Por SERGIO MONSALVO C.

De una extraña y ruinosa casita, de la que ciertas supersticiones habían ahuyentado a los antiguos inquilinos y la cual se situaba en una solitaria y apartada calle del barrio de Saint-Germain-des-Prés de París, hace más de 150 años surgió para los amantes de la literatura una extraordinaria novedad: el género policiaco, con The Murders in the Rue Morgue (Los crímenes de la calle Morgue), del escritor estadounidense Edgar Allan Poe (1809-1849).
En 1841, tras leer las primeras páginas de la novela Barnaby Rudge, de Charles Dickens, Poe descubrió el enigma de un crimen misterioso que ahí se relataba: «…descubrimos el secreto –escribió Poe– inmediatamente después de haber leído la séptima página (el volumen tenía 323)». Efectivamente, en el número del 1de mayo de 1841 del Philadelphia Saturday Evening Post (cuando la novela comenzaba a publicarse en forma periódica) Poe hizo una nota crítica develando el enigma con mucha anticipación.
Al meditar acerca del método analítico que utilizó para lograrlo, Poe asentó al respecto en su ensayo Filosofía de la composición: «Resulta clarísimo que todo plan o argumento merecedor de ese nombre debe ser desarrollado hasta su desenlace antes de comenzar a escribir en detalle. Sólo con el dénouement a la vista podremos dar al argumento su indispensable atmósfera de consecuencia, de causalidad, haciendo que los incidentes y sobre todo el tono general tiendan a vigorizar la intención…una vez conocida la intención, pueden hallarse en cada página las huellas del designio del novelista».
*Fragmento del ensayo “Edgar Allan Poe: La Poesía en el Crimen” del libro El Lugar del crimen, de la editorial Times Editores, cuyo contenido ha sido publicado de manera seriada en el blog Con los audífonos puestos.

El lugar del crimen
(Ensayos sobre la novela policiaca)
Sergio Monsalvo C.
Times Editores,
México, 1999
ÍNDICE
Introducción: La novela policiaca, vestida para matar
Edgar Allan Poe: La poesía en el crimen
Arthur Conan Doyle: Creador del cliché intacto
Raymond Chandler: Testimonio de una época
Mickey Spillane: Muerte al enemigo
Friedrich Dürrenmatt: El azar y el crimen cotidiano
Patricia Highsmith: El shock de la normalidad
Elmore Leonard: El discurso callejero
La literatura criminal: Una víctima de las circunstancias
