiempos cambian y yo quiero ponerme a hacer rock”. Eso lo confesó Bob Dylan a principios de 1965 y en mayo del mismo año grabó “Like a Rolling Stone”. Con ello hizo una revolución estética y psicológica, electrificó la poesía. Construyó estilos, rítmica vivencial, nuevas visiones. La canción resultó un cataclismo, produjo polémica. La protesta y la propuesta.

Cuando inició la segunda parte de 1965 y “Farmer John” se convirtió en un hit radiofónico en el centro de la Unión Americana, los escuchas pensaron que se trataba de una nueva canción de Dylan. Sin embargo, no era así. Averiguaron que en realidad era un grupo de garage de Los Ángeles, California, de nombre Premiers. La banda, cuyos miembros eran chicanos, se había formado recientemente con la reunión de Larry Pérez y George Delgado. El hit era de sombra dylaniana.

La influencia del maestro de Duluth, a partir de su electrificación, fue definitiva para los grupos que surgían en 1965. Tal fue el caso de The Lyrics, una formación instrumental de San Diego, California, que se integró en un garage con miras a presentarse en las ferias locales tocando algo de rhythm and blues, pero con la llegada del cantante Chris Gaylord ocurrió la transformación hacia un proto punk que tendría como sostén la temática del Bob eléctrico.

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La atención del público masivo se centró en el grupo llamado Paul Revere & the Raiders. Ésta era una formación creada en 1958, en Idaho, como grupo instrumental lidereada por el organista Paul Revere. Bajo la tutela del mánager Roger Hart entraron al estudio para grabar su propia versión de «Louie Louie», que les proporcionó fama e incluso una polémica sobre quién la había grabado primero: ellos o los Kingsmen, pero fue con “Just Like Me” que se hicieron de una carrera.

Paul Revere & the Raiders se convirtieron en un fenómeno mediático cuando aparecieron en el Show de televisión de Dick Clarke en 1965 y mostraron poseer las armas necesarias para enfrentar con calidad a la Invasión Británica, incluso comenzaron a vestirse con uniformes del ejército de la Unión durante la Guerra de Independencia estadounidense. Sus influencias eran las del momento: Dylan, Stones, Beatles, Animals, el Motown y el rhythm and blues de Stax.

En 1965 la originalidad del rock se basaba en la matemática elemental, pero contada de manera sui géneris: “Uno, dos…one, two, tres, cuatro…”, quizá la manera de marcar el ritmo más popular que haya existido desde entonces. Dicha cuenta la hizo con todo el tufo del tex-mex y con el sencillísmimo riff de un órgano Hammond, un tipo singular llamado Domingo “Sam” Samudio, un chicano oriundo de Dallas, Texas, que devino en Sam the Sham, al frente de su grupo The Pharaos.

El año de 1965 fue el de la electrificación de Bob Dylan y de la canción que cambió el rumbo de muchas vidas y sonidos.

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VIDEO SUGERIDO: SAM THE SHAM / THE PHAROAHS – 1965 – “Wooly Bully”, YouTube (GoldenGreatsOldies24)

 

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GARAGE/14

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 EL AÑO DEL RIFF

 Así como “Louie Louie” se convirtió en la piedra de toque de todos los garageros, no hubo ni habrá grupo de tal corriente que no se incline de admiración ante tres canciones fundamentales procedentes de Albión en 1965. La primera de ellas es una que destaca por un gancho melódico de bajo y guitarra que construye el escenario para una puesta en escena bien condimentada de sugerentes fantasías eróticas. Su autor, Van Morrison, cantante y multiinstrumentista irlandés fundador de Them.

La influencia que tuvieron los Them tras su gira por los Estados Unidos en 1965, como parte de la Ola Inglesa, fue grande y definitiva para los recién formados grupos estadounidenses, quienes la incluyeron en sus repertorios en cóvers personalizados o como influencia para sus piezas originales. Tal es el caso de los Uniques, una banda originaria de Louisiana, cuyos integrantes hicieron suyos el rhythm and blues, la armónica y la aspereza morrisoniana.

Pero no sólo los Uniques recibieron tal influencia. Con una postura más original en ese sentido, los Standells crearon un tema que los haría populares de la noche a la mañana en los clubes de Los Ángeles, donde residían. Con unos toques de guitarra matadores a cargo de Tony Valentino, un agresivo backbeat y la voz ríspida de Dick Dood, una metáfora sobre la vida nocturna local, escrita por su productor Ed Cobb, los llevó a obtener un hit trascendente. Garage puro.

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Sin embargo, la sorpresa mayor fue la aparición en mayo de 1965 de un tema de los Rolling Stones. Uno que nació del riff producto de un sueño de Keith Richards y al que Mick Jagger le pondría los acentos textuales como un reflejo del espíritu de los tiempos y como un ataque al status quo; un tema en el que las relaciones sexuales son retratadas y la denuncia contra el materialismo puesto en imágenes cotidianas. Eso la ha convertido en una de las mejores canciones de todos los tiempos.

La irradiación stoniana tuvo distintos efectos. Uno de los más significativos fue que tras el uso que hizo Richards del fuzz de su guitarra hacia el final de la canción, utilizando el novedoso pedal Gibson Maestro Fuzzbox, dicho efecto fue utilizado a diestra y siniestra por los grupos garageros, como los pioneros The Wailers, de Tacoma, Washington, quienes hicieron uso de él en su repertorio. El sonido del grupo se fundamentó así en un crudo rhythm and blues con tintes rocanroleros.

La llegada a las listas estadounidenses de popularidad sólo había sido alcanzada por los Beatles durante el primer año de la Invasión Británica, pero pronto aparecieron en ellas The Animals como visitantes recurrentes. Tras su éxito con “The House of the Rising Sun”, le siguió un sencillo extracto de su álbum debut. El riff producido por el órgano Hammond y el apoyo de la sección rítmica al estilo de Bo Diddley, resultó infeccioso para los grupos en formación inoculados por ello.

El grupo californiano The Brogues cimentó su carrera con el sonido “animal”, aunque lo llevó por los cauces de lo que actualmente conocemos como pre-punk. A mediados de los sesenta alcanzaban la popularidad con una versión, quizá la definitiva, de un tema standard que hacía furor por la Costa Oeste norteamericana, y más en el Valle de San Joaquín, en donde residían. Vehemencia, tensión y dinámica en su interpretación del rhythm and blues airado y retador.

1965 fue el Año por antonomasia del Riff , con los temas de los Them, los Rolling Stones y The Animals. Alimento esencial para el garage.

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VIDEO SUGERIDO: the Wailers – out of our tree, YouTube (shmoopy2011)

 

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