LONTANANZA: ORDO EQUITUM SOLIS

Por SERGIO MONSALVO C.

                                                                                                                   

 

GLORIFICACIÓN PAGANA

 

Ordo Equitum Solis (OES), aunque se escuche así, no es en realidad una hermandad surgida de profundas criptas. No. Los dos integrantes que se cobijan bajo este nombre, Leithana y Deraclamo, son seres románticos por naturaleza que han dado nueva vida al fascinante espectáculo de las antiguas divinidades que cuidaban a la Tierra.

 

De tal fascinación la pareja distrae el simbolismo inherente para reforzar sus palabras de advertencia sobre la finitud del mundo. Desde su primera etapa, que comenzó a fines de los años ochenta, hasta ahora, que laboran en una segunda iniciada con esta década, han representado uno de los mejores conceptos del dark-gothic europeo.

 

Este dúo mixto formado en 1988 tiene como miembros a la francesa Nathalie Herrera, (la cual adoptó el pseudónimo de Leithana para el proyecto, donde canta, toca los teclados, la zitar y las percusiones) y al italiano Paolo de Marco (quien hizo lo propio con el nombre de Deraclamo, el que a su vez también canta e interpreta las guitarras).

 

 

Ambos se conocieron a mediados de la década de los ochenta en el Club Le Saint, templo del post-punk parisino, ciudad donde ella vivía y estudiaba. Deraclamo, por su parte, era un tipo andariego, cuyas andanzas lo habían llevado desde su natal Italia a Barcelona, posteriormente a la capital británica, donde pasó unos años, y luego a la francesa.

 

En la plática surgió su amor por la música y la coincidencia en los gustos, especialmente en cuanto a los estilos del dark y del post-punk que se practicaban en Londres (de Joy Division a Sol Invictus). Asimismo, el sentido de la libertad vivencial y creativa jugó un papel importante a la hora en que decidieron realizar un proyecto conjunto.

 

Para iniciar la colaboración buscaron concentrarse y evitar cualquier distracción, por lo tanto se trasladaron a Paganotti, un villorio de las montañas italianas, donde concibieron su primer álbum Solstitti Temporis Sensus. En él quedaron plasmados los intereses de forma y fondo que los movían, lo cual señaló su intención de no manifestarse en una categoría precisa.

 

 

En esa primera muestra hicieron hincapié en los estilos industrial y dark wave esotérico con marcada influencia medieval. Los hicieron acompañaron con una sugerente mezcla de idiomas en el canto (inglés, francés, latín e italiano) para enfatizar una lírica altamente emocional, romántica y la atmósfera decadente (con el tiempo se agregarían el dark ambient y el neoclásico).

 

Todo un bagaje cultural de la Europa decimonónica, producto de su educación universitaria, arropado con melodías experimentales y el uso de efectos especiales y muy señalados y provocativos arreglos. Características que a partir de ahí comenzaron a denotar la dualidad del grupo: el genio y la inflexibilidad creativa de ella y la inspiración instintiva de él.

 

Con el tiempo su estilo maduró el concepto y contuvo una multifacética cantidad de sonoridades que lo mismo se desarrollaban dentro del neofolk que del experimentalismo en la balada. Sus álbumes, a partir de ahí, incluyeron también tracks instrumentales singularizados por una significativa mezcla de géneros, que hizo del grupo algo inusual intimista y de difícil descripción.

 

 

En lo temático estuvo igualmente fundamentado el temperamento del dúo. Éste fue plasmado en álbumes conceptuales inspirados por el simbolismo y las experiencias personales de sus integrantes con la filosofía gnóstica, de la cual son practicantes y estudiosos: del explícito aspecto mágico de la misma, así como su apego a la naturaleza y a la unión humana con los elementos.

 

El gnosticismo es un conjunto de corrientes filosóficas sincréticas que surgieron y se desarrollaron durante los tres primeros siglos de nuestra era. Una de sus ramas principales es el gnosticismo pagano (o conocimiento introspectivo de lo divino), según el cual el ser humano es autónomo para salvarse a sí mismo, sin necesidad de religión alguna.

 

Este conocimiento, superior a la fe, contiene una mística secreta. En ella se mezclan sincréticamente creencias orientalistas e ideas de la filosofía griega, principalmente platónica. Es una creencia dualista: el bien frente al mal, el espíritu frente a la materia, etcétera. El término proviene del griego gnosis o “conocimiento”.

 

VIDEO: The Blood Tomorrow – Ordo Equitum Solis – IN RUSSIA, YouTube (Ordo Equitum Solis)

 

Los integrantes de Ordo Equitum Solis son seguidores de dicho pensamiento. Leithana inició a Deraclamo en tal filosofía, que fue renovada en Francia a partir de fines del siglo XIX, cuando fueron descubiertos los textos de la biblioteca de Nag Hammadi, los cuales contienen el fundamental Codex Akhmim, escrito en idioma copto.

 

A partir de ahí se desarrolló el gnosticismo contemporáneo o neognosticismo que difundió dicho conocimiento durante el siglo XX. Leithana, como estudiante de filosofía, se empapó de tales escritos y de las traducciones de tratados completos, comentarios e investigación de textos gnósticos antiguos, del escritor británico George Mead.

 

Este autor hizo accesible el gnosticismo para el público selecto de los nuevos tiempos. Su trabajo tuvo (y tiene) gran influencia en movimientos esotéricos y literarios que retomaron los postulados de los antiguos gnósticos. Autores como René Guenón, Carl Gustav Jung y Hermann Hesse, utilizaron las ideas del gnosticismo para el mundo moderno.

 

 

Más recientemente, el filósofo alemán Hans Jonas fue uno de los primeros autores que relacionó el gnosticismo con cuestiones éticas en las ciencias naturales, corriente en la que Leithana se involucró por completo y que tomó para cimentar la estética del grupo.

 

En sus letras, Ordo Equitum Solis lamenta el carácter miserable del hombre y llora a las víctimas de su ansia de destrucción. No obstante, la profunda melancolía de su música no constituye una fuga estéril a la negra tristeza. Se trata tanto de la asimilación emocional personal de la cruel realidad como de cobrar fuerza interior para actuar contra ella.

 

 Por eso en sus canciones hablan de los elementos naturales, de la encantación, de la Utopía y de la glorificación de lo pagano. Son artistas que dejan encendida la luz de la esperanza. Pero ¿qué significa su nombre? «La Orden de los Caballeros del Sol». Con ello subrayan que el Sol es un regalo para la vida, para los hombres y para la naturaleza. Quieren evitar su destrucción.

 

 

Dentro de ciertas corrientes mágicas, el Sol representa el bien y la Luna, el mal. Sin embargo, para OES, desde el punto de vista del neognosticismo, esto es diferente. En su disco Hécate, por ejemplo, trataron sobre la Luna, de la cual dijeron que gira en torno a la diosa griega del mismo nombre, pero sin relación alguna con la magia negra.

 

Para el dúo el Sol y la Luna son los dos aspectos del hombre. No se puede vivir sin la oscuridad ni tampoco sin la luz del Sol. Conforman un estado de equilibrio cósmico que afecta al ser humano. ¿Y cuáles son los dos aspectos más destacados del hombre, según ellos? La fuerza y la inteligencia. Valores que no entran en conflicto. Son los poderes más grandes de los que se dispone.

 

No tienen un carácter positivo o negativo intrínseco. El hombre tiene el poder de decidir cómo actuará. Eso remite a la pregunta sobre el significado del nombre del grupo. Su intención es recordarle a la gente que sea cuidadosa en su trato con el medio ambiente. «Es de importancia vital respetar y proteger nuestro mundo”, proclaman en su obra.

 

 

“Debemos despertar del sueño de creer que todo saldrá bien y que mañana volverá a salir el Sol. No tenemos esa certeza. El hombre la ha matado con su desinterés. Por medio de nuestro nombre queremos recordarle a la gente cuán importante es este astro para los animales, para la naturaleza y para toda especie con vida», esa es el principio y fin para Ordo Equitum Solis.

 

Discografía: Solstitii Temporis Sensus, Animi Aegritudo, Paraskeniua (grabado en vivo en un templo griego), el mini CD Oes y Hécate (todos de su primera etapa con Musica Maxima Magnetica). Tras los problemas de distribución y regalías con ésta y World Serpent Distribution el grupo creó su propio sello, Sinope, con el que editaron Planetes, el mini álbum Signs y la compilación Octo.

 

Sin embargo, los problemas se extendieron también a la organización de sus conciertos y ante tal maraña de dificultades decidieron disolverse en el 2001, para volverse a reunir una década después y grabar Metamorphosis-Personam Impono, A Divine Image (un vinil en picture disc) y Killing Time Killing Love, hasta la fecha.

 

VIDEO: Playing With Fire – Ordo Equitum Solis – IN RUSSIA, YouTube (Ordo Equitum Solis)

 

 

 

BABEL XXI-752

Por SERGIO MONSALVO C.

 

BJÖRK

EL VOLCÁN DE ISLANDIA

(REMAKE)

 

 

 

 

 

 

Programa Radiofónico de Sergio Monsalvo C.

 

 

https://e-radio.edu.mx/Babel-XXI/752-BjorkRemake-El-volcan-de-Islandia

 

 

 

 

JAZZ: ORNETTE COLEMAN

Por SERGIO MONSALVO C.

 

The Ornette Coleman Trio, At the «Golden Circle», Stockholm, Vol. 1 (Blue Note, 1987)

 

La presencia del trío de Ornette Coleman en el Gyllene Cirkeln fue uno de los grandes acontecimientos culturales de Estocolmo en aquel año (1965). Rara vez fue posible aplicar palabras tan significativas a algo relacionado con el jazz, pero quizá no habían sido nunca tan justificadas como en ese momento.

 

Está fuera de toda duda que Ornette Coleman desempeñaba un papel principal en el nuevo jazz. Pertenece a la misma categoría que John Coltrane, Elvin Jones, Eric Dolphy, Cecil Taylor, Don Cherry y tal vez otros cuantos grandes innovadores, pero es él quien se había erigido en el símbolo del nuevo jazz y quien le había dado un perfil deslumbrante.

 

Su música era de carácter muy universal, y no sólo por ser más que un músico de jazz que improvisaba de una manera nueva, en comparación con músicos de jazz anteriores, o que tocara sin acompañamiento pianístico, o que ejecutara el saxofón, la trompeta y el violín en una forma insólita. 

 

Ornette Coleman era importante simplemente porque creaba buena música.  Para hacer algo así –en este caso, un buen jazz– era preciso tocar de modo distinto que antes de 1965 o que en 1959, cuando Ornette Coleman hizo su presentación jazzística. 

 

El viejo lenguaje musical se había «gastado» o «agotado».  El estilo del bebop resultaba tan imposible en esa actualidad como el drama hablado o la novela realista.

 

La grandeza de Ornette Coleman (1930-2015) desde luego radicaba en su percepción de esto, en el hecho de haber creado un nuevo estilo, influido en muchos músicos de manera positiva e impulsado, por ende, el progreso del jazz.  No obstante, para él esta renovación no había representado de ningún modo una meta o un objetivo en sí misma, sólo una condición que le había permitido expresarse de manera plena y crear buena música.

 

Si evitamos pensar en su importancia técnica y estilística y nos limitamos a escucharlo en el disco que referenció su presencia en el Gyllene Cirkeln, quizá nos resulte más fácil de entender por qué su música era universal y por qué sus alcances se extienden aún hoy más allá del jazz. 

 

Ornette Coleman logró expresar una visión y trasmitir un mensaje con autoridad y fuerza personal. Tal vez esto se aproxime a una definición de la grandeza artística.

 

 

El espectro emocional del que se alimentaba era relativamente reducido. De no ser por lo variado de su música, con certeza la consideraríamos tediosa. El contenido era belleza pura, una belleza resplandeciente, cautivadora, vertiginosa y sensual.  Años antes nadie lo creía; todo mundo veía su música como algo grotesco lleno de angustia y de caos.

 

Ahora resulta casi incomprensible que alguien haya podido sostener tal opinión, tan incomprensible como el hecho de que otros tuvieran objeciones contra los retratos femeninos de Willem de Kooning o contra el teatro del absurdo de Samuel Beckett. 

 

De esta manera, Ornette Coleman había modificado por completo el concepto de la belleza, con el simple poder de su visión personal. Esta belleza se desplegaba al máximo cuando el bajista de Coleman, David Izenzon, lo acompañaba en el contrabajo. Entonces se convertía en una belleza casi obsesiva. 

 

Para muchos, Izenzon seguramente encarnara la experiencia más memorable de esa temporada, y tal reacción era comprensible. Ya conocíamos muy bien a Coleman por numerosas grabaciones, aun si la impresión adquiría una desconocida intensidad al haberlo escuchado en vivo. Mas Izenzon poseía la frescura del nuevo descubrimiento.

 

¿Por qué el nombre de David Izenzon no había sido mencionado con más frecuencia durante todos esos años de animadas discusiones con respecto al papel del bajista en el jazz?  De súbito el Cirkeln nos brindó la oportunidad de confirmar algo que siempre habíamos sospechado: Scott LaFaro y los otros grandes virtuosos eran sólo eso; Izenzon era un auténtico innovador.

 

Y lo fue a pesar de limitarse a la técnica «vieja» y al contrabajo. El contrabajo sin duda fue construido justo para este propósito y las mayores posibilidades radican precisamente ahí.

 

El tercer miembro del grupo quedaba un poco en la sombra de los dos grandes.  Se llamaba Charles Moffett, tocaba la batería y probablemente fuera el único en el mundo del jazz de entonces capaz de encajar en el trío de Ornette Coleman.

 

El trío de Ornette Coleman en el Gyllene Cirkeln fue un gran acontecimiento cultural. Todos los representantes del mundo de la música en Suecia, desde los músicos de pop hasta los compositores “serios”, debieron visitar el club de jazz a como diera lugar durante aquellas dos semanas de la temporada. Ya nada volvió a ser normal en el jazz en Suecia.

 

VIDEO: Ornette Coleman – Morning Son (Live At the Golden Circle Stockolm-1965), YouTube (Ornette Coleman)

 

 

 

 

 

LIBROS: JAZZ Y CONFINES POR VENIR

Por SERGIO MONSALVO C.

 

 

INTRODUCCIÓN*

 

El jazz, la World music y la electrónica comparten de cara al futuro el lenguaje común de la improvisación y la flexibilidad armónica y rítmica, al experimentar con las ideas de diversos lares. Su conjunción representa una de las propuestas creativas más emocionantes en el mundo del jazz actual, un mundo que aguarda mayores exploraciones y menos purismos anodinos.

 

Asimismo, hoy, en lo que posiblemente sea una indicación de lo que vendrá, hay en el jazz un sentimiento nuevo, una voluntad fresca. Más allá de las razas, en el sentido de una música individual pero plena de valores humanos básicos —en la que blancos, negros, amarillos, cafés y demás colores pueden funcionar libres y de igual forma—, se han dado las free forms de los músicos jóvenes. La razón de esta posibilidad es que ya todos abordan la situación en igualdad de circunstancias gracias a la expansión o disolución de las fronteras musicales.

 

De tal forma y como respuesta a la diversidad cultural que los distingue, los jazzistas no negros (europeos, asiáticos) también tocan de acuerdo a su propia verdad e inspiración. Algunos han sido absorbidos por grupos afroamericanos o bien pueden actuar bajo la batuta de un líder de cualquier nacionalidad, más allá de apologías o inhibiciones de todo tipo. Por otro lado, así como un día el jazz se fundió con el rock, hoy, algunos años más tarde, lo reencontramos como acid jazz, Nu jazz o jazz electrónico, en una mezcla con el hip hop (jungle, drum’n’bass, trip hop, hardcore, etcétera).

 

Desde ya todos apuntan en la misma dirección, buscan el mismo objetivo: el arte. Y su música presenta todas las condiciones para la permanencia en el porvenir.

 

 

 

 

 

 

*Fragmento de la introducción al libro Jazz y Confines Por Venir. Comencé su realización cuando iba a iniciarse el siglo XXI, con afán de augur, más que nada. El tiempo se ha encargado de inscribir o no, a cada uno de los personajes señalados en él. La serie basada en tal texto ha sido publicada en el blog “Con los audífonos puestos”, bajo esa categoría.

 

 

 

 

 

 

Jazz

y

Confines Por Venir

Sergio Monsalvo C.

Editorial Doble A

Colección “Textos”

The Netherlands, 2021

 

 

 

© Ilustración: Sergio Monsalvo C.

 

 

 

 

ÍNDICE

 

INTRODUCCIÓN

 

I.- EXPLORADORES DEL CONTINENTE NEGRO

          Manu Dibango: guía del afropop camerunés

          Hugh Masekela: el arte y el compromiso

          Les Têtes Brulées: exotismo bikusi

          Youssou N’Dour: un faro señero

 

II.- ELLOS VIENEN DEL LEJANO (Y CERCANO) ORIENTE

          Rabih Abou-Khalil: crisol de la musicalidad árabe

          Aziza Mustafa Zadeh: herencia de dioses

          Cuong Vu: aventurero y posmodernista

          Monday Michiru: vibraciones del sol naciente

 

III.- LA FRESCURA DEL VIEJO MUNDO

          Nils Petter Molvaer: el escandinavo ecléctico

          Jazzkantine: el beat germano

          Hans Dulfer: el holandés volador

          Saskia Laroo: trompetista del jazzdance

          Courtney Pine: nueva generación británica

          Rebirth of Cool: la idea como acción

 

IV.- LOS SOBRINOS DEL TÍO SAM

          John Zorn: proyector del hiper-collage

          Medeski, Martin & Wood: los mosqueteros del groove

          Guru: el proyecto Jazzmatazz

          Me’shell N’Degeocello: pasión por la negritud

Steve Coleman: la sonoridad del mito

 

 

 

 

 

ON THE ROAD: EXTRAÑOS EN PARÍS

Por SERGIO MONSALVO C.

 

 

(CRÓNICA)

 

Fueron muchos que en algún momento de la vida acompañaron cantando a Frank Sinatra, que tantos dúos hizo, en foros o escenarios diversos. Sin embargo, para uno de ellos el dueto más importante, y que no aparece ni aparecerá en ninguna compilación, fue el que había realizado su amigo Roberto (un poeta laureadísimo a la postre) en la ciudad de París durante la década de los ochenta.

Alguna vez fue testigo de ese privilegio. Entonados por el vino y la alegría de estar en una de las metrópolis más importantes del mundo, se dirigían, luego de cenar, a un barecito ubicado cerca de Abbesses, y armados con muchas monedas las introducían en la ranura de aquella rockola que poseía tal recinto como un tesoro.

El hecho resultaba todo un agasajo. Se hartaban de escuchar «Strangers in the Night» ante la complacencia de los parroquianos que impávidos los miraban disfrutar de la canción una y otra vez, sin emitir un solo juicio de valor.

(A uno de ellos, igualmente, le complacía repetirle también a su amigo, para masajear su envidia, obvio, que también lo había hecho con Allen Ginsberg, en un pequeño auditorio de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, cuando tal poeta beat estuvo en la Ciudad de México unos meses antes para ofrecer una de sus legendarias lecturas).

Ese bar, que curiosamente se ubicaba en uno de los puntos más atacados por los terroristas de la época y hasta en un momento dado estuvo a punto de desaparecer por obra y gracia de un bombazo, Sinatra cantó para ellos y sus mujeres en infinidad de ocasiones como remate a un día trajinado, a una celebración impostergable o a la culminación de una embriaguez sanadora.

Luego, a la hora de cerrar, abogaban por la del estribo y el dueño del lugar los complacía con una última ejecución por su cuenta.

Saliendo de ahí, caminaban por las calles de Pigalle entonando la canción y deambulando por entre las pirujas, los proxenetas, los asaltantes árabes, los bares de mala muerte y una necesidad de seguir con vida que les desbordaba la existencia de aquellos momentos.

Curioso. Frank Sinatra para acompañar los reventones de dos expatriados, empecinados en tragarse a una ciudad tan disfrutada en los libros, el cine, la chançon, los poemas y la imaginería. Duetos que no fueron capturados por las grabadoras, pero que irrumpieron de alguna manera, en un momento de la noche de una ciudad alucinante.

BLUES: DOCE CONEXIONES: FLEETWOOD MAC (BLUES JAM IN CHICAGO)

Por SERGIO MONSALVO C.

 

 

El grupo Fleetwood Mac primigenio, con los guitarristas Peter Green, Danny Kirwan y Jeremy Spencer al frente, John McVie, en el bajo y Mick Fleetwood en la batería, hizo historia dentro del blues-rock británico y del blues blanco, en general.

 

Tal historia se encuentra contenida en una decena de álbumes: Fleetwood Mac (1968), Mr. Wonderful (1968), Then Play On (1969), Kiln House (1970), Future Games (1971), Bare Trees (1972), Penguin (1973), Mystery to Me (1973), Heroes Are Hard to Find (1974).

 

Sin embargo, lo mejor de su material se puede encontrar en Fleetwood Mac in Chicago, un álbum doble grabado en 1969 en los estudios Chess de aquella ciudad, con destacados músicos de blues negros colaborando con ellos en dichos estudios.

 

Ahí estánlos nombres e instrumentos de Otis Spann (en el piano y la voz), Willie Dixon (en el contrabajo), Shakey Horton (en la armónica y la vos), JT Brown (en el sax tenor y la voz), Buddy Guy (en la guitarra, Honeyboy Edwards (en la guitarra y voz) y SP Leary (en la batería).

 

El blues blanco buscaba por entonces el trasfondo real del impulso dado por la vida misma. En esa época la narración bluesera, insuficientemente descrita, pero de la sentía como emanaba el grito y la angustia existencial, transformó la condición de aquellos músicos adolescentes y jóvenes británicos, misma que los acercó a la situción donde comenzaba la historia del género, al que ya eran afectos y voluntariosos intérpretes.

 

Hace años, cuando este álbum estuvo agotado, se vendía por 200 dólares y valía cada uno de ellos. El Fleetwood Mac que grabó este álbum era una banda cruda y pulsante, llena de entusiasmo y comprometida con su música (mostraron su erudición con su primer sencillo, “Rambling Pony”, una ligera reescritura de una versión sobrenatural de “Rollin’ and Tumblin”), regrabada en 1951 por Muddy Waters , Little Walter y Leroy Foster; para mostrar lo ilimitado de tal tema.

 

La sombra de Elmore James le sonrió a la banda como nunca antes, tras su llegada a Chicago, cuando Jeremy Spencer se desató con cuatro tributos seguidos en vivo en el estudio.

 

Como cantante y como guitarrista, conoció a su maestro casi en igualdad de condiciones. “Madison Blues” – a pesar de las complicaciones que encontró Mick Fleetwood para interpretarla– es una celebración de todo lo que hay en el blues que hace un guiño al dolor, al que se aunan un fino sax tenor de JT Brown, oriundo de la Ciudad del Viento, y el trabajo de guitarra maravillosamente libre de Spencer.

 

Los temas “I’m Worried” y “I Can’t Hold Out” presentan el riff clásico de Robert Johnson a partir del cual, como se ha deducido a la postre, Elmore James hizo carrera, es decir, él y el joven Spencer, que enseñó el profundo estudio de su modelo.

 

Estos tracks se disparan; son gloriosos. La guitarra suena, sale volando desde la banda para sobrevolar el ambiente urbano del que provienen, con Willie Dixon resaltando los mejores momentos con los pequeños toques más sutiles y precisos de su contrabajo, y que con el paso del tiempo se han imantado a lo más en el rock & roll. Al escucharlo, uno se siente ahí, tan cerca que dan ganas de lanzarle un grito eufórico. Así tiene que ser para amalgamar la atmósfera.

 

 

En cuanto al canto, bueno, ningún bluemen blanco desechó jamás la última palabra de una letra de blues con más estilo o más humor que Jeremy Spencer, quien desde entonces lo desechó todo en aras de una búsqueda que aún no culmina.

 

La mayor parte de esta Jam en Chicago es atractiva, pero “I’m Worried” y “I Can’t Hold Out” resaltan como pequeñas obras de arte.

 

La pieza “Love That Burns” también es una obra de arte, pero no pequeña. Se puede argumentar que es la mejor grabación en blanco de blues jamás realizada; cierto, de blues lento, aunque únicamente el primer solo de Duane Allman en “Loan Me a Dime” con Boz Scaggs pueda igualarlo.

 

Quizás debería decir del blues puro: no hay un elemento en la música que deba nada a ninguna otra forma. “Love That Burns” es una pieza exquisita desde la primera nota hasta la última: vientos tranquilos y poseídos; los ecos y fantasmales golpes de la batería de Mick Fleetwood; y, sobre todo, el canto y la guitarra de Peter Green, quien coescribió la melodía.

 

A diferencia de todos sus contemporáneos blancos, excepto un puñado, Green entendió que el secreto del blues está en la moderación –en la elección no sólo de las notas sino también de los silencios entre las notas– y ninguno de aquellos igualó la comprensión que el guitarrista mostró aquí.

 

Su hermosa voz llorando no suena negra sino como suena; su forma de tocar la guitarra dobla tus emociones, las deja ir, las deja descansar, las recupera, exigiendo toda la empatía que tienes para dar, hasta que, luego de un tiempo, uno se da cuenta de que cualquier otra grabación empezará a sonar un poco sobrecargada, inarticulada, insegura. Tal es su poder.

 

(Del Green como solista, “Love That Burns” se puede escuchar en Vintage Years (Sire) o Black Magic Woman (Epic), ambos álbumes dobles que se superponen un poco; Vintage Years probablemente sea el mejor, aunque sólo sea por esa versión y la de “Need Your Love So Bad”.)

 

En una de las críticas periodísticas de aquel entonces, fines de la década de los sesenta, se pudo leer lo siguiente: «Independientemente de lo que pienses del blues, te deberá encantar el sonido de estas grabaciones y, lo que es más importante, vibrarás con la enérgica interpretación de cuando los veteranos se unen a la diversión de tocar con los jóvenes blancos del otro lado del mar. Estos temas son improvisaciones (sorprendentemente ajustadas), con fragmentos de la comunicación del productor Mike Vernon entre la cabina de grabación y el estudio, pero sobre todo entre el flujo de la música de unos y otros que ayuda a dar una idea de cómo se concibieron las canciones».

 

En diciembre de 2022, se publicó un libro con fotografías de la sesión de Jeff Lowenthal como Fleetwood Mac en Chicago: The Legendary Chess Blues Session, 4 de enero de 1969 . El libro también contiene anotaciones de los productores de tal sesión, Marshall Chess y Mike Vernon, así como textos de Robert Schaffner y de algunos de los músicos participantes. Todo un documento.

 

VIDEO: Madison Blues (Fleetwood Mac in Chicago), YouTube (Andria Rogova)

 

 

 

 

 

 

TIEMPO DEL RÁPSODA: SÓLO LAS NOCHES (IX)

Por SERGIO MONSALVO C.

 

 

 

 

(POEMARIO)*

CARTESIANO

Te acostaste

sin pronunciar su nombre

pero en la meditación

que preludió al sueño

pensaste

cual original filósofo

que faltaba un día menos

para la muerte

HISTRIÓN

De prisa

o perderás el momento

poema

y tienes tan poca oportunidad

para meditar el instante

Aprovecha que ella

está aún con nosotros

habitada por sí misma

e infestada por el sueño

Tienes que salvarla del tiempo

descubrir cuánta cantidad de mujer

cabe en ese cuerpo que es sólo línea

No debe despertar antes que el cuadro

quede impreso en las yemas de tus dedos

Después

musítale tu nombre

y desaparece quedamente

en el rincón suave de sus labios

ESPERANZA FALLIDA

Sola y temerosa

oculta entre sombras envolventes

la figura de minúscula jactancia

en su oráculo de oscuridad acuchillada

La sorprenden y torturan

volátiles universos

que súbitos abarcan

toda la extrañeza

Infinitos verdugones

muerden y rasguñan

las empequeñecidas espaldas

de sueños derrotados

que se alejan hacia el silencio

Cargada de fatiga

se rinde sin condición

al encanto de la piedra vieja

El alba no despuntó

al morir su memoria

 

*Textos extraídos del poemario Sólo las noches.

 

Sólo las noches

Sergio Monsalvo C.

Editorial Oasis

Colección “Los libros del fakir”

Núm. 63

México, 1984

Dibujo: Heraclio

BABEL XXI-751

Por SERGIO MONSALVO C.

 

 

FREE JAZZ

(UNA INTERPRETACIÓN)

 

 

 

 

Programa Radiofónico de Sergio Monsalvo C.

 

 

https://e-radio.edu.mx/Babel-XXI/751-Free-jazz-Una-interpretacion