Por SERGIO MONSALVO C.

XI
SOMERO ACERCAMIENTO DISCOGRÁFICO (4)
Joe’s Garage Acts I, II & III, Frank Zappa (Rykodisc, 1979).
Zappa cierra magníficamente el decenio de los setenta con una obra en tres actos que narra las desventuras de Joe, un guitarrista que tiene un grupo de rock que inicia su camino en el garage de su casa, pero en una época en la que, debido al excesivo gasto de energéticos, la música de rock (conciertos y todo eso) se encuentra prohibida. El Escudriñador Central, narrador de la historia, es quien se encarga de vigilar que esta disposición se lleve a cabo. No hay desperdicio en los tres discos, pero resalta la belleza del mejor solo de guitarra que se le ha oído a Zappa en años, lleno de enorme belleza formal y emotiva, llamado “Watermelon in Easter Hay”. Otros cortes importantes son el bluesero “Why Does It Hurt When I Pee”, el “Wet T‑Shirt Contest” y la respuesta a “Jewish Princess”, llamada “Catholic Girls”, como para que todas las partes se sintieran aludidas. Entre los músicos participantes se encuentran los entonces jóvenes Vinnie Collaiuta, a la batería, y el guitarrista Warren Cucurullo.
Baby Snakes (CBS, 1979).
Versiones en vivo de canciones de Live in New York y Sheik erbouti, el soundtrack del video. Material excelente, grabado con energía máxima.
Joe’s Garage Acts 1, 2 & 3 (CBS, 1979).
Dos horas de canciones en suave transición, con la “narración” hecha por Zappa hablando por un megáfono de plástico (como “The Central Scrutinizer”). La producción del bajo y la batería es de ambiente, al estilo de los discos de soul de fines de los setenta, y los solos de la guitarra en su mayoría son xenócronos, lo cual les otorga una ausencia vivaz de propulsión. “A Token of My Extreme”, una canción de Flo & Eddie Mothers de 1971, es intrigante; otras están menos inspiradas. Del lado uno, el sexo con un robot llamado Cy Borg posee una brutalidad magnífica e incluye un solo de Peter Wolf en los sintetizadores que imita en forma experta las sensaciones del sexo oral. “A Little Green Rosetta” es, según el respectivo punto de vista, (a) un chiste divertido, (b) una imponente degradación de los productos de consumo, (c) una pérdida de tiempo.
Tinseltown Rebellion (CBS, 1981).
Las giras demasiado prolongadas dedicadas a documentar las debilidades de sus músicos terminan por dar a las letras de Zappa un inexorable carácter sexista que llega a cansar. Abundan las versiones de canciones antiguas. Los músicos –que ahora incluyen a la futura estrella del metal Steve Vai, a los tecladistas Tommy Mars y Peter Wolf y al percusionista Ed Mann– sin duda son deslumbrantemente capaces, pero al revelarse sus personalidades en las canciones (como el cover de “Brown Shoes Don’t Make It”) suenan idiotas y les falta el encanto pachuco de los Mothers originales. El “ataque” dirigido por Zappa contra el punk de Los Ángeles en el track del título suena un tanto desinformado. Pero “The Blue Light” es sumamente peculiar y el único track de guitarra es una maravilla.
You Are What You Is (CBS, 1981).
Otra vez el énfasis en la voz. La única “música música” (en palabras del propio Zappa) es “Theme from the 3rd Movement of Sinister Footwear”. “Jumbo Go Away” tal vez se salve por su insensibilidad, pero la naturaleza trillada del tema (los integrantes de un conjunto aburridos con las groupies) parece invadir la pieza. Los laboriosos ejercicios corales parecen eternos. Los comentarios políticos son válidos pero pesados, careciendo la urgencia paranoica de antaño. Incluso los incondicionales desearon que sacara ya un álbum instrumental.
Ship Arriving Too Late to Save a Drowning Witch (CBS, 1982).
Este casi lo fue. Una nueva riqueza de múltiples facetas confirió un carácter directo incluso a la interpretación vocal. El hit fue “Valley Girl”, en el que Moon, la hija de Zappa, se mofaba de los giros acostumbrados por la juventud adinerada de Hollywood. Como de costumbre, el instinto de Zappa por lo barato y divertido costeó la musicalidad abstrusa: “Drowning Witch”, que arranca con galimatías habladas, es un compendio de la composición de vanguardia. “Teenage Prostitute” documentó la otra cara de la vida en Los Ángeles. Material clásico.
The Man from Utopia (CBS, 1983).
Aquí evolucionó la voz hablada de Zappa, con frecuencia “acompañada” por instrumentos grabados encima (overdubbed) que siguen las transcripciones hechas por Steve Vai de la monserga libre de Zappa. En “The Dangerous Kitchen” y “The Radio Is Broken”, los resultados forman una colisión increíble de disciplina y azar. Hay tres piezas instrumentales cruciales, una canción contra los sindicatos (“Stick Together”), que refleja las aspiraciones pequeñoburguesas de Zappa como compositor, y un popurrí de rhythm and blues. Disparejo, pero un excitante indicio de que Drowning Witch no fue ningún fogonazo. Zappa estaba preparando algo nuevo en su esquema compositor.

London Symphony Orchestra Vols 1, 2 & 3 (Barking Pumpkin, 1983).
Un artículo en Society Pages de Oslo (el fanzine de Zappa reubicado desde entonces en Nueva York) comparó las orquestaciones de Zappa con el cerebro de un dinosaurio. Si bien sirven perfectamente para pequeños conjuntos, según ahí se argumentaba, no son capaces de animar a una orquesta sinfónica completa. “Bogus Pomp” (en el vol. 2 en vinil y en el CD) pretendía parodiar los clichés cinematográficos con “fanfarrias vulgares, pasajes sentimentales babeantes y previsible `música para dar miedo’”, según Zappa. Si uno no anda buscando el futurismo de Giacinto Scelsi o Michael Finnissy, por decir algo, las instrumentaciones son excelentes, una inundación exuberante de la esencia de Zappa. El vol. 2 en vinil contiene dos tracks –“Bob in Dacron” y “Strictly Genteel”– no incluidos en el CD. La calidad de la grabación es ejemplar. La inscripción de la funda incluye una crítica característicamente sabrosa de la sección de trompetas de la sinfónica por el compositor.
Francesco Zappa (Barking Pumpkin, 1984).
Sonatas barrocas para trío de Francesco Zappa que (según Grove) tuvo su mejor época entre 1763 y 1788, ejecutadas en el Consorte de Gratificación Digital de la Calabaza Ladradora (es decir, el Synclavier de Zappa) con la colaboración del clarinetista David Ocker, quien además proporciona unos excelentes apuntes que ayudan a revelar la función de la música barroca (“serrando las cuerdas mientras los aristócratas cenaban”). Suena como una tarjeta navideña musical. La máquina de ritmos agrega un inquietante enfoque mecánico.
Them or Us (EMI, 1984).
Los álbumes de “rock” de Frank –las colecciones desprovistas de una intención temática o musical específica– a estas alturas se habían convertido en unas mezclas despreocupadas en las que el maestro saltaba de melodía en melodía como en los remotos principios, pero sin yuxtaposiciones demasiado discordantes. Este disco contiene pasajes instrumentales llenos de maestría deslumbrante. Steve Vai supera incluso al líder del grupo en su escaparate “Stevie’s Spanking” y se presenta la primera prueba del nuevo interés de FZ en los covers, con una interpretación de “Whipping Post” de los Allman Broters que le gana a cualquier boogie que el Sur hubiera podido servir. El título se refiere a la indignación moral de Zappa ante los nuevos esfuerzos por censurar la música. Y todos estamos de acuerdo.
The Perfect Stranger (EMI, 1984).
Afirman los rumores que Zappa se peleó con Pierre Boulez durante este proyecto, lo cual explica las cuatro incursiones (excelentes) con el Synclavier en un álbum aparentemente ejecutado por el Ensemble Intercontemporain de Boulez. La lista de “influencias” publicada por Freak Out incluía a Pierre Boulez y, abstracción hecha de los rumores (se debería tomar en cuenta la terriblemente graciosa “Down in France” de Zappa incluida en Them or Us; recuerden que muestra mucho respeto hacia Boulez en el Real Frank Zappa Book), la música es magnífica. Conforme madura todo mundo, estas fusiones han sido aceptadas cada vez más. El chiste es que esta colaboración produjo música moderna importante. Si bien Zappa (¿a la defensiva?) la describe como “absurdamente antimoderna”, se trata de material para la Isla Desierta.
Shut Up ‘n Play Yer Guitar (CBS, 1984).
Zappa siempre grabó sus conciertos. En esta ocasión decidió sacar una serie de solos de guitarra, acompañados por recursos acústicos de estudio. Muchos de los tracks derivaron de “Inca Roads”, una pieza jazzeada particularmente adecuada para la ejecución melódica y claustrofóbica de la guitarra por Zappa. Alguien de hecho usó la máquina del rock para improvisar una música dotada de originalidad pasmosa. Hasta el arribo de Guitar, Shut Up pareció ser el Interstellar Space de Zappa. Ningún otro guitarrista había prestado una atención tan precisa a la separación rítmica. Una maravilla.
Guitar (Zappa, 1984).
Probablemente la mejor música disponible en disco. 132 minutos de la guitarra de Zappa en vivo con un grupo que realmente se adapta a sus extensiones. La fabulosa calidad escultural del sonido hace que Shut Up suene enmalecido. Chad Wackerman (batería) y Scott Thunes (bajo) son algo especial. Como John Swenson señaló en Guitar World, Zappa tenía cajas y cajas de música así. Espléndido.
VIDEO: Frank Zappa “-Watermelon in Easter Hay-“ 1988 (HD), YouTube (Live Music HD)





















