Por SERGIO MONSALVO C.

TERCERA LLAMADA…LONDON CALLING
Hubo que esperar al año 1979 para conocer los avances de Clash en el aspecto musical. Lo cual se dio con el lanzamiento del disco London Calling, con Guy Stevens en la producción. Tuvo lugar el 14 de diciembre. La primera canción se grabó, sin que Clash lo supiera (pensaban estar calentando motores apenas), fue “Brand New Cadillac”. Con ella mostraron que tenían el derecho a vestirse como verdaderos rockeros. Quizá porque lo eran.
También aparecieron para reforzar el impacto tracks como “Spanish Bombs” y “Lost in the Supermarket”. Fue un álbum doble en una funda sencilla: Clash se negó a hacerle pagar más caro a su público, aunque les resultara contraproducente y la compañía les chillara por eso.
La portada muestra una foto de Paul Simonon en el escenario a punto de hacer añicos su bajo. La tipografía para el título se tomó del primer LP de Elvis y se trató de un álbum que se puede reescuchar siempre con la misma emoción.
Y luego vinieron las giras por los Estados Unidos: “Pear Harbor 79” y “The Clash in America”. En medio, la publicación del EP The Cost of Living, que lanzó como sencillo un cover de “I Fought the Law”, de The Bobby Fuller Four’s. Durante tales tours invitaron a los hombres a quienes les admiraban algo musicalmente: Bo Diddley, Sam and Dave, Lee Dorsey, Screamin’ Jay Hawkins, Vince Taylor… todos se subieron al escenario con (o antes de) ellos. Y así el año se les fue rápido.
Con London Calling, el grupo se instaló en forma definitiva en la historia de la música. Su adquirida sofisticación en los estudios de grabación no embotó su fuerza en absoluto. Todas las canciones compartieron madurez de visión y consistencia de carácter.
El grupo había partido al rock por la mitad y lo volvió sobre sí mismo, expuso sus respuestas fáciles a preguntas falsas y creó la necesidad de enfrentar con recelo toda la cultura popular. Las ideas acerca de cómo llegar de un sitio a otro en el rock fueron suspendidas y reacuñadas.
Por él hubo que replantearse algunas preguntas: ¿Puede juzgarse al rock por su apariencia? ¿Cuál es la relación entre manipulación e inocencia? ¿Entre la anarquía y el capitalismo? ¿Qué sucede cuando se separa al rock de la política? ¿Qué pasa cuando se juntan? ¿Son regresivos el interés por la técnica y el primitivismo autolimitante?

No obstante, en general para 1980 el huracán ya había pasado. El punk se disolvió quedando sólo como una brisa fresca (cuya estela esencial perdurará en las siguientes décadas). La industria cooptó el movimiento y lo neutralizó.
Hacen acto de presencia masiva y al mismo tiempo, la neurastenia pop de los ochenta, la restauración y la Dama de Hierro, Maggie Thatcher, para calmar los fervores rebeldes. La droga se encuentra por todas partes. La muerte prematura de Sid Vicious y Nancy Spungen se erige en símbolo de la época.
El punk fue un fenómeno musical y social que se manifestó a mediados de los años setenta como reacción contra el pop artificioso, el rock progresivo y el sinfónico, emparejado con el descontento social de una nueva generación de jóvenes, particularmente en Inglaterra, país atormentado por una tradicional conciencia de clases y por el retroceso económico.
Dicha reacción se expresa a través de una música que parte de su forma más sencilla: el rock and roll (al igual que en 1953 y en 1962). Salvaje, enardecido, enérgico y provisto de textos que se distancian de todo lo relacionado con la autoridad y la opresión, en esta ocasión también por parte de la industria del disco.
Desde luego no falta la imagen «escandalizadora» (cabello corto y parado, ropa desgarrada, cuero negro, insignias, aretes, tatuajes, adornos sadomasoquistas), pero mayor importancia reviste la mentalidad prevaleciente del «hazlo tú mismo», que por medio de expresiones tangibles como fanzines, clubes alternativos y disqueras independientes tiene consecuencias enormes y a la larga constituirá la verdadera fuerza de esta explosión de caos y rebelión.
Este aspecto de la revolución punk, difundido a través de la tendencia más amplia del new wave, es el que tiene una influencia duradera y eficaz en la evolución posterior de la historia del rock, en vista de que devuelve un poco de poder a los artistas, echa a andar la descentralización de la industria musical y, en términos generales, estimula el trabajo autónomo y la creatividad.
De esta manera, la corriente asegura su permanencia y transformación en subcultura activa, mucho tiempo después de que la primera ola del punk se hiciera pedazos por su propio carácter anárquico, no controlado y por ello sumamente vulnerable.
Conforme en todo al eslogan «Cash from Chaos», con el que el empresario Malcolm McLaren había lanzado su creación, de manera inevitable el comercio y la industria encajonan al fenómeno, lo planchan y lo preparan para la venta, justo al inicio de los ochenta.
VIDEO: The Clash – London Calling (Official Viseo), YouTube (theclashVEVO)

