Por SERGIO MONSALVO C.
(RELATO)*
Se le invoca regularmente. Se basta a sí mismo y hasta sale sobrado cuando realiza el balance de sus maldades.
Sin embargo, no puede aparecer a voluntad, hay que forzar su presencia, atraerlo, ofrecerle ritos y ceremonias, evocar su nefasto y periódico accionar, (¡ah, porque eso sí, de impuntual no se le puede tachar!), y la constancia y asiduidad de que hace gala se la debe a sus recalcitrantes sectarios, ya que gracias a ellos cada determinado número de años las capitales y las ciudades del resto de cada país tiemblan ante su materialización espeluznante.
La información acerca del fantasma es muy, muy escasa. Nadie, ni de entre los más viejos de la comarca, sabe de dónde viene, pero sí a dónde va. Algunos perspicaces han divulgado la teoría de que el fantasma es producto de las febriles mentes de sus fans, quienes provocan la ilusión colectiva de su existencia. Lo único que se sabe a ciencia cierta es el despilfarro de dinero, de palabras y de imágenes que luego de cada aparición deja tras de sí.
Es un fantasma derrochador que a pesar de todo no deja contento a nadie. No obstante, años después vuelven a recordarlo y a pedir su presencia. Entre las características que distinguen a este fantasma está la contaminación, (¡ah, porque eso sí, de no ir con la moda no se le puede tachar!). Y esta contaminación la despliega en todos los niveles: visual, auditiva y en el lenguaje, por sólo mencionar unos cuantos.
Varias son las sectas que se encargan de convocarlo, las cuales se contraponen unas a otras según el color de cada una de ellas y, como buen fantasma, adopta las más diversas imágenes y fisonomías según convenga al caso.
Las huellas de todo ello quedan a veces en forma permanente en bardas, postes, puentes peatonales, árboles, banquetas, etcétera, para testimoniar y marcar su paso.
El rito ya ha comenzado. El fantasma se acerca. Su ruidosa aparición es inminente. No habrá misericordia para nadie: La propaganda política, purulenta medusa de rostro leproso, surgida por doquier, espiará aquí y allá agazapada en espera de arrojarse sobre cualquiera que tenga la mala fortuna de poner sus ojos y oídos sobre ella.
El fantasma llegará, lo demás será silencio.
*Fotografía de Sergio Monsalvo C.