REZA EL GLOSARIO: COMUNICACIÓN

Por SERGIO MONSALVO C.

 

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«Común”, «comuna”, «comunidad”, son todas palabras de una misma familia. «Común” se dice de aquello en que tienen participación varias personas. El hombre no vive aislado, sino que lo hace junto a otros. Según Rousseau, el hombre no se habría sentido capaz de resolver por sí solo todos los problemas que se le planteaban, y decidió elaborar con sus semejantes un «contrato social», es decir, unos acuerdos que permitieran poseer varias cosas (fuerza, seguridad, etcétera) en común. Por medio de ese tácito contrato, el hombre se integraba en una «comunidad”.

La existencia de la comunidad exige la «comunicación” (palabra que viene del latín communis, que significa poner en común). Para que dos hombres formen una comunidad, es necesario que se hayan comunicado a través de cualquier sistema de comunicación, por simple que éste sea.

La comunidad posee siempre unas normas que la rigen; aunque puedan parecer muy débiles, existen necesariamente y establecen la relación entre los miembros. Para que un nuevo miembro conozca esas reglas es imprescindible comunicárselas. Por ello la comunicación cumple un papel fundamental en la constitución de la comunidad, pero no menos importante también para su continuidad.

El aprendizaje humano se puede llevar a cabo gracias a la comunicación. El aprendizaje no es sino recibir los conocimientos que han experimentado otros hombres. La comunicación asegura la transmisión de conocimientos, de la información y de la experiencia, permitiendo con ello la perpetuación de la comunidad. Además, permite la evolución comunitaria, ya que cada individuo no se ve necesitado de experimentar de nuevo cada hecho o concepto, y el trabajo creativo de cada generación parte siempre de un escalón superior al de la precedente.

En el plano histórico Aristóteles ubicó en su «Retórica” al estudio de la comunicación como la búsqueda de todos los medios posibles de persuasión. Organizó su trabajo en tres capítulos: 1) la persona que habla; 2) el discurso que pronuncia y 3) la persona que escucha. De esta manera surgió lo que podría llamarse el primer esquema del proceso comunicativo.

Al ser la comunicación una necesidad vital del hombre, como ya se vio, su estudio no podía ser relegado. Fueron los filósofos griegos, los primeros quizá en preocuparse por el conocimiento de los medios que emplea el hombre para comunicarse. Con ellos se inició una de las vertientes de pensamiento que habría de estudiar la comunicación.

La corriente «humanística» de la comunicación incluye no sólo análisis filosóficos, históricos y literarios, en la actualidad se extiende a aspectos políticos, sicológicos, lingüísticos, psicológicos, tecnológicos y semióticos (entendiendo por semiótica a la ciencia que estudia a todos los signos y que investiga cuáles son los rasgos comunes y las relaciones de los sistemas de signos) del proceso comunicativo.

Para Edward Sapir, por ejemplo, la comunicación constituye el aspecto diná- mico de las sociedades humanas. No hay sociedad sin una «red intrincada en extremo de comprensiones parciales o totales que se establecen entre los miembros de unidades organizadas de cualquier trama o complejidad».

La comunicación es un hecho omnipresente en el mundo actual. Es el denominador común de las diferentes actividades humanas. Dentro de su vida cotidiana, el hombre se encuentra inmerso en una gran cantidad de procesos comunicativos a través de la prensa, el cine, la televisión, la radio, los anuncios publicitarios y propagandísticos, la escultura, la pintura, la tecnología, las conversaciones, la fotografía, las redes sociales, etcétera.

El concepto de «comunicación” es extraordinariamente amplio y evolutivo. El problema de su definición y actualización es un problema que los comunicólogos deben aprender a conceptualizar a diario, para hacérselo comprensible a todos los demás.

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