Por SERGIO MONSALVO C.
«A mediados de los años sesenta ya sabía que sólo la música clásica o el jazz harían posible una evolución en el rock. Contienen todo el conocimiento musical. Grupos como Emerson, Lake and Palmer y Genesis enfocaron su trabajo desde el lado clásico. Mis propios fundamentos estaban en el jazz»: Brian Auger.
Nacido el 18 de julio de 1939, en Londres, Auger recibió su inspiración musical básica durante el auge del jazz a mediados de la década de los cincuenta. En los comienzos de su carrera tocó en los grupos de Tubby Hayes, Joe Harriot y Ronnie Scott.
A comienzos de los sesenta cambió del piano acústico al órgano Hammond B 3. Sobre este instrumento desarrolló la técnica que lo caracteriza y maduró su tan ponderado estilo creativo basado en la improvisación.
Su primera aparición en las arenas del rock tuvo lugar en relación con la desafortunada banda Steampacket, considerada con frecuencia como el primer supergrupo de la historia. Formaron parte del conjunto Rod Stewart, Long John Baldrey y la excéntrica vocalista Julie Driscoll. A continuación, participó en el grupo Trinity, dominado por la voz de esta cantante. Su colaboración duró hasta 1969.
En los discos grabados desde entonces, «el niño prodigio entre el jazz y el pop» ha sabido eliminar las fronteras entre los más diversos estilos de jazz y de rock para crear un nuevo sonido. A éste se agregó en 1973 un nuevo concepto rítmico con percusiones afrocubanas; en 1976, influencias funk, latinas y calypso.
Auger empezó a explorar, siempre con mucha medida, las posibilidades de los string-keyboards y de diversos sintetizadores, sin apartarse de su énfasis rítmico. En 1978 apareció un L.P. (Encore) con la sorprendente renovación de su colaboración con Julie Driscoll (ahora J. Tippetts), con interesantes versiones de los Animals, Al Jarreau y Jack Bruce, aunque no resultó tampoco en el esperado éxito comercial. Desde entonces, Brian Auger ha vuelto otra vez en mayor medida al jazz.
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