PRIMERA Y REVERSA: EMERSON LAKE AND PALMER (II)

Por SERGIO MONSALVO C.

 

 

NO UNA SINO DIEZ

Al llegar la revisión estilística de la New wave, en la que los teclados de nueva cuenta fueron admitidos, la música sinfónica paulatinamente volvió a salir de la profundidad del olvido para una nueva generación de intérpretes y escuchas.

Entonces, en 1986, Emerson y Lake se unieron con el baterista Cozy Powell, excolaborador de Richie Blackmore, Jeff Beck y Michael Schenker, para grabar Emerson, Lake and Powell, que incluyó una versión roquera de «Mars, the Bringer of War», de la Planets Suite de Gustav Holst.

Luego, con otro baterista más, Robert Berry, Emerson y Lake editaron el álbum To the Power of Three (en 1988), que no fue muy bien recibido, y se volvieron a separar.

Para 1992 se reagruparon otra vez los miembros originales y lanzaron Black Moon. La pregunta clave era si aún tenía significado en esa época la reencarnación de Emerson, Lake & Palmer. ¿Justificaban el virtuosismo, un pasado glorioso y tres voluntades el regreso del rock sinfónico pesado? La respuesta se dio, creo, en los primeros 20 minutos del disco.

Ese tiempo fue suficiente para sorprenderse con la introducción fresca, moderna y bien producida de la pieza del título; encantarse por el bien desarrollado y poderoso lenguaje roquero y los apasionados solos del Hammond.

La respuesta pública los motivó: se embarcaron los siguientes seis años en giras faraónicas y en la producción de discos en vivo (Works Live, Live at the Royal Albert Hall, Then and Now y la reedición de su mítico concierto en la Isla de Wight).

La cultura dance los recogió y cuts de sus temas aparecieron en todos los clubes del planeta. En medio de aquello Emerson enfermó del brazo (fue sometido a una operación), por lo que no importó tener que sacar el muy gris In the Hot Seat, un collage de laboratorio, por requerimientos contractuales. Egos y carreras se habían engrosado lo suficiente para mantener el buen ánimo.

En ese estado los registra 1998, reunidos y preparando un nuevo disco de estudio. Sin embargo, la discusión por quién de ellos lo produciría acabó (¿definitivamente?) con la comunión y el estado de gracia.

Palmer organizó una banda con su nombre y se dedicó a tours cluberas desde entonces; en el 2006 se juntó con los otros miembros de Asia para celebrar una gira mundial por el 25 aniversario del grupo.

Emerson, mientras tanto, se reunió con sus ex compañeros de Nice y retornaron a sus querencias, y luego integró un grupo bajo su apelativo con el que sale de gira.

Y Greg Lake se paseó por el mundo con la banda de Ringo Starr, luego grabó algo con los Who y finalmente también formó su propia agrupación, con su nombre, por supuesto.

No existieron visos de reunión entre ellos después. Así que pudo darse por concluida la época de este trío entregado a atmósferas y panoramas fabulosos, tan maravillosos como la música que destilaron; dar fin al estruendo creado por las luces y el sonido en pleno que cortaba las respiraciones.

Fin a su épica con dioses y héroes, aventuras y protagonismos, ensalzamientos de valores y virtudes; fin a las epopeyas de nobleza, ideales próximos y remotos.

Sólo los grandes espíritus son capaces de preservar por siempre el don de la dádiva. Menos aún son aquellos que lo despliegan incondicionalmente. Místicos en estado salvaje, diría el poeta Paul Claudel de individuos así. A éstos perteneció Keith Emerson, un hombre y nombre entregado a mundos de atmósferas y panoramas fabulosos, de fantasías tan predilectas y maravillosas como la música que destiló a lo largo de su vida.

Sin embargo, con las alas deterioradas por tanto volar (acto que literalmente le causó la minusvalía en ambas manos y la secuela depresiva), el callejón que es la vida se le hizo entonces demasiado doloroso y decidió ponerle punto final.

Emerson fue un artista al que a los 71 años de edad se le quebraron las vastas latitudes de la imaginación para seguir explorando. Murió el 10 de marzo del 2016 en Santa Mónica, California. A él le siguió Greg Lake en el mismo año.

Emerson Lake & Palmer fueron una piedra fundamental que ofreció mundos evolucionados con mitos e historias que formaron unidades indisolubles reflejados en sus fantásticas portadas. Esa fue la motivación de ese tríptico humano que jamás se dio por satisfecho con una sola nota si en su lugar podía sacar diez.

VIDEO: Emerson, Lake and Palmer – From the beginnen – Live, YouTube (Local Global)