MUDDY WATERS LONDON SESSIONS
Por SERGIO MONSALVO C.

En los años treinta del siglo pasado, el bluesman Muddy Waters comenzó a tocar en fiestas muy influenciado por el sonido del mítico antecedente llamado Son House. Al principio de la década de los cuarenta emigró a Chicago y poco después se le podía ver acompañando a Sonny Boy Williamson (armónica). Lentamente fue haciéndose un hueco en la escena local.
En 1944, fue uno de los primeros músicos en pasarse a la guitarra eléctrica. Seguía tocando el blues tradicional del Delta del Mississippi (de hecho, nunca dejó de hacerlo), pero consiguió un sonido más compacto, potente, brioso y urbano. Su nombre se convirtió entonces en sinónimo de evolución y en gran ejemplo musical.
Aparte de sus innegables, enormes y excepcionales cualidades como compositor, cantante y guitarrista, Waters se caracterizó además por su talento como líder de banda.
La de los sesenta fue una década en la que se dio el renacimiento, resurgimiento o redescubrimiento del blues, o como se quiera designar. Para la música y para su público fue una década de expansión y exploración, un fenómeno de múltiples dimensiones y direcciones.
El viaje que realizó Muddy Waters a Europa en 1958 fue un eslabón crucial en la cadena de acontecimientos que se produjeron durante aquella época y que cambiaron la visión del mundo respecto al blues y la visión de los bluesmen respecto al mundo.
En los sesenta la cultura del rock alternativo se encaminó hacia Electric Flag, Big Brother and the Holding Company, Canned Heat, Blues Project, etcétera, como indicio de que la música de raíces se reciclaba de nuevo. La compañía Chess Records luchaba entonces para que los temas de Muddy Waters retornaran a las listas de rhythm and blues, por lo que, al mismo tiempo, etiquetó sus álbumes como música folk, antes de seguir el camino del fenómeno del rock underground y grabar álbumes de «supersesiones», para volver luego a Muddy presentándolo como «padrino del rock».

Según el apoderado de Chess, John Burton, «algunos querían que Muddy cambiara. Cuando el lenguaje de los discos folk se hizo popular, decidimos vender a Muddy como artista folk». A continuación, vino el LP Folk Singer de Muddy, en 1964. Entonces Chess editó una serie completa de álbumes de The Real Folk Blues y More Real Folk Blues, de Waters, Howlin’ Wolf, Memphis Slim y John Lee Hooker, entre otros, que constaban en su mayor parte de reediciones de sencillos dirigidos en principio al público del R&B.
Burton se esforzó en vano por conseguir que Muddy Waters preparara una actuación de 40 minutos en la que el folk bluesman «relacionara cada canción con un periodo y entretejiera en el programa la historia de un pueblo o la de un concepto para que se le pudiera identificar con un movimiento», reciclando la aventura heroica y evangélica de Big Bill Broonzy.
Al final, aunque los discos de Waters nunca irrumpieron en las listas de éxitos de los años sesenta, su inclusión en los mundos del folk y el rock —y el jazz, gracias a su gira por la Gran Bretaña en 1958— le ganó un inmenso público. Los fans continuaron acudiendo a sus conciertos y a sus discos en tropel, no por el folk, rock, jazz o cualquier otra refinada estrategia de marketing, sino por el propio estilo de Muddy, que era el blues simplemente, interpretado y presentado tal como lo había hecho durante años.
El disco The London Muddy Waters Sessions (1962), fuera de epítetos mercantiles, resultó un excelente disco de blues, donde Waters se encuentra en su mejor momento, acompañado de los muy jóvenes músicos británicos Rory Gallagher y Georgie Fame, a los que se agregaron Rich Grech, Mitch Mitchell y Steve Winwood. El disco resultante sigue reeditándose y siendo estudiado por los investigadores, músicos y seguidores del blues, en general.
VIDEO: Rory Gallagher – Muddy Waters – Key to the Highway, YouTube (Rockin’ Blues Takis)

