El azul no es una cuestión de tono
sino de doce compases del corazón
S.M.C.
lonesome in my bedroom
(para Luther Johnson)
I
un cuarto en penumbras
subyugado y denso ante las
cuerdas a rastras de la slide
el disco gira impasible
con un roce filoso, primitivo
entre la aguja y el vinil
el eco de un amor engañoso
de una soledad a solas
del sudor por lo vivido
el infierno es uno
el infierno eres tú
el infierno es la memoria
la grisura del amanecer
en su agotado desvelo
repite el canto y su llaga
un trago ardiente, justo
en medio del corazón roto
flamable e inagotable
II
Tu canto no es de amplias salas y violines melancólicos
pero sí de habitaciones pequeñas
—los grandes mueren en habitaciones pequeñas, desnudas—
quizá una lámpara, una silla
quizá sea necesario que acabe así, sin mucho más
lo necesario para abarcar el páramo inmenso de una soledad
como el desierto, sin confines, seca y dura
el escenario injusto donde se asome el precipicio
alrededor de la pérdida y el desconsuelo
—el blues de la condición humana—
de quienes se han perdido
de quienes procuran mantener la dignidad
y todo en tu canto a media voz
donde se muestran, en primer término
sobre todo, las torpezas de quienes tratan al amor
en diferente lengua, como si no fuera la suya
escenario justo para conocer la medida de tu soledad
que es también la de todos los demás
*Poemario publicado en la Editorial Doble A y, de manera seriada, en el blog Con los audífonos puestos en la categoría “Tiempo del Rápsoda”.
Blue Time (Poemario) Sergio Monsalvo C. Editorial Doble A Colección “Poesía” The Netherlands, 2022
CONTENIDO
Blue
Time
I Woke up This Morning
Bluebeat
Blue Light
Drinkin’ Blue
Love in vain
Burnside
Talkin’n the Blues
After Hours
Some Old Blue
Lonesome in My Bedroom
En su canto hubo el esfuerzo y los rastros del que sobrevive, del experimentado lleno de cicatrices que no se ufana de ellas ni las ostenta, pero que sabe son suyas y le pertenecen. Por lo tanto cuando la escuchas crees en la esencia de lo que glosa, en su legitimidad y tienes el convencimiento de que las palabras son recovecos de la propia vivencia trastocados en canción.
La existencia no tiene remedio, parece decir, pero la afirmación no es una sentencia trágica o resignada. En su oficio significó también el rescate de una llave verbal que abriría los instantes vividos de cualquiera que la oyera en el futuro. Esta melodía llega desde entonces como un evocador sentimiento presente, eterno, que procede a redescubrir el riesgo de amar sin red protectora. Emite su misterio y lo desmenusa.