Por SERGIO MONSALVO C.

HEAVENLY VOICES
CONTACTO CON LA DIVINIDAD
Los corazones femeninos asados a fuego lento palpitan, intensos. Su oración por la trascendencia. Intensidad que arrebata piso a la existencia. Eso es, eso significa la antología creada por la compañía Hyperium bajo el nombre de Heavenly Voices. Una caja que contiene dos discos compactos: ambos puros, etéreos, pero al mismo tiempo con el impacto de una obra maestra, con el vigor y la profundidad de Macbeth. El mito y lo cotidiano.
Y cuando se habla de mito hay que remitirse a lo primigenio. La mitología griega contó para su enriquecimiento con las famosas Ménades, seres en absoluta libertad que frenéticas corrían por los bosques y las cumbres de las altas montañas profiriendo sus agudos cantos, arrebatadas por un éxtasis sin límites. Nada podía detenerlas cuando salían a sus paseos a rendir culto a la naturaleza. En la profundidad de los bosques, Dionisio las alimentaba y les daba de beber. Había tantas cosas buenas y liberadoras en este culto bajo el cielo, el summum de la alegría que creaba la belleza virgen del mundo, el tributo a su dios.
Mitología que en todas las culturas tuvo su representante. En la literatura judía, por ejemplo, se dio Lilith: “…perros y gatos salvajes se reunirán allí, y se juntarán los sátiros. También ahí Lilith descansará y hallará lugar para su reposo” (La Biblia, Isaías 34, 14). En las leyendas escandinavas, a su vez, surgió Embla; la tradición tibetana contuvo a Prasrinmo; los iraníes a Gochorum… la mitología de nuestro tiempo a las Ménades de la Nueva Música.
A éstas se les puede encontrar bajo las más diversas apariencias y actitudes ante la vida; las hay de la etapa clásica, romántica, ocultista, renacentista o medieval, anteponiendo a todo ello el prefijo neo. Las hay en estado puro, tiernas o intelectuales; las hay femeninas, elementalmente sensuales o andróginas; sin embargo, a todas ellas las une un solo lenguaje común: el canto.
Estas representantes de lo nuevo brotaron en los años ochenta, en principio acústicas, pero con el paso del tiempo y las tecnologías aprendieron a utilizar la cibernética y sus teclados y diversificaron sus influencias: clasicismo, arreglos opulentos, fineza o contrastes manejados desde lo sutil. Lo que realmente trascendió de sus manifestaciones musicales fue la fluidez serena, la frescura y transparencia de lo ambiental o su contraparte oscura.
De igual forma hay en ellas fórmulas eclesiásticas que desprenden misticismo por doquier. La observación de un paisaje a la luz del día o nocturno; de sentimientos de toda índole, de lo que sea, finalmente.
La suya se ha convertido en parte de la Nueva Música: la reunión del mito con lo cotidiano. En la actualidad muchos buhoneros han querido encuadrar estas expresiones “por su buena acogida entre los amantes de lo ambiental” dentro de los márgenes del new age. Craso error, ya que el arte de estas mujeres requiere de una atención especial, muy distinta a la que los consumidores del género suelen prestar en los supermercados, elevadores, aeropuertos, restaurantes o con el dentista.
Sus voces, en contacto con la divinidad de la sensación, son capaces de derretir las piedras, incluso, empapadas por su reverencia y fervor, elevando las partes no líquidas del cuerpo hasta alcanzar cumbres insospechadas; o provocando las humedades producto de un rito efectivo y carnal.
Tan sólo en el primer volumen de esta antología de Hyperium se pueden encontrar dichas manifestaciones con RISE AND FALL OF A DECADE, THE MOON 7 TIMES, STOA, LOVE SPIRALS DOWNWARDS, CHANDEEN, EVENTIDE, GITANE DAMONE, SPEAKING SILENCE, ORDO EQUITUM SOLIS, BLACK ROSE, IT’S A SECRET, DIE FORM, MANIC P., JACK OR JIVE, SABOTAGE, MELLONTA TAUTA, ATTRITION, MALKA SPIEGEL y ANNABELL’S GARDEN. El propio cuerpo habla a través de ellas con su presencia notable, palpable, las heridas del Todo y la Nada, poesía señalada por voces que encierran muchos componentes: el descubrimiento del placer no es lo único.
Heavenly Voices es la conjunción de poemas simultáneos. Voces que hablan, cantan o hacen cosas similares al mismo tiempo, de tal manera que al coincidir en una antología conforman un contenido elegíaco, fantástico y poético. El valor de la voz. Tal recopilación ubica a la voz humana como representante del ser; a la individualidad en su viaje existencial, laberíntico, entre acompañantes angélicos o demoníacos, igual de bellos, atractivos. La música que los sigue es un fondo indefinido de lo determinante, lo esperanzado o lo fatal. La levedad es su característica, levedad que contrapuntea el conflicto humano pleno del misterio que todo lo envuelve.
VIDEO: JACK OR JIVE – Behind the line (V/A “Heavenly Voices Part 1”), YouTube (komakino)

