LOS EVANGELISTAS: ROBERT PALMER

Por SERGIO MONSALVO C.

 

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ADICTO AL AMOR

 

En el álbum, Don’t Explain (1991), Robert Palmer tuvo la idea de incluir canciones ajenas por completo a los intereses comerciales del momento y que además nadie se tomara la molestia de promocionar en la radio, a excepción del sencillo «I’ll Be Your Baby Tonight». Crónica de una muerte anunciada para un disco rompedor y picota para el artista ante la industria. Así se las gastaba Palmer.

El proyecto original del álbum era de puro material jazzístico.  Palmer ya tenía grabadas 12 canciones con el veterano músico y productor Teo Macero (de 65 años) cuando se acordó de otra idea aún más antigua: reunir versiones (cóvers)  de los más diversos estilos en un solo disco.

Las piezas de jazz que no fueron incluidas en éste serían presentadas por Palmer en una película de una hora que tenía planeado realizar, con el mismo título de Don’t Explain.

Las interpretaciones de piezas originales de Billy Holiday («Don’t Explain») y de Nat King Cole («You’re So Desirable») significaron para Robert Palmer una especie de regreso a sus propias raíces musicales. Durante su infancia, que transcurrió en la isla mediterránea de Malta, la estación que escuchaba era la de los soldados estadounidenses apostados ahí. En la adolescencia escuchó a Otis Redding y Wilson Pickett y a los 16 años se dedicó a cantar soul.

Posteriormente radicado en Suiza, este músico continuó con su política de no detenerse ante nada.  En Don’t Explain efectuó un turismo estilístico atrevido, desde un heavy rock metálico hasta cantos africanos e influencias de los Beatles, pasando por reggae, calypso, jazz y soul.  Bob Dylan («I’ll Be Your Baby Tonight»), Mose Allison («Top 40»), Billy Holiday («Don’t Explain»), Marvin Gaye («Mercy Mercy Me»), Otis Redding («Dreams to Remember»)…

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Evidentemente, Robert Palmer era un artista aparte.  No hizo nunca caso de las modas, pues con frecuencia él era quien las lanzaba. Después de popularizar el techno-pop, radicalizó su música. Primero suavemente con Power Station, luego cada vez con mayor violencia hasta su anterior álbum titulado Heavy Nova.

Después de una pequeña autoconcesión con un Best of…, uno lo reencuentró después en su ambiente exacto, desde los primeros compases de «Your Mother Should Have Told You».  El riff es agresivo; el beat, implacable; y la voz, provocadora.  Esto se alarga por cinco canciones y luego de golpe llega «Mess Around».

A partir de ahí, cambia radicalmente de orientación. El ritmo se hace más lento, los sintetizadores resaltan y las influencias se van por lo caliente. Del lado de África para una «History» que hace recordar los coros de Ladysmith Black Mambazo; pasa por la memoria Otis Redding.

Luego se dirige a las islas del Caribe («Housework»), para terminar en el ambiente lleno de humo de los clubes de jazz. Sorprendente porque resume, de hecho, la naturaleza de alguien que se negó a encerrarse en las capillas musicales.  Y que quiso ofrecernos toda la paleta de sus gustos musicales. Sin necesidad de explicar nada. De ahí el título del álbum. Lamentablemente Robert Palmer falleció el 26 de septiembre del 2003, cuando aún tenía mucho que ofrecer.

VIDEO: Robert Palmer – Addicted To Love (Official Music Video), YouTube (RobertPalmerVEVO)

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