Por SERGIO MONSALVO C.
(BOB DYLAN)
Al escucharla se descubre un ejemplo contumaz del modo en que un folk singer, evolucionado en rockero, puede otorgar tamaña intensidad a una pieza de crooner.
Marcada por el examen, el lento cavilar, la duda y el arrogamiento, aquél la fragua con una afirmación despiadada: «I’m a Fool to Want You». Es la evidencia del yo desencantado, una frase dolorosa.
El intérprete añoso y experimentado se confiesa algo sombrío a sí mismo e incluso la luz que lo rodea en el momento de decirlo parece hosca. Dentro del marco de la pieza no hace falta hablar más. Después de la última discusión lo único que resta es intercambiar acusaciones, piensa. Y luego de eso: ¿qué?, ¿el perdón?, ¿el olvido?
Quien canta pasea su mirada a lo largo de un cuello descubierto. La piel se ve suave. Detrás, una cortina de cabello castaño y sedoso. La música inunda las palabras al verterse a través de la malla de una voz rota. Esto es lo que hace ahora, sincerarse en cómo se siente cuando la convicción se vuelve un poco más grande que el deseo. Ya nada parece suficiente.
Sabemos del agotamiento y del momento embotado de quien canta eso, del que ha pasado por un largo altercado. Está paralizado, incapaz de hacer nada, aunque sus pensamientos lo atropellen. La certeza ha aumentado el significado de la revelación. Es una certitud obsesiva, pero la naturaleza de ese significado parece rebasar el entendimiento. Un rostro con una sonrisa encantadora, algo desdeñosa, le devuelve la mirada. Las paredes de la mente retumban para luego dar paso al silencio.
*Texto extraído del libro Baladas Vol. III, de la Editorial Doble A, y publicado de manera seriada en el blog Con los audífonos puestos.
Baladas III
(“I’m a Fool to Want You”)
Sergio Monsalvo C.
Editorial Doble A
Colección “Palabra de Jazz”
The Netherlands, 2019
Contenido
Billie Holiday
Chet Baker
Dinah Washington
Bob Dylan
Dee Dee Bridgewater
Frank Sinatra