68 rpm/20

Por SERGIO MONSALVO C.

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El detonante para la proyección de Janis Joplin fue su aparición en el primer festival masivo que hubo, el Monterey Pop Festival de junio de 1967. Fue la inmejorable ocasión para presentarse en plan grande junto a luminarias como Otis Redding, Ravi Shankar, The Who, Animals, The Mamas and the Papas, Jimi Hendrix y vecinos de San Francisco como Jefferson Airplane, Grateful Dead y Moby Grape, entre otros.

La interpretación que hizo ella de “Ball and Chain”, un tema de Big Mama Thornton, con su ruda y áspera voz, hizo polvo a todos los concurrentes. Se erigió en la nueva figura de una cantante de blues con el sexo y las emociones fluyendo hacia el auditorio en forma candente, veraz y profunda. Realizó en ese tiempo la transición de cantante callejera a refulgente estrella del escenario.

Todo mundo se preguntó quién era esa mujer y de esa necesidad comenzó a surgir la información importante: era una vocalista que vivía lo que cantaba; una estudiosa que hacía esfuerzos por poner al día la tradición de la bluesera clásica, tan olvidada en la historia de ese momento, con Bessie Smith como materia prima de la cual abrevar; era una mujer liberada que le entraba duro al alcohol, a las drogas y a la pasión amorosa, dándole con ello un matiz propio a la era psicodélica.

A partir de ahí su nombre se volvió leyenda. Era una bebedora famosa en medio de una cultura consumidora de ácido; usaba el cabello orgullosamente largo y revuelto y ropa de segunda mano, y las emociones a flor de piel la convirtieron en una heroína pre feminista para miles de mujeres.

Sus admiradores opinaban que la expresividad de su voz compensaba cualquier exabrupto que cometiera: su graznido rasposo abarcaba la gama del arrullo al alarido. Con todo, su garganta denotaba un dolor auténtico y el deseo de comunicarse con el público: “Mi canto no es un viaje cerebral sin emociones. No me preocupa si es artístico o no, sino que de verdad le llegue a la gente”, dijo en sus primeras entrevistas.

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 CHEAP THRILLS

THE BIG BROTHER & THE HOLDING COMPANY

(Columbia)

En enero de 1968 Janis y Big Brother firmaron con el famoso empresario Albert Grossman, que por entonces administraba a Bob Dylan. A finales de agosto sus giras habían incluido los más importantes auditorios de la Unión Americana.

Janis era una auténtica matrona bluesera que no dejaba de gritar su doliente herida empapada de whisky, agitando las plumas, los collares y sus otros adornos mientras su voz conectaba con la audiencia frente al micrófono.

Era todo un espectáculo: “Algunas veces me siento tan excitada que dejo de cantar y me pongo a brincar de arriba abajo. No sé cuándo detenerme. Cantar no es solamente dejar salir todo, eso más bien es defecar. Cantar es tomar un sentimiento y convertirlo en algo terminado, bien hecho y que luego, pasado por las cuerdas vocales, trata de crear un sentimiento igual en la gente que te ve y oye”, comentaba al respecto.

Con esa idea fundamental, tal año entró con el grupo al estudio para grabar un disco para la CBS que llevaría por nombre Dope, Sex and Cheap Thrills, sin embargo, por exigencias de la compañía lo dejaron en Cheap Thrills. Su carisma vocal llevó al LP a la cima de las listas de popularidad.

Big Brother and The Holding Company era un grupo de diletantes improvisados muy entusiastas, pero apenas competente. Era más bien un grupo de amigos, festivo y desmadroso, caracterizado por el buen humor producto de la época.

Las guitarras principales tenían un sonido distorsionado pasado por la fuzz-box que tanto les gustaba usar. A pesar de las notables diferencias interpretativas, la voz de Janis los sacaba a flote y los elevaba por encima del nivel de otros grupos.

Gracias a esto, cuatro de los tracks del álbum se volvieron clave para inscribirlo en la historia del rock: “Ball and Chain” (de la que Janis hizo su versión), “Piece of My Heart” (tema original de Ema Franklin), “Turtle Blues” (escrita por Janis con estilo de los años veinte, en la que sólo la acompaña el productor del disco, John Simon, en el piano) y “Summertime” (pieza de George Gershwin y que resultó un triunfo emocional de Janis. Hay que destacar asimismo el original arreglo de Sam Andrew, que aumenta la intensidad del tema clásico).

Cheap Thrills se convirtió en un álbum de oro y número uno de las listas. Janis, por su parte, adquirió el status de superestrella.

En el blues sólo se pueden decir verdades puras sobre lo que se piensa y siente en el mundo de las emociones. En Janis Joplin el blues sonaba en todo su cuerpo, en la torturada canción de su existencia, y con su fuego ardió hasta consumirse.

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 Personal: Janis Joplin, voz; Peter Albin, bajo; Sam Andrew, guitarra principal y voz; James Gurley, guitarra; David Getz, piano y batería. Portada: Robert Crumb.

[VIDEO SUGERIDO: Janis Joplin – Ball And Chain (Amazing Performance ay Monterey), YouTube (RollingStones50yrs)]

Graffiti: «No me liberen, yo me basto para eso«

68 rpm/19

Por SERGIO MONSALVO C.

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En este álbum, que salió a la venta en abril de 1968, el dúo de Simon & Garfunkel reunió un puñado de canciones con un hilo conductor vital: de la niñez a la vejez (con voces testimoniales).

El tema más destacado del disco,“America”, cuenta la historia de una pareja que, como al final de la cinta El Graduado, viaja en un autobús de línea, devorando en esta ocasión kilómetros camino de América, como si éste fuera un concepto lejano, un mundo remoto o la tierra prometida que abrirá el horizonte y quizá el futuro. La fascinación de tal idea está intacta en ellos, rascando la existencia con la promesa a pesar del vértigo que produce.

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 BOOKENDS

SIMON & GARFUNKEL

(Columbia)

Como la prueba de “Mrs. Robinson” para el joven graduado, “America” (o sea, los Estados Unidos) es para ellos la clave del destino para inmiscuirse en la vida, sea lo que sea que ésta signifique.

Este gran tema del binomio es una obra inconmensurable (de tres minutos y algo) porque ofrece más cuestionamientos que respuestas, incluyendo una preocupación nada común por el proceso de envejecer.

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Personal: Paul Simon, voz, guitarra y producción; Art Garfunkel, voz y producción. Portada: Fotografía de Jim Marshall.

[VIDEO SUGERIDO: Old Friends + Bookends, Live in Hollywood 1968, Simon & Garfunkel, YouTube (Simon and Garfunkel Bootlegs)]

 Graffiti: «No dormirá tranquilo aquel que alguna vez abrió los ojos«

68 rpm/18

Por SERGIO MONSALVO C.

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La irrupción de Simon y Garfunkel se dio a mediados de los sesenta con la canción The Sound of Silence” (escrita por Paul Simon como solista mientras vivió en Londres cantando en diversos cafés).

Años después, en 1968, la pareja musical obtuvo sus galardones con la canción “Mrs. Robinson”, tema que apenas había sido esbozado en una película de bajo presupuesto que descubrió el sexo heterodoxo en la confrontación generacional –con el deseo y sus vericuetos–: The Graduate (El graduado). Un gran éxito de taquilla en todo el mundo, con el que la industria comenzaría a prestar atención a los proyectos independientes.

Desde la infancia, una estrecha amistad había unido a Paul Simon con Art Garfunkel, con quien grabaría a la postre como Tom and Jerry. Tras ello el dúo, ya como Simon and Garfunkel, fue considerado la encarnación máxima de las canciones melancólicas, suaves y preciosistas.

Las baladas reflexivas de este binomio se convirtieron en marca de la casa, ofreciendo además un sonido prístino que permitía disfrutar de su armónica conjunción vocal. Ellos formaron parte del mejor cancionero de los años sesenta y de su simbolismo emocional. Igualmente reflejaron algo del optimismo de la contracultura.

Su popularidad representó la cara “aceptable” de la revolución estético-social inspirada por Bob Dylan y los Beatles. Como Dylan, venían del fermento investigador e ideológico de los folk clubs. Y al igual que los Beatles, se convirtieron en maestros del estudio de grabación.

Eran miembros de la intelectualidad bohemia de Manhattan, más interesada por lo que contaba el New Yorker que por el último número de la  Rolling Stone.

Asimismo, en algún tema se declaran contra la guerra de Vietnam sin hacer una canción de protesta, yuxtaponiendo una celestial interpretación de “Noche de paz” con un noticiero repleto de sangrientas imágenes bélicas. Sus aires universitarios atrajeron a Mike Nichols, quien ensayó la idea de reforzar con sus canciones una película de conflicto generacional.

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 THE GRADUATE

SIMON & GARFUNKEL

(Columbia)

Simon & Garfunkel publicaron dos discos en 1968. El primero apareció en febrero y reunía algunas canciones antiguas que se habían convertido en la banda sonora de The Graduate (El graduado), del director Mike Nichols.

Curiosamente, la única pieza escrita para la película, “Mrs. Robinson”, no se incluyó completa en este disco, sino en el segundo LP del mismo año, Bookends.

 El graduado contaba una situación poco usual. Un joven que acaba de terminar sus estudios universitarios se involucra con la señora Robinson, esposa de un amigo de la familia, en vez de hacerlo con su hija, de la que de todas formas terminará enamorándose.

Así que la cinta despertó pasiones, se brincó algunas convenciones y habló de lo complicadas que pueden ser las relaciones humanas, con un soundtrack que quedó impreso en la memoria colectiva.

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 Personal: Paul Simon, voz y guitarra; Art Garfunkel, voz. Portada: Publicidad del filme.

[VIDEO SUGERIDO: SIMON & GARFUNKEL – LIVE 1967 – “The Sound of Silence”, YouTube (Golden GreatsOldies24)]

Graffiti: “En otros tiempos, sólo tuvimos somníferos. Hoy, las calles