Por SERGIO MONSALVO C.
Desde la llegada de los míticos Ginsberg, Ferlinghetti y Kerouac, la Bahía de San Francisco en California, ya tenía fama de albergar a marginados voluntarios que rechazaban los convencionalismos de una vida integrada al American way of life. En 1968 floreció como un utópico edén juvenil y bohemio.
Otra forma de contracultura comenzó a permear esa urbe arropada de poesía beat, de agitación estudiantil pro derechos civiles, políticos y antibelicismo, por la experimentación con drogas de todo tipo, por el rock psicodélico producto de ello y la inmigración constante de gente joven desarraigada (procedente de todos los rincones del planeta, especialmente de la tierra del Tío Sam).
Se empezó a crear un mundo underground diferente y único. Ahí surgió la comuna urbana conocida y la organización de eventos en donde la fantasía, el baile y un nuevo rock eran protagonistas.
Quienes daban vida a todo ello eran los hippies que fomentaban la convivencia y el arte en completa libertad, disertaban contra la guerra y a favor de hacer el amor e inventaron un léxico para comunicarse que comprendía vocablos como “in”, “out”, “freak”, “dope”, “happening”, “Human Be-in”, “trip”, etcétera. Y entre los grupos que ahí afianzaban sus carreras como estandartes del rock psicodélico estaba Jefferson Airplane.
CROWN OF CREATION
JEFFERSON AIRPLANE
(RCA)
En dicho ambiente de alucine había irrumpido este grupo que comenzó a dar vida a una leyenda en medio de otras; a una mitología particular inmersa en un Shan-gri-la generalizado. Tras el éxito del disco Surrealistic Pillow (1967) compraron una mansión de 20 habitaciones en el número 2400 de la Calle Fulton de Golden Gate Park.
Era una casa victoriana al sur de la ciudad cerca de High-Ashbury, el crucero de culturas, religiones, nacionalidades y clases sociales y emblema de un ambiente heterogéneo y tolerante.
En dicha casa vivían en comunidad los músicos de la banda: Grace Slick, Marty Balin, Paul Kantner, Jorma Kaukonen, Jack Casady y Spencer Dryden. Ahí ensayaban y daban oportunidad a otros grupos de hacerlo. Era un centro de acopio y venta de cosas y oficina de búsqueda de trabajo para otros músicos.
Durante el tiempo en que lanzaron su cuarto álbum, Crown of Creation, ya se habían alzado sobre el ancho cielo artístico de la ciudad y acumulaban seguidores no sólo ahí sino también internacionalmente.
Cuando el grupo decidió sustituir a su vocalista original, Signe Anderson, por la talentosa y bella Grace Slick, dio un paso decisivo hacia la inmortalidad. Corría el año 1967 y el sexteto obtuvo su estilo y sello: una combinación de folk y hard rock con la psicodelia. A partir de ello sus álbumes estarían marcados por el ácido lisérgico y los aires del flower power que se respiraban en la costa oeste de la Unión Americana.
Slick irradiaba una personalidad y comportamientos distintos. Era una belleza à la Mode, ex modelo, con una penetrante voz de contralto. Estaba involucrada en el misticismo orientalista, el cual proyectaba en las alucinantes metáforas presentadas en las canciones. Asumía la evocación por una nueva comunidad y el llamado para crearla al frente del Jefferson Airplane.
Su vestuario, con su grafía psicodélica de colores vivos y plena de simbolismo, lo usaba con la resuelta convicción de un profeta iracundo. Dominaba visualmente la imagen del grupo y también la forma de interpretación.
Crown Of Creation (título tomado de una novela de John Windham) fue un éxito tanto artístico como comercial. Hay en él dos piezas que destacan por su significado: «Lather» y “Triad». El primero, escrito por Slick, es el tema que abre la obra. Trata sobre su relación con el baterista Spencer Dryden, que por esos días iba a cumplir los 30 años de edad (una frontera muy especial para la cultura juvenil de aquellos días).
«Triad», a su vez, tiene una historia que provocó polémica sobre su contenido antes de aparecer en el disco. Es una pieza de David Crosby que los Byrds (grupo del que éste formaba parte) se negaron a incluir en su álbum The Notorious Byrd Brother, ya que consideraron su temática demasiado arriesgada (un ménage à trois). Crosby se la cedió al Jefferson y participó con su guitarra en la grabación de la misma.
Personal: Grace Slick (voz, piano y órgano), Marty Balin (voz y guitarra), Paul Kantner (guitarra y voz), Jorma Kaukonen (guitarra principal y voz), Jack Casady (bajo) y Spencer Dryden (batería y percusiones). Portada: Hiro, fotos de portada y contraportada; USAF, foto de la prueba de una explosión atómica en el desierto de los Estados Unidos; J. Van Hamersveld, diseño.
[VIDEO: Jefferson Airplane – Triad, YouTube (Planet Pygar)]
Graffiti: “Haz el amor, no la guerra”