JAZZ: JOHN COLTRANE (V)

Por SERGIO MONSALVO C.

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JOHN COLTRANE & JOHNNY HARTMAN

El año de 1963 fue un año turbulento para John Coltrane, al igual que para todos los negros en los Estados Unidos. El racismo y la conciencia negra estaban en uno de sus momentos álgidos. Coltrane formaba parte de dicha conciencia y evocaba en su música los discursos de Malcolm X.

Musicalmente, en Europa se abrían las salas de conciertos a los músicos negros, mientras que en la Unión Americana se les cerraban. Además de la situación sociopolítica en crisis, Coltrane pasaba también por una crisis sentimental. Se acababa de separar de su esposa Naima con todas las implicaciones anímicas que eso conlleva.

Urgido a grabar de nueva cuenta por su productor Bob Thiele, John le presentó el proyecto de hacerlo con un vocalista, toda una concesión tratándose de Coltrane. Cuando aquél le preguntó en quién había pensado, sin dudarlo el saxofonista contestó: «Con Johnny Hartman. Es el único que interpretaría bien lo que estoy sintiendo».

De esta manera, el cantante compartió la marquesina y la titularidad de uno de los grandes discos vocales de todos los tiempos: John Coltrane & Johnny Hartman (Impulse, 1963). En la aventura los acompañó el cuarteto del mítico saxofonista: McCoy Tyner (piano), Jimmy Garrison (bajo) y Elvin Jones (batería). La grabación se realizó el 6 y 7 de marzo de ese año.

El disco alberga la mejor versión vocal del tema «Lush Life» y otras no menos eternas de «My One and Only Love» o «They Say It’s Wonderful». Es difícil destacar momentos culminantes en una grabación que constituye un modelo de sintonía entre cantante y acompañamiento.

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Johnny Hartman (1923-1983), quien comenzó como cantante de las orquestas de Earl Hines y Dizzy Gillespie, fue un barítono intimista que atemperó la escuela de Billy Eckstine y se dedicó principalmente a la balada. John Coltrane fue su premio mayor, pero en adelante se vio obligado a lidiar con el recuerdo de ese encuentro insuperable. Ni siquiera sus restantes realizaciones en el mismo sello se aproximan, aunque The Voice That Is (1964) lo sometió a un ingenioso exotismo benéfico para su estilo.

Con magia o sin ella, los discos de Hartman son ciertamente buenos: vale la pena conocer Songs from the Heart (1956), junto al trompetista Howard McGhee. Al final de su vida, This One’s for Tedi (1980) y Once in Every Life (1980), con acompañantes sensibilizados, volvieron a redituar sus virtudes. Como un tributo muy especial, el cineasta Clint Eastwood, gran amante y conocedor del jazz, utilizó varias de sus baladas para ambientar la película Los puentes de Madison (1995).

VIDEO: John Coltrane & Johnny Hartman / “my one and only love”, YouTube (savant624)

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