PATRICIA HIGHSMITH: EL SHOCK DE LA NORMALIDAD (I)*

Por SERGIO MONSALVO C.

 

EL LUGAR DEL CRIMEN (PORTADA)

 

LA EXTRAÑEZA COMO PROTAGONISTA

                                                   La amaba

pero tuve que matarla…

                                                                     Supe que la extrañaría

                                                                     así que la enterré aquí mismo

                                                                     al lado de mi puerta.

                                                                     Significaba mucho para mí…

                                            Guns n’ Roses

 

 

Las novelas de la texana Patricia Highsmith (1921-1995) son perturbadoras de manera singular. No representan grandes pesadillas catárticas sino sueños inquietantes, sugeridas sensaciones y posibilidades irresueltas. En su narrativa la conciencia se halla en un territorio neutral en el que no existen la vigilia ni los valores cognoscitivos, sólo las demarcaciones emocionales de las fantasías personales.

A partir de su primera novela, Strangers on a Train (Extraños en un tren, 1949), la dislocación del interés del detective sobre el escritor significa un deslizamiento de la antigua estructura y de la tradicional forma de novelar. La suya es una escritura decisiva de más complejidad irritante cuyo final ya no es solucionable. Uno como lector ya no se convierte en testigo del restablecimiento de un orden perturbado, sino en el de una transformación trascendente.

En sus libros también se dan las situaciones complicadas, pero por lo general no las supone como casos enigmáticos a solucionar y normalizar al estilo detectivesco, sino que las permite surgir como el comportamiento de sus personajes principales. «Asesinos, psicópatas, merodeadores nocturnos, etcétera, están muy vistos, a menos que se escriba sobre ellos de un modo que sea nuevo.»[1]

La escritora se da a la tarea de imaginar el estado anímico de un asesino, se interesa por la génesis, realización y consecuencias del hecho, porque le interesan las posibilidades inesperadas que se encuentran ocultas en hombres de apariencia inocua. Con sus héroes y psicópatas Highsmith engendra un suspenso sobre otra clase de temor: no a la muerte que impulsa la mayor parte de la literatura policiaca centrada en el crimen, sino al temor más mezquino e íntimo: la humillación de verse atrapado tras haber cometido una acción criminal.

Ella se plantea la pregunta de cómo llega un hombre a convertirse en asesino y lo investiga en un estrecho marco psicoindividual. Para esta autora el hecho no es consecuencia de la condición maligna de todos los hombres, sino un proceso de transformación que se inicia en un principio a causa de traumas, debilidades, deseos, fantasías y miedos de la persona, así como de las cargas y desafíos particulares de su medio ambiente. «Nunca he estado al borde de asesinar a nadie, pero, a pesar de ello, puedo escribirlo, quizá porque a menudo el asesinato es una extensión de la ira, una extensión que llega a la locura, temporal o permanente.”

 

 

 

 

*Fragmento del ensayo “Patricia Highsmith: El Shock de la Normalidad”, contenido en el libro El Lugar del crimen, de la editorial Times Editores, cuyo contenido ha sido publicado de manera seriada en el blog Con los audífonos puestos.

 

FOTO 1

El lugar del crimen

(Ensayos sobre la novela policiaca)

Sergio Monsalvo C.

Times Editores,

México, 1999

 

 

 

ÍNDICE

Introducción: La novela policiaca, vestida para matar

Edgar Allan Poe: La poesía en el crimen

Arthur Conan Doyle: Creador del cliché intacto

Raymond Chandler: Testimonio de una época

Mickey Spillane: Muerte al enemigo

Friedrich Dürrenmatt: El azar y el crimen cotidiano

Patricia Highsmith: El shock de la normalidad

Elmore Leonard: El discurso callejero

La literatura criminal: Una víctima de las circunstancias

[1] Las citas que aparecen en el texto son del libro de Patricia Highsmith, Plotting and Writing Suspense Fiction, The Writer Inc., Boston, 1981.

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LIBROS: EL LUGAR DEL CRIMEN

Por SERGIO MONSALVO C.

EL LUGAR DEL CRIMEN (FOTO 1)

 (ENSAYOS SOBRE LA NOVELA POLICIACA)

Cuando el crimen hace acto de presencia, la sociedad se atemoriza, los individuos se tornan falaces, contumaces, medrosos. Y un hombre entra en acción: el que está dispuesto a restablecer el orden, aclarar el enigma, hacer que el o los criminales paguen cara su osadía: la de haber puesto en jaque a una normalidad aborregada, hastiada, indolente.

En los ensayos incluidos en El lugar del crimen, Sergio Monsalvo se ha dado a la tarea de dilucidar quién es quién en el proceso criminal que corroe el cuerpo social y que ha dado lugar a un género literario donde, con arte, se consignan los motivos del perseguidor y el perseguido para poner en jaque a la totalidad del hormiguero.

En El oficio de vivir, Cesare Pavese expresa: “Todos los hombres tienen un cáncer que les roe, un excremento cotidiano, un mal a plazos: su insatisfacción; el punto de choque entre su ser real, esquelético, y la infinita complejidad de la vida.” En los ensayos que dan cuerpo a este libro, Sergio Monsalvo desentraña esa complejidad expresada por varios destacados autores del género negro o policiaco”.

Emiliano Pérez Cruz

(Contraportada)

EL LUGAR DEL CRIMEN (FOTO 2)

 

 

El lugar del crimen

(Ensayos sobre la novela policiaca)

Sergio Monsalvo C.

Times Editores,

México, 1999

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BIBLIOGRAFÍA: EL LUGAR DEL CRIMEN

Por SERGIO MONSALVO C.

EL LUGAR DEL CRIMEN (FOTO 1)

(ENSAYOS SOBRE LA NOVELA POLICIACA)

Cuando el crimen hace acto de presencia, la sociedad se atemoriza, los individuos se tornan falaces, contumaces, medrosos. Y un hombre entra en acción: el que está dispuesto a restablecer el orden, aclarar el enigma, hacer que el o los criminales paguen cara su osadía: la de haber puesto en jaque a una normalidad aborregada, hastiada, indolente.

En los ensayos incluidos en El lugar del crimen, Sergio Monsalvo se ha dado a la tarea de dilucidar quién es quién en el proceso criminal que corroe el cuerpo social y que ha dado lugar a un género literario donde, con arte, se consignan los motivos del perseguidor y el perseguido para poner en jaque a la totalidad del hormiguero.

En El oficio de vivir, Cesare Pavese expresa: “Todos los hombres tienen un cáncer que les roe, un excremento cotidiano, un mal a plazos: su insatisfacción; el punto de choque entre su ser real, esquelético, y la infinita complejidad de la vida.” En los ensayos que dan cuerpo a este libro, Sergio Monsalvo desentraña esa complejidad expresada por varios destacados autores del género negro o policiaco”.

Emiliano Pérez Cruz

(Contraportada)

EL LUGAR DEL CRIMEN (FOTO 2)

El lugar del crimen

(Ensayos sobre la novela policiaca)

Sergio Monsalvo C.

Times Editores,

México, 1999

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